¿Operación «Causa Justa» contra Venezuela?

Romain Migus
Voltairenet.org
13/02/08

El diario francés Le Monde, conocido por su comportamiento como fiel repetidor de la propaganda atlantista, se hace eco de las imputaciones de la administración Bush contra el gobierno venezolano, acusando a este último de participar en el tráfico mundial de droga. Esta afirmación –que no se justifica en modo alguno, según los informes de la ONU que, además, la contradicen– es uno de los medios clásicos a los que recurre Washington como justificación de sus operaciones militares.

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Nota: Se conoce como «Operation Just Cause» en inglés, (Operación Justa Causa) a la invasión militar realizada por el ejército de los Estados Unidos el 20 de diciembre de 1989 con la finalidad de capturar al General Manuel Antonio Noriega, gobernante de la República de Panamá, a quien los EEUU acusaban de delito de narcotráfico.

El 8 de agosto de 2005, el gobierno venezolano ponía fin a la colaboración de sus servicios de lucha antidroga con sus colegas estadounidenses de la Drug Enforcement Administration (DEA). Las autoridades venezolanas señalaron que los agentes estadounidenses dedicaban más tiempo al espionaje que a dicha cooperación. La DEA tenía oficinas dentro de la propia sede de la Oficina Nacional Antidroga venezolana (ONA), locales a los que no tenía acceso ni siquiera el mismísimo director de la ONA. La ruptura con la DEA no aísla a Venezuela de la lucha antidroga ya que dicho país mantiene en ese campo 50 acuerdos internacionales con 37 países, la mayoría europeos [1].

A partir de la expulsión de la DEA, el problema de salud pública mundial que constituye la lucha contra el tráfico se convertiría, sin embargo, en tema recurrente de la guerra político-mediática contra Venezuela.

Sin la DEA, mejoran los resultados

Lo interesante es que, sin el financiamiento ni la cooperación estadounidense, Venezuela obtuvo resultados sorprendentes. Los servicios venezolanos habían confiscado 43 toneladas de cocaína en 2004, con la cooperación de la DEA. En 2005, esa cifra se elevó a 77,5 toneladas, después de la expulsión de la DEA. A pesar de un ligero descenso en 2007, año en que Venezuela confiscó 57,5 toneladas, las acciones de decomiso de cargamentos de cocaína por las autoridades de Venezuela siguen siendo ampliamente superiores a las que se realizaban con la colaboración de la agencia estadounidense [2].

Según la ONU, desde la expulsión de la DEA, Venezuela ha sido –durante 3 años consecutivos– el tercer país que contabiliza la mayor cantidad de incautaciones de cocaína a nivel mundial. Numerosos barones de la droga han sido arrestados en Venezuela durante ese período y algunos han sido entregados a las autoridades colombianas. De manera general, el gobierno venezolano ha puesto trás de las rejas a 4 000 traficantes, así como a 68 funcionarios de la policía acusados de colaborar con el crimen organizado. Durante el año 2007, Venezuela cerró 12 laboratorios clandestinos que producían hasta una tonelada de droga diaria.

El informe mundial de la ONU sobre la droga correspondiente al año 2007 recuerda varias cifras esclarecedoras. El mayor productor mundial de cocaína es Colombia, con el 62% de la producción mundial [3]; el mayor productor de opio del mundo es Afganistán, que concentra el 92% de la producción [4]. Esos dos países cuentan con una masiva presencia del ejército de Estados Unidos en sus territorios, el primero en el marco del Plan Colombia y el segundo debido a la ocupación militar «Libertad Inmutable». El informe de la ONU demuestra que, a pesar de la ocupación militar estadounidense, los resultados en materia de lucha antidroga son catastróficos en ambos países. Peor aún, en el caso de Afganistán, la producción aumentó entre 2005 y 2006.

En cuanto al consumo, Estados Unidos es el mayor consumidor mundial de droga, con cifras muy superiores al resto de los países. Por ejemplo, en Nueva York el consumo de cocaína por habitante es casi 12 veces más alto que en París. [5]

El 50% de la cocaína disponible en territorio estadounidense entra por la costa del Pacífico y el 38% llega bordeando la costa de los países de América Central [6]. En otras palabras, el 88% de la cocaína que llega a Estados Unidos no pasa, según la ONU, por Venezuela.

Este rápido pase de revista de las cifras de la lucha antidrogas en Venezuela nos parece necesario para comprender el sentido de un reciente artículo del diario francés Le Monde, que presenta al gobierno venezolano como cómplice del tráfico de droga [7]. En ese artículo nos dicen que un hombre de negocios venezolano, Walter Del Nogal, está a punto de ser condenado en Italia por tráfico de drogas. Según el artículo, Del Nogal es conocido como cercano al gobierno venezolano y se afirma que incluso financió las campañas de varios candidatos oficialistas, dejando incluso planear la duda sobre el propio presidente Chávez.
El caso Del Nogal

Veamos los hechos. Del Nogal fue arrestado en Palermo, en septiembre de 2007. El 4 de octubre, el fiscal general de la República Bolivariana de Venezuela, Isaías Rodríguez, recordó que 2 fiscales venezolanos ya venían investigando a Del Nogal antes de su arresto en Italia [8]. El fiscal general venezolano señaló además que las autoridades judiciales venezolanas habían ofrecido su cooperación a la investigación de los jueces italianos. El 15 de octubre, todos los bienes, haberes, empresas, jets privados, automóviles e inmuebles pertenecientes a Del Nogal fueron incautados por la justicia venezolana y puestos a la disposición de la ONA, como recuerda Le Monde.

