John F. Kennedy y los Titanes
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Enfoque SDLT,
Traducción Signs Of The Times
Laura Knight-Jadczyk
Sott.net
20/11/2006
Traducción: El Averiguador
Comentario: Esta es la novena entrega de una serie escrita en el 2006, en conmemoración del 43 aniversario del asesinato de JFK.
Greg Bacon señala la precaria posición en que se encuentran las figuras históricas luego de haber intentado modificar el sistema:
Cualquiera que avance hacia ese nido de serpientes conocida como la FED está en una misión suicida.¿Obama representa alguna amenaza al poder establecido? Si ese fuera el caso, nos preguntamos, ¿no hubiese encontrado un poco más de resistencia en algún punto de su ascensión a la Casa Blanca?
Obama puede seguir el camino de aquel carpintero de Nazaret que echó a los cambistas fuera del Templo y fue asesinado por sus esfuerzos.
O puede tomar el camino del presidente Andy Jackson, que cerró el 2do Banco Nacional de EEUU y sufrió un disparo por sus esfuerzos, pero no murió.
O el presidente Lincoln, que se oponía a un Tesoro independiente de EEUU , pero rechazó pagar sumas usureras para financiar la Guerra Civil, y entonces imprimió dólares americanos.
Muerto por la bala de un asesino.
O el presidente Kennedy, que imprimió moneda Americana, unos 4 mil millones de dólares, dinero que LBJ sacó de circulación al asumir Johnson el poder, luego que JFK fuera asesinado.
Puedes usar un hacha para extirpar el cáncer que infecta a América o hacer ese trabajo con las hábiles manos de un cirujano con bisturí. De todas maneras, cualquiera que tome el trabajo tendrá un ojo en sus espaldas.
John F. Kennedy y los Titanes
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El 19 de noviembre de 1963, hace 43 años, en una ceremonia en el Jardín de las Flores de la Casa Blanca, JFK dio la bienvenida a asociaciones educativas de oficiales de estado de la Asociación de Educación Nacional. Remarcó: “Me doy cuenta nuevamente, de una manera muy personal, de la gran cantidad de niños que están yendo a nuestras escuelas…”
Siempre estuvo preocupado por los niños, de los suyos, de los americanos y de los de todo el mundo.
Más tarde ese mismo día, el presidente Kennedy envió un mensaje para las ceremonias de reinauguración del cementerio nacional en Gettysburg, Pensilvania escribiendo:
“Los objetivos de la libertad, las obligaciones de mantener el gobierno para nosotros y para el pueblo, no tienen fin”.Aún después, el presidente Kennedy transformó en ley un proyecto (HR1989), permitiendo a la legislatura de las Islas Vírgenes emitir obligaciones generales. (PL88-180). Luego vetó un proyecto (S1201), para el alivio de James T. Maddux.
Entre las 4:30 y 5:00 pm. Kennedy se reunión con Dean Rusk y Phillips Talbott
Fue el día 1.033 de John F. Kennedy en su cargo.
Le quedaban tres días al mundo para mantener las esperanzas de paz en nuestra era; una esperanza que fue arrasada en 6 segundos en una tarde soleada en Dallas, Texas, por parte del mismo Consorcio que en la actualidad tiene al mundo de rehén con puño de hierro, provocando el terror y la degradación de la humanidad: Gobierno Corporativo, conocido como Fascismo; totalitarismo, pero aplicado bajo el disfraz de “Democracia”.
Permítanme desviarme por unos momentos para hablar acerca de las ideologías y qué tan fácil es que algo que comenzó como una gran y noble causa pueda ser subvertido y transformado en su opuesto bajo las narices de quienes todavía creen en un ideal.
En la historia de la humanidad, siempre ha habido comentadores sociales, expertos, y filósofos de cierta clase – diferentes de los verdaderos filósofos – que tienen cierta personalidad que los induce a ser fascinados por sus propias “grandes ideas”, que podrían, en ocasiones, incluso ser verdaderas o parcialmente verdaderas, pero más habitualmente son respuestas doctrinarias y simplistas a problemáticas sociales muy complejas. Un cuidadoso examen de estas ideas basado en un saludable conocimiento de la naturaleza humana, revelaría rápidamente que tales ideas están limitadas o contienen la contaminación de los procesos del pensamiento patológico. Sin embargo, tales personas siempre han intentado imponer métodos pedagógicos – lavado de cerebro principalmente – que transforma y deforma el desarrollo normal de los seres humanos en formas psicológicas y sociales. Esta clase de teóricos infligen un daño permanente a las sociedades, privándolas de valores universalmente probados, al declarar que actúan en nombre del elevado ideal. El sistema de educación pública americano – basado, supuestamente, en la “democracia” y en las teorías de John Dewey – es un ejemplo que viene al caso.
¿Dónde están los Copérnico, los Bruno, los Kant, los Descartes, los Spinoza, los Goethe, los Newton, los Beethoven, los Chopin y los Mozart de la actualidad? (¡Y esa es una lista abreviada!) ¿Por qué parece que los grandes talentos, los grandes genios, los grandes pensamientos y revelaciones pertenecen a otra época? (Exceptuando, por supuesto, a Einstein que básicamente nos dio la guerra nuclear) ¿No nos queda otra cosa que mediocres extrapolaciones técnicas o, peor, regresiones culturales y espirituales? ¿Qué tenían los años del Renacimiento que no tengamos ahora? ¡Es mejor preguntar qué tenemos nosotros que ellos no! La respuesta ya puede eludir a una mente astuta – tenemos a Dewey y a la educación obligatoria americana.
Dewey escribió:
“Creo que…la escuela es principalmente una institución social. La educación, por lo tanto, es un proceso del vivir y no una preparación para la vida futura. La educación es el método fundamental del progreso y reforma social. Toda educación evoluciona con la participación del individuo en la conciencia social de la raza…la educación es una regulación del proceso del compartir en la conciencia social…”En resumen, para Dewey, la educación era un proceso de lavado cerebral de los niños para que se alimenten de sus ideas de “reforma social”. Sabemos esto porque Dawey también dijo:
“Todo pensador pone una porción, de un mundo aparentemente estable, en peligro”.En otras palabras, Dewey – y muchos otros “teóricos” como él – terminan deteriorando los valores que apoyan y abren la puerta para que las ideologías destructivas atraviesen a las sociedades.
Al mismo tiempo, como he mencionado, cada sociedad contiene una pequeña pero muy activa minoría de personas con varios puntos de vista desviados, especialmente en las áreas tratadas más arriba, que son causadas por anomalías psicológicas y patologías, o por la influencia a largo plazo de tales distorsiones mentales sobre sus personalidades, especialmente durante la niñez. Tales personas ejercen una particularmente fuerte y perniciosa influencia sobre el proceso formativo de la visión psicológica del mundo en la sociedad, sea por medio de actividad directa o por medios de palabras escritas o habladas, especialmente si están involucrados en el servicio de alguna ideología u otros.
Las ideologías son generalmente creadas por grupos que se han unido para validar lo equivocado – sea percibido o real – y debido a que tales condiciones son generalmente opresivas, existen emociones imbuidas en la ideología. Esta emoción puede cegar a los teóricos ante las realidades de la naturaleza humana.
Por ejemplo, la ideología del proletariado, la clase trabajadora, que apuntaba a una revolucionaria reestructuración del mundo, fue contaminada desde su principio por un déficit patológico en la comprensión de, y la creencia de, la naturaleza humana y por lo tanto, fue fácilmente cooptada por totalitaristas con hambre de poder como lo ha demostrado el experimento comunista en Rusia.
También resulta claro desde la observación de sistemas socialistas y capitalistas que, nuevamente, no toman en cuenta al verdadero crisol y variedad de naturalezas humanas, así como también aquellos elementos del sustrato instintivo que son comunes para todos los humanos normales.
Sin embargo, el hecho que una ideología u otra haya sido arrebatada o cooptada, junto con su corolario movimiento social, sirviendo luego a objetivos que los creadores de la ideología hubiesen aborrecido, no demuestra que la idea careciera de valor, haya sido falsa, o falaz desde el comienzo. El hecho es, que bajo ciertas condiciones históricas, la ideología de cualquier movimiento social o religión, puede ser cooptada y subvertida. ¡Solo observa al Partido Republicano en EEUU a modo de ejemplo!
Una ideología es derribada y cooptada mediante una adaptación gradual de la ideología primaria hacia funciones y objetivos diferentes a los originales. Una clase de formación de capas tiene lugar con la capa exterior permaneciendo cerca del contenido original. Esto continúa siendo utilizado con propósitos de propaganda del grupo, especialmente en sus relaciones con el mundo externo, aunque esto también es utilizado con respecto a los miembros más antiguos. Pero gradualmente, la segunda capa se forma y los controladores de la organización están, a esta altura, en control, gradualmente cambiando el rumbo del barco hacia un destino diferente. En este nivel, el uso del “doble discurso” es claramente comprendido por los miembros en la cima: es más hermético, compuesto generalmente para cambiar el significado a los mismos nombres. Ya que los nombres idénticos significan diferentes contenidos dependiendo de la capa de la organización en cuestión, comprender este “doble discurso” requiere una fluidez simultánea en ambos lenguajes.
La persona promedio sucumbe a las sugestivas insinuaciones de la primera capa durante un largo período antes que aprendan a comprender la segunda. Cualquiera con ciertos desvíos psicológicos percibe inmediatamente a la segunda capa como atractiva y significativa; después de todo, fue construida por personas como él.
Comprender este doble discurso provoca una comprensible resistencia psicológica en la gente normal; esta misma dualidad de lenguaje, sin embargo, es un síntoma patognomónico que indica que el grupo en cuestión ya ha sido cooptado en un grado avanzado.
