España - Descenso generalizado de las temperaturas y nevadas

Alerta Tierra
27/03/09

La Agencia Estatal de Meteorología de España advierte acerca del descenso de las temperaturas a lo largo de este fin de semana, que podrían llegar a bajar hasta 12 grados.

Al mismo tiempo, para mañana, se activa una alerta naranja por nevadas en Asturias y Cantabria; así como una alerta amarilla por nevadas en Guadalajara, Teruel, Huesca, Navarra, Guipúzcoa, Vizcaya, Álava, Burgos, Palencia y León.

El frente frío y la masa de aire que entrarán esta noche por el noroeste de la Península se desplazarán por todo el país dejando viento, lluvias y un descenso generalizado de las temperaturas, afectando al territorio peninsular y Baleares.

La cota de nieve bajará notablemente. En el norte caerá entre los 400 y los 600 metros; en el centro, entre los 900 y 1.000 y, en el sureste, alrededor de los 1.500 metros.

Addameer lanza una campaña global para acabar con la detención administrativa por parte de Israel

Rebelión
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
27/03/09

Comunicado de prensa de la Asociación palestina de Apoyo a los Presos Políticos y de Derechos Humanos


La Asociación de Apoyo a los Presos Políticos y de Derechos Humanos Addameer lanzó ayer, 26 de marzo, de 2009, una campaña global para acabar con el uso por parte de Israel de la detención administrativa, un procedimiento según el cual los detenidos palestinos pueden ser retenidos indefinidamente sin cargos ni juicio. El principal objetivo de esta campaña es obligar incondicionalmente a Israel a acabar con esta práctica y con su política de detenciones arbitrarias en el territorio palestino ocupado. Addameer hace un llamamiento a Israel para que libere inmediatamente a todos los detenidos administrativamente y a que acate los criterios internacionalmente reconocidos para un juicio justo.

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“Todos los detenidos deberían ser acusados de delitos reconocibles, juzgados en un tribunal de justicia apropiado de acuerdo con criterios para un juicio justo aceptados internacionalmente. A falta de suficientes pruebas contra ellos, deberían ser liberados inmediatamente”, afirma el abogado Sahar Francis, Presidente General de la Asociación Addameer. “El problema es que yo, como abogado, no puedo defender a mi cliente ya que su detención se basa en información secreta que a ninguno de nosotros se nos permite ver. La detención administrativa no puede ser utilizada continuamente como sustituto de la interposición de una acción judicial”, continúa.

Actualmente hay aproximadamente 540 palestinos en situación de detención administrativa, incluidos tres niños menores de 18 años y dos mujeres, detenidos en Israel sin cargos o juicio. En los últimos 8 años tras el inicio de la Intifada de al-Aqsa en septiembre de 2000 ha habido una media de más de 800 detenciones administrativas al año. Algunos han sido retenidos en detención administrativa durante años, como en el caso del recientemente liberado Adnan Hamarsheh que pasó un total de casi 6 años en la cárcel desde el 28 de diciembre de 2003 hasta el 12 de febrero de 2009, o Khalid Kaaba que fue arrestado el 10 de enero de 2005 y hasta el momento continúa detenido. La inmensa mayoría de los detenidos administrativos están en viejas y raídas tiendas de campaña que están expuestas a unas condiciones climáticas extremas y situadas en tres centros de detención, ninguno de los cuales reúne los mínimos requisitos internacionales, Keztiot en el desierto de Negev, Megiddo en el norte de Israel y Ofer en el centro de Cisjordania.

A pesar de estar situado en territorio palestino ocupado, Ofer es igual de inaccessible para las familias de los presos debido al trazado del Muro de Separación. A pesar de no haber cargos contra ellos, los detenidos administrativos suelen sufrir humillaciones y un trato degradante en el momento de ser detenidos e interrogados. Addameer apela a Israel para que respete la Cuarta Convención de Ginebra, en especial el Artículo 84, que subraya muy claramente la diferencia entre detenidos administrativos, “que ni han sido acusados o juzgados por ningún delito” y que deben estar separados de “las personas detenidas por otras razones”. Israel también debe garantizar que las condiciones de detención administrativa cumplen los criterios internacionales. De forma similar, se deben implementar sus derechos legales a recibir regularmente visitas de sus familiares y a una defensa legal adecuada.

Los detenidos administrativos no son informados de las razones concretas de su detención, ni siquiera una vez que son liberados. Basándose en una orden de detención administrativa contra ellos que puede ser renovada indefinidamente por el juez militar pueden ser mantenidos en este estado de suspensión durante un periodo de entre uno a seis meses. Aunque tienen derecho a que su orden de detención sea revisada ante un juez militar y a apelar su decisión, este proceso nunca puede ser considerado ni justo ni independiente. “La revisión es una burla de las salvaguardas legales”, afirma el abogado Sahar Francis. “El detenido no puede contrastar y examinar hechos básico, incluyendo la confesión sobre su caso, y toda la información presentada ante el tribunal está clasificada. En la vasta mayoría de los casos las órdenes de detención administrativa acaban siendo confirmadas”.

Addameer insiste firmemente en que la revisión judicial de una detención administrativa debe cumplir unos criterios internacionales mínimos para un proceso justo. También se debe llevar a cabo independientemente de si el detenido apela o no. “Por encima de todo, Addameer cree que Israel debe liberar a los detenidos administrativos en cuanto deja de existir el motivo de la detención. Por medio de esta campaña y recopilando información sobre todos los detenidos administrativos actuales y detalles de sus casos legales, estamos decididos a desafiar las decisiones del Tribunal Militar y su naturaleza carente de base”, afirmó Abdel Latif Ghaith, presidente del Consejo de Direción de Addameer. “Ha llegado el momento de que la comunidad internacional asuma su papel y exija responsabilidades a Israel tanto según el derecho internacional como según sus acuerdos contractuales con la Unión Europea. A lo largo de estos años hemos presenciado suficientes violaciones por parte de Israel de los derechos humanos contra el pueblo palestino y suficiente falta de acción por parte de la comunidad internacional. Hoy estamos proporcionando a todos los actores internacionales suficiente información detallada y fidedigna para que actúen por fin y presionen a Israel para que acaba con esta práctica de la detención administrativa y detención arbitraria. La falta hasta la fecha de una respuesta eficaz por parte de la comunidad internacional nos ha obligado a cuestionar seriamente su compromiso con los derechos humanos fundamentales. Ahora es el momento de demostrar que los principios y los valores de los derechos humanos están respaldados por acción”, concluyó.

Para entrevistas de los medios de comunicación sobre la campaña, por favor contactar con: info@addameer.ps

Teléfono : +972 (0)2 2960 446 / 297 0136

Magda Mughrabi

Advocacy and Outreach Officer

Addameer Prisoner's Support and Human Rights Association

Ramallah, Rafidein Square, Sebat Bldg, 1st Floor, Suite 2

Tel. + 972 (0)2 296 0446 / 297 0136Fax + 972 (0)2 296 0447

Correo electrónico: magda@addameer.ps

Página web: www.addameer.info

El “Guantánamo” de Calais

John Lichfield y Ben Russell
The Independent
Traducido para Rebelión por Christine Lewis Carroll
27/03/09

Ministros británicos y franceses discuten la apertura de un centro de retención en Calais

Los gobiernos francés y británico están discutiendo la construcción de un nuevo centro de retención dentro de los muelles de Calais que se situaría “dentro del territorio británico” al amparo de la ley de inmigración, y facilitaría la devolución de demandantes de asilo político a sus países de origen.

Aunque no se hayan acordado todavía los detalles, la idea es sacar provecho de la legalidad ambigua de una “zona de control” británica dentro del puerto de Calais creada en 2003, con el fin de atravesar la malla de dificultades legales que impiden la devolución de demandantes de asilo a sus países de origen.

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La idea – discutida por los ministros de inmigración francés y británico el mes pasado – busca devolver la pelota a los demandantes de asilo y las mafias que los pasan clandestinamente hacia el norte de Francia. En la actualidad, los inmigrantes reunidos en Calais, en su mayor parte procedentes de Afganistán, Kurdistán y el Cuerno de África, pueden sacar provecho de las contradicciones y zonas grises de las leyes internacionales y europeas sobre inmigración y asilo político para evadirse de la expulsión de Francia. Se les arresta repetidamente, pero una vez liberados, vuelven a intentar pasar ilegalmente a Gran Bretaña.

El centro de retención permitiría en teoría a Londres y París utilizar el estatus legal ambiguo de la “zona de control” británica en Calais para enviar a los emigrantes a casa. Si se aprobara, es probable que el centro atraiga la atención y posterior investigación de los grupos de derechos humanos y libertades civiles.

La creación de un centro de retención “extraterritorial, en territorio francés” que ayude a Londres y París a atravesar la maraña legal del asilo político, podría ser comparado con la bahía de Guantánamo. Aunque la idea sería retener a los demandantes de asilo por periodos breves en condiciones humanitarias, los inmigrantes se verían atrapados en un limbo legal de su propia creación.

El ministro de inmigración británico, Phil Woolas, hizo alusiones esta semana a las discusiones franco-británicas. Dijo que Gran Bretaña y Francia estaban considerando la creación de un nuevo “centro de detención” en Calais donde los inmigrantes ilegales serían retenidos “después de pasar los controles de inmigración británicos” dentro de los muelles de Calais. Se les devolvería a sus países de origen en vuelos charter.

El Sr. Woolas dijo que tanto Londres como París querían “mandar un mensaje” a los inmigrantes y las mafias: “Queremos incrementar el perfil de las deportaciones porque queremos que Afganistán e Irak sepan que Gran Bretaña no es la Tierra Prometida”.

Los comentarios del ministro fueron objeto de burla en la prensa británica después, supuestamente, de haberlos despachado el mismo día el ministro de inmigración francés, Eric Besson. De hecho, el Sr. Besson no repudió al Sr. Woolas. Dijo que Francia no tenía la menor intención de construir un nuevo campo de refugiados como el de Sangatte – o sea, totalmente lo contrario. El gobierno francés se sentía abochornado, y enojado, por los comentarios del ministro británico, porque las palabras “centro de detención” tienen una asociación histórica y siniestra para los franceses. París prefiere hablar de un “centro de retención”.

En la pugna de burlas al Sr. Woolas, las palabras claves fueron obviadas. El nuevo centro de detención – o retención – sería construido más allá de la línea de los controles de inmigración británicos dentro de los muelles de Calais.

El día siguiente, se hizo otra alusión en una declaración realizada por la Agencia de Fronteras de Reino Unido: “Estamos decididos a trabajar con los franceses para mantener una de las fronteras más conflictivas del mundo y estamos estudiando todas las opciones”. “El ministro de inmigración se reunió con su homólogo el mes pasado para discutir cómo conseguir esto y las discusiones siguen en curso sobre el tipo de instalación que podría construirse dentro del puerto de Calais.”

En 2003, Gran Bretaña y Francia acordaron en un tratado el establecimiento de controles de frontera yuxtapuestos que permitieron el cierre del campo de refugiados de Sangatte. La policía de fronteras francesa opera en Dover, armada, dentro de una “zona de control” que sigue perteneciendo a Gran Bretaña, pero donde rigen algunos aspectos de la ley francesa. La policía de inmigración británica opera también en una “zona de control” similar en los muelles de Calais, amparada por algunos aspectos de la ley británica, mientras sigue siendo parte soberana de Francia.

En efecto, una vez que alguien entra en la zona de control, él o ella se halla legalmente en el Reino Unido, aunque esté en Francia. Se cree que las negociaciones se centran en el estatus binacional ambiguo de esta zona “británica” en los muelles de Calais, la primera vez en 500 años que Gran Bretaña haya podido “establecerse” en Calais.

En la actualidad, los tribunales franceses se niegan a devolver a inmigrantes ilegales a sus países donde se les pueda procesar. Los demandantes de asilo con destino a Gran Bretaña rechazan reclamar asilo en Francia. Si lo hicieran, perderían todos los derechos, bajo los tratados internacionales y de la Unión Europea, de pedir asilo en Gran Bretaña. Los inmigrantes reunidos en Calais podrían solicitar quedarse en Francia, pero se niegan a hacerlo porque están convencidos de que tendrán más oportunidades en el Reino Unido.

Un caso típico es el siguiente: un inmigrante entra por la fuerza en los muelles de Calais y se le arresta antes de que se esconde dentro de un camión. Se le detiene pero las autoridades francesas tienen que liberarlo después de unos días. Vuelve al puerto de Calais y prueba suerte una y otra vez.