En cuanto a las acusaciones de este diario francés, que publicó una foto en la que se puede ver a Del Nogal (a la izquierda en la fotografía) junto al alcalde de Caracas, Juan Barreto (de frente y con corbata en la foto), este último explicó en qué circunstancias fue captada la imagen. Se trataba de una reunión entre miembros de su partido político y numerosos empresarios con vistas a solicitar fondos para sus campañas electorales, lo cual es legal en Venezuela. Aquella noche se hicieron muchas fotos en las que diferentes personalidades políticas posaron junto a numerosos empresarios venezolanos, entre los que se encontraba Walter Del Nogal.

En cuanto al opositor socialdemócrata Julio Montoya, cuyas declaraciones cita Le Monde, el alcalde Juan Barreto amenazó con demandarlo por difamación si no presentaba pruebas formales del supuesto vínculo del alcalde de Caracas con el tráfico de droga. Como Montoya no pudo aportar más prueba que la foto tomada durante el encuentro con los empresarios, se acabaron las acusaciones.

Se acabaron… en Venezuela, ya que Le Monde vuelve a la carga, aunque sin aportar pruebas. Le Monde suscita sospechas no sólo sobre el alcalde de Caracas sino incluso sobre varios responsables del gobierno y sobre el propio presidente de la República, Hugo Chávez.

Este periodismo acusatorio es usual cuando se trata de Venezuela. Pero lo interesante es preguntarse por qué Le Monde y Paolo A. Paranagua, normalmente tan rápidos en proceder al linchamiento mediático y la desinformación sobre Venezuela, no se decidieron a hablar hasta ahora de un asunto que data de hace más de 4 meses. ¿Qué los motivó a retomar ahora un incidente que actualmente tiene más relación con la justicia que con la información en tiempo real?

¿Hacia una operación «Causa Justa» en Venezuela?

El 20 de enero de 2007, durante una visita a Colombia, el director del Buró para la Política del Control de Drogas de la Casa Blanca –John P. Walters, con rango de ministro y con un presupuesto de 19 000 millones de dólares a su disposición– declaró que «Hugo Chávez se está convirtiendo en un importante facilitador de cocaína hacia Europa y otras regiones del hemisferio», léase Estados Unidos.

Inmediatamente, los medios comerciales venezolanos se hacen eco de las declaraciones de Walters, que tienen lugar poco después del pedido de Hugo Chávez de considerar a las FARC como fuerza beligerante en vez de «narcoterroristas». La intención de Walters salta a la vista. Se trata de acusar a Hugo Chávez de estar en contubernio con el tráfico de droga internacional. Esa misma acusación fue el elemento clave mediático que legitimó la intervención de Estados Unidos en Panamá, en 1989, y en menor medida la invasión de Afganistán en 2001 (además del terrorismo). Esa fue también la razón que se invocó para implementar el Plan Colombia y el fortalecimiento de la ayuda militar al gobierno colombiano en su guerra contra la guerrilla. En pocas palabras, se trata de un arma poderosa en la propaganda de guerra que antecede a toda intervención militar.

Pero, como ya hemos visto, los hechos contradicen la afirmación de John Walters. Tanto el Informe Mundial sobre la droga de la ONU como el Mecanismo Multilateral de Evaluación de la Organización de Estados Americanos (OEA) subrayan los excelentes resultados de Venezuela en la lucha antidroga.

La declaración de John Walters fue desmentida por el presidente de la Oficina Nacional Antidroga de Venezuela, el embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos, la Asamblea Nacional venezolana y por el presidente Hugo Chávez.

Pero, ¿qué importa que el gobierno venezolano y los organismos multilaterales digan lo contrario? Las declaraciones de John Walters no buscan otra cosa que crear en la opinión pública mundial la impresión de que el gobierno venezolano está vinculado al tráfico de drogas, con vistas a justificar las peores atrocidades.

¿Por qué el diario Le Monde y Paolo A. Paranagua deciden traer nuevamente a colación un hecho de crónica roja sucedido hace 4 meses si no es con tal de hacerlo concordar con la enésima ofensiva de Estados Unidos contra Venezuela?

¿Qué somos nosotros para Le Monde y Paolo A. Paranagua? ¿Lectores dignos de recibir información objetiva, o más bien simples blancos de la propaganda de guerra estadounidense?

Es bueno recordar que los estatutos de la alianza atlántica, modificados durante el cincuentenario de ese pacto militar, autorizan ahora a las fuerzas de la OTAN a participar en operaciones militares fuera de su zona geográfica en el marco de la «guerra mundial contra las drogas».

[1] Conferencia de prensa de Nelson Reverol, presidente de la ONA, Caracas, 22 de enero de 2008.

[2] «Le Venezuela doute du professionnalisme de l’agence anti-drogue américaine», Xinhua, 23 de enero de 2008.

[3] 2007 World Drug Report, United Nations Office on Drugs and Crime, p. 44.

[4] 2007 World Drug Report, United Nations Office on Drugs and Crime, p. 69.

[5] 2007 World Drug Report, United Nations Office on Drugs and Crime, p. 272.

[6] 2007 World Drug Report, United Nations Office on Drugs and Crime, p. 175.

[7] «Un homme d’affaires proche du pouvoir vénézuélien impliqué dans le trafic de drogue en Sicile», por Jean-Jacques Bozonnet y Paulo A. Paranagua, Le Monde, 29 de julio de 2008.

[8] «Venezuela solicitó información a Italia sobre detención de empresario del Nogal», Agencia Bolivariana de Noticias, 5 de octubre de 2007.

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