La ideología de los sindicatos afectados por una degeneración similar poseen ciertos factores constantes aparte de su cualidad, cantidad, o rango de acción: llámese, las motivaciones de un grupo equivocado hacia la aprobación radical del equívoco, y los elevados valores proclamados de la “causa” son utilizados por individuos que se han unido a la organización y que concientemente comprenden que es un vehículo para conseguir poder. Para algunos de ellos con patologías activas, no existe intento conciente para hacer el mal, sin embargo, las autodeclaradas motivaciones idealistas les ayudan a sublimar sus sentimientos personales de estar equivocados y ser diferentes, ocasionados por sus propias fallas psicológicas. Más peligroso aún es el hecho de que esta sublimación les permite entonces liberarse de la necesidad de tener en consideración a los incómodos principios morales. Vemos claros ejemplos de esto en la actualidad donde la cristiandad es utilizada para promover el odio y la guerra.
En un mundo lleno de verdadera injusticia, la formación de tales grupos es bastante común. Y, en el mismo mundo, también es muy común que sus miembros pronto sean reunidos con elementos sociales lastimados y pervertidos o con desviados genéticos. Semejante grupo sucumbe fácilmente a la degradación y a la reversión de las intenciones bajo los antiguos nombres ideológicos. Cuando esto sucede, aquellas personas con tendencias a aceptar la versión original de la ideología tenderán a justificar esa dualidad ideológica.
Una ideología dada podría contener debilidades originarias que son causa, como hemos mencionado arriba, de errores de pensamiento y emoción humanos; o que, durante el curso de su historia, se han vuelto infiltradas por más material primitivo externo que puede contener factores patológicos. La fuente de tal infección por material ideológico externo podría ser el sistema social reinante con sus leyes y cuestiones basadas en una tradición más primitiva, o un sistema de dominio imperialista. Podría ser, por supuesto, simplemente otro movimiento filosófico comúnmente contaminado por las excentricidades de su fundador, quien considera que esa realidad debe culparse por conformarse con sus teorías.
Algo importante a tener en cuenta es que solo porque una ideología sea estupenda y válida, no es más capaz de resistir la cooptación y degradación. El hecho es que, mientras más estupenda y válida sea la ideología original, será más capaz de nutrirse y ocultar de la vista el hecho que ha sido completamente cooptada hasta su núcleo. En una gran y valiosa ideología, el peligro está en el hecho de que la ideología externa está todavía intacta, al igual que la primera capa, y las mentes más débiles se convierten en herramientas de la capa interna corrupta creyendo en todo momento que están actuando con el verdadero espíritu de los ideales originales.Y por ello, hoy, en nuestro extracto de Farewell America, echamos un vistazo más cercano al Capitalismo que ha sido igualado a la Democracia.
En consecuencia, si intentamos comprender de qué forma un grupo de desviados psicológicos puede asesinar a un presidente de EEUU y salirse con la suya, y luego llevar a EEUU al punto de mirar hacia el abismo de la destrucción total, debemos ser muy cuidadosos de separar la ideología original de la Democracia de su contraparte, o incluso su caricatura, creada por la cooptación y degradación concebida y promovida por la despiadada y monolítica conspiración identificada por JFK en aquellas horas entre el momento que autorizó la invasión de Bahía de Cochinos y que luego canceló. Recuerden que nos dijo que esta conspiración “reside principalmente en el ocultamiento de los hechos, en expandir su esfera de influencia, en infiltración en lugar de invasión, en subversión en lugar de elecciones, en intimidación en lugar de libre decisión, en guerrillas nocturnas en lugar de ejércitos diurnos. Es un sistema que ha acumulado vastos contingentes humanos y materiales, anudado herméticamente, una verdadera maquina altamente eficaz que combina operaciones militares, diplomáticas, de inteligencia, económicas, científicas y políticas.
La preparación de estas actividades son secretas, no publicas. Sus errores son soslayados y enterrados bajo un manto de silencio, y no publicados en la prensa. Sus disidentes son silenciados, nunca elogiados. Ninguna inversión es cuestionada, ningún rumor es informado, ningún secreto revelado. Conduce la Guerra Fría, en forma sistemática, con una disciplina de guerra, que ninguna democracia esperaría, ni querría enfrentar…”
Los Ejecutivos
. . . la acción del presidente apunta inevitablemente a una dictadura federal de los negocios. - David Lawrence, US News y World Report
Al pueblo Americano le resultará difícil de aceptar, al igual que a mí, una situación en la que un pequeño puñado de ejecutivos del acero, que buscan poder privado y ganancias que exceden su sentido de responsabilidad pública, pueden mostrar semejante desdén por los intereses de 185 millones de americanos. - John F. Kennedy, Abril 11, 1962
Al pueblo Americano le resultará difícil de aceptar, al igual que a mí, una situación en la que un pequeño puñado de ejecutivos del acero, que buscan poder privado y ganancias que exceden su sentido de responsabilidad pública, pueden mostrar semejante desdén por los intereses de 185 millones de americanos. - John F. Kennedy, Abril 11, 1962
Grabado sobre la entrada a la Universidad de Negocios de la Universidad de Columbia hay un lema que exhorta a los ejecutivos de la nación a “un elevado sentido del deber”. Desde la muerte de Roosevelt, cuyo mismo nombre ellos han odiado, (1) los ejecutivos han sido librados por las suyas. Truman y Eisenhower han sido pequeños burgueses modestos, y Nixon ciertamente habría seguido sus pasos. Los ejecutivos sospechaban del presidente Kennedy, que como joven senador de Massachusetts se había opuesto a la ley Taft-Hartley y abandonó a los industriales de su estado. Kennedy no consideraba el producir ganancias como la más estimada de las vocaciones. Acostumbrado a una familia de millonarios y siendo millonario él mismo, no se impresionaba ante otros millonarios, y tampoco consideraba a los ejecutivos exitosos como los seres humanos más admirables. Le gustaba la cita del Dr. Johnson:
“El deseo de un mercader no es la gloria sino la ganancia; no la riqueza pública, sino del honorario privado; él es, por lo tanto, rara vez consultado sobre cuestiones de guerra o paz, o cualquier diseño de amplia extensión y distante consecuencia”.El estaba bien al tanto del poder que tenían, pero no confió en los Titanes. Cuando se convirtió en presidente, declaró:
“Individualmente, los líderes laborales por lo general son mediocres y egoístas, pero el trabajo como un todo generalmente adopta posiciones inteligentes sobre problemas importantes. Por el otro lado, los ejecutivos son individualmente iluminados pero colectivamente desinteresados en el campo de la política nacional”.Eisenhower buscaba a los Titanes, respetaba su consejo, y los trataba como pensaban que debían ser tratados – en otras palabras, como representantes del cuerpo más influyente de la nación. Kennedy mantuvo distancia. Previo a su elección había tenido muy poco contacto con los círculos industriales, y una vez que ingresó en la Casa Blanca los vio incluso menos. Los ejecutivos, generalmente, estaban excluidos de las fiestas privadas de los Kennedy. No solo los “desairaba” (en palabras de Ralph Cordiner, Presidente de General Electric), también los atacaba. Kennedy no consultaba al mundo de los negocios antes de hacer sus designaciones. Los hombres que ubicó en las cimas de las agencias regulatorias federales eran completamente nuevos. (2). Desde el fin de la guerra, los ejecutivos se habían acostumbrado a considerar estos cuerpos como adjuntos de sus propias asociaciones profesionales. Estaban más indignados que sorprendidos. Intentaron intervenir, pero fue en vano. El presidente tenía mente propia.
En enero 1961, la nación parecía estable y próspera. La economía estaba sufriendo una pequeña recesión, pero el nivel de desempleo se consideraba aceptable. (3). Pero en su primer Mensaje a la Unión de Estados del 30 de enero, Kennedy habló de los cambios necesarios en términos que parecían hacer eco de las palabras de Franklin D. Roosevelt al inaugurar el Nuevo Trato (New Deal), en un momento en el que la economía de EEUU había caído hasta el fondo y los Titanes quedaron casi asfixiados. “El presente estado de nuestra economía nacional es perturbador”, comenzó. Llamó a “urgentes incrementos en el gasto federal en los campos inmobiliarios, renovación urbana, construcción de escuelas, investigación médica, y delincuencia juvenil”. Propuso un nuevo plan para el desarrollo económico, social y cultural de los países extranjeros.
La política del presidente respecto a Latinoamérica alarmó a los ejecutivos incluso más de que lo que preocupó al Pentágono y los diplomáticos. El mundo de los negocios pronosticó las consecuencias económicas de las políticas exteriores del presidente. En Estrategia de la Paz, había escrito:
“De la misma manera que debemos recordar nuestro propio pasado revolucionario para poder comprender el espíritu y significado de los levantamientos anticolonialistas en Asia y África, ahora deberíamos releer la vida de Simón Bolívar, el gran ‘Libertador’ de Sudamérica… para comprender el nuevo contagio por la libertad y reforma que ahora se esparce al sur de nuestras fronteras…Luego agregó, “Nuestras diferencias con Cuba no tiene que ver con el impulso que conduce al pueblo de este país hacia una mejor vida. Las reformas económicas y sociales puestas en práctica en Cuba deben fomentarse”.
“Fidel Castro es parte del legado de Bolívar, que llevó a sus hombres sobre los Andes prometiendo ‘guerra a muerte’ contra el dominio español, diciendo, ‘donde pasa una cabra, también pasa un ejército’. Castro también es parte de la frustración de esa revolución temprana que ganó su guerra contra España pero dejó casi sin tocar al régimen feudal indígena…
“Pero Cuba no es un caso aislado. Todavía demostramos nuestra preocupación por la libertad y nuestra oposición al status quo en nuestras relaciones con los otros dictadores de Latinoamérica que ahora, en el futuro, intentan suprimir las aspiraciones de su pueblo”.