En el momento culminante de la “crisis” de Sangatte, había 2.000 inmigrantes en Calais. Después del cierre del campamento en 2002, la cifra descendió, pero ha vuelto a subir entre 700 y 1.000. La mejora en la protección del puerto significa que muchos menos inmigrantes llegan a Gran Bretaña. Esto ha contribuido a que la cifra y frustración en Calais hayan aumentado. Ha habido más peleas entre grupos de inmigrantes y hasta agresiones a camioneros. Las autoridades francesas están bajo mucha presión, incluso después del estreno reciente de la película “Welcome”, para prestar ayuda humanitaria a los inmigrantes viviendo como pueden en “la selva”, el monte bajo cerca del puerto de Calais.

El plan anglo-francés para un centro de “retención” dentro de la zona británica de los muelles de Calais cambiaría, se espera, las reglas del juego. Exactamente cómo está por ver. Los “ilegales” podrían ser enviados a casa sin el amparo ni de la ley británica ni de la ley francesa – pero esto sería cuestionado por los grupos de derechos humanos. Alternativamente, un centro de retención dentro de los muelles permitiría que las autoridades presionaran a los inmigrantes para solicitar asilo en Francia o en caso contrario devolverlos a casa directamente. Londres y París esperan poder anunciar algún progreso cuando el Presidente Sarkozy y el Primer Ministro Brown se reúnan en mayo.

Chris Hulme, portavoz de interior por los Liberal Demócratas, ha declarado que el gobierno tenía razón al buscar nuevas formas de dificultar el tránsito por el Canal de la Mancha, pero advirtió: “Tenemos que saber al amparo de qué ley – francesa o británica – están siendo retenidos y cuáles son sus derechos de representación.”

Regreso a Gaza

Sherine Tadros
Al Jazeera
Traducido para Rebelión por S. Seguí
27/03/09

Más de 100.000 personas han quedado sin hogar en Gaza

Sherine Tadros, periodista de Al Jazeera, informó desde la Franja de Gaza durante la ofensiva de 23 días de Israel, que finalizó por un alto el fuego unilateral a mediados de enero. En el presente artículo, describe la situación del territorio a su regreso.

Un porteador me da el primer saludo cuando cruzo al lado de Gaza por el paso de Erez, en la frontera con Israel. “Dijo que volvería en un par de semanas, pero ha pasado más de un mes.”

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Es agradable ver que me han echado a faltar. Curiosamente, me siento como si volviera a mi casa. De hecho, hace casi dos meses que salí de Gaza, poco después de la ofensiva de Israel sobre el territorio.

Todo tiene exactamente el mismo aspecto; todo el mundo tiene exactamente el mismo aspecto y, peor aún, pronto descubro que todo el mundo siente exactamente lo mismo: frustración y aislamiento.

En dos meses, no ha habido reconstrucción, el cerco se ha estrechado e Israel sigue manteniendo los pasos de entrada a Gaza casi permanentemente cerrados.
Algunos cambios poco perceptibles

Y sin embargo, Israel ha introducido algunos cambios poco perceptibles en estas últimas semanas. Por ejemplo, los pescadores pueden salir a faenar pero sólo hasta a tres millas de la costa de Gaza. Antes de la guerra, podían salir hasta seis millas. Muchos de los 3.000 pescadores de Gaza han abandonado, y no salen porque hay demasiadas embarcaciones en las aguas.

Israel ha cerrado uno de los pasos de mercancías sin razón aparente. Los otros dos que siguen abiertos al paso de mercancías tienen todavía más restricciones en cuanto a sus horas de apertura.

La ayuda humanitaria sigue llegando con cuentagotas –unos 100 camiones al día–, pero los suministros no alcanzan para lo que se necesita. Y 50.000 personas siguen sin tener agua potable, mientras la ciudad de Gaza tiene cortes de electricidad de hasta 12 horas al día.

No es sorprendente mi decepción ante la ausencia de reconstrucción, pero lo que sí resulta sorprendente es la ausencia de periodistas extranjeros en Gaza. Una vez más.

Cuando me fui, después de la guerra, había 400 periodistas internacionales cubriendo este acontecimiento “no cubierto”. Se quejaban de que los habían encerrado fuera, de que se veían obligados a informar sobre Gaza desde la periferia. Así que, llegaron, vieron y se fueron…¿ya no hay acontecimiento?

No hay operaciones militares en Gaza, pero sigue habiendo una tragedia que bien merece un reportaje periodístico. Es el mismo acontecimiento que ha tenido lugar durante dos años: sitio, ocupación, violencia, estrangulamiento de una población.

Lo ignoraron antes de la guerra y lo vuelven a ignorar ahora. No sé por qué me sorprendo tanto.
Sin ningún lugar a donde ir

Una cosa que sí es nueva son las tiendas… tiendas, tiendas por todas partes, de cualquier color y tamaño, todas con algo en común: son incapaces de proteger de las inclemencias climáticas.

Estos días ha habido algunos vendavales muy fuertes y bajas temperaturas, y las tiendas se vienen abajo como si fueran de papel.

Y, en Gaza, cuando tu tienda se la lleva el viento nadie puede hacer gran cosa por ti.

Hoy día, 100.000 personas no tienen hogar, y lo que me parece tan terriblemente injusto es que ni siquiera pueden considerarse refugiados. No pueden salir de la zona de guerra y comenzar de nuevo en otro lugar, tal como la gente que se ha visto atrapada en otros conflictos ha podido hacer.

Siguen viviendo encima, o debajo, o al lado o incluso dentro de lo que queda de sus hogares, esos mismos hogares que guardan tan dolorosas memorias de la carnicería israelí que duró 23 días.

Eso se refiere a los que se ven obligados a vivir en sus tiendas, que son los más afortunados.

S. Seguí pertenece a los colectivos Tlaxcala, Rebelión y Cubadebate.

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar el nombre del autor y el del traductor, y la fuente.

La hora de los movimientos populares

Ángel Guerra Cabrera
La Jornada / Rebelión
27/03/09

La nave del capitalismo marcha ciegamente hacia el naufragio sin que sus tripulantes atinen a sortear los escollos de sus contradicciones más allá de las recetas clásicas, que ya no funcionan. Producen vértigo las cifras de dinero inyectadas al sistema financiero de las economías centrales, conducentes a un despojo inaudito de grandes contingentes humanos pero incapaces hasta ahora de reanimar al paciente. El crédito no fluye, continúan las quiebras, el desempleo bate marcas, mientras millones pierden el techo, carecen de atención médica y ven evaporarse sus fondos de retiro. Es más, los vaticinios de los economistas serios del sistema, con apenas presencia, por cierto, en sus medios masivos, auguran el fracaso de los planes de rescate de la administración Obama y sus pares europeos por considerarlos tibios, no encaminados a la raíz de los problemas y probablemente llamados a profundizar la crisis económica. Por cada mes perdido en tomar las medidas necesarias, advierte el Nobel Paul Krugman, se pierden 600 mil puestos de trabajo sólo en Estados Unidos.

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No hay que ser economista para comprender las desastrosas consecuencias de la severa contracción de las principales economías capitalistas y su impacto sobre los países subdesarrollados, incluidos, por supuesto, los latinoamericanos, dependientes de aquellas. En su último reporte, el Banco Mundial y el FMI, que han ajustado varias veces a la baja sus estimaciones, anuncian que en 2009 el PIB de América Latina y el Caribe caerá hasta en 2 por ciento, ocasionando seis millones más de pobres y casi tres millones más de desempleados. Las vitales remesas caen, como también la inversión extranjera y los precios de las materias primas, que aportan dos tercios de los ingresos por exportaciones. Esta tragedia se suma a la ya crítica situación creada por las políticas neoliberales: una agricultura desprotegida y arrasada para dedicarla a la exportación o a los agrocombustibles, una industria desmantelada y un tejido social desgarrado por la emigración masiva, el trabajo precario e informal, pobreza, miseria, depredación ecológica y redes de protección social pulverizadas, todo en nombre del dios mercado.

La OIT, el Banco Mundial y el FMI prevén la perdida de los modestos avances logrados en el abatimiento de la pobreza y el desempleo gracias a la subida de precios de las materias primas de los últimos cinco años, ahora derrumbados. De la reunión del G20 no puede esperarse nada favorable a los pueblos puesto que allí llevarán la batuta sus mismos verdugos, los salvadores de las grandes corporaciones. No he leído un trabajo de un solo investigador respetable que comparta el optimista vaticinio de una recuperación económica en 2010 anunciada por algunos banqueros centrales.

Pero si en algún momento se reanudara el crecimiento, será a costa de una concentración oligopólica de capitales sin precedente, de nuevos Irak, Afganistán y Palestina; de la criminalización de la protesta social y el pensamiento alternativo en sociedades militarizadas, de la superexplotación y el sufrimiento sin par de las grandes mayorías. Continuaría el derroche de recursos, la depredación ecológica y el patrón energético contaminante que arrastran a la extinción de nuestra especie en fecha no lejana.

Es la hora de que los movimientos populares se fortalezcan, adopten estrategias novedosas y alianzas amplias y flexibles, de hacer pedagogía política con los tangibles efectos de la crisis en círculos de estudio de base. En ellos es muy útil discutir los problemas cotidianos y relacionarlos con todo el entramado de la dominación capitalista y de la crisis para elaborar planes de trasformación social.

Es la hora de la solidaridad planetaria urgente y en ninguna parte del mundo como en América Latina y el Caribe existe una experiencia política acumulada para proponerse proyectos antineoliberales y anticapitalistas a escala local, nacional e internacional. Del Bravo a la Patagonia, además de un conjunto único de gobiernos populares y progresistas, existen fuerzas fogueadas ya en la lucha de trabajadores, indígenas, campesinos, mujeres, estudiantes, pequeños empresarios, profesionistas y desempleados, que podrían dar un memorable ejemplo a sus hermanos de otras latitudes de unidad y organización desde abajo en la lucha por la liberación, la democracia radical y el socialismo. Mañana será tarde.

Lecciones del Exxon Valdez

Amy Goodman
Democracy Now!
Traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español.
27/03/09

Hace veinte años, el buque petrolero Exxon Valdez derramó al menos 11 millones de galones de petróleo en las prístinas aguas de Prince William Sound, en Alaska. Las consecuencias del derrame fueron desastrozas y lo continúan siendo al día de hoy. El incidente tuvo un gran impacto en el medio ambiente y la economía. En lugar de considerarlo simplemente como un caso de contaminación, Riki Ott cree que el desastre del Exxon Valdez es una amenaza fundamental para la democracia estadounidense.

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Ott, una toxicóloga marina y pescadora comercial de salmón, oriunda de Cordova, Alaska, comienza su libro sobre el desastre, “Not One Drop” (Ni una gota), con una cita de Albert Einstein: “Ningún problema puede ser solucionado con el mismo nivel de conciencia que lo generó”.

El masivo derrame se extendió 1.900 kilómetros desde el lugar del accidente, y cubrió 5.150 kilómetros de costa y un área de 25.900 kilómetros cuadrados en total. El 24 de marzo de 1989, Ott, que formaba parte del Consejo Directivo del Sindicato de Pescadores del Distrito de Cordova, estaba inspeccionando la escena desde el aire: “Era una escena surreal. Era simplemente maravilloso, marzo, el amanecer, las montañas de color rosado, brillando con la luz del sol. Y de repente, llegamos al lugar donde estaba la cubierta roja del buque petrolero, que es del largo de tres canchas de fútbol; el agua mansa, de color azul profundo; y esta mancha negra, como de tinta, que se extendía con la marea”.

La noticia del derrame se conoció en todo el mundo, y mucha gente se acercó a Valdez, Alaska para empezar la limpieza. La vida marina quedó devastada. Ott dice que hasta medio millón de pájaros marinos murieron, además de 5.000 nutrias marinas, 300 o más focas de Groenlandia y millones de salmones jóvenes, huevos de peces y peces jóvenes. La muerte de los huevos de peces provocó un impacto de largo plazo, aunque retardado, en la pesca de arenque y salmón en Prince William Sound. En 1993, la industria pesquera estaba en quiebra. Las familias perdieron su sustento luego de haber pedido grandes préstamos para comprar botes y permisos de pesca costosos. Aunque la pesca de salmón mejoró, los arenques nunca volvieron.

Esta situación económica desfavorable es una de las bases de la acción legal contra ExxonMobil, la mayor empresa petrolera del mundo. El complejo litigio se ha prolongado durante dos décadas, y ExxonMobil está ganando. Hay 22.000 actores que demandan a ExxonMobil. Un jurado le otorgó una indemnización de 5.000 millones de dólares a los demandantes por daños y perjuicios, que equivale a lo que eran, en aquel momento, las ganancias anuales de Exxon. Esta cifra fue reducida a la mitad por un Tribunal Federal de Apelaciones, y fue reducida finalmente a apenas poco más de 500 millones de dólares por la Corte Suprema. A lo largo de los 20 años de batallas judiciales, 6.000 de los demandantes originales murieron. ExxonMobil, con sus millonarias ganancias anuales y ejércitos de abogados, puede hacer que el caso de Valdez permanezca en los tribunales durante décadas, mientras los pescadores comerciales damnificados van muriendo de a poco.

El poder de ExxonMobil para librar una batalla contra decenas de miles de ciudadanos hizo que Ott se uniera al creciente número de activistas que quiere poner a las empresas en su lugar, quitándoles su estatus jurídico de “persona”. Una decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos del siglo XIX le dio a las empresas el estatus de “personas”, brindándoles el acceso a protecciones amparadas por la Carta de Derechos. Irónicamente, este derecho surge de la “Cláusula de Protección Igualitaria” de la 14ª Enmienda, adoptada para proteger a los esclavos liberados de las opresivas leyes estatales luego de la Guerra Civil. Históricamente, las empresas eran habilitadas por los estados para realizar sus actividades. Los estados podían revocar el permiso de una empresa si esta inclumplía la ley o actuaba por encima de su habilitación.

Ricki Ott me dijo: “Durante los primeros cuarenta años luego de la aprobación de dicha ley, se presentaron 307 demandas, diecinueve por parte de afroestadounidenses, el resto por empresas. Y en ese momento, cuando la Décimocuarta Enmienda se aprobó para las empresas, surgió esto que se llama persona empresarial. Y la persona empresarial, a los ojos de la ley, puede tener acceso a derechos, derechos humanos, a la Carta de Derechos, a protecciones constitucionales. Eso está mal. La palabra “empresa” nunca aparece en la Constitución ni en la Carta de Derechos. Así es como perdimos la libertad de expresión. Aún tenemos, como pueblo, la Primera Enmienda, pero también la tienen las empresas”.

Se considera que la “libertad de expresión” de las empresas incluye realizar contribuciones a campañas políticas y hacer lobby en el Congreso. Las personas que inclumplen la ley pueden ser encerradas; cuando una empresa incumple la ley – aunque cometa un delito doloso, provocando la muerte – las consecuencias no suelen ser más que una multa, que la empresa puede cancelar mediante el pago de impuestos. Como expresa Ott: “Si la ley conocida como ‘la tercera es la vencida’ puede poner a alguien preso de por vida, ¿por qué no sucede lo mismo con las empresas?” La llamada reforma ‘tort’ del derecho estadounidense está erosionando la capacidad de los individuos de demandar a las empresas y la capacidad de los tribunales de valuar los daños y perjuicios, de modo tal que disuadiría a las empresas de cometer actos ilícitos.

Ott, junto con otras personas, redactaron una “28a Enmienda” de la Constitución que les quitaría el estatus de “persona” a las empresas, sometiéndolas a la misma supervisión que existía en los primeros 100 años de historia de Estados Unidos.

Con la actual crisis económica mundial y la creciente indignación pública por los excesos de los ejecutivos de AIG y de otros beneficiarios del rescate financiero, ahora podría ser el momento de ampliar el compromiso público para terminar con el desequilibrio de poder existente entre la gente y las empresas que ha socavado la democracia.

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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

Amy Goodman es presentadora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora de duración que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 emisoras en español. En 2008 fue distinguida con el “Right Livelihood Award”, también conocido como el “Premio Nobel Alternativo”, otorgado en el Parlamento Sueco en diciembre.

© 2009 Amy Goodman

Armar al terrorista Estado de Israel

Elias Akleh
Arabic Media Internet Network
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
27/03/09

Desde su ocupación de Palestina en 1948 para establecer el ilegal Israel en el centro del mundo árabe hasta el presente, los sionistas israelíes han emprendido siete guerras contra sus vecinos árabes. Seis de ellas después de 1967 para mantener su ocupación del resto de Palestina, de las Granjas de Cheeba libanesas y de los Altos de Golán sirios, formalmente reconocido por la comunidad internacional como ocupaciones.

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Israel ha mantenido su ocupación de la tierra durante las últimas seis décadas. La cuestión que se plantea es cómo un Estado pequeño como Israel, 7 millones de judíos sionistas en una zona de 8.000 millas cuadradas (excluyendo los territorios ocupados en 1967) ha podido mantener esta ocupación contra cientos de millones de árabes y sin la aprobación de la comunidad internacional civil (no política). La respuesta es intimidando con una fuerza brutal extrema. Israel es una sociedad militar en la que cada ciudadano sionista israelí, desde su niñez hasta su senectud, es militarista de una forma u otra. Israel posee todo tipo de armas, incluyendo las de destrucción masiva como las armas nucleares y químicas.

Israel no se convirtió por sus propios méritos en el cuarto mayor ejército del mundo, sino gracias al suministro por parte de los países occidentales de todo tipo de armas. En su informe del 23 de febrero, “Foreign Arms Supplies To Israel/Gaza Fueling Conflict”, amnestyusa.org nombraba 18 Estados miembro de la Unión Europea que autorizaron 1.018 licencias de exportación de armas a Israel por valor de un poco menos de 200 millones de euros. Todas estas exportaciones de armas violan el Código de Conducta de la Unión Europea sobre Exportación de Armas según el Criterio 2, por el que se supone que los Estados miembro “deniegan una licencia de exportación si existe un claro riesgo de que esta exportación pueda ser utilizada para la represión interna y usada en la comisión de graves violaciones del derecho humanitario internacional”. Israel ha cometido este tipo de violaciones durante toda su existencia.

Francia, Alemania y Rumanía son los tres principales suministradores de armas a Israel por valor de, respectivamente, 126 millones de euros, 28 millones de euros y 17 millones de euros. Otros importantes suministradores de armas a Israel desde 2001 son, por orden alfabético, Austria, Australia, Bélgica, Bosnia-Herzegovina, Brasil, Colombia, Corea del Sur, Eslovenia, España Finlandia, Hungría, India, Italia, Polonia, República Checa, República Eslovaca, Reino Unido, Rumanía y Serbia-Montenegro.

El informe también señalaba el bien conocido hecho de que “desde 2001 Estados Unidos ha sido, con mucho, el principal suministrador de armas convencionales a Israel”. También llegaba a la lógica conclusión de que “dicho sencillamente, la intervención militar de Israel en Gaza ha sido en gran parte equipada por armas, municiones y equipamiento militar suministrados por Estados Unidos y pagados con el dinero de los contribuyentes estadounidenses”. Lo que no indica el informe es que Israel había violado las leyes estadounidenses que rigen las transferencias de armas.

Al examinar la ayuda militar estadounidense a Israel encontramos que desde el final de la Segunda Guerra Mundial Israel ha sido el mayor receptor de la ayuda estadounidense (Armed & Dangerous Report). Desde 1949 a 2007 Israel ha recibido más de 101.000 millones de dólares en ayuda militar y económica total. Un Memorandum de Entendimiento (MOU) previo entre ambos países empezaba a eliminar por fases la ayuda económica y en 2008 toda la ayuda estadounidense a Israel se convirtió en ayuda sólo militar. El actual MOU, firmado por el vice-secretario de Estado Nicholas Burnsen en agosto de 2007, ha aumentado la ayuda militar a Israel en un 25% para los próximos diez años (2009-2018) por un total de 30.000 millones de dólares.

Durante la administración Bush (2001-2007) la ayuda militar estadounidense a Israel llegó por medio de tres programas principales: Ventas Militares Extranjeras (FMS), dirigido por el Pentágono, supuso un total de 25.200 millones de dólares en ventas de armas y contratos, Ventas Comerciales Directas (DCS), dirigido por el departamento de Estado, supuso un total de 6.160 millones de dólares en armas y equipamiento y Artículos Excedentes Militares (EDA) también dirigido por el Pentágono, supuso un total de 36 millones de dólares en armas y equipamiento usados. El total asciende a un total de un poco menos de 31.400 millones de dólares.

El FMS suministró a Israel ayuda militar aérea, misiles y municiones, ayuda naval, diseño, vehículos y diversa ayuda militar. Israel recibió 9.810 millones de dólares para sus fuerzas aéreas en los que de incluían aviones de combate F-35, aviones C-130J-30, JP-8 y T-6A Texan. En misiles y munición Israel recibió bombas de pequeño diámetro GBU-28 & 39 por valor de 2.730 millones de dólares, TOW, Hellfire, munición rompe-búnkeres, AMRAAM, Harpoon, Sidewinder, y series JDAM y MK-80. Estados Unidos dio a Israel nuevas series de barcos de combate (Littoral) por valor de 1.900 millones de dólares, vehículos y camiones blindados para transportar tropas por valor de 164 millones de dólares, y artículos varios en forma de misiles Patriot y armas ligeras anti-blindaje M72A7 por valor de 253 millones de dólares. En este paquete del FMA también se incluía el diseño y construcción de dos bases de infantería por un valor de 350 millones de dólares.

El programa DCS contenía unas trescientas categorías diferentes de armas transferidas a Israel. Las diez principales categorías para 2001-2006 fueron 557.896 millones en piezas de recambio de aviones, 449 millones en piezas de recambio de misiles, 439 millones en piezas de recambio para aviones F-100, 254 millones en series de motor del F-100 (F-15 y F-16), 210 millones en componentes y piezas de recambio navales, 186 millones en piezas de recambio del avión de combate F-15, 163 millones en componentes electrónicos y piezas de recambio, 128 millones en material para munición y 120 millones en equipamiento de adiestramiento.

El programa EDC envió por barco a Israel helicópteros usados Cobra, transporte de personal y de puestos de mando, y artículos diversos por valor de 36 millones.

La ayuda militar estadounidense a Israel más escandalosa son los miles de millones de dólares en petróleo refinado entregados al ejército israelí. Las refinerías propias que Israel posee en Haifa y Ashdod, que podrían suministrar al ejército israelí todo el combustible que necesita, en vez de ello producen y venden sus productos refinados al mercado exterior. El ejército israelí consigue todo el combustible que necesita del programa estadounidense FMS. El departamento de Defensa estadounidense utiliza el dinero de los contribuyentes estadounidenses para comprar petróleo no refinado a los Estados del Golfo Árabe, lo envía por barco a las refinerías estadounidenses y, una vez refinado, lo envía por barco a Israel.

Según documentos obtenidos gracias a la Ley de Libertad de Información, desde 2004 hasta 2008 la administración Bush había concedido al ejército israelí 500 millones de galones de productos petrolíferos por valor de 1.100 millones de dólares. Durante este periodo los contribuyentes estadounidenses se enfrentaban a una crisis de energía y tuvieron que pagar en el surtidor 4 dólares por galón, mientras que Israel conseguía gas gratis de la administración Bush. Alguien tenía que pagar por este gas y no fueron los israelíes.

Además, Estados Unidos concede garantías de crédito a Israel de manera que éste puede obtener créditos en el mercado internacional a bajo interés y si Israel no pudiera pagarlos, Estados Unidos pagaría la fianza a Israel con dinero estadounidense de los impuestos de manera similar a los últimos 700.000 millones de dólares pagados como fianza de los bancos estadounidenses. Existe una condición para estos préstamos garantizados, que sólo se pueden utilizar para apoyar actividades dentro de las zonas en las que Israel tiene soberanía (antes de la guerra de 1967) y no se pueden utilizar en los territorios palestinos ocupados. Ésta es una condición engañosa ya que estos préstamos pueden liberar otro dinero del presupuesto israelí para utilizarlo en la construcción de los asentamientos ilegales en los territorios ocupados.

Hay tres leyes estadounidenses que rigen la transferencia de armas a otros países. La primera es la Ley de Control de la Exportación de Armas (P.L.80-829). Esta ley estipula que las armas estadounidenses dadas o vendidas a cualquier país extranjero sólo se pueden utilizar la legítima defensa y para la seguridad. No se pueden utilizar en operaciones de ocupación.

La segunda es la Ley de Asistencia Exterior (P.L.97-195), que estipula que un país no es susceptible de recibir ayuda estadounidense si mantiene una pauta constante de graves violaciones de los derechos humanos reconocidos internacionalmente.

La tercera es la Ley Leahy (Ley de Partidas para Operaciones Exteriores). Es una parte anual de la Ley de Partidas Exteriores y estipula que no se concederá ayuda a ninguna unidad de las fuerzas de seguridad de un país extranjero si el secretario de Estado tiene pruebas creíbles de que dicha unidad ha cometido graves violaciones de los derechos humanos.

Al aumentando su ocupación de la tierra los israelíes han violado muchas resoluciones de Naciones Unidas, han violado tanto el derecho internacional como sus propias leyes y todos los derechos humanos, han cometido graves crímenes de guerra y perpetrado terrorismo contra los árabes en general y los palestinos en particular.

