Errores estadísticos del Banco Mundial en China: 200 millones de pobres suplementarios
Rebelión
12/01/08
La nueva pasó casi inadvertida en los grandes media generalistas: el Banco Mundial reconoció en diciembre del 2007 que había sobrevaluado el producto interno bruto de China desde hace varios años.
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Esto es lo que pasó:
Con una suma fija, digamos 10 dólares, un consumidor no puede, evidentemente, comprar la misma cantidad de bienes en Nueva York que en La Paz, en Kinshasa o en Pekín. A fin de borrar estas diferencias y comparar sumas de PIB equivalentes, el Banco Mundial utiliza una conversión de los montos concernidos en paridad de poder adquisitivo (PPA).
La cuestión es, de entrada, saber qué precios se tienen en cuenta. Y ahí la opacidad es admisible. ¿Cómo se integra en el cálculo el acceso a la educación o a la atención sanitaria? ¿Qué bienes y servicios básicos intervienen realmente en dicha conversión?
Lo cierto es que los precios (o el coste de la vida) considerados por el Banco Mundial en el caso de China eran inferiores a los reales. En diciembre de 2007, el Banco Mundial tuvo que admitir que el peso de la economía china era en realidad un 40 % inferior a las anteriores valoraciones. Esto no es nada. Así, el PIB de China expresado en PPA en el 2005 sería de 5,333 billones de dólares en vez de los 8,819 billones de la anterior estimación. La tendencia es, sin duda, la misma con la India, la otra gran potencia asiática emergente.
Pero ¿se trata realmente de un simple error? El Banco Mundial dispone de toda una batería de expertos generosamente remunerados y perfectamente capacitados para detectar muy pronto un error semejante. Sin embargo, esto ya es una costumbre del Banco Mundial: muchas veces sus estimaciones fueron erróneas y esto le permitía a esta punta de lanza de la mundialización neoliberal imponer sus exigencias. Entonces, en el caso de China, ¿a quién beneficia el crimen?
Precisamente, al Banco Mundial y a quienes defienden el modelo económico dominante. Pues esta sobrevaluación tiene repercusiones sobre el crecimiento mundial, que no sería más que de un 4,5 % en vez del 5 % anunciado. Este argumento es a menudo usado para explicar que con tal crecimiento las cosas van a mejorar en el mundo y prueba que el sistema actual aportará prosperidad y bienestar...
Pero esta sobrevaluación tiene también fuertes repercusiones en el discurso relativo a la reducción de la pobreza. Porque, siempre según el Banco Mundial, el número de pobres se ha reducido en unos 100 millones entre 1990 y 1999, gracias a las cifras que vienen de la India y de China (–200 millones), mientras que aumentaba en otros continentes (+100 millones). Con la reevaluación en curso, el número de personas que viven con el equivalente de menos de un dólar por día en China aumentará en unos 200 millones. Si se hiciera el mismo trabajo con la India, se vería que el número de pobres absolutos en el mundo en realidad ha aumentado.
No sólo es la credibilidad de los estudios del Banco Mundial lo que está gravemente cuestionado, sino que también se desmorona toda la lógica de su discurso sobre la reducción de la pobreza y los beneficios de la mundialización neoliberal.
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