Uno de sus asesores más cercanos, el historiador Arthur Schlesinger, escribió:
“A lo largo de toda Latinoamérica las antiguas oligarquías – terratenientes, la Iglesia y la Armada – están perdiendo el control. Hay un clamor popular de insatisfacción masiva por parte de peones, indios, mineros, trabajadores del campo, mano de obra en fábricas, clases que soportaron todos los problemas y ahora se acercan a un estado de rebelión”.Cerca de Recife, Schlesinger había visto pueblos golpeados por la pobreza llenos de niños hambrientos cubiertos con costras. Recordó que antes que Castro subiera al poder, la Habana no había sido otra cosa que un gigante casino y burdel para ejecutivos americanos. “Mis compatriotas recorrían las calles, levantando chicas cubanas de catorce años e insertando monedas para hacer que los hombres se vayan por las alcantarillas”, (4) escribió.
Las políticas del presidente y sus asesores estaban seguros que tendrían repercusiones económicas. En abril de 1962, un año después de la inauguración de la Alianza para el Progreso de Latinoamérica, a los ojos de los conservadores, parecía ir hacia el caos. En Argentina, el presidente Frondizi había sido destituido por un golpe de estado, y los disturbios habían estallado en Guatemala y Ecuador. No había país en el sur que pudiera considerarse políticamente y económicamente estable. (5) Los capitales regresaron a EEUU, por temor a la revolución castrista.
Pero el efecto en la economía americana amenazaba con ser peor. Los ejecutivos no podían aceptar conceptos como los de Schlesinger, quien declaraba que lo fundamental no era, como Nixon había sugerido, estimular la industria de los cosméticos, (6) sino construir hospitales e invertir en sectores que afectaban la fortaleza de la nación y el bienestar del pueblo.
Kennedy y su equipo se autodenominaron “liberales”, pero los más inteligentes de sus adversarios, como el economista Milton Friedman, cuestionaron el derecho de utilizar este término. “Como si fuera un cumplido supremo e intencional, los enemigos del sistema de la empresa privada pensaron que era inteligente apropiarse de su etiqueta”, escribió Friedman.
Para sus adversarios, las políticas económicas del presidente Kennedy parecían inspiradas enteramente por la preocupación del bienestar público al cual ellos estaban fundamentalmente opuestos. Citaron las palabras de Jefferson, “El mejor gobierno es que el que menos gobierna”. Muchos de ellos preferían la libertad de hacer un millón o de ir a la bancarrota a la planificación y regulación gubernamental que derribaba el rango de estas alternativas. El senador Barry Goldwater era un buen ejemplo de esta mentalidad. Las personas pequeñas consideraban al cowboy como uno de ellos, y los grandes sabían que, sin importar su destino político, no tenían nada que temer. Para Goldwater, un General en la Reserva de la Fuerza Aérea, la inteligencia no era más que el “extremismo de los imbéciles”. Volviéndole la espalda a esta clase de extremismo, Goldwater se describió a si mismo en vagas definiciones de los grandes problemas de la actualidad, asegurando que el desempleo era “una excusa para los vagos”, y que el gobierno era “el fin del individualismo”. Pero se puso serio cuando escribió:
“El bienestar es una preocupación privada…El actual instrumento del colectivismo es el Estado de Bienestar. Los colectivistas finalmente se han dado cuenta que es posible instituir el socialismo a través de una política de bienestar así como también de nacionalización. El socialismo de bienestar es mucho más difícil de combatir. Toma a una persona y la modifica desde una criatura espiritual, orgullosa, trabajadora e independiente, en una criatura dependiente y animal.Parece que a Goldwater nunca se le ocurrió que el sistema de destruir al público gobernado por medio del dinero de impuestos para entregarlos a los ricos que continúan haciéndose ricos, incluyendo a los industriales que se benefician del favoritismo del Congreso, era, en sí mismo, una forma de bienestar. Como si el bienestar pudiera definirse por dar dinero o ayudar a aquellos que no se lo ganan, que por lo tanto es el sistema de pagar a los congresistas, y que en realidad, no representan los intereses de su pueblo.
“Debemos rechazar esta falsa noción de que el comunismo se trata de pobreza, enfermedad, y otras condiciones sociales o económicas similares. El comunismo se trata de comunistas, nada más. El comunismo es una conspiración internacional, y su objetivo es reestablecer la esclavitud sobre la tierra.
“El advenimiento de un reinado de libertad, justicia, paz y prosperidad es imposible hasta que el comunismo no haya sido derrotado. La victoria sobre el comunismo debe ser el principal e inmediato objetivo de la política americana. Todos los demás objetivos son secundarios. Debemos tomar la ofensiva. La civilización Americana es el mayor logro del hombre en la historia del mundo…
“En Estrategia de Paz, Kennedy describió a Fidel Castro como el ‘legado de Bolívar, el gran libertador de Sudamérica’… el mismo Bolívar que llevó a sus hombres a través de los Andes luego de declarar una guerra total a España. Debemos combatir la subversión comunista a través del hemisferio occidental, dentro de nuestras fronteras, y también en América central y del sur, con todas las armas a nuestra disposición. Es inconcebible que a Castro, esa marioneta, ese peón de Kennedy se le permita mofarse de nosotros y de nuestra libertad a solo unos minutos de vuelo de nuestra ciudad más cercana. Los círculos financieros se han perturbado profundamente por los recientes eventos en Guatemala, Bolivia, y particularmente en Cuba.
“En el último análisis, la elección no es entre la rendición o la guerra nuclear. Es entre ganar o pelear una guerra nuclear. Debemos acabar con los extravagantes e inútiles programas nacionales y dejar de malgastar nuestro dinero en utópicos proyectos de ayuda externa”.
Como si le respondiera, Kennedy declaró el 13 de marzo:
“Por primera vez tenemos la capacidad de destruir los últimos restos de pobreza e ignorancia – de liberar a nuestro pueblo para la realización espiritual e intelectual que siempre ha sido el objetivo de nuestra civilización…Caracas (7) y después Bogotá dieron al presidente de EEUU una cálida bienvenida. En México en junio de 1962, pagó tributo a la revolución mexicana, y en marzo de 1963 en Costa Rica defendió los derechos de los campesinos a la tierra y a la educación y pidió el fin de “las arcaicas instituciones que perpetúan privilegios”. Sus enemigos vieron a la Administración Kennedy como aliada de las “fuerzas agitadoras populares” del continente al sur de la frontera, “trabajando hacia el progreso y una mejor vida para las masas por medio de la evolución, si es posible, o por medio de la revolución, si ese es el precio que debe pagarse. (8)
“Esta libertad política debe estar acompañada de cambios sociales. Para que las reformas sociales necesarias, incluyendo tierras y reformas impuestarias, sean llevadas a la práctica libremente – a menos que ampliemos las oportunidades de todo nuestro pueblo – a menos que grandes masas de americanos compartan una prosperidad en aumento – entonces nuestra alianza, nuestra revolución, nuestro sueño, y nuestra libertad fallarán. Pero llamamos al cambio social por parte de hombres libres – cambio en el espíritu de Washington y Jefferson, de Bolívar y San Martín y Martin – no un cambio que busca imponer tiranías sobre los hombres como hace un siglo y medio atrás. Nuestro lema es el que siempre ha sido: ¡progreso si, tiranía no!
¡Revolución! Muchas personas pensaron que ya había invertido en la Casa Blanca, a pesar del consuelo del presidente. El 13 de febrero de 1961, se dirigió al Consejo de Conferencia Industrial Nacional:
“No existe el choque inevitable entre los sectores públicos y privados – o entre la inversión y el consumo – ni, como he dicho, entre Gobierno y ejecutivos. Todos los elementos en nuestro crecimiento económico nacional son interdependientes. Cada uno debe cumplir su rol apropiado – y esa es la esperanza y la dirección de esta administración…Su tono irritó a la audiencia ejecutiva, que creyó haber percibido una señal de paternalismo, y que de alguna manera estaban menos que dispuestos a cooperar con el gobierno federal. El Consejo Asesor Ejecutivo descontinuó sus encuentros y decidió romper relaciones con el Departamento de Comercio. Los miembros del Consejo notaron nerviosamente que el virus Kennedy había llegado al Secretario de Comercio, Luther Hodges, un hombre con el que creían que podían contar.
“No discriminaremos a ningún segmento de nuestra sociedad, y a ningún segmento de la comunidad ejecutiva. Estamos vigorosamente opuestos a la corrupción, al monopolio y a la explotación humana – pero no estamos opuestos a los negocios. Sabemos que nuestro éxito y el de ustedes están entrelazados – que ustedes poseen hechos y conocimientos que nosotros necesitamos. Cualquier diferencia que haya existido en el pasado, buscamos más que una actitud de tregua, y más que un tratado – buscamos el espíritu de una alianza total”.
