El Pentágono y su política de cañoneras

Li Hong
Pueblo en Línea
13/08/10

La alta estima en que los chinos tenían al presidente estadounidense, Barack Obama, y su administración demócrata ha estado desvaneciéndose desde que EEUU vendió armamento de alta tecnología a Taiwán, a finales de 2009.

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La situación no ha hecho más que empeorar luego de que Washington comenzara a dar demostraciones de fuerza, enviando su poderoso portaaviones nuclear a las aguas adyacentes a China.

Nadie podrá regatear a China el decisivo aporte que hizo para conjurar los nocivos efectos de la crisis financiera y la recesión globales, derivadas ambas de la desregulación impulsada por EEUU, para lo cual el país asiático compró bonos de la Hacienda estadounidense, como forma de apoyar los decisivos de gastos de estímulo en ese país.

Hace ocho meses, el presidente Obama dijo al mundo que “el ascenso de una China fuerte, próspera, puede ser una fuente de poderío para la comunidad de naciones.” Sin embargo, hoy es muy difícil detectar algo de calidez en las relaciones bilaterales.

A pesar de la carga de deudas que soporta su país, a los militares de EEUU nunca les faltan fondos, y sus cañoneras humeantes siguen su marcha infatigable, siempre listas a disparar. Se afirma que el super-portaviones George Washington, después de efectuar un ejercicio de alto perfil con Corea del Sur en el mar de Japón, y de acoger la visita de un grupo de generales vietnamitas en el mar de la China Meridional, protagonizará otra maniobra con los surcoreanos en el mar Amarillo, en una zona desde la cual los cazas
F-18 podrían alcanzar a Beijing.

Y Beijing, como es de suponer, no se siente nada feliz. Una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de China puntualizó: “Hemos reiterado en varias ocasiones nuestra oposición clara y firme” a cualquier maniobra en el mar Amarillo. Por su parte, un general chino advirtió que los planes de EEUU de colocar el George Washington a las puertas de China podrían provocar una “respuesta económica”. Algunos comentaristas en línea han recomendado que China adopte medidas discretas para expresar su descontento, incluida una moratoria temporal en su compra de deudas a EEUU. Pero no faltan los que propugnan un “ojo por ojo”.

Este país no debe acudir a reacciones extremas. Después de todo, el Pentágono sólo está alardeando, mostrando su poderío y predominio militares, a pesar de que el Tío Sam tiene cada día más vacíos los bolsillos. Como bien han señalado algunos economistas estadounidenses, hay ciudades de su país que sólo usan el alumbrado público parcialmente de noche (para ahorrar dólares), pero sus sofisticados navíos de guerra navegan sin preocupación día y noche por los siete mares. Es lo que en China denominaríamos “bai-ja-zi” (hijo pródigo).

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