Elecciones en Argentina: ¿Quiere saber quién apoya a los Kirchner?

Indymedia
04/10/07
NESTOR PITROLA

La clase obrera y las elecciones

El papelón que le hizo pasar a Scioli el Cuerpo de Delegados de la gráfica Morvillo es el emergente de un proceso político en la clase obrera. Lo recibieron con una declaración de repudio a su presencia en la empresa, basada en una sólida fundamentación política. El texto denuncia la política salarial, el trabajo en negro, la represión a las luchas populares, el ocultamiento del aparato represivo y la ocupación militar de Haití y el apoyo a una guerra contra Irán.

Cuando le preguntaron a Scioli cómo combatiría el trabajo en negro, arriesgó, vacilante, que “seguirá promoviendo el desarrollo industrial como lo estamos haciendo”, es decir insertando a la Argentina en el mercado mundial como una factoría tercerizada, tecnológicamente subalterna; sustituyendo importaciones sobre la base de la precarización laboral; exportando pescado a partir del trabajo en negro; “integrando” a la industria automotriz con Pymes truchas, o asentando la exportación agrícola en un récord del 60% de trabajo en negro en las zonas rurales.

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Cuando el cuerpo de delegados lo acusó directamente del “vaciamiento de las privatizadas, de la flexibilización laboral menemista que continúa hasta hoy y del atraso salarial, Scioli se defendió: “Tengan en cuenta que hasta ahora no fui gobierno”, desautorizando sus cuatro años de vicepresidencia kirchnerista.

Los delegados de Morvillo fijaron un programa político de conjunto, que indica el nivel de conciencia de un gran sector de obreros avanzados. Ni los viajes de Cristina, ni las declaraciones de Carrió, ni los filmes de Solanas: la declaración de los trabajadores de Morvillo es el hecho más importante de la campaña electoral en curso.

La declaración de Morvillo rechaza el “pacto social” que defiende la candidata oficial y ahora también sus ‘opositores’. Denuncia que significará el congelamiento de los salarios y la liberación de los precios. En todos los escenarios donde tuve la oportunidad de discutir con activistas obreros —en el Pescado de Mar del Plata, con los trabajadores del Hospital Centenario de Neuquén, con trabajadores plásticos, choferes, papeleros, metalúrgicos, de los hospitales de distintos distritos del Gran Buenos Aires— pude observar que los compañeros tienen muy claro el papel de este y de todos los “pactos sociales”.

El “pacto social” es la apoyatura para un programa de importantes medidas anti-obreras. El kirchnerismo acordó pagar la deuda con el Club de París (que agrupa a los países acreedores). El pago de esta deuda —que es una exigencia de los banqueros y de la Unión Industrial Argentina— implica un nuevo pacto con el FMI; el pretexto que ya se insinúa es que ahora está dirigido por un ‘socialista’ francés —a la Binner, Basteiro o Rivas. Los banqueros también le reclaman a la candidata que “regularice” la deuda con los acreedores que no entraron en el canje (“fondos buitres”). El “pacto social” debe oficiar de torniquete de esta sangría. O sea que debemos pagar los trabajadores.

Las medidas de “ajuste fiscal” y los tarifazos que Cristina Kirchner se ha comprometido a ejecutar, combinados con la crisis mundial, plantean la perspectiva de una recesión acompañada de inflación. Detrás de la aparente fortaleza de la candidata oficial está planteada, en realidad, una crisis inminente, como consecuencia de las contradicciones que acumula el proceso económico y social y de la precariedad del armado oficial, que continúa reuniendo a camarillas heterogéneas.

Quieren el “pacto social” para maniatar a la clase obrera a través de la burocracia. Los compañeros de Morvillo lo comprendieron perfectamente y lo pusieron en evidencia en su declaración.

Candidata de los yanquis, candidatos de la guerra

Los delegados de Morvillo denunciaron la “mano dura”, la impunidad y el régimen vaciador de las privatizaciones.

Pero, por sobre todo, denunciaron el alineamiento del gobierno con la causa “guerrerista del imperialismo yanqui en Medio Oriente, la ocupación militar de Haití y la aprobación de la ley antiterrorista exigida por Bush”.

En efecto, los Kirchner se alinearon en la ONU con los planes de guerra de Bush contra Irán, y eso les ha dado patente de gobernabilidad a los ojos de las potencias de este mundo. El matrimonio fue felicitado por dos ‘servicios’ con polleras: las cancilleres de Estados Unidos, Condoleezza Rice, y la de Israel, Tzipi Livni, ex agente del Mossad. ¡Qué mejor apoyo que éste para un gobierno nacional y popular! Esto ocurre cuando las operaciones militares contra Irán ya han comenzado.

Tienen razón los compañeros de Morvillo. Cristina y Scioli son los candidatos de los yankis. Son los candidatos de la guerra.

También lo son sus ‘opositores’ patronales, que respaldaron sin fisuras el alineamiento de los Kirchner con el imperialismo y el sionismo.

Por todo lo que hemos señalado hasta aquí, estamos ante un hecho enorme. Se trata de un sector de la clase obrera que interviene en la batalla política electoral, apoyándose en su experiencia de colectivo fabril.

Una campaña obrera y socialista

Lo de Morvillo demuestra, de un modo objetivo, cómo se amplían las bases para el trabajo político socialista entre los trabajadores y el proceso que debe convertir al proletariado en caudillo político de los explotados.

Los compañeros de Morvillo marcan la necesidad de ganar el voto de los vastos sectores que están realizando la misma experiencia que ellos —de los que han salido a la lucha y de los que se preparan para futuras batallas.

Nuestra campaña electoral pasa, en primer lugar, por desarrollar ante estos compañeros un planteo de conjunto, explicar el proceso real en desarrollo y oponerle la perspectiva estratégica de una construcción política independiente de la clase obrera. Esto es lo que representa nuestro partido por su programa y por su lucha.

Nuestra acción tiene un carácter estratégico, nuestra propaganda tiene un contenido estratégico. Consecuentemente, luchamos para que esa vanguardia no vote a pequeñoburgueses nacionalistas ni a pequeñoburgueses progres, sino que vote la construcción de un partido de la clase obrera.

Vamos por este voto para seguir desarrollando la independencia de la clase obrera. ¿Por quién va a votar la fracción minoritaria de las masas que hoy está luchando? Esto es lo que más nos importa.

La campaña electoral del PO es una batalla política en los lugares de trabajo estratégicos.

Nuestras consignas son ¡No al acuerdo con el FMI! ¡No a los tarifazos! ¡Abajo los candidatos de la guerra! ¡Abajo el imperialismo y sus gobiernos lacayos! ¡Por la Unidad Socialista de América Latina!

Nos quedan todavía tres semanas para desarrollar esta lucha a fondo. Vamos compañeros a construir la alternativa obrera y socialista en los lugares de trabajo y de estudio.

[Comentario SDLT: Señales de los Tiempos no se adhiere a ningún partido político en especial. Sólo rescatamos este artículo ya que es un ejemplo de cómo el sionismo está detrás de todos los gobiernos de América Latina, lo cual la prensa se encarga muy bien de ocultar.]

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