La trama encubierta del triple conflicto Colombia-Venezuela-Ecuador

IAR Noticias
05/03/08

Después de que el ejército de Uribe matara al segundo jefe de las FARC, Raúl Reyes, el tablero regional se convirtió en un infierno (aunque por ahora, sólo mediático): Chávez y Correa retiraron sus embajadores en Bogotá y movilizaron sus tropas en la frontera, Colombia (siguiendo un libreto de EEUU), acusó a Ecuador y a Venezuela de "vínculos con las FARC", el presidente de Venezuela le amenazó a su homólogo colombiano con "una guerra", las grandes cadenas mediáticas sionistas (y sus repetidoras locales en América Latina) arremetieron e hicieron rating contra el "izquierdismo desestabilizador" de Chávez y Correa, EEUU y sus "cachorros" llamaron de urgencia a una reunión de la OEA para tratar la "crisis", y los "analistas" del sistema se devanan los sesos para responder a la pregunta del millón: ¿habrá guerra?.

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En concreto, desde el escenario de la "crisis de los rehenes" de las FARC, y sin que mediara aviso previo, América Latina pasó (según rezan los titulares de la prensa internacional) a instalarse en el medio de una peligrosa "escalada militarista regional".

Desde el lado del Imperio y sus "cachorros" durante todo el lunes le echaron la culpa a Chávez: los diarios, radios y televisoras regionales se hicieron eco de la propaganda del Departamento de Estado y de la prédica de las usinas "antichavistas" y "gusanas" de Miami, argumentando que el presidente venezolano "sin tener nada que ver en el conflicto" movilizó tropas en la frontera para copar el centro de la escena y desviar la atención de sus problemas internos en Venezuela.

Y para completar el cuadro: Señalaban que Correa, un "títere de Chávez", movilizó tropas y también rompió con Colombia siguiendo órdenes del presidente de Venezuela.

En definitiva, la prensa convencional regional (arrastrada por la CNN en español), manipuló cerebros todo el día lunes siguiendo el clásico libreto de Washington y la CIA: Mezclar en una sola bolsa a Chávez y a los gobiernos de izquierda con las FARC.

Ese fue el argumento central de los improvisados "comentaristas" y "analistas" de la prensa latinoamericana de "derecha" que ya empezaron a soliviantar la "guerra contraterrorista" contra las FARC y a impulsar una campaña de alerta contra las maniobras "guerreristas" del presidente de Venezuela.

Y el conflicto alcanzó un pico cuando Rafael Correa anunció que rompía con el gobierno de Uribe:"Frente a una sucesión de hechos e inamistosas imputaciones y de conformidad con lo establecido en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, el gobierno de Ecuador ha decidido romper relaciones diplomáticas con el gobierno de Colombia, a partir de esta fecha", señaló una carta enviada en la tarde del lunes por la Cancillería de Quito.

Formalmente, Quito tomó la decisión, luego de que Bogotá lo acusara de apoyar a las FARC, y que la policía colombiana (títere del FBI y de la CIA) acusara a Chávez de donarle a la guerrilla 300 millones de dólares.

Pero lo más llamativo y gracioso fueron las pruebas que esgrimió el gobierno del "cachorro" Uribe: El director de la Policía colombiana, general Oscar Naranjo, en una conferencia de prensa mostró "correos electrónicos escritos por el jefe rebelde abatido, hallados en una de sus computadoras portátiles, en los que hablaba de contactos, a nombre de Correa, entre las FARC y el ministro de Seguridad Interna y Externa ecuatoriano, Gustavo Larrea.

Pero la acusación de Bogotá no fue sólo contra Correa. Mostrando otra "comunicación" que Reyes envió a sus compañeros un día antes de su muerte, el viernes, el vocero policial colombiano acusó a Hugo Chávez de haber donado 300 millones de dólares a la guerrilla para financiar sus actividades en Colombia.

"Una nota recogida por Raúl Reyes habla del agradecimiento de Chávez" con la donación de este dinero -por el aporte de 100 millones de pesos (unos 50 mil dólares actuales) que las FARC cuando estaba preso entregó en ese momento al presidente Chávez", añadió Naranjo, quien dio cuenta de comunicaciones entre Manuel Marulanda, líder emblemático del grupo, y Chávez.

