Lanza Vaticano oración mundial para reparar pedofilia de sacerdotes
Milenio
05/01/2008
El Vaticano lanzó una iniciativa de oración y adoración eucarística perpetua, “a escala mundial”, para reparar los delitos de pedofilia cometidos por sacerdotes.
La propuesta, difundida por L’Osservatore Romano, busca salvar “las faltas de los presbíteros y por las víctimas de las graves situaciones de conducta moral y sexual de una pequeñísima parte del clero”.
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C. Venaya
Canarias-semanal.com
El encubrimiento de los sacerdotes que abusan sexualmente de menores no es un hecho puntual y del que, por tanto, haya que exigir responsabilidades solamente a algunos miembros de la Jerarquía. La investigación de los múltiples casos de pederastia protagonizados por sacerdotes en EEUU y otros países ha servido para constatar que la protección de estos delincuentes forma parte de la política oficial de la Iglesia. Allí donde se producen estos abusos los responsables de las diócesis se encargan de silenciar las denuncias, desplazando a los curas implicados de parroquia en parroquia para evitar el escándalo. Y lo hacen siguiendo los dictados del “Santo padre”.
En mayo de 2001, el hoy Papa Joseph Ratzinger - entonces cardenal y prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe - envió una carta a todos los obispos prohibiendo expresamente que los casos de abusos contra menores fueran denunciados a la policía. Estos casos -advertía Ratzinger - estaban sujetos a “secreto pontificio, y no debían ser denunciados a las fuerzas públicas hasta que las investigaciones internas fueran completadas”. La pena para quienes osaran romper la omertá era la excomunión.
Gracias al “manto protector de la Santa Madre Iglesia, reconocidos pederastas pueden seguir abusando de los menores con total impunidad. Algunos, incluso después de ser reclamados por la “justicia de los hombres” en los EE.UU. continúan refugiados en el Vaticano.
Con semejantes antecedentes, ¿resulta tan extraño que el obispo de Tenerife tratara de hacer entender al horrorizado periodista que lo entrevistaba que, “si te descuidas”, los menores “hasta te provocan”?
“Pedimos a todos hacer adoración eucarística para reparar ante Dios aquello que de grave ha sido hecho y para acoger de nuevo la dignidad de las víctimas”, indicó Claudio Hummes, prefecto de la Congregación para el Clero.
El cardenal brasileño, en declaraciones al diario oficial de la Sede Apostólica, señaló que con la iniciativa se pensó “sobre todo” en las víctimas de abusos sexuales “para que se sientan cercanos”.
Para Hummes es prioridad abrir “cenáculos eucarísticos” que susciten un movimiento para la santificación de los sacerdotes, porque “son muchas las cosas que se pueden hacer en este campo”.
Agregó que los problemas entre los sacerdotes “siempre existieron porque somos todos pecadores”, pero en este tiempo se han verificado acusaciones “verdaderamente muy graves”.
“Obviamente se debe siempre recordar que sólo una mínima parte del clero está involucrada en situaciones graves, ni siquiera el uno por ciento tiene que ver con problemas de conducta moral y sexual”, afirmó.
El prefecto reveló que para dar a conocer la iniciativa, la Congregación a su cargo envió una carta a todos los obispos del mundo junto a una “nota explicativa” dirigida a diócesis, parroquias, rectorías, capillas, monasterios, conventos y seminarios.
Estableció que el objetivo es lograr una “oración incesante” para suscitar un número suficiente de “santas vocaciones al sacerdocio” y también un “espíritu de genuina, además de verdadera reparación y purificación”.
Es una muestra de ignorancia de cómo funciona la psicología humana, esta iniciativa de la Iglesia Católica de que la mera oración va a permitir inocularnos al mal que representa la acción de personas que padecen de ciertas patologías mentales o que, a lo menos, han incorporado, por medio de programaciones psicológicas de su medio, cierta falta de conciencia moral que les dificulta actuar con empatía hacia otros y, por lo tanto, abusar física y/o psicológicamente de ellos.Además, el colocar la solución en manos de un ser superior al cual se acude por medio de la oración-súplica, parece ser más que nada una forma de desviar las responsabilidades que le son propias tanto a dicha Iglesia como a la sociedad entera. Tambíen, el llamar a sus fieles a tomar esa actitud, no hace más que evitar que estos tomen medidas de protección y precaución, busquen informarse y comprendan en toda su magnitud cuál es la verdera cara de la jerarquía que dice querer guiarlos en su beneficio.
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