Colapsa la credibilidad social en el sistema - Estalla el "euro-escepticismo": La crisis europea derrumba la confianza en las instituciones

Manuel Freytas
IAR Noticias
16/04/09

¿Qué pasaría con el sistema capitalista si las mayorías dejaran de votar, o votaran en blanco, en las elecciones periódicas para elegir autoridades?. ¿Y qué pasaría si esas mismas mayorías dejaran de consumir los productos superfluos (el 70% de la producción capitalista global) de la "sociedad de consumo" y sólo adquirieran aquellos necesarios para su supervivencia?.

...Siga leyendo, haciendo click en el título...


En el primer caso, las instituciones jurídicas y políticas del capitalismo quedarían "deslegitimadas" y el sistema hipócrita de "gobernabilidad" (y de dominio político y social) basado en la "democracia representativa" se derrumbaría.

En consecuencia, el sistema capitalista se vería obligado (para mantener el dominio) a recurrir al uso de la fuerza militar para preservar el "orden" político y social que le garantice el funcionamiento en "paz" de sus empresas y bancos a escala global.

En el segundo caso, las bases del "consumismo" masivo (la piedra basal del funcionamiento de la rentabilidad y de la economía capitalista a nivel planetario) se derrumbarían y el sistema colapsaría por "sobreproducción" a escala global.

Lo que indica claramente que, si las mayorías no votaran y sólo consumieran lo necesario para vivir, el sistema capitalista se quedaría sin sus dos motores esenciales: El "sobre-consumo social" (inducido para vender productos superfluos e innecesarios) y el "voto democrático" (inducido para imponer el dominio sin el uso de las armas).

La "crisis de credibilidad"

Algunos cafés londinenses ofrecen sus "especiales de recesión", menús económicos para estos tiempos de crisis.

La dinámica de este proceso en el mundo parece estar en marcha sobre la base de dos fenómenos interactivos que ya se verifican tanto en los países centrales como en las áreas subdesarrolladas del mundo periférico: La "crisis recesiva" y los conatos de "ingobernabilidad" que producen las reacciones (conflictos y estallidos) sociales y sindicales como respuesta a los despidos laborales detonados por la paralización económica.

Pero a este escenario, se suma un "tercer factor" de índole psicosocial producido por la falta de expectativas personales y laborales que genera la crisis: El "escepticismo social".

Según la encuesta del Eurobarómetro (sondeos de opinión pública), encargada por el Parlamento Europeo, divulgada el miércoles, la confianza en las instituciones de la UE se desploma con la crisis financiera recesiva que se expande como un virus tanto por las potencias centrales como por la periferia subdesarrollada de la Europa continental.

De acuerdo con el estudio, sólo el 34% de los ciudadanos tiene intención de votar en las elecciones europeas que se llevarán a cabo en el mes de junio.

Las justificaciones de la abstención, varían entre un 62% que "cree que su voto no cambiará nada", y un 55% que opina que "el Parlamento Europeo no se ocupa de los problemas que le conciernen".

Esta desconfianza -aclara el informe- no es una muestra de antieuropeísmo, porque sólo un 20% dice "estar en contra de Europa, de la Unión Europea o la construcción europea".

El malestar social -señala la medición- se refleja en el marcado deterioro de confianza que en menos de cuatro meses han sufrido las instituciones comunitarias, como la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Banco Central Europeo, (BCE).

El sondeo oficial señala que la confianza en el BCE ha caído del 48% al 39% entre septiembre de 2008 y abril de este año. En el mismo período la confianza en la Comisión ha caído del 47% al 42% y la del Parlamento del 51% al 45%.

El Reino Unido (59%), Grecia y Austria (42%), son los países con un número de ciudadanos más elevado que tienden a no confiar en la Eurocámara, sensación que empiezan a multiplicarse por todo el continente europeo .

Esta situación refleja la pérdida de confianza que se traduce en un desinterés por las próximas elecciones europeas, según la encuesta del Eurobarómetro, encargada por el Parlamento Europeo.

La medición, realizada sobre una muestra de 27.218 personas realizada entre enero y febrero, apunta un "creciente desinterés de los ciudadanos" por las elecciones europeas en comparación con el sondeo realizado hace cinco años.

En el Eurobarómetro previo a las elecciones de 2004, un 41% de los encuestados expresaron que "probablemente votarían", mientras que ahora esta proporción se ha reducido al 34%.

Sugestivamente, las sociedades de países europeos menos confiadas con las instituciones de la UE, como Reino Unido y Austria, figuran también entre los que "la probabilidad" de que sus ciudadanos vayan a votar es más baja, el 22% y 21%, respectivamente.

En España, una de las potencias del euro, sólo un 27% de los ciudadanos -según la encuesta- ha manifestado que "probablemente votará" en las próximas elecciones europeas, marcando siete puntos por debajo de la media regional,

El país que hace tan sólo 20 años era uno de los paladines de la democracia representativa europeista, se aproxima a marchas forzadas al colectivo de los países más "euroescéptico", según el informe.

En 1987, un año después del ingreso de España a la Unión, votaron el 69% de ciudadanos. En 1989 la participación cayó al 55%, y remontó después al 59% y 63% en 1994 y 1999, respectivamente. Pero en 2004 la asistencia a las urnas se hundió hasta el 45%.

Las respuestas y opiniones reveladas por la medición registran en forma predominante el impacto de la crisis económica y el cambio de prioridades en las preocupaciones de los ciudadanos europeos.

La mayoría de ciudadanos (57%, 10 puntos más que hace un año) piden que el eje de debate de la campaña electoral se centre prioritariamente en el desempleo y también en el crecimiento económico.

