Estados Unidos ya no sabe qué hacer ante la crisis

Alfredo Jalife-Rahme
La Jornada
16/09/10

Ante el Congressional Hispanic Caucus Institute, en Washington, el secretario del Tesoro, Tim Geithner, pidió apoyo al Senado para aprobar leyes de crédito a la pequeña empresa.

Afp (12/9/10) recopila cómo "las advertencias de escenarios apocalípticos del día del juicio final se asientan" en EU: "la primera economía mundial se encuentra al borde del colapso (sic), en medio de altas tasas de desempleo, y un déficit público en espiral".

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Antecedentes: después de las masivas inmundicias financieras que dejó desparramadas la dupla comunitaria Greenspan-Bernanke –que desde hace 23 años controla la cúpula de la Reserva Federal en detrimento del bien común y la armonía social–, pues ahora resulta que Estados Unidos (EU) se quedó sin municiones.

La Reserva Federal es un banco central literal cuan insólitamente "privado" que maneja el dinero "público" (ver Bajo la Lupa, 12/9/10) y que sólo beneficia a la parasitaria banca de Wall Street: los "banqueros gangsteriles" vilipendiados como banksters por los medios críticos.

Por allí queda totalmente aislado Tim Geithner, el malhadado secretario del Tesoro, quien se atrevió hilarantemente a proclamar la "recuperación" ("¡Bienvenidos a la recuperación!"; NYT, 2/9/10), que será el hazmerreír del milenio.

Hechos: Afp (12/9/10) recopila cómo "las advertencias de escenarios apocalípticos del día del juicio final se asientan" en EU: "la primera economía mundial se encuentra al borde del colapso (sic), en medio de altas tasas de desempleo, y un déficit público en espiral". A propósito, su verdadero desempleo desde hace mucho que rebasó 19 por ciento (no el benigno 9 por ciento que proclaman oficialmente), de acuerdo a la cada vez más disidente Reserva Federal de Atlanta (uno de sus 12 gobiernos regionales).

Nuriel Roubini, quien encabeza a los pregoneros del "doble hundimiento recesivo" (double-dip recession), acaba de sentenciar que EU "se había quedado sin municiones". Afp cita –por cierto, cuatro días más tarde que nosotros (ver Bajo la Lupa, 9/9/10)– a Laurence Kotlikof, profesor de economía de la Universidad de Boston, y "su visión de pesadilla del futuro". No faltan ignaros que rechacen los asertos de Kotlikoff sobre el "déficit fiscal" de EU, que en realidad ascendería a unos astronómicos 202 millones de millones de dólares (trillones en anglosajón). Hoy las advertencias de Casandra han sido rebasadas por el incendio de Troya. La diferencia entre Casandra y un sabio es una grave crisis de por medio.

Afp recurre a un escrito de Kotlikoff en Revisión Finanzas y Desarrollo, del FMI: "Una crisis global oculta" (septiembre de 2010; Vol. 47, No. 3), donde plantea el escenario de una guerra económica de EU y China que detenta " más de 843 mil millones de dólares en bonos del Tesoro". El horno no está para bollos cuando los aleteos de múltiples mariposas, dadas las "condiciones iniciales" imperantes de caos global, pueden desencadenar varios ciclones metastáticos: "una disputa comercial menor (sic) entre EU y China puede hacer que algunas (sic) personas piensen que los otros van a vender los bonos del Tesoro", lo cual puede desembocar en un pánico de retiros masivos de depósitos bancarios, mercados de fondos y aseguradoras: "en un breve periodo, la Reserva Federal tendría que imprimir millones de millones de dólares (trillones en anglosajón) para cubrir sus garantías explícitas e implícitas. Este nuevo dinero puede producir una fuerte inflación, quizá hiperinflación".