Los Demócratas habían heredado una situación económica bastante mediocre de la Administración de Eisenhower. 1961 no fue un muy buen año. Es verdad que el ingreso nacional había aumentado un 19.6% entre 1958-1961 en comparación con el nivel del 1954-1957, las ventas corporativas habían aumentado un 18.7% y los salarios treparon un 18.9%. Pero la prosperidad de una economía se escribe en la hoja de balance, y durante el mismo período, las ganancias comerciales solo habían aumentado un 3.3%. (9). Los críticos también notaron que los gobiernos federales y estatales se estaban expandiendo gradualmente, y que sus gastos igualaban un tercio del producto bruto nacional (10). Los precios de venta permanecieron estables, y los precios generales cayeron un 1% (11), pero los ingresos personales de algunos de los Titanes también cayeron. (12)
Las cosas se veían mejor a comienzos de 1962. La industria automotriz, el termómetro económico de la nación, estimó ventas anuales de 7 millones de vehículos, un aumento de 1.500.000 respecto al año anterior. (13). 1962 prometió más que una recuperación y menos que un boom. En enero, Bradford B. Smith, un economista de Aceros US, dijo al Consejo de Conferencia Industrial Nacional, “He dicho muchas veces a este grupo que según le va a la nación, así le va a la industria del acero, solo que el doble de rápido. Yo diría que la producción de acero en la primera mitad de 1962 se ve muy bien”.
Sin embargo, un mes después, Roger Blough, director de Aceros US, (14) advirtió que las ganancias industriales totales, que debían haber alcanzado la cifra de $35 mil millones en 1961, (15) eran solo de $23 mil millones, y agregó que durante los últimos tres años los salarios por hora en la industria del acero habían aumentado 40 centavos (entre el 12 y 13 por ciento), mientras que las ganancias habían sido las más bajas jamás registradas en la historia del acero. En 1961, el 85% de estas ganancias, indicó, habían sido utilizadas para pagar dividendos. Declaró que una economía no solo debería juzgarse por sus precios, que siempre dependen de los costos, sino por el nivel comparativo de costos y ganancias. Blough dijo a US News y World Report que el presidente podría comprender a los ejecutivos, pero que ciertamente no le gustaban. Recordó que el presidente Kennedy había enviado una carta a la industria del acero en septiembre de 1961 advirtiéndoles acerca de cualquier aumento de los precios. “La industria del acero, en resumen, puede obtener buenas ganancias sin aumentar sus precios. Desde 1947, los precios del hierro y el acero en el mercado común han aumentado un 397%; ese es un desempeño mejor que cualquier precio de mercado en general”, el presidente había escrito.
El 6 de abril de 1962, el Sindicato de Trabajadores del Acero aceptó, a pedido del gobierno federal, limitar su demanda de salario a un aumento de 10 centavos por hora a partir del 1 de Julio de 1962. (16) El 10 de abril, la industria del acero anunció un incremento de precios de $6 por tonelada, (17) dejando al presidente, a los consumidores, y a los sindicatos ante el hecho consumado. En el curso de su historia, la industria del acero habitualmente ha desafiado a los presidentes americanos, pero se había olvidado lo que era ser frustrado. Al día siguiente en su conferencia de prensa, el presidente dijo:
“…el pueblo Americano encontrará difícil, como yo, aceptar una situación en la cual un pequeño puñado de ejecutivos del acero, cuya búsqueda de poder privado y ganancias excede su sentido de responsabilidad pública, pueda demostrar semejante desdén por los intereses de 185 millones de americanos”.Esta denuncia de los Titanes impactó a la nación. Marcó el nacimiento de una leyenda. Las declaraciones del presidente fueron titulares en todo el mundo e incluso fueron citadas en Pravda, expresando su sorpresa y satisfacción. Los ejecutivos quedaron desconcertados por la violencia de su reacción y por la aparente extensión de su apoyo público, pero Roger Blough mantuvo que su decisión había sido tomada “en favor de los accionistas” y que las ganancias de los mayores productores de acero eran 33% más bajas en el primer cuarto de 1962 que lo había sido en 1959. (18)
La administración respondió que los dividendos pagados a los accionistas de las corporaciones del acero en 1958-61 fueron 17% más altas que aquellas pagadas en 1954-57. La industria del acero respondió que las ganancias excedían los mil millones en 1959, pero que habían caído a 807 millones en 1961, poniendo en peligro las posibilidades de inversión, el futuro de las corporaciones del acero, y por ende, el futuro de la industria americana. Pero, enfrentadas a investigaciones del FBI, la presión de la opinión pública, y la cancelación de contratos del gobierno, dieron marcha atrás y revocaron el aumento. (19)
El 7 de mayo de 1962, US News y World Report escribió: “Lo que sucedió es atemorizante no solo para la gente del acero sino para la industria en general…El presidente Kennedy tomó en cuenta el interés público al actuar como actuó, pero los resultados podrían no perdurar según lo pretendido”.
Al día siguiente en Atlantic City, en la Convención de Trabajadores Autoconvocados, Kennedy declaró:
“Esta administración no ha emprendido y no emprenderá el arreglo de precios y salarios en esta economía. No tenemos la intención de intervenir en cada disputa laboral. Podemos sugerir guías para la economía, pero no podemos modificar cada patrón para cada planta y cada industria…Esta es una economía competitiva. Creemos que el sistema de libre empresa nos ha sido provechoso”.El día anterior, 7 de mayo, Roger Blough dijo a los accionistas de Aceros US: “este concepto es igualmente incomprensible para mi como la creencia de que el Gobierno sirve a los intereses nacionales en tiempos de paz buscando controlar precios en un comercio americano competitivo, directamente o indirectamente a través de la fuerza de la ley u otros”. Y agregó que desde 1950 los salarios se habían duplicado, los ingresos de los impuestos habían aumentado un 68%, las ganancias de dueños de negocios y agricultores habían aumentado un 70%, mientras que las ganancias corporativas solo habían aumentado un 2%. Remarcó que en años recientes los precios de muchos productos industriales habían bajado, y que no veía porqué debería haber discriminación hacia el sector del acero.
Respondiendo a las declaraciones del presidente Kennedy en Atlantic City el 1ro de mayo, Walter Reuther, presidente de Trabajadores Autoconvocados, declaró que lo que la economía necesitaba era “incrementar la demanda, y en consecuencia, los salarios”. El mismo día que el Dr. Charles E. Walker, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Banqueros Americanos, realizó un discurso en New Brunswick atacando el aumento de gastos federales y los conceptos de los asesores económicos del presidente.
El 28 de mayo de 1962 fue el día más negro de Wall Street desde el desastre de 1929. Las acciones del acero cayeron 50% de su nivel en 1960. “Esto podría convertirse en una guerra total”, declaró Avery C. Adams, Director de Aceros Jones y Laughlin, a los accionistas de su compañía. Los sindicatos comenzaron a preguntarse si las consecuencias de la intervención del presidente no serían más severas para ellos que para las corporaciones. (20) Allan Sproul, ex-presidente de la Reserva Federal del Banco de Nueva York, declaró que “aunque no hubo pánico entre los accionistas luego de la caída del mercado de acciones del 28 de mayo de 1962, otro 28 de mayo podría tener consecuencias diferentes”. (21)
En julio de 1962, la industria del acero en Pittsburgh estaba trabajando solo a un 55% de capacidad, comparado al 70% de abril. Las compañías de acero notaron que esta crisis los golpeó justo cuando se enfrentaban a la competencia por parte de productores extranjeros favorecidos por los bajos costos y la mano de obra barata, y por parte de industrias relacionadas (plásticos, aluminio, cemento, vidrio, madera) que se estaban volviendo cada vez más diversificadas y más y más poderosas. Una de las paradojas en los argumentos de ciertos ejecutivos era el hecho de que, mientras rechazaban cualquier noción de intervención federal en sus asuntos, ellos pedían una mayor protección contra la competencia extranjera. (22)
La reacción de los ejecutivos fue unánime. Ralph Cordiner, presidente de General Electric, declaró que Kennedy debía releer a Lincoln, (23) y David Lawrence (24) escribió:
“La pesada mano del gobierno acaba de ganar otra victoria…Los hechos económicos no pueden ser modificados solo porque a los políticos no les gusten. Y el sistema de empresa privada americano tampoco puede vivir demasiado si el Gobierno Federal mismo se involucra en la empantanada guerra de clases y, en efecto, le dice a la industria que debe deshacerse de las ganancias, ignorar los dividendos, y pagar lo que la administración diga que hay que pagar incluso si, como en este caso, le cuesta a la industria unos $100 millones adicionales por año.Y concluyó, “El socialismo (es) por lo general un precursor del comunismo”.
“Aparentemente (el Sr. Kennedy) creyó que la administración podía cohesionar a la industria en sumisión. ¿Qué otra cosa quiso decir Kennedy acerca de que el ‘Departamento de Justicia y la Comisión de Comercio Federal están examinando el significado de esta acción en una economía libre y competitiva’?...Esto implicó una amenaza de persecución criminal. Fue una movida diseñada para aterrorizar a aquellos que no están de acuerdo con la administración…Mientras que niegan toda inclinación hacia un estado socialista, la acción del presidente respecto a los precios del acero apunta inevitablemente a una dictadura federal sobre los negocios”.
