Acuerdo con Rio Tinto muestra cómo China mezcla la política con los negocios

Shai Oster y Rick Carew
The Wall Street Journal / IAR Noticias
17/04/09

El rey de las fusiones en China se acaba de transformar en uno de los funcionarios estrella del gobierno, un acontecimiento que podría descarrilar una de las mayores inversiones del país en el extranjero.

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Días después de que el presidente del fabricante estatal de aluminio Aluminun Corp. of China (Chinalco) sellara la adquisición de una participación en la minera anglo-australiana Rio Tinto Corp., una operación de US$19.500 millones, dejó el cargo y se integró al gabinete del país.

La incursión del zar del aluminio Xiao Yaquing en la política genera una pregunta fundamental sobre las motivaciones de los gigantes estatales que dan sus primeros pasos en el escenario mundial. ¿Su principal norte serán las ganancias o avanzarán la agenda nacionalista del gobierno chino? Un vistazo al acuerdo con Rio Tinto sugiere que la respuesta es ambas: los negocios y la política están estrechamente ligados para una nueva generación de ejecutivos chinos que se sienten como pez en el agua en el ámbito global.

El tema es importante para América Latina y otras regiones ricas en recursos naturales. China anunció adquisiciones en el extranjero por US$52.000 millones en 2008, dos tercios de ellas ligadas a recursos naturales, según la firma de investigación Dealogic. Este año se han anunciado 65 acuerdos en todo el mundo por parte de empresas chinas, cuyo valor asciende a los US$23.200 millones, casi todos en empresas de recursos naturales, dice Dealogic. Esta misma semana, sin ir más lejos, trascendió que la petrolera China National Petroleum Corp. adelanta negociaciones con la francesa Total SA y la petrolera estatal venezolana PDVSA para orquestar un proyecto de explotación y refinación de crudo en el estado venezolano de Carabobo.

El epicentro de la atención, sin embargo, ha sido Australia. El miércoles, el pacto entre Chinalco y Rio Tinto, fue objeto de un intenso análisis durante la asamblea anual de accionistas de Rio Tinto. Su presidente ejecutivo, Tom Albanese, lo defendió: "Seguimos comprometidos con completar la transacción con Chinalco y estamos abocados a navegar exitosamente a través del proceso regulatorio antes de someterlo a la votación de los accionistas", observó.

La aprobación del acuerdo por parte de los reguladores podría complicarse debido a la batalla política en Australia, donde la oposición ha acusado al primer ministro Kevin Rudd, un ex diplomático en China que habla mandarín, de ser "embajador errante para Beijing". También han atacado al Ministro de Defensa por no revelar que un urbanizador chino-australiano pagó por dos viajes que hizo a China cuando era un legislador de la oposición. Ambos hombres han defendido sus lazos con China.

Se espera que las autoridades australianas emitan un fallo sobre el acuerdo para mediados de junio. Los reguladores están analizando de cerca la relación entre Beijing y Chinalco. El complejo acuerdo le daría a Chinalco una participación de 18% en Rio Tinto, la tercera minera del mundo, la cual posee valiosas minas de mineral de hierro y cobre en Australia y el resto del mundo, como en Chile y Perú.

Hace cuatro años, las preocupaciones de los legisladores estadounidenses sobre los lazos entre el gobierno chino y sus empresas ayudaron a hundir una oferta de la petrolera china Cnooc Ltd. por Unocal Corp.

Australia es uno de los países que se ha beneficiado de las inversiones de empresas extranjeras para desarrollar sus recursos naturales. Sin embargo, una reciente andanada de inversiones chinas ha desatado una reacción en contra que podría dificultar la aprobación del acuerdo entre Rio Tinto y Chinalco, dicen fuentes de la industria.

Las conexiones políticas de Chinalco en Beijing son el caballito de batalla de los críticos australianos del acuerdo con Rio Tinto, el cual le daría a Chinalco participaciones minoritarias en algunas de las minas de Rio. "Al gobierno australiano jamás se le habría permitido comprar una mina en China", proclamó el senador australiano Barnaby Joyce en anuncios de televisión. "¿Así que por qué debemos dejar que el gobierno chino compre y controle un activo clave y estratégico en nuestro país?"

Rio Tinto ha señalado que el acuerdo no compromete los intereses nacionales de Australia. El pacto le otorga a la endeudada empresa acceso a una línea de crédito multimillonaria extendida por los bancos chinos.

La Comisión de Desarrollo y Reforma Nacional de China tiene amplias facultades sobre las inversiones del país en el exterior. Si más de una empresa estatal está interesada en el mismo activo, deben competir primero en un concurso, que es juzgado por la comisión. Usualmente el ganador obtiene el derecho de representar a China.

Xiao, el ex presidente de Chinalco, es especialmente ambicioso con respecto a las adquisiciones y está en sintonía con la meta del gobierno de transformar a Chinalco en un grupo minero global. El ejecutivo de 49 años es oriundo de Beijing y se crió en medio del caos de las primeras décadas del régimen comunista. Cuando las universidades reabrieron sus puertas, después de la Revolución Cultural, Xiao fue aceptado y se graduó de ingeniero en 1982, cuando el país empezaba a experimentar con el capitalismo. El Consejo Estatal Chino, el gabinete del país, negó varias solicitudes para una entrevista con Xiao.

En la década de los 90, Xiao ascendió de un trabajo asignado por el gobierno como maestro a gerente de una planta de aluminio cerca de la frontera con Rusia. En 1998, el gobierno lo envió para enderezar el rumbo de una fábrica estatal que generaba pérdidas. Su gestión fue alabada por políticos de primer rango, como el ex premier Zhu Rongji. En 2002, la fábrica fue absorbida por Chinalco. En cuestión de dos años fue nombrado presidente y secretario del Partido Comunista en Chinalco.

Xiao presionó por la diversificación, según ejecutivos de Chinalco. En 2004, la empresa superó las ofertas de 10 rivales por una mina australiana de bauxita, una materia prima del aluminio. La inversión de US$2.200 millones fue la mayor de China en Australia. Rio Tinto, que posee una mina adyacente, adelantó negociaciones para compartir su infraestructura.

En noviembre de 2007, BHP Billiton Ltd., la mayor minera del mundo, lanzó una oferta hostil por Rio Tinto. El acuerdo habría combinado al segundo y tercer productores de mineral de hierro del mundo, el componente clave del acero que China necesita para sus fábricas, autos y edificios.

Preocupado por la potencial influencia en los precios de una empresa combinada, el gobierno chino citó a reuniones con varias empresas estatales, dicen fuentes al tanto. Funcionarios de la Comisión de Desarrollo presidieron las reuniones y pidieron ideas para bloquear la oferta de BHP. Entre los asistentes se encontraban Chinalco, Baosteel Group Corp. Ltd., la siderúrgica Shenhua Group Corp., la mayor minera de carbón de China y El Banco de Desarrollo de China.

Rio Tinto estaba en busca de un "caballero blanco" que la rescatara, según un banquero que trabajó en el asunto. Xiao, que había negociado con Rio Tinto sobre la mina de bauxita, decidió acumular una gran cantidad de acciones de Rio Tinto, dicen fuentes al tanto. Tal inversión tenía el potencial de cumplir el objetivo del gobierno de bloquear el acuerdo con BHP y apoyar los esfuerzos de Chinalco para diversificarse más allá de China y el aluminio.

Funcionarios de Rio Tinto no descartan la idea de que la participación de Chinalco crezca si se concreta el acuerdo actual. Al preguntársele si Chinalco planea comprar la totalidad de Rio Tinto algún día, Lu Youqing, vicepresidente de Chinalco estalló en carcajadas,

"Nunca podríamos hacer eso", dijo. "¿Quién sabe que sucederá en 10 años?", añadió.

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