Las infantiles "pruebas", hicieron recordar los ejemplares del Corán que siempre olvidan los "terroristas islámicos" (de la CIA) cuando cometen sus atentados. ¿Cómo probar que fue Raúl Reyes el que escribió en su computadora secuestrada por el ejército colombiano? ¿Y cómo probar que la computadora pertenecía Reyes?

No obstante lo pueril de las "pruebas", la prensa internacional las dio por veraces y llenó el mundo de titulares como: "Chávez y Correa vinculados a las FARC" mientras sus (casi descerebrados) analistas comenzaban a aterrorizar con "Chávez impulsor de una guerra regional".

La trama "antiterrorista" del asesinato de Reyes

¿Para qué EEUU ordenó asesinar a Raúl Reyes? Los que manejan información clasificada saben que el portavoz de las FARC contaba con una especie de "zona liberada" tácitamente respetada por Europa, incluso por EEUU, en su condición de negociador del canje de rehenes de las FARC por prisioneros de esa organización.

Pensar que Reyes fue asesinado para "parar las negociaciones" con los rehenes es un absurdo, ya que las mismas fueron montadas como un "show" de entretenimiento que beneficiaba a todos los participantes, y aunque Chávez estaba en el centro, Uribe, EEUU y Europa también sacaban su rédito de la "misión humanitaria".

Desde hace cuatro años, según consta en diversos informes, el gobierno colombiano y la inteligencia norteamericana, vienen desarrollando operaciones para vincular al "terrorismo latinoamericano" de las FARC y al "terrorismo islámico" de Al Qaeda en planes comunes para crear un proceso de violencia y de caos, tanto en EEUU como en América Latina.

La estrategia cobró un nuevo punto de inflexión a partir de la "marcha mundial" contra las FARC organizada por el gobierno de Uribe y usinas del espionaje norteamericano desde Internet.

La estrategia (según se desprende de los propios informes) busca instalar la "guerra contraterrorista" global en América Latina mezclando a las FARC y otras organizaciones armadas con planes del "terrorismo internacional" orientados a vulnerar la seguridad nacional de EEUU y a desestabilizar toda la región.

En diversas exposiciones ante el Comité de Inteligencia del Senado la CIA y el FBI han coincidido en que las "células clandestinas" de la red Al Qaeda, los "terroristas" de las FARC, y las ambiciones nucleares del régimen de Irán, son las principales amenazas que enfrentan los intereses de EEUU en el mundo.

En el trazado de este objetivo los servicios de inteligencia y el gobierno colombiano, a su vez, realizan constantes operaciones para complicar a las FARC con actividades del narcotráfico y de violencia política planeada para "desestabilizar a los gobiernos de la región".

Dentro de este escenario, la "misión permanente" del gobierno títere de Uribe, ha sido la de ensamblar el accionar "terrorismo de las FARC" con el narcotráfico y el "crimen organizado" y con los "gobiernos de izquierda", vinculando el "objetivo local" con el "objetivo internacional" del "terrorismo" de Al Qaeda.

Así como los preceptos doctrinarios de la "doctrina de seguridad nacional" en la década del setenta identificaron al "subversivo" como el principal enemigo de la "libertad" y el "orden", la nueva doctrina sitúa al "terrorista" como la fuente del "caos" y la "violencia" que amenazan por igual a toda la región.

Según la prédica constante de Uribe y sus servicios de inteligencia detrás del armado "terrorista" y "criminal" de las FARC se agazapan el negocio de las drogas, la prostitución, las mafias y las armas, pero, básicamente en sus entrañas acechan los viejos fantasmas del "caos" y de la "violencia", cuyo enganche con los conflictos sociales sintetiza el flamante objetivo neo-represor de la "guerra contraterrorista" con central operativa en el Comando Sur.

Pero a este marco siempre se agrega la presencia de los "gobiernos de izquierda" con Chávez a la cabeza vinculados al accionar "terrorista" de las FARC, tanto en carácter de "protectores" como de "financistas".

Cuando Venezuela compró armamento en Rusia, y Chávez reforzó su alianza militar y comercial con Teherán y Moscú, Washington lo acusó de estar fomentando una "carrera armamentista" con objetivos "desestabilizadores" en América Latina.

El Comando Sur y la CIA denunciaron "triangulación de armas" de Venezuela hacia países "conflictivos" como Bolivia y Perú con el propósito de crear "focos desestabilizadores" agregados a los conflictos sociales en la región.

A fines del año pasado, Chávez y Uribe mantuvieron una escalada de acusaciones y de enfrentamiento mediático que culminó con una amenaza de ruptura diplomática por parte de Venezuela.

El conflicto volvió a aumentar los decibeles cuando, en enero pasado, Chávez "sinceró" sus vínculos con las FARC pidiendo a EEUU y la Unión Europea que sacara a la guerrilla de su lista de "organizaciones terroristas".

Uribe, quien consiguió el respaldo de la UE en su reciente gira por Europa, mantiene las "relaciones congeladas" con Chávez, y con apoyo de Washington comenzó una ofensiva internacional contra las FARC, que por tiro de elevación toca a Chávez y a su proyecto de influencia regional.

Medios y analistas de Colombia y Venezuela ya señalaban en los últimos días que hay un "clima enrarecido" y una creciente militarización en la frontera de ambos países que acompaña al marco político de tensión entre Caracas y Bogotá.

El informe "preparatorio"

Pero la primera señal de que "algo se estaba preparando", lo dio el jefe del espionaje de EEUU en la segunda semana de febrero de este año.

Durante la presentación de un informe anual ante el senado de su país, el 8 de febrero, el director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Michael McConnell, hizo una advertencia sobre la vinculación del gobierno de Venezuela con las FARC y el narcotráfico en América Latina.

En el informe de 45 páginas, el espionaje norteamericano también vincula a las FARC con la red Al-Qaeda e incluye una "detallada evaluación" sobre América Latina con Venezuela como más extenso tópico de preocupación.

El informe acusa a Chávez de falta de cooperación en la lucha contra el narcotráfico y, en ese sentido, vincula al gobierno venezolano con el tráfico de cocaína hacia EEUU, un señalamiento que también hizo el mes pasado el director de la Oficina Nacional de Políticas de Control de Drogas de EE.UU., John Walters.

De esta manera, se volvió a ligar a Chávez con el eje FARC-narcotráfico-Al Qaeda, como parte de la estrategia para apuntalar la "guerra antiterrorista" y los acuerdos con los gobiernos títeres y ejércitos regionales.

Completando el panorama "terrorista", en el documento se señala que el presidente venezolano, Hugo Chávez, "seguirá buscando unir a Latinoamérica, bajo su liderazgo, en una agenda radical de izquierda y anti-estadounidense y a contemplar a Cuba como un aliado ideológico clave".

El jefe de los espías USA dijo que bajo la influencia venezolano-cubana "los líderes de Bolivia, Nicaragua y Ecuador están persiguiendo agendas que buscan prolongar mandatos presidenciales, debilitan los medios de comunicación y libertades civiles".

Poniéndolos como ejemplo paradigmático de la "guerra contra el terrorismo", el informe alaba el esfuerzo de los gobiernos de Uribe y de Calderón, los "cachorros" más sumisos del Imperio, cuyos ejércitos operan en coordinación directa con el Comando Sur de EEUU.

La guerra, según Chávez

Hay un punto en el que coinciden los expertos: El asesinato de Reyes no estuvo orientado contra las FARC sino que su objetivo principal fue provocar una segura "reacción militar de Chávez" tal como ocurrió cuando movilizó sus fuerzas en la frontera con Colombia y amenazó a Uribe con una guerra.

En esta hipótesis de trabajo, la militarización del conflicto Colombia-Venezuela, con Chávez como primer actor, otorga consistencia a los informes del Pentágono y del espionaje estadounidense señalando al presidente venezolano como el eje del "terrorismo" de las FARC, por un lado, y de los "gobiernos de izquierda desestabilizadores" por el otro.