ONGs israelíes, palestinas e internacionales han documentado muchas veces que desde 1948 Israel ha violado sistemáticamente el derecho internacional y los derechos humanos. Contrariamente a la falsa propaganda israelí y estadounidense, en todas y cada una de sus siete guerras Israel había iniciado el conflicto de un modo u otro: había atacado a sus vecinos, cometido crímenes de guerra y ocupado partes de su tierra. Los israelíes han expulsado a cientos de miles de palestinos de su país, han borrado completamente muchas ciudades palestinas y construido ahí colonias israelíes; han robado tierra agrícola palestina y controlado por la fuerza su economía. Israel ha metido en la cárcel a miles de dirigentes y de combatientes palestinos y mantenido al resto de la población confinada en lo que en la práctica son cárceles al aire libre al otro lado del muro de separación.

Atacar a civiles palestinos, en su mayoría mujeres y niños indefensos, se ha convertido en el entretenimiento cotidiano de los terroristas colonos sionistas radicales apoyados y armados por el gobierno israelí. Los soldados israelíes practican el deporte de cazar (disparar) a los niños palestinos que van al colegio o juegan delante de sus casas. El ejército israelí está utilizando los territorios palestinos ocupados en 1967 y a sus habitantes como campo y personas de pruebas en las que prueban sus nuevas armas y las estadounidenses, como se ha visto en los últimos ataque y masacre israelí en Gaza durante 22 días.

Los sucesivos gobiernos israelíes han enviado sistemáticamente a sus ejércitos a masacrar civiles palestinos. El ejército israelí ha utilizado para atacar específicamente a mujeres y niños palestinos todo tipo de armas suministradas por Estados Unidos, incluyendo bombas y misiles recubiertos uranio empobrecido, bombas DIME*, armas químicas como fósforo blanco y armas convencionales. Sólo tenemos que acudir a las dos últimas guerras israelíes, la de julio de 2006 contra Líbano y la de diciembre de 2008 contra Gaza, todavía frescas en la memoria, para ser testigos de claras pruebas del terrorismo, de los crímenes de guerra, de la falta de respeto por el derecho internacional y los derechos humanos, y del desprecio hacia ambos del que hace gala Israel.

La fuerza motriz de los crímenes de guerra y del terrorismo sionista israelíes ha sido la ideología religiosa racista extrema de establecer un Estado teocrático puro “judío” para el pueblo elegido de Dios, los “judíos narcisistas sionistas”, en la tierra prometido por Dios del Gran Israel, “Eretz Israel”, que se extiende desde el Nilo hasta el Éufrates. Este sueño teocrático necesita una guerra santa (que no es la primera contra Oriente Medio) para desalojar y expulsar a los habitantes originarios de la tierra con el fin de dejar espacio en el que vivan los judíos de todo el mundo que vayan a vivir a esta Tierra Prometida. Así es cómo los judíos conciben su “solución final” para su “problema palestino”: destrucción, masacres y expulsiones masivas.

A pesar de que Israel ha violado todas las leyes estadounidenses y europeas sobre transferencia de armas, ninguno de estos países ha llevado a cabo investigación alguna para imputar a Israel responsabilidades según dichas leyes. Los dos raros incidentes en los que el departamento de Estado estadounidense investigó, bajo presión, violaciones israelíes fueron completamente suprimidos y anulados. El primero ocurrió en 2002 cuando Israel lanzó un abomba de una tonelada sobre un edificio de viviendas en la ciudad de Gaza para asesinar extrajudicialmente al dirigente de Hamás Salah Shehadeh y mató a otros 14 civiles, mujeres y niños. Esta investigación fue anulada ni más ni menos por John Bolton, en aquel momento vice-secretario de Estado para el control de armas y la seguridad internacional. La investigación nunca fue enviada al Congreso en violación de la legislación estadounidense.

La segunda investigación se produjo en 2006 cuando Israel arrojó aproximadamente un millón de bombas de racimo sobre zonas civiles del sur de Líbano en las últimas 72 horas de la guerra, incluso después de que se hubiera acordado un alto el fuego. El departamento de Estado hizo una investigación altamente secreta que sólo se entregó a unos pocos miembros importantes del Congreso, como la portavoz de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y el “sionista” Joe Biden, actual vice-presidente. No hay ni que decir que esta investigación nunca vio la luz.

Israel es una entidad terrorista que carece de límite específico alguno. Es un régimen expansionista colonizador. Sus sucesivos gobiernos han ignorado todas las resoluciones de la ONU, violado el derecho internacional y todos los derechos humanos, cometido genocidios equiparables al Holocausto y perpetrado crímenes de guerra contra sus vecinos, contra la madre tierra y contra el medio ambiente.

Sin embargo, las elites políticas occidentales justifican el terrorismo israelí como auto-defensa y siguen transfiriendo más armas devastadoras a esta entidad terrorista para que emprenda más guerras en el futuro y cause más estragos en el mundo árabe. También distorsionan los hechos y describen a las víctimas del terrorismo israelí, a los palestinos, como terroristas, les niegan su legítimo derecho a empuñar armas para defenderse y envían a sus barcos de guerra y equipos de vigilancia para hacer aún más estricto el ilegal bloqueo israelí a Gaza bajo el disfraz de impedir “el contrabando de armas”, mientras que al mismo tiempo vierten algunas lágrimas de cocodrilo y piden ayuda humanitaria para los palestinos de Gaza.

A los árabes de Oriente Medio Israel les parece una herramienta militar en manos de los países occidentales. El odio a estos regímenes políticos occidentales es la consecuencia natural de armar a Israel. ¿Deberíamos seguir preguntándonos “por qué nos odian”?

Dr. Elias Akleh es un escritor árabe descendiente de palestinos y nacido en la ciudad de Beit-Jala. Vive actualmente en Estados Unidos. Correo electrónico: eakleh@ca.rr.com

* N. de la T.: las bombas DIME son un nuevo y sofisticado tipo de bomba de fragmentación que causan unos destrozos irreparables en el cuerpo humano. Véase el escalofriante artículo:
http://cavb.blogspot.com/2009/01/efectos-de-las-bombas-dime-sobre-los.html

Sarkozy y el banquero mexicano

Anne Vigna
Rue89
Traducido para Rebelión por Caty R.
27/03/09

Entrevista a Al Giordano, el periodista acusador

Al Giordano ha investigado sobre el anfitrión del presidente. El periodista afirma que las relaciones de Ramírez con el narcotráfico no son viejos rumores.

Hace dos semanas, Rue89 se preguntaba sobre la mala reputación del banquero que hospedó a Nicolas Sarkozy y su esposa durante su estancia en México, y recordaba que Roberto Hernández Ramírez fue acusado por la prensa de haber mantenido relaciones con el narcotráfico y que las demandas por difamación presentadas por el banquero contra sus acusadores fracasaron, tanto en México como en Estados Unidos.

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El sábado, en el plató de «+Clair», un programa de Canal+, el portavoz de la UMP (Unión por un Movimiento Popular, el partido de Sarkozy, N. de T.), Frédéric Lefebvre, acusó a Rue89 de contar simples «rumores».

Rue89 ha entrevistado a Al Giordano, de paso hacia México. Al Giordano es uno de los dos periodistas que ganaron un juicio contra Hernández Ramírez, tras las investigaciones que revelaban las actividades, por lo menos sospechosas, del banquero.

El portavoz del UMP, en Francia, considera que sus investigaciones sobre las relaciones entre Hernández Ramírez y el narcotráfico son «rumores» que se remontan a los «años 80». El portavoz declaró en un plató de televisión que la justicia nunca ha molestado a Ramírez…

Esos rumores no datan de los años 80, sino que fueron confirmados por el Tribunal Superior de Nueva York en 2001. ¿Por qué el portavoz habla de rumores cuando se trata de hechos comprobados y confirmados por la justicia? ¿A quién quiere proteger en esta historia? Es algo habitual denigrar la información hablando de rumores, pero esta vez no hay suerte, la justicia nos dio la razón.

¿Cómo conoció usted a Roberto Hernández Ramírez?

Fue en febrero de 1999, yo era periodista del Boston Phoenix y fui a México, a la península de Yucatán, para cubrir una cumbre sobre el tema de la droga entre el presidente mexicano Ernesto Zedillo y Bill Clinton. Leí todos los periódicos locales y uno de ellos, ¡Por esto!, me llamó especialmente la atención.

En la portada, el periódico afirmaba que Roberto Hernández Ramírez, el hombre que había prestado una hacienda para la reunión de nuestros dos presidentes, en realidad era un narcotraficante.

Leí el artículo y sus informaciones se correspondían con mis investigaciones sobre el funcionamiento del narcotráfico en México y en Estados Unidos. Entonces fui a la sede del periódico y entrevisté al autor del artículo que es, en realidad, el director del diario, Mario Méndez Rodríguez.

A medida que hablábamos de la investigación, me mostró documentos muy interesantes. Mario Méndez ya había publicado sus conclusiones en 1996, y después lo demandaron diecisiete veces ante los tribunales por difamación. Sin embargo, Mario Méndez Rodríguez nunca ha perdido ningún juicio, cosa muy rara en México.

Su investigación se basaba en las fotos que mostraban con claridad los barcos colombianos descargando cocaína en las playas de las propiedades de Roberto Hernández Ramírez, y los aviones que salían de las mismas propiedades en dirección al norte.

¿Como consiguió esos documentos?

Gracias a los pescadores que trabajaban desde siempre en esa zona. Cuando Hernández se apropió de las aguas territoriales, de forma totalmente ilegal, es decir utilizándolas en su provecho, sus esbirros amenazaban a los pescadores y les impedían trabajar a lo largo de sus propiedades.

Hay que decir que Hernández posee más de sesenta kilómetros de costas en la península, lo que los habitantes llaman «el triángulo de la cocaína». Esos mismos pescadores acudieron al periódico para denunciar su desalojo, que piensan que está relacionado con el tráfico de drogas.

Los pescadores se ofrecieron gustosamente a ayudar a los fotógrafos de ¡Por esto! a establecer los hechos. Entonces ya existían pruebas de la implicación del banco de Hernández, Banamex, en actividades de blanqueo de dinero, como consecuencia de una investigación de tres años de las autoridades estadounidenses y de la DEA (Agencia Antidroga Estadounidense), denominada «Operación Casablanca».

Esto no es nuevo. Casi todos los bancos mexicanos y estadounidenses están implicados en el blanqueo de dinero a diferentes niveles.

Lo que es una novedad, en cambio, es que un banquero, cuyas actividades ilegales se conocen perfectamente en el Yucatán, pueda sin embargo ser el anfitrión de una cumbre contra la droga entre dos presidentes, y así demostrar al mundo que es un hombre respetable.

Así, cuando volví a Estados Unidos publiqué en el Boston Phoenix esa investigación. Para Banamex era difícil atacar a un gran periódico como el Boston Phoenix; no presentaron ninguna denuncia.

Entonces, ¿cómo llegó el caso a la justicia de Nueva York?

En 2000, creé la web informativa The Narco News Bulletin*, porque quería publicar mis investigaciones sobre el narcotráfico en México que no encontraban eco en los periódicos clásicos. Así que las publiqué en Internet y además traduje al inglés el trabajo de Mario Méndez.

Y pocos meses después, Banamex decidió demandarnos ante el Tribunal Superior de Justicia de Nueva York, por difamación, argumentando que no eran narcotraficantes y que nuestras investigaciones manchaban su reputación.

En julio de 2001 comenzó el juicio y en esa misma semana Banamex fue adquirido por Citigroup, la mayor institución financiera del planeta, en la que Roberto Hernández obtuvo un asiento en el consejo de administración. Así, nos encontramos frente a los gigantes de las finanzas.

La sentencia se dictó en diciembre de 2001: el Tribunal Superior estimó que Banamex no había conseguido demostrar que los cargos que se le imputaban eran falsos, ni que Narco News había dado prueba de mala fe.

La sentencia es fundamental, ya que es la primera vez que un tribunal estadounidense considera que las leyes que encuadran a los grandes medios de comunicación son las mismas para los medios de Internet.

¿Por qué este juicio apenas se conoce en México?

Esencialmente porque Banamex es el banco que tiene más publicidad en los medios mexicanos y porque Roberto Hernández Ramírez forma parte del consejo de administración del grupo Televisa, la principal cadena de televisión del país.

Nuestro banquero, además, es el amigo de todos los presidentes mexicanos desde hace veinte años, que es tanto como decir que es intocable y que las autoridades mexicanas jamás investigarán sus actividades. Aunque nuestro juicio se ha tratado en la prensa estadounidense, el New York Times y el Washington Post, por ejemplo, nunca han dicho ni una palabra.

Por eso estoy agradablemente sorprendido al ver la valentía de la prensa francesa para hablar de estas investigaciones y decir quién es realmente Roberto Hernández Ramírez.

¿Por qué cree usted que Nicolas Sarkozy se hospedó en casa de este hombre?