Mientras, debates sobre el cambio climático, la inmigración y el terrorismo sólo interesan a un 26% de los encuestados, el interés por los poderes y las competencias de las instituciones europeas, así como por los valores y la "identidad europea", sólo atraen a un 10% de los ciudadanos.

El estudio concluye que la crisis financiera recesiva ha impactado con fuerza inusitada en las sociedades europeas, y el "euroescepticismo" se está tornado en factor social predominante, que afecta principalmente a la credibilidad en el destino del euro y en la debacle de la confianza en las instituciones de la Unión Europea.

El estudio oficial se conoce en un momento en que la crisis financiera recesiva exportada originalmente de EEUU ya se expande por toda Europa y el colapso financiero con desaceleración económica y desempleo se contagia aceleradamente tanto por las economías centrales del euro como por los países del Este que afrontan crecientes huelgas y protestas sociales con "amenaza a la gobernabilidad".

En este contexto, la medición encargada por la UE parece agregar a la "crisis económica" (producida por la recesión), y a la "crisis social" (producida por las huelgas y conflictos sociales) un tercer actor: El "colapso psicosocial" reflejado en las tendencias del escepticismo generalizado sobre las instituciones del sistema.

Según los datos de la encuesta, esa tendencia al "euroescepeticismo" se agrava en el escenario de las potencias centrales más ricas, como Alemania, Reino Unido, Francia y España.

¿Cómo incidirá este "tercer factor" (el descreimiento social en el sistema) en el desarrollo de los procesos combinados de la "crisis económica" y la "crisis social", que se retroalimentan entre sí tanto en los países centrales como en la aéreas periféricas del planeta capitalista?

¿Cómo hará el eje dominante EEUU-Europa para conservar la hegemonía mundial (del sistema capitalista imperial) si en sus propias metrópolis comienza a colapsar, además de los bancos y las empresas, el sistema que sostiene la credibilidad pública en las instituciones del control político y social?

¿Qué puede pasar (si como efecto de la crisis exportada de las metrópolis imperiales) en las áreas subdesarrolladas de Asia, África y América Latina las mayorías (además de quebrar la "gobernabilidad" con las huelgas y conflictos sociales) se negasen a legitimar a los gobiernos en las urnas?

¿Qué sucedería si (como en la Argentina durante el Cacerolazo de 2001) las mayorías de Asia, África y América se sublevaran y decretaran un "que se vayan todos" contra los políticos y las instituciones de la "gobernabilidad" (léase dominio) en democracia?

La encuesta encargada y difundida este miércoles por la Unión Europea revela que el "tercer factor" de la crisis (la pérdida de credibilidad en las instituciones) no es una especulación "conspirativa" de los analistas contrainformacionales sino un fenómeno de medición social verificable que ya se extiende por las principales potencias centrales europeas.

¿Y qué datos revelaría la misma medición realizada en EEUU donde la mayoría de los analistas coinciden en que Obama ya se encuentra parado sobre el cráter de un "volcán social" ?

La "crisis total" (o la crisis final)

El sistema (económico, político y social) capitalista se basamenta sobre tres parámetros esenciales:

A) Consumo masivo (que alimenta los ciclos de ganancia capitalista con el mercado).

B) Voto "popular" (que alimenta y permite el control político y social sin represión militar).

C) Credibilidad social (que alimenta la supervivencia institucional del sistema capitalista).

Estos tres factores, que conforman la columna vertebral del sistema expoliador capitalista erigido como "civilización única" a escala global, hoy se encuentran en riesgo inmediato a raíz de la crisis financiera que derivó primero en crisis recesiva y luego en crisis social como emergente de los despidos laborales y el achicamiento del consumo popular.

La pérdida de la credibilidad social en las instituciones del sistema -como revela la encuesta europea- cierra el círculo de un proceso interactivo (la crisis global expandida de los países centrales a la periferia) que va a obligar al capitalismo trasnacionalizado a cambiar sus reglas de dominio a escala global.

Y como sostienen algunos expertos: En un mundo incendiado por la simultaneidad de la crisis económica y de los estallidos sociales, poco sirven los políticos y sus instituciones (gendarmes del dominio civil) para detener a las masa sublevadas y escépticas que buscan su propia supervivencia.

Y hay un fenómeno que emerge de la propia dinámica revelada por la encuesta europea: Así como las potencias centrales "exportan" (a través de sus bancos y trasnacionales") la crisis recesiva a la periferia de Asia, Africa y América Latina, también exportan los modelos de comportamiento social de rebelión al sistema.

En esa orientación, la perdida de credibilidad social en las instituciones del sistema que hoy ya se expresa en las potencias centrales y en la periferia de Europa, se va a transferir (por medio de la comunicación globalizada) como un virus contaminante a la periferia de Asia, África y América Latina.

Esta dialéctica de acción-reacción a escala global, es lo que define, en forma totalizada, un fenómeno que excede la denominación reduccionisa de "crisis económica" con que los analistas del sistema califican el actual colapso recesivo mundial.

El capitalismo no está en "crisis económica", sino en "crisis total", y al final del proceso, si quiere supervivir como sistema, deberá echar mano a lo único que puede preservar su dominio: La represión militar.

La dinámica histórica de la crisis pulveriza la columna vertebral del sistema (consumo, voto y credibilidad social) y obliga a cambiar la estrategia de dominación para reciclar un nuevo proceso de control político y social.

La historia demuestra que el capitalismo no se suicida: Solo cambia de forma.

*****

(*) Manuel Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.

0 comentarios: