La realidad del nuevo régimen liberal en Georgia

Valentín Rajmánov
RIA Novosti
10/08/10

El presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, tiene fama de ser un político muy liberal que gusta en sus discursos hablar de temas como la democracia, la libertad y la economía de mercado.

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Además, su talante aperturista poco a poco se ha ido contagiando a los demás altos cargos de su gobierno. Su gestión ya empieza a dar sus frutos en la vida del país. La pequeña empresa ha visto simplificados los trámites para su puesta en marcha, se ha logrado reducir al mínimo los anteriormente monstruosos niveles de corrupción en los organismos judiciales y de la policía y, además, se ha observado un gran salto adelante en el desarrollo de la anticuada infraestructura nacional: carreteras, puentes y puertos.

Sin embargo, según la oposición georgiana y los expertos en derechos humanos, el liberalismo se aplica principalmente en el ámbito de la economía. En lo que respecta a la vida política y social en Georgia, estas están marcadas por fuertes tendencias autoritarias.

El Centro de prensa de RIA Novosti en Moscú ha organizado una mesa redonda sobre el tema de los derechos humanos en Georgia. "Hemos examinado muchas causas penales y, por lo menos 60 de las sentencias dictadas tienen claros motivos políticos. Eso significa que en Georgia hay presos políticos", anunció el presidente de la ONG Herencia Histórica, Tarás Gagnidze.

Según Nana Kakabadze, directora de la organización sin ánimo de lucro Ex presos políticos por los derechos humanos, "el desarrollo del sistema penitenciario en Georgia es la mejor evidencia de que las autoridades georgianas han legitimado la persecución por motivos políticos. Durante la época soviética, las cárceles podían alojar a unos 10.000 presos. Tras el colapso de la URSS esta cifra se redujo hasta unos 5.000 ó 7.000, y hoy en día ya asciende a unos 30.000".

"La Fiscalía georgiana incurre en todo tipo de arbitrariedades. Realiza arrestos o registros sin orden judicial alguna. Son muy frecuentes los actos de violencia cometidos contra determinadas personas por grupos criminales financiados por el gobierno. Cuando preparábamos un estudio sobre las violaciones de los derechos humanos en Georgia (Zona de violación de derechos), unas personas destrozaron nuestra oficina. A pesar de esto, logramos publicar el libro", ilustró la situación Tarás Gagnidze.

El periodista georgiano, Arnó Jiderbeguishvili, denunció que en la actualidad no hay medios de información independientes en el país. Todos aquellos que no se hayan convertido en instrumentos propagandísticos del régimen de Mijaíl Saakashvili, han sido cerrados. "En una sociedad liberal el Estado respalda todo aquello que cuenta con un respaldo popular. Desde este punto de vista, Georgia no es un país liberal, ya que, por ejemplo, Saakashvili ha erradicado el idioma ruso de todos los ámbitos".

"Existen muchos obstáculos para la difusión del idioma y la cultura rusa en Georgia. Debido a esta política, las nuevas generaciones, nacidas o educadas tras el colapso de la URSS, se han visto sumergidas en un ambiente de animadversión contra Rusia. Hasta el punto que, hoy en día, es mejor no hablar en ruso en determinados lugares públicos si no que quieren tener problemas", comenta Jiderbeguishvili.

El periodista enfatizó que esta política no sólo contribuye al incremento de los conflictos en las repúblicas de Transcaucasia, sino también implica una especie de genocidio moral de las generaciones mayores que participaron en la construcción de un Estado georgiano rico y fuerte, contando siempre con la presencia y colaboración de Rusia.

"Los habitantes de Gori siguen sintiendo admiración por el dictador soviético Iosif Stalin que había nacido en esta ciudad georgiana. La demolición del monumento a Stalin en Gori en la noche del 24 al 25 de junio fue un trauma para ellos", añadió Nana Kakabadze.

"Aquellos que dicen que Georgia cuenta con una población de 5 millones de habitantes están muy equivocados. En realidad, su número real asciende a unos 2,5 millones, incluidos unos 700 mil representantes de minorías étnicas que, en su gran mayoría, no hablan georgiano y muestran una obediencia total votando por Saakashvili. La gente de mediana edad sólo constituye un pequeño estrato social. Sin embargo, el Estado tiene muy clara la importancia de dedicarle una especial atención a la formación de los jóvenes que no necesitan demasiados argumentos, sólo las declaraciones altisonantes y populistas de Saakashvili", dijo Tarás Gagnidze.

"En esta coyuntura, un reducido grupo de funcionarios y hombres de negocios georgianos que se aprovechan de la política de Saakashvili bien pueden imponer su voluntad política a los demás", resumió Gagnidze.

La actual situación política y económica es inestable en Georgia. Además, están teniendo lugar determinados acontecimientos que han hecho que la comunidad internacional cambie su opinión sobre la oposición a las autoridades georgianas.

Durante una reciente intervención en el Ministerio de Finanzas, a Saakashvili se le escapó un curioso lapsus linguae. "¿Acaso somos negros para comportarnos como salvajes?", exclamó. Esta expresión fue inmediatamente interpretada por varios analistas georgianos como muestra del racismo.

En su otro discurso, Saakashvili volvió a insistir en que el pueblo georgiano se preparara para luchar contra la agresión rusa. Esta retórica agresiva no se corresponde con su imagen de presidente liberal. Europa ya ha mostrado su preocupación por tales declaraciones.

Por otra parte, el Comisario europeo para la Ampliación y Política Europea de Vecindad, Stefan Fule, ha anunciado hace poco que las ideas ultraliberales del gobierno georgiano contradicen los principios de libre comercio de la UE.

Es posible que Saakashvili tenga intenciones de desarrollar un liberalismo estadounidense diferente al liberalismo europeo. En este caso, la intervención de las llamadas telefónicas por los servicios secretos, los conflictos armados entre la población y las pirámides financieras son lo que le espera a la nueva Georgia libre.