Como dijo el líder cubano. Fidel Castro, suenan trompetas de guerra ¿Pero a quién le conviene la guerra o una escalada militar entre Colombia y Venezuela con Ecuador como tercer protagonista?

En este escenario, a Chávez, con graves problemas internos luego de su derrota en el referendo, con la oposición en ascenso y acusándolo de "dictador belicista", con las fuerzas armadas venezolanas divididas entre "chavistas" y "antichavistas", tiene el espacio acotado para beneficiarse de una guerra con Colombia, que podría detonar una reacción militar en su contra atizada por el antichavismo y la CIA.

Por otro lado, una guerra Colombia-Venezuela (además desatar una escalada del precio del petróleo que produciría un impacto inflacionario y recesivo a escala mundial, incluida Venezuela) paralizaría y aislaría al país precipitando la fuga de los "inversores" y capitales que hoy sostienen el crecimiento de la sociedad de consumo capitalista en Venezuela.

Una guerra Colombia-Venezuela y el enfrentamiento con EEUU que conllevaría, paralizaría, en primer lugar, el comercio venezolano-estadounidense (la mayoría de las importaciones y exportaciones del país) y generarían un proceso combinado de recesión con inflación (la estanflación) que detonaría inmediatamente en una reacción social a la escalada desocupacional que produciría.

¿Quién dijo que Chávez se beneficiaría de una guerra con Colombia? Salvo la campaña de las grandes cadenas sionistas, nadie puede sostener con pruebas esa afirmación.

La guerra, según Washington

Decididamente, a Chávez, en estos momentos, una guerra militar con Colombia no le conviene bajo ningún punto de vista, salvo que decida suicidarse.

En cambio EEUU (el que digita al gobierno de Uribe) tiene tres hipótesis fuertes para beneficiarse con una guerra entre Colombia y Venezuela:

A) Anudar (argumentando el conflicto ) una acción "contraterrorista regional" con los gobiernos aliados (la mayoría de Latinoamérica) para detener a Chávez y a las FARC, desplegando una "fuerza de paz" en la frontera Colombia-Venezuela integrada por ejércitos locales controlados por el Comando Sur de EEUU.

B) Utilizar el conflicto armado Colombia-Venezuela para apoderarse de las regiones petroleras claves de Venezuela, tal como sostienen el gobierno de Chávez y los analistas bolivarianos.

C) Valerse de una guerra entre Colombia y Venezuela para incrementar su dispositivo militar en la región, cerrando el control sobre las cinco fronteras (Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Venezuela) donde se halla la gigantesca bolsa de petróleo compartida, fortificando una llave de ingreso al agua, el gas y los extraordinarios recursos de biodiversidad del Amazonas, vitales para la supervivencia futura de la humanidad.

En síntesis, detrás de una guerra Colombia-Venezuela (aprovechando el efecto dominó que desataría) están los planes de control geopolítico, petrolero y militar regional de Washington disfrazados de "guerra contra el terrorismo".

Ese plan tomó consistencia cuando Venezuela compró armamento a Rusia, mientras Chávez reforzaba su alianza militar y comercial con Teherán y Moscú, y Washington lo acusaba de estar fomentando una "carrera armamentista" con objetivos "desestabilizadores" en América Latina.

El Comando Sur y la CIA denunciaron "triangulación de armas" de Venezuela hacia países "conflictivos" como Bolivia y Perú con el propósito de crear "focos desestabilizadores" agregados a los conflictos sociales en la región.

En la Colombia de Uribe (siguiendo los lineamientos de Washington) se encendió una "luz roja" y las fuerzas armadas comenzaron a barajar hipótesis que señalaban a Venezuela como un virtual "arsenal de las FARC".

Todo este cuadro fue conformando lo que hoy la prensa del sistema describe como "escalada regional del conflicto" entre Colombia y Venezuela.

En ese escenario, el asesinato de Raúl Reyes fue solo el detonante de un "clima preparatorio" de la guerra organizado por los informes del Pentágono y del espionaje norteamericano.

Y sólo habrá guerra o "escalada militar" si Chávez cae en la trampera.

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