No lo sé. Supongo que Felipe Calderón tiene algo que ver en este caso, como Zedillo tuvo algo que ver en el hospedaje de Clinton, también en la casa de Hernández. Lo más increíble es que la iniciativa «Mérida», el plan de ayuda estadounidense para México y Centroamérica, también nació en una de sus haciendas, lo que dice mucho sobre la corrupción.

Para Roberto Hernández Ramírez, una forma de lavar su reputación es precisamente invitar a su casa a los jefes de Estado. Y lo que es seguro es que el gobierno francés no puede ignorar quién es este hombre, máxime cuando es el orgulloso propietario de un magnífico castillo en su país.

*Narco News, un sitio web y una escuela. Al Giordano es periodista y fundador de The Narco News Bulletin, un «diario en Internet» (según su propia definición) que se ocupa de toda la actualidad americana. El periódico está especializado en el narcotráfico y los movimientos sociales, especialmente los zapatistas de México. Narco News ha creado una «escuela de periodismo auténtico» en varios países del continente. Evo Morales, el presidente de Bolivia, así como Álvaro García, el vicepresidente, han sido los profesores de esta escuela.

La historia del paro que nadie advierte - La guerra secreta contra los trabajadores en EE.UU.

Robert S. Eshelman
Tom Dispatch
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
27/03/09

Introducción del editor de TomDispatch

A.I.G., por supuesto, vuelve a las primeras planas - ¡y cómo! No es que haya estado mucho tiempo lejos de las pantallas. Después de haber recibido otra infusión más de dólares de dineros públicos federales, todo el mundo sabe perfectamente que el gigante de los seguros distribuyó otra serie de lucrativas bonificaciones. Durante el último año, la dirección de la compañía ha repartido cerca de 1.000 millones de dólares en tales pagos, aproximadamente la mitad a empleados en la subsidiaria de productos financieros que elucubraron el tipo de acuerdos de alto riesgo, altamente apalancados, en derivados que ayudaron a llevar a la compañía, a Wall Street, y a la mayoría de nosotros a una fuerte caída el año pasado.

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Las bonificaciones fueron destinadas a 418 empleados, 73 “bonificaciones de garantía” de 1 millón de dólares o más a miembros de esa subsidiaria (incluidos 11 que han abandonado la firma) para ayudar a “desenredar” los tratos que ellos mismos crearon. ¿Qué tal como mea culpa de A.I.G. a los contribuyentes y a los nuevos cesantes que oficialmente “son dueños” de un 80% de la compañía (lo que podría ser un 80% de casi nada)?

Mientras tanto, ha habido una lluvia de titulares sobre masivos despidos de empleados públicos. En California, más de 26.000 maestros de escuelas públicas recibieron avisos el viernes pasado de que podrían no contar con puestos de trabajo el próximo año. Otros 15.000 conductores de buses escolares, conserjes y administradores podrían estar en la misma situación. Los sindicatos llamaron a sus miembros en todo el Estado a manifestaciones de “viernes de carta de despido”.

En Michigan, el consejo escolar de Pontiac votó a favor del despido de todos los más de 600 empleados. En ambos casos, los funcionarios afirman que no todos los que han recibido avisos serán de hecho despedidos, pero esos avisos hablan de la enormidad del problema que enfrentan los gobiernos locales y estatales. Nadie, claro está, pide a los maestros y conductores que se queden (con lucrativas bonificaciones) para desenredar las crisis que ellos crearon. Oh, tal vez sea porque, a diferencia de los operadores de A.I.G., no cometieron ningún error.

Sin embargo, el gigante asegurador no es la única compañía que se siente por los cielos en tiempos malos. Como sugiere a continuación el periodista Robert Eshelman, mientras los despidos masivos se apoderan de los titulares – y con buen motivo – las empresas podrían haber abierto un nuevo frente en la guerra contra los sindicatos, ocultándose tras horribles noticias económicas del mismo modo como un ejército agresor podría utilizar una cortina de humo.

¿Cuán grande es el problema? Bueno, simplemente no lo sabemos. A medida que los periódicos siguen desapareciendo o reduciéndose – el Washington Post lo hizo recientemente en su sección independiente sobre el mundo de los negocios – los periodistas que quedan en el campo económico pueden no estar prestando suficiente atención a una guerra contra los trabajadores que acecha bajo la superficie de los titulares. Tom

La guerra secreta contra los trabajadores en EE.UU.

La historia del paro que nadie advierte

Robert S. Eshelman

Juanita Borden, de 39 años y sin trabajo, espera pacientemente mientras su currículum vitae sigue metódicamente su camino, línea por línea, a través de un telefax en la oficina de empleo estatal en el centro de Filadelfia. Frente a ella, sobre una mesa de conferencia redonda hay una carpeta bien organizada. “Es mi curriculum vitae y todos aquellos a los que lo he estado enviando por fax. Así mantengo control sobre el día en el que los he enviado, para poder llamar y preguntar,” dice, hojeando las páginas de confirmación de los fax. “Usualmente espero cinco días antes de preguntar si los han recibido o no y si están o no interesados.”

Juanita fue despedida en octubre pasado, cuando su empleador descubrió que su permiso de conducir – requerimiento para el empleo – estaba vencido. “Era sólo un asunto de veintiséis dólares. Yo creía que vencía en noviembre de 2008, pero en realidad era en noviembre de 2007, y como no había estado conduciendo no me di cuenta.” En una ocasión en la que le pidieron que condujera, no pudo, y bastó para que su empleador la despidiera por no cumplir sus responsabilidades para con su empleo. Desde entonces ha renovado su licencia y dice con un aire de futilidad: “Me gustaría recuperar mi empleo si me lo devolvieran.”

No le han pedido que vuelva y, a pesar de sus continuos esfuerzos, tampoco ha recibido un solo llamado de un posible empleador. “Lo bueno,” dice, y sigue notablemente alegre a pesar de su desgracia, “es que usualmente cuando me entrevistan consigo el trabajo. De modo que… espero tener pronto una entrevista.” Hasta entonces, su carpeta cuidadosamente administrada sirve como una pequeña medida de control sobre lo que de otra manera es un giro continuo hacia la pobreza y la falta de vivienda.

Juanita no es la única en esta oficina de empleo que está al borde del precipicio de la necesidad. Y no es la única que relata una historia de un despido por lo que podría parecer un motivo frívolo. Chris Topher, de 25 años, viene por primera vez al lugar. Fue despedido en marzo del año pasado. La compañía de telecomunicaciones para la que había estado trabajando lo echó cuando, según su relato, instaló equipo de cable que un cliente no había pedido. No importó que el error haya estado en la orden de trabajo que recibió. “Era el mejor trabajo que tuve desde que me gradué de secundaria y he tenido unos pocos: la Comisión

Turnpike, en la oficina de un senador. He tenido algunos buenos trabajos, pero ése es el que me gustó más.”

Y había buenos motivos para que le gustara. Chris ganaba entre 1.200 y 1.300 dólares por quincena fuera de recibir un paquete completo de prestaciones. Pensó en impugnar su despido, pero entonces parecía una batalla larga y difícil que no deseaba emprender. Es una lucha que, en retrospectiva, piensa que podría haber ganado y que su empleador probablemente también sabía que podía ganar. “Y por eso creo que mi empleador me aprobó para el seguro de desempleo,” dice.

Bajo los requerimientos de elegibilidad para la prestación de desempleo, un empleador debe certificar si un empleado cometió una “falta” en su trabajo y que fue el motivo para su despido. Si un empleador indica que no se cometió una falta y que el empleado cumple con varios otros requerimientos, incluyendo la capacidad física de trabajar, los Estados aceptan una solicitud de desempleo. En otras palabras, el ex empleador de Chris le otorgó una pequeña concesión, aunque de otra manera haya puesto su vida cabeza abajo en medio de la peor crisis del mercado laboral desde 1983.

“El desempleo es una mierda,” dice Chris, cuya compensación por desempleo es mucho menos de la mitad de lo que ganaba como instalador de cable. A pesar de eso, le va mejor que a Juanita, que ha solicitado dos veces el seguro de desempleo y ambas veces ha sido rechazado. Ahora está apelando, pero su empleador no hace ninguna concesión. En una reciente audiencia de arbitraje, dice Juanita, su ex supervisor afirmó que si ella los hubiera informado sobre la expiración de su licencia, le hubieran dado tiempo para renovarla. Si así fuera.

Ahora, Juanita vive con su hermano y su mujer, pero ellos también tienen problemas financieros. “Mi hermano trabaja a tiempo parcial y lo vuelve loco, porque causa problemas de dinero entre él y su mujer,” explica. “Y conmigo allí,” duda, “… es un poco limitado.”

Avivando el temor

Los medios dominantes han esbozado generalmente una visión del mercado laboral en la cual, bajo la presión de una catástrofe económica, los trabajadores sucumben a dos tipos de reducción. En una, una feroz recesión obliga a las empresas, desesperadas por cortar costes en tiempos terribles, despiden trabajadores. Estos, por su parte enfrentan perspectivas sombrías para obtener empleo remunerado en otros sitios. En una versión más suave y gentil de lo mismo, empleadores, desesperados por reducir costes en tiempos terribles, ofrecen – o a veces obligan a los trabajadores a aceptar – “licencias”, recortes de salario, retrocesos en los logros laborales, semanas de cuatro días, o vacaciones sin paga en lugar del despido de muchos de ellos.

En este último caso, por duro que sea, los trabajadores se benefician, reteniendo por lo menos parte de sus ingresos, mientras las empresas esperan que pase la recesión. En ambos casos, las empresas son generalmente presentadas como distribuidores renuentes de cartas de despido. Gerentes y mandamases sólo enfrentan una realidad desagradable y presiones inevitables que les son impuestas por el peor momento económico en nuestros tiempos.

Una visita a una oficina de empleo no es precisamente un estudio científico. Las experiencias de Juanita y Chris, junto con las de otros desocupados que encontré mientras estaba en Filadelfia, podrían ser simplemente evidencias anecdóticas. Pero plantean preguntas sobre un tema que no deja de ser importante, y es algo de lo cual no es probable que uno lea en su periódico diario – todavía no, en todo caso. Aunque la recesión se profundiza y amenaza a las empresas, algunas de ellas indudablemente están hacen un uso conveniente de la situación para hacer cosas que querían hacer, pero no podían en mejores circunstancias.

En algunos casos, bajo la guisa de presión “por la recesión,” podrían librar una guerra secreta contra sus propios trabajadores, utilizando hasta las más inofensivas trasgresiones de las reglas en el sitio de trabajo como gatillos para despidos – y así, evidentemente, atemorizar a los que se quedan. De este modo, las nóminas de las compañías no son sólo reducidas mediante despidos masivos, sino presionan a los trabajadores para que aumenten la productividad a cambio de salarios menores, peores horas de trabajo, y menos prestaciones. El arma preferida es el fantasma del desempleo, una especie de muerte mediante mil (o un millón) de cortes.

Las compañías pueden ganar mucho en estos días mediante semejantes acciones en pequeña escala pero decisivas. Después de todo, obtienen un doble beneficio. No sólo recortan el tamaño de su nómina, a menudo sin que tengan que consentir a una compensación por desempleo – como en el caso de Juanita – sino también contribuyen a un clima de intensificación del miedo. Los trabajadores que siguen en sus puestos están ahora no sólo con los nervios de punta por despidos o reducción de las horas de trabajo, sino también saben que un retraso al volver del baño o del almuerzo puede significar que sean puestos en la calle, sumándose a la legión de desocupados – que ahora llega a 12,5 millones y crece rápidamente.

Esta dinámica, claro está, no es nada nuevo. Innumerables críticos de las condiciones de trabajo han escrito sobre ella desde el alba de la era industrial. Pero por el momento, incluso mientras las tasas de desempleo gritan desde los titulares, es un tema raramente mencionado. Consideremos, sin embargo, que en diciembre, Wal-Mart, el mayor comerciante minorista del mundo, llegó a acuerdos en 63 juicios pendientes por demandas colectivas sobre masivas trasgresiones salariales y de los horarios de trabajo. Por miedo al despido, trabajadores de Wal-Mart, según sus testimonios en los juicios, trabajaron durante recesos para almorzar y después del horario establecido por una paga que sólo era ligeramente superior al salario mínimo, con pocas esperanzas de trabajar suficientes horas para calificarse para las prestaciones de salud de la compañía.

Como condición para el acuerdo, Wal-Mart pagará hasta 640 millones de dólares a esos trabajadores. Si las corporaciones fueron capaces fueron capaces de ejercer un tal poder coercitivo cuando la tasa de desempleo era de cerca un 5%, ¿qué podrán hacer en un mercado laboral en el cual un 14,8% de la población no puede encontrar un trabajo apropiado?

