Iraq cuenta con demasiadas viudas

Ahmed Ali y Dahr Jamail
IPS
Traducido para Rebelión por Sinfo Fernández
20/06/08

Como consecuencia de la ocupación, todo el mundo en Iraq se ha convertido en perdedor, pero nadie tanto como las mujeres. Uno de los indicadores más obvios es el inmenso número de viudas.

A finales de 2007, la cadena árabe Al Asharq al-Awsat hizo una estimación de 2,3 millones de viudas en Iraq. Esta cifra incluye a las viudas de la guerra de 1980-1988 contra Irán, en la que murieron medio millón de hombres, a las viudas a causa de la invasión y ocupación de Iraq dirigida por EEUU y a las producidas por causas ‘naturales’. La cadena de noticias citaba a Iriqiyat (Mujeres Iraquíes) como fuente de esas cifras.

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Para una viuda todas las cosas resultan harto difíciles.

“Ser viuda significa estar muerta en el Iraq de hoy”, dijo a IPS un profesor de la Universidad de Diyala, hablando bajo anonimato. “Y es así por las tremendas responsabilidades que les han caído encima”.

Las viudas se han convertido en las mayores víctimas de la ocupación pero también de los códigos sociales. Se da por supuesto que las mujeres no pueden cometer errores y si los cometen, no se les perdonan casi nunca. Las mujeres son fácilmente acusadas de hacer “cosas malas” sin importar qué prueba hay para poder aseverar nada.

Las mujeres que han enviudado tienen una ardua carga sobre sus hombros, más allá de las pérdidas que han tenido que sufrir. No se les permite prácticamente trabajar ni siquiera desarrollar las normales actividades diarias.

“Cuando una mujer rompe esas reglas, pierde el espeto de los demás, que pueden hablar mal de ella”, dijo un comerciante local a IPS. “Eso se debe a que gran parte de la sociedad rural iraquí es un tanto primitiva y con un nivel muy bajo de educación”. Al igual que los demás, el comerciante no quiso dar su nombre por miedo a las represalias.

“El Islam concede una libertad respetable a las mujeres cuando pierden a sus maridos”, dijo un clérigo a IPS. “Pero debido a su ignorancia, la gente restringe gravemente esa libertad”.

Millones de vidas se han visto truncadas durante la ocupación, Hay dos grupos, Just Foreign Policy, en EEUU, y Opinión Business Research, en Gran Bretaña, que calculan que el total de iraquíes muertos, como consecuencia de la ocupación, es al menos de 1,2 millones.

Esto ha tenido efectos devastadores. El hombre es típicamente el que gana el salario. Su muerte implica que su esposa tiene un doble trabajo que hacer, ser responsable de ganar el sustento y también de cuidar de los niños y de la casa. Y, además, tiene que comportarse como se espera que una viuda lo haga.

Una mujer cuyo marido murió asesinado contó a IPS sus “inimaginables” problemas.

“Tengo cinco niños. El mayor tiene once años y el más pequeño dos”, dijo. “Son una gran responsabilidad para mí porque no tengo trabajo y no contamos con ningún salario una vez que mi marido murió. La vida es terriblemente dura y además de la pérdida de mi marido, tengo que afrontar todos estos sufrimientos nuevos, estar sola y ser la responsable de una gran familia. Las horas de alegría han sido tan escasas en estos largos años de sufrimiento… Esta ocupación nos ha traído una carga muy dura”.

Otra mujer cuyo marido fue asesinado hace dos años en un control de las milicias en la calle principal de Baquba (la capital de la provincia de Diyala, a 40 kilómetros al noreste de Bagdad), dice que su vida es un infierno.

“Mi marido era toda mi vida. Era un importante comerciante de Baquba. Las milicias pidieron 50.000 dólares para liberarle. Les di el dinero pero mi marido no regresó nunca. Le encontré en la morgue. Ahora, después de una vida acomodada con mi marido, tuvimos que pedir ayuda a la familia. Pero nadie se preocupa ni por mí ni por mis cuatro niños. Todos nos han olvidado”.

Una mujer que pierde a su marido tiene que pasar toda su vida viviendo de la limosna y soportando la humillación.

“Cuando necesito algo, tengo que acudir a pedir ayuda a mis parientes”, dijo a IPS una viuda con cuatro hijos. Perdió a su marido en un tiroteo del ejército estadounidense. “Están hartos de que les moleste con mis necesidades. Y me cuesta mucho acudir a ellos”.

“Estar sola y ser por vez primera la única responsable de la familia es agotador”, añadió. “Mi hijo mayor, de doce años, no me escucha, y no sé como tratar con él. Mi marido lo controlaba todo en casa, ahora me resulta muy duro llevar todas las tareas”.

Un residente local contó que el temor a la muerte las tiene muy angustiadas por lo que pueda sucederles a sus familias si ellas mueren. “Me preocupa mucho que me puedan matar y dejar a mis hijos en un mundo tan salvaje. Ellos lo son todo para mí. No quiero que tengan que sufrir aún más si yo desaparezco”.

El gobierno dedica muy poca atención a la grave situación de las viudas. “Se da a cada familia un donativo de 2.000 dólares si alguien muere a causa de la violencia o en un tiroteo indiscriminado”, dijo un funcionario a IPS en la oficina provincial.

“Pero ese donativo no resuelve nada”, dijo un empleado de la oficina de atención social, hablando también bajo anonimato. “La solución verdadera sería dar una paga mensual a cada una de esas familias”.

(Ahmed, nuestro corresponsal en la provincia de Diyala, trabaja en estrecha colaboración con Dahr Jamail, nuestro escritor especializado en Iraq que lleva varios años informando extensamente sobre la situación en Iraq y en Oriente Medio)

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