El gobierno estadounidense no puede justificar el pago de 1.200 millones de dólares a un contratista en Iraq

World Socialist Web Site
Bill Van Auken
Traducido del inglés para La Haine
por Felisa Sastre
28/10/07

Como una muestra más de la enorme corrupción, incompetencia y aprovechamiento que caracterizan la guerra colonial contra Iraq, el Departamento de Estado estadounidense ha hecho público un informe en el que reconoce su incapacidad para justificar los 1.200 millones de dólares pagados a su principal contratista en el país ocupado.

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El dinero fue pagado a DynCorp International para la instrucción de la policía iraquí. La compañía recibió asimismo otro contrato de 1.200 millones de dólares para formar a la policía del Afganistán. Evaluaciones llevadas a cabo por organismos gubernamentales e investigadores independientes han llegado a la conclusión de que esos programas han sido un fracaso, ya que las policías de ambos países siguen siendo muy poco funcionales, y decenas de millones de dólares para equipamientos se encuentran en paradero desconocido.

En un segundo informe del Departamento de Estado, citado por el New York Times el martes, la sección del Departamento que ha revisado los procedimientos de seguridad en Iraq, indica, según el documento, la “escasa coordinación, comunicación, vigilancia y responsabilidad de las compañías de seguridad como Blackwater USA”.

Entre las recomendaciones del informe está la de que el Departamento establezca una política uniforme para tratar con las familias de los iraquíes asesinados o heridos a manos de los mercenarios contratados.

Blackwater, cuyos mercenarios se vieron implicados el 16 de septiembre en el tiroteo indiscriminado de civiles iraquíes, sin provocación alguna, que ocasionó al menos 17 muertos y multitud de heridos, se dice que va a ser sustituida en sus tareas de prestación de servicios de seguridad a los funcionarios del Departamento de Estado en Iraq cuando finalice su contrato en mayo. Entre los candidatos más probables para sucederla está DynCorp.

Según la información del Washington Post sobre el informe de DynCorp, la agencia del Departamento de Estado que supervisa el contrato de Iraq (el Bureau of International Narcotics and Law Enforcement Affairs), ha admitido que sólo tiene en Iraq un responsable de la compañía para supervisar este enorme contrato y avisa ahora de que le llevará entre tres y cinco años detallar cómo se ha gastado el dinero.

Stuart Bowen, Inspector General Especial para la reconstrucción de Iraq, ha afirmado que los documentos relativos al contrato están “ tan desordenados que nos impiden llegar a cualquier conclusión significativa”.

El informe elaborado por Bowen, cuya oficina está investigando los fraudes y abusos cometidos en el programa estadounidense de 44.500 millones de dólares para la reconstrucción de Iraq, declara que la agencia del Departamento de Estado “no sabe en particular lo que ha ocurrido con la mayor parte de los gastos del contrato de 1.200 millones de dólares de DynCorp”.

El informe del inspector general señala que la ausencia de un control efectivo por parte del Departamento de Estado ha creado un marco vulnerable al fraude y al despilfarro”.

En contrapartida de los 1.200 millones de dólares, se suponía que DynCorp iba a seleccionar instructores de policía estadounidenses, pero existen indicios de que una parte significativa de ese dinero se ha evaporado o, para ser más precisos, ha ido a aumentar el margen de beneficios de la empresa contratista.

En un caso destapado por la oficina de Bowen, el Departamento de Estado pagó 43, 9 millones para la construcción y habilitación de una zona residencial para los instructores estadounidenses que jamás se utilizó. Poco después de la firma del contrato para la construcción del campamento, el Departamento de Estado ordenó que se paralizara por razones de seguridad.

DynCorp al principio alegó que ya se había construido el campamento- con una piscina olímpica incluida que no había sido encargada- pero un año más tarde reconoció que no lo había hecho. Pasó factura al Gobierno por 500 caravanas VIP que los investigadores ahora sospechan que no fueron fabricadas. En 2005, un funcionario del Departamento de Estado expresó su preocupación por “otros posibles fraudes” en el proyecto, y se supone que la investigación continúa.