En los hechos, el mayor comerciante minorista del mundo es una de las pocas corporaciones estadounidenses a las que les va bien en tiempos difíciles. Mientras las ventas al detalle caían casi por doquier, las ventas de la compañía en negocios idénticos aumentaron 5,1% en febrero (en comparación con las ventas de febrero de 2008). Sin embargo, en el mismo mes, anunció una iniciativa para “reajustar su estructura corporativa y reducir costes.” Redujo entre 700 y 800 puestos de trabajo en sus oficinas centrales de Wal-Mart y Sam's Club, actuando en efecto de un modo que no difiere del de otras compañías afectadas por la profundización de la recesión.

Zona de libre fuego

Rodney Green, de 52 años y voz suave, va a la oficina de empleo tres veces por semana para buscar en listas de puestos de trabajo en línea. Describe su deriva durante décadas de empleado a tiempo completo con prestaciones, a trabajador temporal marginado sin prestaciones y, finalmente, a la categoría de cesante durante un largo período.

Desde fines de los años setenta hasta comienzos de los noventa, trabajó para Bell Telecommunications, donde ganaba un buen salario y prestaciones. Desde que Bell lo despidió, ha trabajado periódicamente como conductor de montacargas para diversas compañías, en colocaciones temporales a través de una agencia de empleo. Más recientemente, ha ganado 12 dólares por hora trabajando para un productor de carnes frías y quesos artesanales. Sin prestaciones. Un año de trabajo, explicó, significaba una semana de vacaciones, “pero no te retenían tanto tiempo. Antes te despedían o te rotaban a otro trabajo.”

Actualmente, como ha visto, incluso esos trabajos temporales se hacen escasos. “En los años ochenta, no fue tan malo como ahora,” comenta en el corazón del territorio de desempleo que es en 2009 una Filadelfia profundamente desindustrializada.” La ciudad tenía puestos de trabajo, pero luego estos se mudaron a los suburbios. Ahora se van al extranjero. En aquel entonces, cuando uno se presentaba para un puesto, tal vez también lo hacían otros cincuenta. Hoy en día, para ese mismo puesto encuentras a cientos – más bien, mil para un solo empleo. Es duro. Es deprimente.”

Durante el último año y medio, Rodney ha cobrado periódicamente subsidios de desempleo, y en ese tiempo, no ha conseguido una sola entrevista. Recientemente, porque el gobierno de Bush terminó por ceder ante la presión de la base y del Congreso para prolongar los subsidios de desempleo, recibió una extensión de trece semanas, lo que le da un poco de respiro (a diferencia de Juanita que tampoco obtiene entrevistas). “Eso me ayudó mucho. Los tiempos son duros ahora. Dicen que hay más de cuatro millones de personas que cobran subsidios. Es mucha gente.”

Si Juanita y Chris son víctimas de la intensificada guerra de desgaste que las empresas libran en silencio contra los trabajadores, Rodney representa una desintegración más profunda de los puestos de trabajo y de la seguridad del empleo, gracias a una economía globalizada en la cual los trabajadores en apuros de este país son enfrentados a grupos laborales más baratos en Latinoamérica, el sur de Asia, China, e incluso el sur de EE.UU. En un entorno laboral semejante, ¿qué hacer?

Una persona que entrevisté antes de mi visita a la oficina de empleo describió su reacción cuando oyó que su compañía había cerrado recientemente una planta en el Medio Oeste [Región central de EE.UU.]: “Lo primero que pensé, y me sentí mal por pensarlo,” recuerda, de un modo algo tímido, “fue que eso significa más trabajo para nosotros – por lo menos por el momento.”

Su comentario dice mucho, como su pedido de no ser identificada. ¿Quién necesita rompe-sindicatos, patrullas de responsables sindicales, o legiones de abogados caros que se opongan a reivindicaciones salariales y de horario cuando un trabajador teme tanto por la seguridad de su empleo que reacciona positivamente al despido de los que imagina son sus competidores en potencia? Cuando los empleados controlan su propia conducta por temor a la cesantía – monitoreando el tiempo ocupado en revisar sus correos o al utilizar el baño – los malos tiempos generan claramente una ventaja para la dirección de la empresa.

En ese entorno laboral, es fácil volverse no sólo contra otros, sino contra sí mismo. Al pensar en lo que hará sin empleo ni prestaciones de desempleo, Juanita se pregunta si el problema no será la economía, sino sus propias decisiones en la vida. “Dejé mi casa cuando tenía dieciséis años y viví en mis propios sitios, tuve mis hijos, y me casé,” dice nerviosa, doblando y volviendo a doblar un periódico local. “Debiera haber ido a la universidad y hecho muchas cosas más para haber sido más mercadeable antes en la vida. Ahora me veo en la necesidad de comenzar de nuevo una vez más.”

Una mirada a la oposición corporativa a la Ley de Libre Elección del Empleado (EFCA, por sus siglas en inglés), cuya aprobación por el Congreso es una demanda central de los sindicatos, da una idea de cómo las compañías tratan persistentemente de perjudicar a sus trabajadores. La EFCA permitiría a los trabajadores la formación de un sindicato si una mayoría firma tarjetas del sindicato en un sitio de trabajo determinado. La “comprobación por tarjeta”, como la llaman frecuentemente, les permite organizar sindicatos sin que sea necesaria una elección. En un artículo en noviembre en el que analiza la reacción de la elite empresarial a la Ley, el columnista de opinión editorial del Wall Street Journal, Thomas Frank escribió: “La comprobación por tarjeta tiene que ver con poder. La dirección lo tiene, los trabajadores no, y las empresas no quieren que eso cambie.”

A juicio de Frank, la actual lucha por la EFCA es la más reciente encarnación de una lucha en desarrollo constante entre trabajadores y empleadores. Para los sub- o desempleados que se conglomeran en esta oficina en Filadelfia, la actual recesión no representa una interrupción en la lucha normal, es más bien una nueva temporada de caza para ataques corporativos en su contra.

Ahora mismo, para Juanita, Chris, y otros en esta oficina, en realidad existen dos guerras, y sólo una de ellas parece haber captado la atención de los periodistas laborales y empresariales. Los titulares sobre la primera dicen: “Compañías desesperadas obligadas a reducir empleos.” Pero muchos de los que están aquí parecen estar viviendo una segunda guerra en la que las empresas aprovechan los malos tiempos para actuar utilizando métodos que no podrían utilizar en mejores circunstancias.

¿No debieran salir los periodistas en busca de esa lucha clandestina y unilateral? ¿No es hora de que la segunda guerra empresarial de este momento merezca unos pocos titulares?

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Robert S. Eshelman es periodista independiente y presentador en audio de TomDispatch.com. Sus artículos han aparecido en The Nation, In These Times, y en The National de Abu Dhabi. Para contactos, escriba a: robertseshelman@gmail.com.

Copyright 2009 Robert S. Eshelman

Una injerencia demasiado visible - El caso Freeman: el Lobby israelí se tambalea

John J. Mearsheimer
Red Voltaire
27/03/09

Mientras que la coalición que condujo a Barack Obama a la Casa Blanca se debate en sus luchas internas, el lobby israeli (AIPAC) logró sacar al embajador Freeman de la presidencia del Consejo Nacional de Inteligencia. La cuestión es que hace años que Chas Freeman lidera, en el seno del Departamento de estado y de la CIA, una corriente que promueve un reajuste de la política de Washington en el Medio Oriente a favor de los intereses nacionales de Estados Unidos.

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Freeman organizó la publicidad del libro de crítica de los profesores John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, contribuyó a la firma de los contratos petroleros entre China e Irán, organizó la invitación del presidente Ahmadinejad a la universidad de Columbia y, más recientemente, apoyó al enviado especial de la ONU en los territorios palestinos, Richard Falk. Para sacarlo del camino, el lobby israelí lo acusó de estar al servicio de los intereses sauditas y chinos, lo cual Freeman no podía desmentir sin revelar su papel exacto en los servicios de inteligencia estadounidenses. Pero ante la acción, demasiado visible, del lobby israelí contra un miembro eminente de la comunidad de inteligencia estadounidense, ésta última se ha movilizado contra ese grupo de influencia.

El señor Freeman presentaba una formidable carrera de 30 años al servicio de la diplomacia y del Departamento de Defensa, pero criticó públicamente la política israelí y la especial relación que Estados Unidos mantiene con ese país al decir, por ejemplo, en un discurso que pronunció en 2005, que «mientras Estados Unidos siga proporcionando incondicionalmente [a Israel. NdT.] el financiamiento y la protección política que hacen posible la ocupación israelí y la política violenta y autodestructiva [para Israel. NdT.] que esa ocupación genera, habrá muy pocas razones, o más bien estrictamente ninguna razón, para esperar la resurrección de nada parecido al difunto proceso de paz».

Ese lenguaje raramente se escucha en Washington, y quien lo utilice pueda estar casi seguro de no llegar a ocupar ninguna responsabilidad gubernamental de alto nivel. Pero el almirante Dennos Blair, el nuevo director de la Inteligencia Nacional, siente gran admiración por Freeman, que le parecía ser exactamente el tipo de persona capaz de revitalizar los círculos de inteligencia, extremadamente politizados durante la era Bush.

Extremadamente inquieto, como era de esperar, el lobby israelí desencadenó una campaña de difamación contra Freeman, con la esperanza de que renunciara por sí mismo o de que Obama lo despidiera. El lobby disparó su primera andanada con la publicación, en un blog, de un texto de Steven Rosen, un ex responsable del AIPAC (American Israel Public Affairs Comité), actualmente bajo investigación por haber entregado secretos a Israel.

La opinión de Freeman sobre el Medio Oriente, escribía Rosen, «es la que usted pudiera esperar del ministro saudita de Relaciones Exteriores, con quien está, por además, muy vinculado». Rápidamente se incorporaron a la jauría varios periodistas pro israelíes de renombre, como Jonathan Chait y Martin Peretz, del bimensual The New Republic, y Jeffrey Goldberg de la publicación mensual The Atlantic, y Freeman se vio bajo el bombardeo de las publicaciones que permanentemente defienden a Israel, como The National Review, The Wall Street Journal y el Weekly Standard.

La verdadera llamarada vino, sin embargo, del Congreso, donde el AIPAC (que se presenta a sí mismo como el «lobby pro israelí de América» dispone de un poder aplastante. Todos los miembros republicanos de la Comisión senatorial de Inteligencia atacaron sin piedad a Freeman, al igual que senadores demócratas como Joseph Lieberman y Charles Schumer. «No sé cuántas veces exhorté a la Casa Blanca a que lo sacaran», dijo Schumer, «y me siento feliz de que finalmente acabaran haciendo lo único que había que hacer».

Lo mismo sucedió en la Cámara de Representantes, donde la carga estuvo dirigida por el republicano Mark Kira y el demócrata Steve Israel, quien empujó a Blair a emprender una investigación implacable sobre las finanzas de Freeman. Finalmente, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, declaró que la nominación de Freeman era arbitraria. Freeman habría sobrevivido a la jauría si la Casa Blanca le hubiera dado su apoyo.
Pero la adulación de Barack Obama hacia el lobby israelí durante la campaña electoral y su revelador silencio durante la guerra contra Gaza demuestran que el lobby no es el tipo de adversario al que él esté dispuesto a enfrentarse. Por consiguiente, de forma nada sorprendente, se quedó callado, y Freeman no tuvo más remedio que renunciar.

Desde entonces, el lobby ha hecho ingentes esfuerzos por negar su propia actuación en la renuncia de Freeman. El vocero del AIPAC, Josh Block, ha dicho que su organización «no había adoptado posición alguna sobre esa cuestión y que no había realizado ninguna acción de cabildeo en el Capitolio». El Washington Post, cuya página editorial está bajo la dirección de Fred Hiatt, un hombre totalmente dedicado a la labor de hacer eterna la «relación especial» [entre Estados Unidos e Israel. NdT.], publicó un editorial afirmando que acusar al lobby por la renuncia de Freeman sólo era digno de los propios sueños «del señor Freeman y de los partidarios de la teoría de la conspiración de su misma ralea».

En realidad, hay sobradas pruebas de la profunda implicación del AIPAC y de otros fanáticos partidarios de Israel en la campaña contra Freeman. Block reconoció haber hablado de Freeman a periodistas y blogueros y haberles proporcionado información, siempre después de haberse puesto de acuerdo con ellos para que no le atribuyeran sus comentarios personalmente ni a él ni al AIPAC.

Jonathan Chait, quien, antes de la depuración de Freeman, negó que la controversia partiera de Israel escribió después: «Claro, reconozco que el lobby israelí es poderoso y que fue un factor clave en la campaña contra Freeman, y que ese lobby no siempre constituye una influencia beneficiosa». Daniel Pipes, quien dirige el Middle East Forum, donde actualmente trabaja Steven Rosen, rápidamente envió por correo electrónico una circular en la que elogiaba la actuación de Rosen en la eliminación de Freeman.