Analizando la batalla, Richard E. Neustadt (25) escribió,
“Según puedo observar desde fuera, el caso del acero fue una demostración típica de dos cosas: de la falta de tenacidad y de certeza del poder presidencial – uno casi podría decir de la debilidad de la posición del presidente – junto a una casi increíble inocencia política por parte de la Corporación de Aceros US”.Algunos meses más tarde, Kennedy explicó su reacción:
“Creo que hubiera sido una severa situación si yo no hubiera intentado con toda mi influencia lograr una reducción, porque allí había un problema de buena fe. El sindicato del acero había aceptado la resolución más limitada que tuvieron desde el final de la segunda guerra…en parte, creo, debido a que dije que no podíamos permitir otra espiral inflacionaria, que ello afectaría nuestra posición competitiva en el exterior, por lo tanto, firmaron. Luego, cuando se firmó el último contrato…el precio del acero aumentó inmediatamente. Me pareció que estaba involucrada una cuestión de buena fe, y que si yo no hubiera intentado…utilizar mi influencia para que las empresas mantuvieran estables los precios, creo que el sindicato hubiese sentido, justificadamente, que habían sido engañados. En mi opinión habría puesto en peligro todo el trato entre trabajo y administración, lo cual hubiera hecho imposible para nosotros ejercer influencia alguna desde el punto de vista del público en el futuro sobre estas grandes disputas de trabajo-administración que sí afectan al interés público”.En junio de 1962, en la cima de la crisis, los círculos ejecutivos en EEUU estaban mucho más preocupados por el estilo y personalidad del presidente que por la caída del mercado de acciones, que sabía que era artificial, o el estado de la economía, que se consideraba prometedor. (26) El discurso de Kennedy en Yale (27) el 11 de junio confirmó los peores miedos de los ejecutivos:
“El gran enemigo de la verdad no es comúnmente la mentira – deliberada, artificial y deshonesta – sino el mito – persistente, persuasivo e irreal. Demasiado seguido nos sujetamos a los clichés de nuestros antepasados. Sometemos todos los hechos a un conjunto de interpretaciones prefabricadas. Disfrutamos el confort de la opinión sin la incomodidad del pensamiento…Este fue un verdadero discurso. No solo atacó a los Titanes, sino también aquellos conciudadanos orgullosos de sus estereotipos tradicionales, sus eslóganes, sus antiguas grabaciones, sus ancestrales clichés, sus problemas imaginarios, y sus prefabricadas interpretaciones, y de quienes Kennedy dijo que estaban atrasados 150 años y que no comprendían ninguno de los verdaderos problemas de su época.
“No podemos entender y atacar nuestros problemas contemporáneos en 1962 si nos sentimos tocados por etiquetas tradicionales y eslóganes de una era pasada. Pero el desafortunado hecho de la cuestión es que nuestra retórica no ha ido de la mano con la velocidad del cambio social y económico. Nuestros debates políticos, nuestro discurso público – sobre problemas locales y económicos – por lo general poco tienen que ver o directamente no tienen relación con los verdaderos problemas que EEUU enfrenta…
“(Estos problemas) no pueden resolverse mediante encantaciones de un pasado olvidado. Pero el ejemplo de la Europa Occidental (28) demuestra que son solucionables – que los gobiernos, muchos de ellos gobiernos conservadores, preparados para enfrentar problemas técnicos sin preconcepciones ideológicas, pueden coordinar los elementos de la economía nacional y producir crecimiento y prosperidad…
“Algunas conversaciones que he escuchado en nuestro país suenan como viejas grabaciones de los años treinta. El debate de los treintas tuvo gran importancia y produjo grandes resultados, pero sucedió en un mundo diferente con necesidades diferentes y tareas diferentes. Es nuestra responsabilidad vivir en nuestro propio mundo e identificar las necesidades y aceptar las tareas de los 60’s…
“Hace casi 150 años, Thomas Jefferson escribió, ‘Las nuevas circunstancias bajo las cuales nos encontramos llaman a nuevas palabras, nuevas frases, y a la transferencia de antiguas palabras en nuevos objetos’. Nuevos mundos, nuevas frases, y la transferencia de antiguas palabras e nuevos objetos – es más real hoy que en tiempos de Jefferson, porque el rol de este país es mucho más importante…Mientras trabajamos en consonancia con los auténticos problemas de nuestro tiempo, generaremos una visión y una energía que demostrará al mundo la vitalidad y fortaleza superior de una sociedad libre”.
Ya era tarde cuando anunció, en TV el 13 de agosto, que desde que había ingresado a la Casa Blanca el producto bruto interno había aumentado un 10%, la producción industrial había aumentado 16%, el ingreso personal trepó un 8% ($30 mil millones), la tasa de desempleo había caído en 1 millón, y en Carbon County, Pensilvania, George Demart, de 52 años, finalmente era capaz de mantener a su familia. Agregó que las ganancias corporativas habían aumentado 26%, pero aquellos preocupados probablemente no estaban escuchando cuando concluyó:
“Tenemos que seguir adelante, y sé que están aquellos que se oponen a todos estos movimientos como, por ejemplo, la prohibición del trabajo infantil y, más recientemente en el Senado, al cuidado médico de los ancianos.La fiebre cayó un poco en otoño. El comercio era próspero, y 1963 se veía más auspicioso todavía. El aumento en el gasto federal, contratos de defensa, y proyectos de renovación urbana actuaron como estímulo de la economía. Pero los ejecutivos permanecieron pesimistas y desconfiados. En la Convención de la Asociación de Banqueros Americanos celebrada en Atlantic City el 23-26 de septiembre de 1962, se predijo que la producción de automóviles caería 500.000 unidades en 1963. (29) La mayoría de los expertos financieros en Nueva York y Chicago advirtieron sobre una nueva recesión.
“Este país todavía estaría económicamente en la edad oscura si hubiésemos permitido que estos oponentes del progreso y defensores de los privilegios especiales frustren cada paso adelante. Pero el presidente de EEUU, creo, y el Congreso y todos nosotros debemos comprometernos a la acción en nuestro tiempo”.
No había ninguna recesión. Por el contrario, EEUU estaba en medio de una expansión industrial. (30) Pero el gobierno federal permaneció en vigilia. En julio de 1962, protestó ante los bancos, que presagiaban inflación y deformaban el mercado financiero. En noviembre denunció el injustificado incremento de precios de la industria farmacéutica. En 1963, las demandas antimonopólicas se multiplicaron.
La tendencia hacia fusiones corporativas se estaba acentuando. (31) En búsqueda de su tradicional rol antimonopólico, el Departamento de Justicia abrió investigaciones sobre conspiraciones en modificaciones de precios y otras actividades ilegales. Esta acción llevó a resultados positivos (los precios del equipamiento eléctrico cayó un 30%) pero exasperó a los industriales”. Las fusiones despertaron sospechas por parte de quienes vigilaban a los monopolios en el gobierno”, escribió US News y World Report. (32)
En enero, el Departamento de Justicia pidió a una corte federal obligar a General Motors Corporation a que disponga de su negocio de locomoción y rompa su fusión con la Euclid Road Machinery Company. En un tercer caso, acusó a General Motors por monopolizar la fabricación y venta de autobuses de ciudad.
Frente a tales ataques, los ejecutivos comenzaron a preguntarse qué sucedería cuando las grandes compañías intentaran crecer o diversificarse mediante fusiones. ¿Era este el fin de todas las fusiones corporativas? La Comisión de Intercambio Federal inició una demanda respecto a las relaciones entre 1.000 de las compañías más grandes del país. Era particularmente curioso respecto a las “empresas conjuntas” y de la “reciprocidad”, o del alcance por el cual las grandes empresas compraban a sus propios grandes clientes. ¿Hasta qué punto una empresa del acero compra su maquinaria a un fabricante que regularmente le compra acero? ¿Qué tanto favorece un fabricante de camiones a una empresa de acero que compró sus camiones?
General Dynamics fue obligada a disponer de una división encargada de tratar gases industriales que había adquirido cinco años atrás, y una fusión de Consolidated Foods con una empresa productora de cebollas y ajo deshidratado fue deshecha luego que FTC acusó que la empresa de alimentos había adquirido a algunos de sus proveedores para comprar los productos de su nueva división. La FTC sugirió que cualquier fusión debería ser juzgada ilegal si existía la intención de promover el comercio recíproco.
El gobierno acusó de modificación de precios a una larga lista de industrias, incluyendo lácteos, envasados, productos de plata, tuberías de cobre, pulpa de madera, macarrón, máquinas para cortar el pasto, etc. Y en muchas instancias tuvieron fáciles victorias. En 1963, La División Antimonopolio del Departamento de Justicia ganó 45 de 46 casos.
Las grandes empresas se preocuparon más y más sobre las tendencias de la administración de Kennedy, y los industriales no son la clase de personas que se quedan comiéndose las uñas. Los empleadores se quejaron que siempre quedaban en desventaja respecto a sus relaciones con los sindicatos de trabajo, que eran apoyados por Washington. Sintieron que el Consejo Nacional de Relaciones Laborales había abandonado la posición neutral que había ocupado bajo Eisenhower. “El NLRB también se ve afectado por el espíritu de la cruzada”, declaró Joseph L. Block, Jefe de Inland Steel. J. Mack Swigert agregó, “El poder financiero de los sindicatos es tan grande que muchos empleadores no pueden arriesgarse a un ataque”. (33)
Kennedy declaró una y otra vez que se oponía al control por parte del gobierno de los salarios y precios, pero su administración intervenía cada vez más en disputas laborales. Washington contrató mediadores que hacían hincapié en el “interés público”, lo cual generalmente se interpretaba como que favorecía a los sindicatos. Se ejercía presión federal sobre numerosas corporaciones, especialmente en la industria de misiles y especiales, que todavía no habían adoptado la forma de trabajo del sindicato. Las comisiones regulatorias disponibles al presidente detentaban un considerable poder. (34) El Consejo Nacional de Relaciones Laborales ordenó que los trabajadores despedidos por actividades sindicales, o que habían perdido sus trabajos porque sus empleadores rechazaron negociar con el sindicato, debían ser reinsertados respetando su paga más un 6% de interés.
Los ejecutivos temían que el gobierno federal de alguna manera tomara control de los sueldos, (35) y sus temores fueron expresados en los encuentros de la Asociación de Management Americana, en la Asociación Nacional de Consejos Estatales de Relaciones Laborales, y el Congreso Minero Americano. El vicepresidente de Relaciones Laborales de la Ford Motor Company declaró que la administración de Kennedy parece estar “buscando cierta clase de punto intermedio entre el regateo privado y la compulsión del gobierno que le dará el grado de influencia o control sobre los resultados que considera necesarios…están preparados para ir más allá del punto de confiar simplemente en la razón y la persuasión”.
