El cerebro percibe el cambio horario
Norte Castilla
29/10/10
Los relojes se atrasan el domingo una hora para dar inicio al horario de invierno, un cambio que genera alteraciones en las hormonas producidas por el cerebro y que puede tener efectos sobre el comportamiento humano.
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A las 03:00 de la madrugada del domingo las manecillas deberán cambiarse a las 02:00, una medida que obliga a todos los países de la Unión Europea y cuyo fin es el ahorro de energía.
Según estimaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), del Ministerio de Industria, el potencial de ahorro en iluminación en España puede llegar a representar un 5% de consumo eléctrico en iluminación, equivalente a unos 300 millones de euros.
A pesar de este eventual beneficio económico, desde hace años los expertos han puesto el acento en las repercusiones que la medida puede tener para el organismo humano.
La adopción del horario de invierno trae consigo una modificación en las horas de luz que, aunque pequeña, no pasa desapercibida para el cerebro humano, ha explicado a EFE Ricardo Martínez Murillo, investigador del CSIC en el Instituto Cajal.
La causa está en un cambio de los niveles de hormonas que se producen en un núcleo del cerebro denominado hipotálamo.
La retina percibe los cambios en la luz y envía la información al hipotálamo, cuya respuesta se traduce en la producción de una serie de hormonas.
Si el estímulo luminoso cambia, también lo hace la reacción de esta zona del cerebro.
"Hay un cambio orgánico en respuesta al cambio de luz", ha señalado este científico.
Aunque se originan cambios a diario de forma natural con la sucesión del tiempo, éstos entran dentro de lo que se denomina ritmo circadiano, que apenas produce alteración en el ser humano.
El problema surge cuando el cambio es más brusco.
Así, con la adopción del horario de invierno, el organismo necesita uno o dos días para adaptarse, aunque todo dependerá de la persona.
En los niños, se ha demostrado que se pueden producir cambios en el comportamiento, tales como una disminución de la atención, mientras que las personas mayores pueden sufrir alteraciones del sueño.
Los efectos son más perceptibles también en aquellos que tienen algún tipo de trastorno psicológico (esquizofrenia, bipolar, etc).
El investigador del CSIC ha llamado la atención sobre el hecho de que un cambio de luz lleva aparejado un cambio de temperatura, un aspecto que también debería valorarse.
El hecho de que el cambio de hora se lleve a cabo durante el fin de semana tiene como objetivo facilitar la adaptación.
Sin embargo, este científico ha considerado que habría que analizar cuál es la productividad una vez que se ha producido el cambio horario, ya que "a lo mejor se pierde más que lo que se ahorra en energía".
Más tristeza. Esta es la conclusión de un estudio elaborado por el organismo Turismo de Canarias, según el cual, el cambio de hora, junto con la llegada del invierno, es el responsable de que el 70% de los españoles esté más triste.
Los ciudadanos, además, estarán más ariscos, ansiosos y menos atentos y tendrán menos relaciones sexuales.
Según el estudio, en el que ha colaborado la psicóloga clínica Miren Larrázabal, la intensidad de la luz influye directamente en los ciclos circadianos, en los niveles de serotonina (que sufren una caída ante la ausencia de luz) y en la secreción de melatonina (que es liberada en respuesta a la oscuridad).
Cuando hay menos luz el equilibrio de estos componentes se altera y aparecen los síntomas de la "Tristeza invernal", a la que los europeos conocen como Winter Blues.
El cambio de hora comenzó a generalizarse, aunque de manera desigual, a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron cambiar sus relojes para aprovechar mejor la luz de sol y consumir menos electricidad en iluminación.
Desde la aprobación de la novena directiva, en enero de 2001, se aplica con carácter indefinido en la Unión Europea.
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