El 12 de marzo, o sea el mismo día que el Washington Post publicó su editorial burlándose de todo el que sugería que el lobby israelí había contribuido grandemente a la eliminación de Freeman, ese mismo diario publicaba en primera plana un artículo que describía el papel central que el lobby desempeñó en el asunto. Hubo también un comentario de un experimentado periodista, David Broker, que empezaba de la siguiente manera: «La administración Obama acaba de sufrir una incómoda derrota ante los mismos cabilderos que el presidente juró poner en su lugar.»

Los detractores de Freeman sostienen que la opinión de éste sobre Israel era en realidad la de otras personas. Se afirma que mantenía relaciones especialmente estrechas, e incluso probablemente inapropiadas [para un diplomático. NdT.], con Arabia Saudita, donde fue en el pasado embajador de Estados Unidos. Pero esa acusación no tuvo repercusión, ya que no existe prueba alguna en ese sentido. Los partidarios de Israel también dijeron que había hecho comentarios desprovistos de la menor compasión sobre el destino de los manifestantes chinos de la plaza Tiananmen de Pekin [en 1989, NdT.], pero esa acusación, desmentida por los defensores de Freeman, apareció únicamente porque los detractores pro israelíes de Freeman buscaban cualquier cosa que permitiera manchar su reputación.

¿Por qué se preocupa tanto el lobby por la nominación para un puesto que, aunque importante, no es de suprema envergadura? He aquí una razón, entre tantas: Freeman hubiera pasado a ser el responsable de la publicación de las evaluaciones de los servicios de inteligencia nacionales. Israel y sus partidarios estadounidenses estaban rabiosos porque el Consejo Nacional de Inteligencia llegó, en noviembre de 2007, a la conclusión que Irán no estaba fabricando la bomba atómica, y se esforzaron ardorosamente por sabotear aquel informe, cosa que siguen haciendo hoy en día.

El lobby quiere garantizar que la próxima evaluación de las capacidades nucleares de Irán [por parte de Estados Unidos. NdT.] llegue a la conclusión diametralmente opuesta, cosa que tenían menos posibilidades de lograr con Freeman al mando. Es mejor poder contar con alguien debidamente avalado por el AIPAC, para poder controlar las cosas.

Otra razón todavía más importante para el lobby de querer sacar a Freeman de su puesto es la fragilidad de la argumentación que debiera justificar la actual política de Estados Unidos hacia Israel, [fragilidad] que hace imperativo el silenciar o marginar a todo el que se atreva a criticar la relación especial. Si Freeman no hubiese sido castigado, los demás hubieran visto que se podía criticar abiertamente a Israel y hacer una brillante carrera en Washington. Y también que la relación especial se vería seriamente comprometida a partir del momento en que alguien lograra la apertura de un diálogo abierto y libre sobre Israel.

Uno de los aspectos más notables del caso Freeman fue el hecho que los medios que expresan el consenso le prestaran muy poca atención. Así, por ejemplo, el New York Times no publicó ni el menor artículo sobre Freeman hasta el día siguiente de su renuncia, a pesar de que una feroz batalla alrededor de su nominación se había desatado en los blogs desde el momento mismo de dicha nominación.
Sin embargo, en los blogs sucedió algo que nunca hubiera sucedido en los medios del consenso: el lobby enfrentó una verdadera oposición. De hecho, todo un abanico de blogueros, enérgicos, bien informados y altamente respetados, defendió a Freeman, en todas las peripecias, y probablemente hubiesen ganado si el Congreso no hubiera utilizado contra a ellos toda su influencia. En pocas palabras, Internet permitió un debate serio en Estados Unidos, sobre una cuestión que tenía que ver con Israel. Fue la primera vez.
Al lobby no le costó mucho trabajo que el New York Times y el Washington Post se plegaran a la línea del partido, pero no dispone de muchos medios de acallar las críticas que se expresan en Internet.

En el pasado, cada vez que las fuerzas pro israelíes entraron en conflicto con una personalidad política de importancia, esa personalidad, por lo general, retrocedió. Jimmy Carter, arrastrado por el fango después de la publicación de su libro Palestina: la Paz, no el apartheid, fue el primer estadounidense importante en resistir y replicar. El lobby no pudo hacerlo callar, y no fue porque no tratara de hacerlo.

Freeman sigue las huellas de Carter, pero actúa con más tesón. Después de renunciar, publicó un ácida denuncia [1] contra la «gente sin escrúpulos enteramente dedicada a defender los puntos de vista de una facción política de un país extranjero» que tiene como objetivo «impedir por todos los medios la difusión de opiniones un poco diferentes». «Existe», prosiguió, «una especial ironía en el hecho de verse acusado de [tener una] apreciación inapropiada sobre posiciones de gobiernos y de empresas extranjeras por parte de un clan tan evidentemente dedicado a imponer la adhesión a la política de un gobierno extranjero» [en este caso, el gobierno israelí. NdT.].

La notable declaracion de Freeman llegó al mundo entero, la leyeron innumerables personas. Eso no es bueno para el lobby, que hubiera preferido liquidar la nominación de Freeman sin dejar huellas digitales. Pero Freeman va a seguir expresándose sobre Israel y sobre el lobby pro israelí, y es posible que algunos de sus aliados naturales dentro del Beltway acaben uniéndose a él.

De manera lenta, pero segura, comienza a abrirse, en Estados Unidos, un espacio donde se podrá hablar con seriedad sobre Israel.

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(*)Profesor de ciencias políticas en la universidad de Chicago. Último libro publicado: The Israel Lobby and U.S. Foreign Policy (versión francesa: Le lobby pro-israélien et la politique étrangère américaine).

Hacia el nuevo orden financiero global: ¿Bipolaridad del dólar y el yuan?

Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada
27/03/09

China se ha puesto la cuerda al cuello con tantas reservas de divisas en dólares (las mayores del mundo), además de sus cuantiosas inversiones en los volátiles Bonos del Tesoro de EU y en sus hipotecarias paraestatales quebradas (Fannie Mae y Freddie Mac), pero tampoco se va a disparar a la ingle arrojando sus dólares, por lo que, a nuestro juicio, ha optado por una reconversión paulatina de sus reservas a otras divisas menos riesgosas (que tampoco hay tantas).

El nuevo orden mundial será necesariamente triple: geopolítico, geoeconómico y geofinanciero. El rotativo sudcoreano Korea Herald ha iniciado una serie sobre el Nuevo Orden Financiero Global, en la que destaca el ascenso del renminbi como divisa global (10/02/09) por Lee Chang-kyu (LC-k).

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Cada vez más resalta que los geoestrategas estadounidenses intentan aliarse con los países asiáticos de la cuenca del Pacífico, en la línea de Henry Kissinger (ver Bajo la Lupa 18/01/09), lo que se infiere de la primera gira de Hillary Clinton, la secretaria de Estado de Obama, a Japón, Corea del Sur, China e Indonesia.

Estados Unidos ha perdido la paciencia con los países grandes de la eurozona (Alemania y Francia), quienes cada día se acercan más a Rusia, cuando el posicionamiento de Washington en el Gran Medio Oriente (debido concurrentemente al belicismo de Israel) se ha deteriorado en forma dramática.

Bismarck vuelve a tener razón: la geografía es destino, lo que en la etapa presente significaría la europeización de Rusia, la rusificación de Europa y la desestadounización del Gran Medio Oriente que se acerca más a la Unión Europea, a Rusia, a China y a India (pese a los esfuerzos contrarios del eje Estados Unidos-Israel). Es evidente que la israelización de EU le ha causado un enorme daño en el corazón euroasiático: en el Gran Medio Oriente.

Este contexto es relevante para ubicar el artículo de LC-k, becario del Instituto Internacional Coreano de Política Económica, quien cuenta con un doctorado de la Universidad de Pittsburgh, y se ha consagrado al estudio de la economía y las finanzas de China.

Aunque discrepemos sustancialmente, su artículo es digno de análisis debido a su formación estadounidense y a su pertenencia a un país donde EU cuenta con una base militar (pese a que en fechas recientes se ha alejado de su unilateralismo, en particular, respecto del contencioso nuclear de Corea del Norte). Pese a que la economía y su divisa won han recibido una paliza como consecuencia del tsunami financiero global provocado por EU, su PIB (1.78 por ciento del PIB mundial) no es nada despreciable, si se toma en consideración su exigüidad territorial (del tamaño de Chiapas) y su población (la mitad de México), ha desplazado a nuestro país del décimotercer sitio mundial (datos del Banco Mundial de 2007).

En síntesis: LC-k demuestra impecablemente la fortaleza del yuan chino (vernáculamente conocido como renminbi) en las regiones del sudeste asiático y de Asia Central, que ha llegado hasta desplazar al dólar estadounidense en sus intercambios comerciales.

Aunque admite el ascenso espectacular del yuan, todavía no le ve posibilidades en el corto ni el mediano plazos para sustituir al dólar estadounidense como la divisa de reserva mundial y parece insinuar, sin pronunciarlo expresamente, la bipolaridad (el dominio financiero de ambas divisas) del yuan y el dólar en la parte asiática de la cuenca del Pacífico, extensivo al sudeste asiático y a Asia central.

Elimina la relevancia de Japón con todo y su yen: en la actualidad, debido a los bajos precios del petróleo, los países exportadores de hidrocarburos no tienen la capacidad de financiar las deudas fiscales de EU. Japón debe ser excluida, debido a los problemas de su economía (Nota: lleva casi una generación en deflación).

Entonces China es la única que parece cargar con la responsabilidad. ¿Qué advendrá cuando vuelva a rebotar el precio del petróleo?

En el peor de los casos, LC-k apuesta a la unipolaridad del dólar, y en el mejor de los casos, a una alianza entre el dólar estadounidense y el yuan chino: para ser realistas (sic) ninguna (¡super-sic!) divisa más que el dólar puede ser el candidato como la principal divisa internacional en las actuales circunstancias. Ya veremos.

Recordemos que en la reciente cumbre del G-20 en Washington, en el ocaso del régimen torturador bushiano, fue Japón (seguramente también el México calderonista, cuya opinión, si es que la tuviese, no es muy tomada en cuenta en estos menesteres) el único país que apuntaló la unipolaridad del dólar, como filtraron nuestros amigos chinos, cuando Rusia y la eurozona reclamaron la multipolaridad de las divisas.

Según el dolarcentrista LC-k, a Shanghai le tomará varias décadas para convertirse en un verdadero centro financiero internacional y cita al estadounidense Barry Eichengreen de que al yuan le tomará entre cuatro o cinco décadas para convertirse en la nueva divisa de reserva. Ya veremos.

Asegura que China no seguirá una reorganización más radical del presente sistema internacional de divisas. ¿Qué tan seguro está? ¿No será más bien que China espera que pase el cadáver del dólar frente al pórtico de su pagoda?

Afirma en forma aventurera que cualquier medida rápida (sic) y drástica (sic) para convertir al renminbi en una divisa internacional podría llevar a un desastre (¡súper-sic!) irrecuperable. Un cambio a una economía global basada en el yuan podría ser peligroso (sic) si se considera la inmensa exposición de China a sus activos en dólares.

Aquí se precipita LC-k, ya que China no optará por un cambio rápido y drástico, contrario a su milenaria costumbre gradualista, pero tampoco aceptará la hegemonía del dólar que tanto ha criticado.

China se ha puesto la cuerda al cuello con tantas reservas de divisas en dólares (las mayores del mundo), además de sus cuantiosas inversiones en los volátiles Bonos del Tesoro de EU y en sus hipotecarias paraestatales quebradas (Fannie Mae y Freddie Mac), pero tampoco se va a disparar a la ingle arrojando sus dólares, por lo que, a nuestro juicio, ha optado por una reconversión paulatina de sus reservas a otras divisas menos riesgosas (que tampoco hay tantas).

El problema del análisis de LC-k es que permuta la unipolaridad del dólar por la todavía inviable unipolaridad del yuan y soslaya que el mundo tiende a la multipolaridad y regionalización de las divisas.
Mañana nos podemos encontrar con alianzas entre las divisas que no desean depender tanto del dólar que sirvió para implementar el poderío global de EU.

Se ha detectado una cierta convergencia de intereses entre el yuan y el yen, y no es nada descabellado, en el mero ámbito geofinanciero, sustentar la probabilidad de una alianza tripartita entre el dólar estadounidense, el yuan chino y el yen nipón (a la que se pudiera agregar la nueva divisa creada por la anglósfera a inspiración británica).