Otros fueron mucho más lejos. US News y World Report declaró que “la maquinaria para una verdadera economía socialista ya existe”, y citó a un financiero que agregó, “Los fondos de pensión otorgan un considerable espacio para maniobrar. Al actuar en una cierta dirección, podrían ser utilizados para destruir el marco de trabajo capitalista”.
1963 puede considerarse un buen año para el comercio. Pero los ejecutivos no lo vieron así. El producto bruto interno, salarios, impuestos y precios habían progresado satisfactoriamente, pero la industria del acero todavía trabajaba solo a un 50% de su capacidad, y las ganancias eran más bajas de lo que los ejecutivos pensaban que tenían que ser, y proporcionalmente más bajas de lo que habían sido en 1950. (36)
Hablando en la Universidad de Chicago, Henry Ford declaró, “¿Qué tan altas son las ganancias? Mediante cualquier medida relativa, las ganancias están ahora en el mismo nivel que como estaban durante la recesión de 1954. Hoy, luego de tres años enteros de prosperidad en aumento para el resto de la economía, las ganancias finalmente han retrocedido hasta el punto más bajo de la década posterior al final de la segunda guerra. La reducción de los impuestos federales al ingreso es un importante paso en la dirección adecuada”. (37)
Los industriales notaron que el crecimiento del ritmo de la economía americana en 1963 sería el más bajo de todos los países industrializados, y enfatizaron que esto podría tener “dramáticas” consecuencias. Ellos pronosticaron que la Unión Soviética igualaría a EEUU en términos de producción industrial para 1975-80.
Kennedy respondió a estas predicciones señalando que el excepcional crecimiento de la Unión Soviética se debía en gran parte a su gran cosecha – tres veces más grande que EEUU – de estudiantes en todas las ramas del aprendizaje, futuros investigadores, y futuros técnicos, y citó a esto como una razón más para asegurar una equidad en las oportunidades educacionales para todos los estudiantes y romper las barreras financieras de las universidades. (38) Estaba especialmente preocupado respecto al desempleo: en 1963 había 4.166.000 personas sin trabajar, comparadas a las 4.007.000 en 1962. (39) Los ejecutivos estaban más preocupados sobre los gastos y déficits federales. (40)
En 1962, Kennedy había elegido alcanzar una nueva política económica y financiera basada en el potencial producto bruto nacional. (41) Para llevarlo a cabo, era necesario crear un "fiscal drag" - en otras palabras, reducir impuestos para los individuos y corporaciones. El 14 de diciembre de 1962, hablando frente a los miembros del Club Económico en el Hotel Waldorf Astoria de Nueva York, el presidente hizo molestar al pensamiento económico tradicional no solo de los ejecutivos, sino también de los miembros del Congreso. Muchos congresistas se oponían violentamente a cualquier tipo de aumento del gasto federal, al cual culpaban de debilitar el dólar, y consideraban al déficit presupuestario como un diablo en sí mismo que debía ser reducido por todos los medios posibles. Pero Kennedy pensaba diferente. (42) Comenzó reafirmándoles: “Para aumentar la demanda y levantar la economía, el rol más importante del gobierno federal no es comprometerse a un programa de excesivos aumentos del gasto público, sino de expandir las incentivas y oportunidades para los gastos privados”.
Pero prosiguió con su declaración, “Nuestra elección práctica no es entre un déficit por el recorte de impuestos y un excedente presupuestario. Es entre dos tipos de déficits: un déficit crónico de inercia. . . o un déficit de transición temporario, resultante de un recorte de impuestos diseñado para reactivar la economía, aumentar los ingresos por impuestos, y lograr…un excedente presupuestario”.
El Presidente planeó aplicar PPBS, que había sido utilizado exitosamente en el Departamento de Defensa, para el presupuesto federal, (43) pero en 1963 el principal problema era el de balancear el presupuesto. Kennedy propuso un programa keynesiano de déficit presupuestario diseñado para fomentar la expansión económica. (44) Este plan clásico consistía en aliviar la presión fiscal sin una disminución correspondiente en el gasto público. Un recorte de impuestos, inversión en impuestos al crédito, y un simultáneo aumento en el gasto público aumentaría la demanda y estimula el consumo.
El 17 de enero de 1963, el presidente Kennedy presentó su presupuesto y sus propuestas para un recorte de impuestos y una reforma impositiva al Congreso. El senador Harry F. Byrd y el representante Wilbur D. Mills, jefe del Comité de Finanzas del Senado y el Comité de Medios y Formas Nacional respectivamente, elevaron su oposición al plan. “El poder se alimenta del poder. El gran gobierno es demasiado grande”, (45) dijo el senador Byrd, quien agregó que, en su opinión, la confianza no se aseguraba expandiendo el control y dominio federal, o por la usurpación judicial de poder, o de un excesivo gasto federal, y que él estaba sintiendo la opresión de los tres.
Lo que Kennedy quería no era simplemente un recorte de impuestos temporal, sino una revisión completa del sistema fiscal americano. La reforma impositiva selló su destino.
Algunos americanos se opusieron al principio, como el ejecutivo de Florida que se encontró en el mismo avión con Douglas Dillon un día en 1962. El Secretario del Tesoro estuvo un rato explicándole la reforma impositiva en términos de los ingresos corporativos de este hombre, y el ejecutivo quedó asombrado. Finalmente, luego de aterrizar en Miami, se volvió al Secretario Dillon y dijo, “Estoy agradecido por haberme explicado el proyecto. Ahora dímelo una vez más: ¿Por qué estoy en contra?”.(46)
La respuesta vino de Barry Goldwater:
“Hemos sido persuadidos de que el gobierno posee un derecho ilimitado de apropiarse de la riqueza de las personas. El gobierno tiene el derecho de demandar igual porcentaje de la riqueza de cada hombre, y no más. Esto vale para los ingresos, para los regalos y las herencias. Los impuestos deberían ser los mismos para todos, como lo son para los cigarrillos. El impuesto progresivo es una confiscación.Pero los impuestos no eran los mismos para todos. El presidente quedó sorprendido al enterarse que de los 19 Americanos cuyos ingresos superaban los $5 millones al año, 5 no pagaban ningún tipo de impuesto en 1959, y ninguno de los restantes 14 se les habían cargado impuestos a los $5 millones anuales, y que en 1954 un americano con un ingreso de $20 millones al año no había pagado ni un centavo de impuestos. Abundaban ejemplos similares. En la mayoría de los casos, estas escandalosas exenciones eran el resultado de las múltiples deducciones y vacíos que ofrecía el sistema de impuestos a ciertas corporaciones, más notablemente en la industria del petróleo. (47)
“Es escandaloso que un hombre que gana $100.000 por año contribuya con el 90% de su ingreso al presupuesto nacional, mientras que un hombre que gana solo $10,000 contribuye solo el 20%. Es un castigo por el éxito”.
Kennedy estaba determinado a terminar con estos abusos. Ya, el 20 de abril de 1961, el día que se enteró de la falla en la invasión de Bahía de Cochinos, declaró ante el Congreso:
“Un fuerte sistema federal de impuestos es esencial para el futuro de América…La eliminación de ciertos defectos e inequidades según se propone proveerán ganancias que superarán las reducciones de impuestos para estimular la economía… Se han desarrollado provisiones especiales hacia un aumento del trato preferencial a varios grupos. Si a alguien se le permite pagar menos impuestos, se le pide a alguien que pague más. La distribución uniforme de la carga impositiva, por lo tanto, es perturbada y se necesitan aumentos tarifarios debido al estrechamiento de la base impositiva. Por supuesto: se necesitan algunos alejamientos de la uniformidad para promover objetivos sociales o económicos deseables. Pero muchas de las preferencias que se han desarrollado no resisten dicha prueba y necesitan ser reevaluados en nuestro programa de reforma”.Y agregó, “La guerra contra la pobreza no ha terminado. Apenas ha comenzado”.
La reforma impositiva de 1963 estaba dirigida a: 1) aliviar las penurias de quienes pagaban impuestos con bajos ingresos y de la gente anciana, y fomentar el crecimiento económico; 2) revisar el tratamiento impositivo de ganancias de capital para proveer un flujo mayor y más libre de fondos de capital; y 3) expandir la base de ingresos impositivos individuales y corporativos para remover privilegios especiales, corregir defectos en la ley de impuestos, y proveer un tratamiento más equitativo a quienes pagan impuestos.
Pero el aspecto más importante de esta reforma se centraba en las provisiones impositivas que “artificialmente distorsionan el uso de recursos”. El presidente declaró que “a ninguna industria se le debería permitir obtener una excesiva ventaja impositiva sobre los demás” y llamó a la corrección de defectos en los privilegios impositivos en las industrias mineras, y en la petrolera antes que nada.
Mientras leían las 24 páginas del Documento No. 43, el mensaje sobre impuestos del presidente al Congreso, ciertos ejecutivos tenían buenas razones para oponerse. (48) No estaban para nada interesados en la salud de la economía Americana (49) más que en sus ganancias.
El 18 de noviembre de 1963, tres días antes de su muerte, el presidente Kennedy presentó su informe económico a la Cámara de Comercios de Florida:
“Por primera vez en muchos años, en los últimos 18 meses, nuestra tasa de crecimiento supera la de Francia y Alemania. Se debe a que, como indicó recientemente la revista Fortune, las ganancias corporativas en América están aumentando mucho más rápido que las ganancias corporativas en el extranjero. .Y concluyó:
“Para el próximo abril, con la ayuda indispensable del pendiente proyecto de impuestos, los EEUU estarán navegando con los vientos de la mayor expansión económica en tiempos de paz de toda la historia de nuestra nación”.