El Departamento reconoce también que no puede justificar unos 36,4 millones invertidos en armas, munición y equipamiento, incluidos vehículos y chalecos blindados, pagados según las condiciones del contrato. No está claro si esas armas y equipamientos fueron realmente comprados o se han esfumado. Se ha iniciado una investigación para averiguar si los empleados vendieron las municiones destinadas a la policía iraquí.

En un informe conjunto elaborado el año pasado por el Pentágono y el Departamento de Estado, se han encontrado hechos similares en el programa de formación de la policía en Afganistán encomendado a DynCorp. En él se ha comprobado que la mayoría de las unidades de la policía tenían menos de la mitad del equipamiento previsto en el contrato y que no se había iniciado ningún entrenamiento efectivo sobre el terreno.

Prueba de la negligencia continua que ha caracterizado a estos contratos es que el Departamento de Estado inicialmente declaró a los auditores que entre los gastos discutibles de DynCorp en Iraq se encontraba la compra de un scanner por 1.800 dólares nunca utilizado, y el gasto de 387.000 $ en habitaciones de hotel para los empleados de la compañía, que podían haberse alojado en otras instalaciones disponibles. Los funcionarios del Departamento más tarde se retractaron y afirmaron que esos gastos discutibles se habían realizado efectivamente en Afganistán.

DynCorp es quizás más conocida en Afganistán por un incidente muy difundido en el que un guardaespaldas de un contratista de la compañía abofeteó a un ministro del Gobierno afgano cuando éste intentaba acercarse al presidente Hamid Karzai durante la campaña electoral de 2004.

En respuesta a las acusaciones relativas al programa para Afganistán, Richard Cashon, uno de los vicepresidentes de DynCorp, declaró a los medios de comunicación: “No se nos está juzgando por el éxito o el fracaso del programa tal como estaba previsto, sino por nuestra capacidad para formar a personal cualificado”.

DynCorp es una de las empresas contratistas con apoyos políticos, que a pesar de una historia larga y turbulenta, continúa recibiendo miles de millones de dólares del Gobierno para llevar a cabo lo que ostensiblemente son programas de especial importancia, contratados con empresas cuyo objetivo es el lucro.

DynCorp tiene unos 14.000 empleados trabajando en países de todo el mundo. En 2005, la compañía consiguió contratos por un total de 2.800 millones de dólares. Además de sus contratos en Afganistán e Iraq, ha sido encargada de tareas de fumigación como parte de la “guerra contra las drogas” en Colombia. En relación con este contrato, ha tenido que afrontar una demanda legal presentada por los campesinos ecuatorianos que le acusan de haber extendido las sustancias químicas a través de la frontera, destruyendo sus cosechas y ganado e incluso envenenado a sus hijos.

Tanto en Bosnia como en Kosovo, empleados de DynCorp se han visto implicados en redes de tráfico sexual que compraban y vendían mujeres para la prostitución, menores de edad incluidas.

De la misma manera que en Iraq, las normas de actuación en los Balcanes conceden inmunidad ante cualquier proceso judicial a los contratistas, por lo que vuelven a casa sin castigo.

Entre 1999 y 2002, DynCorp pagó 226.865 dólares en donaciones a partidos políticos, el 72% de las cuales fueron a los Republicanos. El entonces presidente de la compañía, Van Honeycutt, recibió un total de cerca de 12 millones de dólares de salario.

Desde entonces, DynCorp, ha sido comprada por una firma patrimonial de Wall Street, Veritas Capital, y las ganancias generadas por las matanzas en Iraq, pagadas por el presupuesto federal, han ido directamente a los bolsillos de los inversores más ricos.

El nuevo presidente de la compañía, Herbert Lanese, fue ex presidente del departamento aeroespacial de McDonell. Cuando, en 1996, 6.000 técnicos se declararon en huelga contra la compañía, se citó en la prensa las palabras de Lanese sobre los huelguistas: “Tienen que verlos como los veo yo, como sus enemigos mortales. Deseo que se mueran. Quiero que sus hijos se mueran de hambre y que pierdan sus casas”.

Asimismo, este año ha sido contratado por la compañía en calidad de vicepresidente ejecutivo el general Anthony Zinni, ex jefe del Mando Central estadounidense.

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