Tras los pasos del yeti de la India
Alastair Lawson
BBC
19/06/08
En Estados Unidos se lo conoce como Bigfoot o pie grande, en Canadá como Sasquatch, en Brasil como Mapinguary, en Australia como Yowie, en Indonesia como Sajarang Gigi y en Nepal -el más famoso de todos- como Yeti.
La poco conocida versión de la India de esta legendaria criatura de formas simiescas es llamada Mande Barung (hombre de la selva), supuesto habitante de las remotas colinas de Garo Occidental en el estado nororiental de Meghalaya.
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Un apasionado creyente de los yetis, Dipu Marak, me invitó a viajar por esa zona para escuchar por mí mismo lo que según él es una prueba contundente de la existencia de este animal negro y gris de unos tres metros de alto.
Marak calcula que la criatura pesa unos 300 kilogramos, es herbívoro y se alimenta de frutas, raíces y corteza de los árboles.
Calor intenso
Por muchos años, se vienen repitiendo los informes de testigos que dicen haberlo visto en diferentes puntos de las colinas de Garo, una de las selvas más espesas de la India de más de 8.000 kilómetros cuadrados.
Pronto en mi viaje descubrí que no son pocos los que sostienen haber avistado a la criatura personalmente.
Uno de ellos es el leñador Nelbison Sangma, quien trabaja en las perioferias del Parque Nacional Nokrek ubicado en las colinas de Garo, quien sostiene haber visto un yeti tres días seguidos en noviembre de 2003.
Desde su casa y bajo un intenso calor tropical me llevó en una caminata de cinco horas hasta el lugar donde sostiene haberlo visto destruyendo un árbol.
"Vi claramente a la criatura al otro lado del río. Estaba quebrando las ramas y bebiendo la savia del árbol. Su fuerza era asombrosa", sostiene.
Balpakram
A unas 10 horas en automóvil desde Nokrek, se extiende otro parque nacional de las colinas de Garo, el Balpakram, en medio de una espesa jungla en la frontera con Bangladesh.
Es un área extremadamente remota, donde el zumbido de los insectos en medio del bosque suena como una serie de cables de energía eléctrica haciendo cortocircuito.
Balkapram es famoso por sus vastos cañones que se extienden por varios kilómetros y está rodeado por peñascos espectaculares. Cualquier descenso puede resultar un peligroso ejercicio.
Si existe en el mundo un lugar donde un yeti amante de la paz pueda llevar una vida imperturbada por la interferencia humana, ese lugar seguramente es éste.
Aquí es de donde surgió uno de los más famosos reportes de avistaje, en abril de 2002, cuando el guardabosque James Marak, junto a otros 13 oficiales que realizaban un censo de tigres en Balpakram lograron ver lo que según creen era un yeti.
Pie grande
Para el escritor y ambientalista Llewelly Marak, estas historias no deben ser desmerecidas.
"El año pasado vi con mis propios ojos las huellas", dice.
"Estas impresiones eran diferentes a las de otros animales y casi de apariencia humana, si no fuera por el hecho de que tenían una longitud de casi 46 centímetros", agrega.
"Tanto mi padre como mi abuelo vieron también la criatura en momentos diferentes. Cada uno dijo que se parecía a un enorme gorila", comenta Marak.
Al mismo tiempo critica al departamento forestal de Meghalayan por no haber investigado seriamente los lugares en que la criatura fue avistada porque -sostiene- son demasiado "desinteresados y holgazanes".
Se trata de una crítica que el portavoz de esa oficina rechaza, indicando que se trata de una tarea costosa en una selva agreste sólo accesible a pie.
Cámaras no
"Fui a ver las pruebas por mí mismo e incluso tomé una impresión en yeso de una de las huellas", dice el oficial Shri PR Marak de la división forestal de Meghalaya, usando un lenguaje diplomático para discutir sobre la existencia de yetis en la región.
"Como sabe, la presencia de una criatura es una parte importante de nuestra cultura. Pero no tenemos pruebas concretas de que existan y hasta cabe la posibilidad de que algunas de las evidencias hayan sido manipuladas", agrega.
Pero Dipu Marak argumenta que tiene una copiosa correspondencia de numerosos testigos que apoyan su teoría de que hay algo en esas selvas de la India.
"Esto no es sólo un cuento de hadas, ni un intento de atraer turistas", sostiene para seguidamente argumentar:
"Mientras no podemos probar en forma conclusiva que esta criatura definitivamente existe, por otra parte, nadie puede en forma concluyente decir que no existe".
Es tal la extensión y la impenetrabilidad de la jungla en las colinas de Garo, que la leyenda de Mande Barung parece que continuará viva por mucho tiempo más.
"La verdad está ahí, en alguna parte", sostiene Dipu Marak.
"Pero como el monstruo escocés de Loch Ness, obviamente esta criatura no es muy afecta a las lentes de las cámaras fotográficas", concluye.
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