“Me doy cuenta que existen algunos ejecutivos que sienten que solo quieren ser dejados a un lado, que el gobierno y la política no son sus asuntos, que el balance y ritmo de ganancias de su propia corporación es más importante que el balance global de poder o que el desempleo del país. Pero espero que no sea tarde para recordarles un pasaje de la ‘Navidad de Carol’ de Dickens en la cual Ebenezer Scrooge es aterrorizada por el fantasma de su antigua pareja, Jacob Marley, y Scrooge, abatida por la historia del incesante deambular de Marley, solloza, 'Pero siempre fuiste un buen hombre de negocios, Jacob.' Y el fantasma de Marley, con sus piernas atadas a una cadena de libros de comercio y cajas registradoras, contesta, '¿Negocios? La humanidad era mi negocio. El bienestar común era mi negocio. La caridad, la compasión, la paciencia y la benevolencia eran todos mis negocios. Los tratos de mi comercio no eran más que una gota de agua en el vasto océano de mi negocio'.Pero muchos ejecutivos eran indiferentes a la armonía, a los problemas de la humanidad, al futuro de sus hijos, y a Charles Dickens. Cuatro días después, el presidente Kennedy aterrizó en Dallas. No hay odio más fuerte que el de los barones ladrones.
“Miembros e invitados de la Cámara de Comercio de Florida, sea que trabajemos en la Casa Blanca o en la Cámara de Representantes o en una cámara de industria o comercio, la humanidad es nuestro negocio. Y si trabajamos en armonía, si comprendemos los problemas de los demás, y las responsabilidades que tenemos cada uno de nosotros, entonces seguramente el negocio de la humanidad prosperará. Y tus hijos y los míos seguirán adelante en un mundo más seguro, uno en el que halla oportunidades para todos”.
El 26 de febrero de 1964, bajo la presidencia de Lyndon Johnson, el Congreso aprobó la Ley Pública 88- 272, que enmendó el Código Interno de Ingresos de 1954. Sin embargo, en ningún lugar de las 128 páginas de esta acta encontrarás las provisiones concernientes a la “eliminación de ciertas inequidades” solicitadas por el presidente Kennedy.
En abril de 1964, ahora que tenían un presidente “que comprendía los negocios”, según palabras de W. B. Murphy, Presidente de Sopas Campbell, el ejecutivo entrevistado por US News y World Report declaró, “Todas las noticias de negocios son buenas – aumento de ganancias, de ventas, de producción. Todo está yendo perfecto”.
La Gran Sociedad había comenzado.
Fue en el pináculo de su gloria cuando, el 4 de Julio de 1967, el presidente Johnson le dijo a una multitud:
“Tenemos casi un tercio de las vías ferroviarias del mundo, casi dos tercios de los automóviles del mundo, la mitad de los camiones, la mitad de sus radios, un tercio de su electricidad, un cuarto de todo el acero…la mitad de su riqueza”.NOTAS
“Y tengan en mente”, continuo el presidente (que olvidó incluir la mitad del petróleo del mundo) “que el resto del mundo querría estar en nuestro lugar”.
1. En 1902, Teddy Roosevelt había designado la Administración (que luego se convertiría en el Pentágono), los lobbyistas, y a las finanzas organizadas como “enemigos públicos de la nación”. Franklin D. Roosevelt declaró que “La empresa privada es un servicio público”.
2. William Cary fue nombrado jefe de la Comisión de Garantías e Intercambio, Newton Minow como jefe de la Comisión de Comunicaciones Federales, Frank McGulloch en el Consejo de Relaciones Laborales de la Nación, Joseph Swidler a la Comisión de Poder Federal, y Paul R. Dixon como jefe de la Comisión de Comercio Federal.
3. 3.9 millones de desempleados en 1960; 4 millones en 1961.
4. El 16 de agosto de 1961, Richard Goodwin, otro de los asesores de Kennedy, se reunió en Montevideo con Ernesto "Che" Guevara, el entonces “zar” de la economía cubana.
La entonces periodista, Lisa Howard, estaba en el proceso de arreglar un encuentro entre Bob Kennedy y Guevara el momento del asesinato del presidente Kennedy.
5. En abril de 1962, US News y World Report publicó un resumen de la situación latinoamericana que concluyó, “Claramente, después de un año de la Alianza por el Progreso, Latinoamérica está peor que cuando el programa empezó. Expertos advierten que la situación se pondrá peor antes que mejore.
6. Desde 1964, la industria de los cosméticos se expandió rápidamente. Entre 1964 y 1967, Productos Avon, con 190 ramas diferentes, triplicó sus ventas internacionales. En 1966, las ganancias combinadas de sus Divisiones Americanas e Internacionales sumaron un total de $55.5 millones, o 13.5% de su facturación ($408 millones).
7. Donde piedras y tomates habían sido arrojados a Nixon en 1958.
8. El 16 de noviembre de 1963, el presidente argentino, Illia, canceló los contratos firmados con empresas petroleras extranjeras en 1958 y 1959.
9. En 1961 el producto bruto interno, que había aumentado en un 4% en 1960, solo se incrementó 3.3%, pero llegó al 68% en 1962.
10. En 1963, uno de cada seis trabajadores era empleado en Washington o en por los gobiernos estatales. Estos gobiernos absorbieron 35% del producto bruto interno (pero los críticos de Kennedy se olvidaron de agregar que había 2.548.000 empleados federales, comparado a los 7.889.000 en el estado y los gobiernos locales).
11. Índice de Precio de Venta:
1960: 100.7
1961: 100.3
1962: 100.6
1963: 100.3
12. Una comparación entre los ingresos de 515 reconocidos ejecutivos en 1960 y 1961 reveló un aumento en el ingreso para 243 y una disminución para 161. 71 no informaron ningún cambio. Frederick G. Donner, Jefe de General Motors, con exuberantes ganancias de $557.725 (incluyendo $405.324 en impuestos) ganó $16.300 menos (sin impuestos). J. W. Schwab, Jefe de United Merchants and Manufacturers Textile, ganó $384.505 en 1960 y $324,400 en 1961. En la industria del acero, Thomas E. Millsop, Presidente (luego Titular) de National Steel, ganó $285.100 en 1960 y $260.100 en 1961. Roger W. Blough, Titular de US Steel, ganó $283.333 en 1960 y $300.000 en 1961. (Todos estos números indican ingresos sin impuestos. Mr. Blough recibió $3,000 de su aumento de 1960-1; los restantes $13,000 fueron a impuestos.
13. Ventas de automóviles:
1960: 6.675.000
1961: 5.543.000
1962: 6.933.000
14. La empresa más grande de acero en el mundo. En 1966 produjo 29 millones de toneladas de acero.
15. Mr. Blough obtuvo este número con estadísticas del año 1947, un procedimiento cuestionable como mínimo. También debe haber notado que las ganancias durante la administración de Eisenhower apenas se modificaron: $22.800 millones en 1950, $23.000 millones en1955, $22.700 millones en 1960, $23.3 millones en 1961, y que habían trepado a los $25.900 millones el primer año en que se sintieron los resultados de la administración de Kennedy.
16. David McDonald, Presidente del Sindicato de Trabajadores del Acero, declaró que el costo de producción de acero había disminuido un 1% desde 1958.
17. Esto representó un aumento del 3.5%, mientras que el aumento de 10 centavos por hora representó solo un aumento del 2.4% .La administración declaró que el aumento del precio le costaría $1000 millones al Pentágono. (Mr. Blough bajó este número a $20 millones.) Blough agregó que las ganancias por tonelada de acero habían caído desde $12.19 en 1958 a $79.70 en 1961.
18. Efectos de la crisis de los ingresos y el número de personas empleadas por US Steel desde 1960 a 1965:
Empleados Ingresos
1960: 225,081 $600,500,000
1961: 199,243 $387,096,059
1962: 199,044 $337,403,081
1963: 187,721 $410,069,357
1964: 199,979 $493,388,130
1965: 208,838 $550,384,380
19. Ganancias comparativas de la industria americana en su totalidad y la industria del acero:
1947 1950 1955 1959 1961
Industria en su totalidad 15.1% 15% 12.3% 10.2% 8.7%
Industria del acero 11.7% 13.8% 13.1% 8.0% 6.1%
20. En 1961, ya se habían recortado 64,500 puestos de trabajo en la industria del acero.
21. El 26 de diciembre de 1962, la situación del mercado de bienes era la siguiente (comparación con el año anterior):
Mayor crecimiento
petróleo internacional (13.2%)
envío de cargas (12.3%)
Mayor caída
máquinas dispensadoras (50.6%)
cigarrillos (43.3%)
maquinaria especializada ([número omitido por error tipográfico]) acero (35.9%)
Otras caídas importantes
producción de películas (33.0%)
cadenas de comidas (30.9%)
publicidad (0.8%)
neumáticos, bienes de caucho (27.3%)
electrónica (25.7%)
22. Una verdadera economía de mercado, según es definida por Milton Friedman, sufre por el proteccionismo interior y exterior por parte de muchos líderes industriales así como también por parte de controles y restricciones del gobierno. Pero, como indica Galbraith, Friedman es un romántico, y sus conceptos están bien lejos de aquellos de los verdaderos conservadores.
23. Lincoln había declarado frente al Congreso el 3 de diciembre de 1861:
“El trabajo está antes que una independencia de capital. El capital es solo el fruto del trabajo y nunca podría haber existido si el trabajo no hubiera existido. El trabajo es superior al capital, y se merece mucha mayor consideración. El capital tiene sus derechos, que merecen la misma protección que todos los demás derechos”.