Este escenario dantesco ya había sido planteado hace dos décadas entre EU y Japón por el hoy esfumado Lester Thurow, autor del incorrecto Futuro del capitalismo, y a quien se le escapó el ascenso chino. Salvo un "accidente" cibernético y/o una guerra unilateral de EU contra China, consideramos improbable el escenario de una instantánea venta masiva de bonos del Tesoro por el Partido Comunista Chino que, de acuerdo con el Arte de la guerra, de Sun Tzu (siglo sexto adC), lleva ganada la partida geoeconómica, no así la batalla geofinanciera donde Pekín es sumamente vulnerable (ver Radar Geopolítico en Contralínea, 19/9/10).

La sicología colectiva china es más proclive a un abordaje gradualista frente al inmediatismo lucrativo anglosajón. De allí el éxito descomunal de "la guerra de las divisas" (ver Bajo la Lupa, 12/9/10) que ha cautivado a la cúpula china en el poder la cual teme un ataque perverso anglosajón (cuyas finanzas son presuntamente controladas por los "esclavistas" banqueros Rothschild), ante lo cual debe estar preparada defensivamente. Cualquier estratega sabe que en una guerra, como en el ajedrez, hay que definir quién se encuentra tanto a la ofensiva como a la defensiva.

Hoy EU libra una embriagante ofensiva general en muchos frentes multidimensionales contra sus adversarios, quienes no tienen más remedio que optar por la defensiva (libro agotado Los once frentes antes y después del once de septiembre: una guerra multidimensional; Cadmo & Europa, 2003).

Han amainado las recientes provocaciones de EU frente a las costas de China y se han reanudado los contactos diplomáticos, aunque en forma más coreográfica que sustancial –que incluyen una visita informal del apagafuegos Carter al premier Wen Jiabao–, para preparar la próxima cumbre entre Obama y Hu Jintao.

Por fin, David Brooks, influyente editorialista del The New York Times (9/9/10), se percató de que la crisis estadounidense "no era cíclica, sino estructural", y comparó "la pérdida de su dominio mundial con el derrumbe británico de hace más de un siglo".

Los economistas estadounidenses, en particular la fauna teológica neoliberal, han perdido la brújula que tampoco han tenido sus políticos, específicamente los adscritos al Partido Republicano que hoy cobija al mexicanófobo e islamófobo Partido del Té, que pondrá en dificultades a la política exterior de EU.

John Boehner, vulgar cabildero de las trasnacionales financieras y tabacaleras –por añadidura, líder de la minoría Republicana en la Cámara de Representantes–, lanzó la peregrina idea, obviamente con fines electoreros populistas, de reducir los impuestos, lo que ha indignado a Paul Krugman en su columna del New York Times ("Las cosas pueden empeorar", 9/9/10), quien fustiga la "destrucción de la economía" que practicarán los republicanos después de su muy cantado triunfo en noviembre, con "la combinación perfecta de menos empleos y mayores déficit".

En referencia a los desvaríos de Boehner hasta Vernon Smith –en un artículo conjunto con Steven Gjerstad en las columnas ultraconservadoras del The Wall Street Journal (9/9/10)– conmina a "confrontar" la triste realidad de que EU se encuentra "seguramente" (sic) en "un largo y penoso caminar".

Conclusión: cuando existen tantas "ideas" –mayormente "apocalípticas" y sicalípticas– con diferentes diagnósticos y terapias ante el mismo problema estructural –la decadencia irreversible de EU– significa que ni sus economistas ni sus políticos saben qué hacer y solamente empeoran la situación para lucrar con la miope inmediatez.

Se requiere un nuevo modelo organizativo, más humanista, que obligue a impulsar una nueva clase de políticos y economistas que no hayan sido contaminados y minados por la desregulada globalización monetarista de los bancos centrales, que tanta calamidad han infligido a la aplastante mayoría del género humano con el fin de beneficiar a los banksters que pululan desde Wall Street hasta la City.

Su primera tarea fundacional consistirá en domar a todos sus banksters: desde la Reserva Federal pasando por la dupla FMI/BM hasta sus multigenocidas bancos trasnacionales al estilo Rothschild y Goldman Sachs.

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