Dado este reacomodo de las alianzas geofinancieras con las divisas, tampoco sería insensato prever una alianza entre el euro y el rublo ruso, a la que más tarde se pudieran sumar los países petroleros del Golfo Pérsico.

El sionismo como patología - Las profundas raíces del terror que practica el Estado judío

Por Silvia Cattori
Red Voltaire
27/03/09

La creación del Estado de Israel, en 1948, llegó acompañada de la limpieza étnica de 750 000 palestinos –más de la mitad de la población autóctona– que fueron expulsados de sus ciudades y aldeas, por la fuerza o mediante el terror sembrado a través de las matanzas planificadas contra los civiles, como la masacre de la aldea de Deir Yassin.

Desde aquel entonces y durante sus 60 años de existencia, desde las masacres de Sabra y Chatila, en 1982 hasta la carnicería que actualmente se desarrolla en Gaza –pasando por la destrucción del campamento de refugiados de Yenin y la destrucción de las infraestructuras palestinas de Cisjordania, en 2002; las masacres en el campamento de refugiados de Yabaliya, en 2005 y 2006; y los bombardeos masivos contra el Líbano en 2006–, Israel, con el pretexto de "defenderse", nunca ha dejado de sembrar la muerte y la devastación entre sus vecinos, valiéndose para ello de todo el poder de fuego de su aviación, de su marina de guerra y de sus tanques.

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Y cada vez nos hemos quedado aterrados y escandalizados, al mismo tiempo, por el salvajismo de los ataques israelíes, por la cantidad de víctimas y la envergadura de la destrucción que estos ataques han provocado, además de quedarnos estupefactos ante la pasividad de la "comunidad internacional".

Y cada vez hemos visto en las pantallas de nuestros televisores como los voceros y embajadores israelíes, con la complicidad de redacciones parcializadas, justifican los crímenes cometidos con descaradas mentiras, mostrando su desprecio por el pueblo cuya tierra ocupan militarmente y a cuyas hombres, mujeres y niños están ejecutando sumariamente, con una arrogancia que recuerda la que caracterizó en su época a los dignatarios nazis.

La furia destructora de ese Estado no es nueva para los pueblos ocupados que la sufren día a día. Pero la masacre del ghetto de Gaza, el baño de sangre que tiene lugar ante nosotros, la ha hecho más evidente a los ojos del mundo.

Y la cuestión de saber cómo y por qué es posible tanto salvajismo se plantea ahora con mucha más insistencia.

Dos conocedores de Israel, el historiador Ilan Pappe y el profesor de filosofía jurídica y política Oren Ben-Dor [1], han tratado recientemente de encontrar una respuesta a esa crucial pregunta.

El sionismo [2] en tela de juicio

En su artículo titulado "Israel y la virtud ultrajada" [3], Ilan Pappe señala que la postura de autojustificación que constantemente adopta Israel es "un tema que merece que nos detengamos en él, si queremos entender el por qué de la inmunidad internacional de la que goza Israel para [cometer] las masacres que continúan en Gaza".

Ilan Pappe comienza insistiendo en la oleada de propaganda de los medios israelíes, en la hipocresía de las justificaciones presentadas y la amenaza que representan estas para los palestinos:

"Esta postura [de autojustificación] está basada, ante todo, en puras mentiras (…) que recuerdan las horas sombrías de los años 1930 en Europa. (…) No hay límites para la hipocresía, esencia misma de la virtud ultrajada. El discurso de los generales y de los responsables políticos oscila, según el caso, entre la autocongratulación ante la humanidad que muestra el ejército con sus golpes "quirúrgicos", de una parte, y de la otra, la necesidad de destruir Gaza de una vez y por todas, pero de forma humana, claro está.

Esta virtud ultrajada es una constante en el proceso de ocupación, primero por parte de los sionistas, y más tarde por parte de Israel. Todas las acciones, ya sean la depuración étnica, la ocupación, las masacres o la destrucción, han sido presentadas siempre como actos justos en el plano moral y ligados a la autodefensa, perpetrados por Israel contra su propia su propia voluntad en el marco de su guerra contra seres humanos de la peor especie. (…)

Esta virtud ultrajada es lo que protege a la sociedad y a los responsables políticos de todo reproche o crítica proveniente del exterior. Y lo que es peor, siempre se traduce en la aplicación de medidas de destrucción dirigidas contra los palestinos. Sin oposición interna y sin presiones exteriores, el resultado es que todo palestino puede convertirse en blanco de ese furor. Dado el volumen de fuego del Estado hebreo, eso solamente puede terminar en nuevas masacres, nuevos asesinatos masivos, nuevas depuraciones étnicas."

Ilam Pappe menciona por su nombre a lo que él caracteriza como una "ideología malsana destinada a enmascarar atrocidades": "el sionismo". Y concluye que es urgente denunciarlo y combatirlo:

"Tenemos que tratar de explicar, y no sólo al mundo entero sino a los propios israelíes, que el sionismo es una ideología que aprueba la depuración étnica, la ocupación y, hoy en día, las masacres (…) y [tenemos] también que dejar de legitimar esa ideología, que ha engendrado esta política y que la justifica moral y políticamente. (…) Quizás resulte más fácil hacerlo ahora, en circunstancias tan dramáticas, en momentos en que la atención del mundo se dirige, una vez más, hacia Palestina. (…)

A pesar de las previsibles acusaciones de antisemitismo y todo lo demás, es hora ya de explicar a los pueblos la relación existente entre la ideología sionista y las grandes fechas, ya familiares, de la historia de ese territorio: la depuración étnica de 1948, la opresión de los palestinos en Israel durante el periodo de gobierno militar, la brutal ocupación de Cisjordania y, hoy en día, la masacre de Gaza. (…) Al demostrar la relación entre la doctrina sionista, la política a la que ha dado lugar y las actuales atrocidades, seremos capaces de ofrecer una explicación clara y lógica en el marco de la campaña [dirigida contra Israel, NDT] de boicot, de sanciones y de retirada de las inversiones."
Una patología suicida

En su artículo titulado "Israel: suicidio por autodefensa" [4], Oren Ben-Dor comienza insistiendo en la incesante repetición de las masacres perpetradas por Israel, en la hipocresía de las razones que alega para justificar su guerra en Gaza y en el previsible fracaso de este último intento de acabar con la resistencia palestina:

"Como el Líbano en 2006, el pueblo de Gaza está siendo masacrado por los pilotos asesinos de un Estado asesino. (…) Esta repetición de la violencia a gran escala por parte de Israel (…) se produce luego de un largo proceso que comenzó en el momento en que Israel retiró unilateralmente sus colonias y su infantería de Haza, retirada cuyo único objetivo fue organizar lo que se ha descrito como un zoológico de seres humanos vigilado a distancia. (…)

Fuera de aportar una respuesta a corto plazo a los ataques con cohetes, la ola de violencia israelí se basa en un razonamiento viciado (petición de principio) y en una provocación meditada. (…) Los asesinatos selectivos cometidos contra miembros del Hamas, el derrocamiento mismo de la organización, la destrucción de su infraestructura y de sus edificios no lograrán aplastar la legítima oposición a la entidad sionista, arrogante y triunfalista. Ningún ejército, por muy bien equipado y entrenado que esté, puede ganar en la lucha contra una cantidad cada vez más creciente de gente que no tiene ya razones para temer la muerte."

Oren Ben-Dor plantea entonces la interrogante de fondo:

"Considerando el seguro fracaso de los intentos de imponer la estabilidad mediante la violencia, la intimidación, el hambre y la humillación, ¿qué es entonces lo que mueve al Estado israelí en esta tierra? ¿Qué creen poder obtener los israelíes con esta masacre? Tiene que haber otra cosa que no se menciona. Tiene que haber, para los israelíes, algo o alguna idea que preservar, o que defender incluso, en esa patología que consiste en querer provocar un estado permanente de violencia contra sí mismos. ¿Qué tipo de autosatisfacción condiciona entonces esa voluntad autodestructiva de verse odiado?"

Y encuentra finalmente la respuesta a esta pregunta en "la incapacidad de los israelíes para cuestionarse sobre el basamento discriminatorio de su propio Estado":

"Muchos de los palestinos que viven en Gaza son los hijos de los 750 000 refugiados expulsados en 1948 de lo que hoy es el Estado judío. (…) Sólo mediante una purificación étnica masiva pudo implantarse un Estado de mayoría y de carácter judíos. Toda aplicación justa del derecho internacionalmente reconocido a los refugiados de poder regresar a sus tierras significaría efectivamente el fin del proyecto sionista. (…) A su regreso, [los refugiados] exigirían seguramente para sí mismos, y lo exigirían con fuerza, una ciudadanía de igualdad [entre judíos y árabes]. Al hacerlo, menoscabarían la idea discriminatoria que sirve de base al Estado judío (…). Por consiguiente, Israel impide el regreso de los refugiados por la misma razón por la que discrimina a sus propios ciudadanos no judíos."

Oren Ben-Dor concluye que sólo el cuestionamiento del apartheid israelí, del "derecho de Israel a existir con seguridad como Estado judío" puede poner fin al ciclo de violencia. Sin ese cuestionamiento, la "retórica de la autodefensa" se limitará de nuevo a la "espantosa crónica de un suicidio anunciado":

"Admitir el derecho de Israel a existir con seguridad como Estado judío se ha convertido hoy en el punto de referencia de una moderación política. Obama entona ya esa canción. (…) el origen de la violencia en Gaza está íntimamente vinculado a la manera como nació el Estado israelí y a como sigue tolerando la idea del apartheid en su propia esencia. Israel no debe ser "reformado" o "condenado" sino reemplazado par una única estructura igualitaria en toda la Palestina histórica.

Israel tiene necesidad de un ciclo permanente de violencia. (…) La violencia (…) es un medio necesario para anclar la supuesta legitimidad de lo que supuestamente sería la única alternativa a esa violencia. Esa alternativa no es otra cosa que el fracaso "sorprendente" de un proceso de paz "sensato", "razonable" y "moderado" para ir hacia dos Estados, un proceso que pretende legitimar de una vez y por todas el Estado del apartheid. El discurso fue manipulado de forma tal que los urgentes llamados al cese inmediato de la violencia reavivan ese proyecto para dos Estados, esencialmente injusto y condenado al fracaso, pero que garantiza la continuidad de la violencia. (…)

Esa patología israelí llevará, furtiva y fatalmente, a lo que más temen los israelíes. No hay, en efecto, para el proyecto nacionalista de las eternas víctimas, "otra posibilidad" que no sea el suicidio junto a aquellos a los que oprime. (…) La autodefensa mediante el suicidio subraya el carácter único del apartheid israelí. La retórica tanto de la no elección como la de la autodefensa encierra una espantosa crónica de un suicidio anunciado. A pesar de su poderío militar, Israel es un Estado débil y moribundo que quiere autodestruirse. Las naciones más poderosas del mundo asisten a ce proceso suicida, y el hecho exige una urgente reflexión."

Como puede verse, para estos dos autores, el carácter mismo del Estado israelí, el apartheid que está aplicando y que le sirve de basamento, son la base del terror que periódicamente desencadena contra sus vecinos, y el ciclo de la violencia y las masacres no tendrá fin mientras la "comunidad internacional" siga tolerando esta excepción inaceptable de la aplicación del derecho internacional.

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(*) Periodista suiza.
Notas
[1] Ilan Pappe (1954-), ciudadano israelí, es uno de los «nuevos historiadores» que han reexaminado con una mirada crítica la historia de Israel y del sionismo. El año pasado, como resultado de su apoyo al boicot internacional contra las universidades israelíes, Ilan Pappe recibió amenazas de muerto y tuvo que renunciar a su cátedra de profesor de ciencias políticas en la Universidad de Haifa y emigrar a Gran Bretana. El Dr Oren Ben-Dor nació en Haifa y creció en Israel. Actualmente imparte clases de filosofía jurídica y política en la facultad de Derecho de la Universidad Southampton, en Gran Bretaña.
[2] Sionismo: ideología política que predica la formación de un Estado judío en Palestina y el retorno del pueblo judío «a su patria histórica, Eretz Israel, por Aliyah proveniente de todos los países». El movimiento sionista fue fundado en el Congreso de Basilea, en 1897, por Theodor Herzl, periodista y escritor judío austríaco, autor de Der Judenstaat («El Estado de los judíos»).
[3] Ver:
«Israël et la ”vertu outragée”», por Ilan Pappe, blog.emceebeulogue.fr, 6 de enero de 2009.
Texto original en inglés: «Israel’s righteous fury and its victims in Gaza», The Electronic Intifada, 2 de enero de 2009.
[4] Ver:
«Israël: le suicide par l’autodéfense», por Oren Ben-Dor, info-palestine.net, 4 de enero de 2009.
Texto original en inglés: «The Self-Defense of Suicide», Counterpunch, 1ero de enero de 2009.