24. Editor de US News y World Report, 23 de abril de 1962.
25. El profesor de la Universidad de Columbia y autor del libro Poder Presidencial, la Política del Liderazgo.
26. La expansión se retomó en marzo de 1962, luego se desaceleró en el segundo cuarto y se detuvo en el tercero, pero una nueva expansión fue predicha para el mes de octubre, lo cual se cumplió.
27. Cuando Kennedy regresó a New Haven el 19 de octubre de 1962, en el pináculo de la crisis cubana, un grupo de estudiantes de Yale lo saludó con un cartel que decía, “Sea más valiente y menos fotogénico”.
28. Aquí, el presidente estaba premiando el intervencionismo e incluso el socialismo de estado de países europeos como Inglaterra, Francia, Italia y Suecia.
29. En su lugar, aumentó a 705,000.
30. En 1960, el producto bruto interno era de $502.600 millones. En 1961 aumentó a $518.700 millones, en 1962 a $556.200 millones, y para 1963 había alcanzado los $583.900 millones.
Los ingresos de la mayoría de los principales ejecutivos del país aumentó en 1962: F. G. Donner trepó a $643.975 al año y J. W. Schwab a $367,613, pero los titulares de la industria del acero no tuvieron la misma suerte. Roger Blough permaneció en los $300,000, y Thomas E. Millsop cayó de la lista de aquellos que ganaban más de 250,000 al año.
31. Hubo 1,400 fusiones en la primera mitad de 1967.
John Kenneth Galbraith cree que los procedimientos anti-monopolio no solo deberían ser invocados contra General Motors (que controla 54.5% del mercado), sino también contra Ford Motor Company, las grandes empresas petroleras, U.S. Steel, General Electric, y varias otras grandes corporaciones.
32. 1ro de abril de 1963.
33. El porcentaje de pérdida de tiempo de trabajo durante los tres años de la administración de Kennedy fue el más bajo de la década:
Eisenhower Kennedy Johnson
1958: 0.22% 1961: 0.14% 1964: 0.18%
1959: 0.61% 1962: 0.16% 1965: 0.18%
1960: 0.17% 1963: 0.13% 1966: 0.19%
1967: 0.30%, o 41
Días en millones de hombres
34. La Comisión de Comercio Interestatal es el más antiguo de estos organismos, seguido por la Comisión de Energía Atómica, el Sistema de Reserva Federal, el Banco de Importaciones-Exportaciones, la Administración Federal Nacional, la Comisión de Garantías e Intercambios, el Consejo de Relaciones Laborales Nacional, la Comisión de Intercambio Federal, la Comisión de Poder Federal, la Comisión Federal de Comunicaciones, etc.
La Comisión de Garantías e Intercambio, que regula el intercambio de bienes y las transacciones del mercado de bienes en el extranjero, entró en operación el día del asesinato de Kennedy. Esa tarde, 6 millones de acciones cambiaron de manos en Wall Street, en 30 minutos, el promedio del Dow Jones cayó 21.16 puntos (el 28 de mayo de 1962, había caído 35.95 puntos). A las 2:09 PM el Intercambio de Acciones cerró (lo que no previno que alguien cometiera un asesinato).
35. Cuando, en diciembre de 1967, US Steel, acompañado por otros productores, anunció un incremento del precio de $5 por tonelada, el presidente Johnson dijo simplemente que los líderes de la industria del acero habían sido informados de “sus pensamientos” sobre la cuestión, y que no excluía la idea del control de precios y salarios por parte del gobierno en el futuro. Círculos industriales se tomaron con calma esta amenaza.
A fines de julio de 1968, nuevamente permitió el aumento de los precios en la industria del acero.
36. Entre 1950 y 1955, las ganancias promediaron el 3.6% de las ventas. Desde 1955 a 1959, promediaron solo 3.1% (una caída del 14%), y entre 1960 y 1963, 2.6% (una mayor caída del 16%).
Desde 1950, mientras que el producto bruto interno había aumentado un 106%, los salarios de empleados y trabajadores un 70%, las inversiones 90%, impuestos 56%, precios 33% y gastos federales 179%, las ganancias (que sumaban $23 mil millones en 1950) solo fueron de $27 mil millones en 1963, o $20.5 mil millones en términos de valores del año 1950, 10% menos que en 1950.
Los dividendos pagados por corporaciones industriales americanas promediaron un 11.4% desde 1955 a 1959. Entre 1960 y 1963, promediaron solo un 9.4% (una caída del 18%).
37. La Ford Motor Company había sido acusada en noviembre de 1961 bajo el Acta Antimonopólica Clayton por haber absorbido a la Electric Autolite Co. en abril. El Departamento de Justicia señaló que esta fusión reduciría la competencia en la producción y ventas de bujías, notando que en 1960 Electric Autolite y General Motors habían producido el 90% de las bujías vendidas en EEUU.
Ford expresó su sorpresa y replicó que su principal competidor, General Motors, fabricó bujías y baterías a través de su compañía subsidiaria, Bujías AC.
38. En 1967, había 4,000 universidades o institutos técnicos en USSR. Cuatro millones de ciudadanos soviéticos asistieron a la universidad. Cinco millones de jóvenes trabajadores y agricultores tomaron cursos universitarios. Había unos 400,000 jóvenes investigadores trabajando en centros de investigación soviéticos, y el país tenía cerca de diez millones de ingenieros, cinco veces más que EEUU.
39. El Consejo de Asesores Económicos (Walter Heller, John P. Lewis y Gardner Ackley) no creía que el desempleo fuera estructural (el resultado de los avances tecnológicos), y por lo tanto, podía ser solucionado adaptando a los trabajadores a condiciones de trabajo cambiantes. En lugar de ello, sintieron que era necesario aumentar el nivel de demanda.
40. Desde 1950, los gastos federales habían aumentado en un 179%. El presupuesto de 1960 (el último de la administración Eisenhower) incluyó un déficit de $1200 millones. En 1961 (el primer año de la administración Kennedy), el déficit del presupuesto era $3900 millones. En 1962, fue de $6400 millones. El déficit de 1963 se estimó en unos $6800 millones en julio de 1963.
41. Esta fórmula ha sido empleada en Europa durante muchos años, pero por lo general, el término se refiere a manipulaciones financieras no ortodoxas.
42. David Brinkley informó el 9 de septiembre: “Harry Truman salió a caminar esta mañana y dijo que no pensaba que debíamos recortar impuestos hasta no tener balanceado el presupuesto, y el otro día el senador Humphrey decía en el Senado que lo que el pueblo americano es verdad habitualmente es más importante de lo que es realmente verdad”.
43. En 1968, el aumento en el uso del Sistema de planificación, programación y presupuesto, o PPBS, ha demostrado que la idea de Kennedy era correcta. Este sistema, que ya había sido puesto en práctica en el Estado de Nueva York y Wisconsin, y en etapa de prueba en Colorado, Michigan y Vermont, fue desarrollado por el Departamento de Defensa en 1961.
PPBS, que constituye un primer paso en el planeamiento público, es un examen general (a nivel nacional, estatal o local) de los objetivos, los recursos disponibles y los principios básicos del gasto público, que son debidamente tratados en estudios separados.
44. Milton Friedman indica que Keynes está desactualizado al igual que Marx, y que su doctrina está basada en la situación de Gran Bretaña luego de la crisis del 1929, cuando la nación enfrentó caídas de precios y desempleo. Friedman no cree que las ideas de Keynesianas puedan ser aplicadas en una economía en expansión, ya que acelera la inflación.
45. El presupuesto para el año fiscal 1960 será de $150 mil millones aproximadamente ($190 mil millones utilizando el nuevo método de cálculo). En defensa del Presidente Johnson, debe notarse que alrededor de $40 mil millones son costos de Defensa.
46. Citado por Kennedy en Tampa 18 de noviembre de 1963.
47. Ver capítulo 10, "Petroleros".
48. La reforma impositiva favoreció a los 450,000 comercios (de los 585,000 en el país) con una ganancia neta de $25,000 por año, y que se beneficiaron con una reducción del 27% en sus impuestos.
Otras propuestas favorecieron: deducciones del cuidado de los niños, jubilados, contribuciones a caridad e instalaciones médicas, y actividades de investigación y desarrollo. Se diseñó un ajuste que definía ciertos gastos médicos y medicinales para prevenir abusos en las deducciones de impuestos.
49. El 21 de enero de 1963, el presidente Kennedy informó al Congreso que durante la expansión de 1961-62:
1) El ingreso privado había aumentado $46 mil millones para alcanzar un techo de $450 mil millones, o 12% más que el máximo alcanzado durante la expansión previa. La ganancia neta por establecimiento agrícola había aumentado en $330 millones, mientras que el ingreso neto de los agricultores por actividades agrícolas había aumentado en un total de $800 millones. El ingreso total de los consumidores americanos, luego de aplicar impuestos, había aumentado 8%, lo que representaba un aumento anual de $400 en el nivel de vida (en términos de precios del año 1962) para una familia de 4 integrantes;
2) La cantidad de trabajos civiles no-agrícolas aumentó por 2 millones, mientras que la semana laboral promedio en las fábricas había aumentado de 39.3 a 40.3 horas;
3) Las ganancias de las empresas llegaron a un record de $51 mil millones en 1962;
4) Los precios de las ventas habían permanecido notablemente estables, mientras que los precios de consumidor solo habían aumentado un 1.1% anual (el mejor récord de estabilidad de precios alcanzado por una importante nación industrial con la excepción de Canadá);
5) La cada vez mejor situación competitiva había llevado a una notable mejora en el balance del déficit de pagos, que cayó de $3.9 mil millones en 1960 a $2.5 mil millones en 1961, y alrededor de $2 mil millones en 1962.
El presidente agrego que las perspectivas para una expansión continua y moderada en 1963 eran favorables.
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