Argentina - Ciudad de Buenos Aires: Un sionista será portavoz de la Policía Metropolitana

Página 12
07/02/10

El hombre que Eugenio Burzaco designó como portavoz de la fuerza que conduce fue jefe de prensa del ejército de Israel para los medios de habla hispana. Su postura ante el conflicto de Medio Oriente y sus críticas a los gobiernos de Venezuela y Bolivia.

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La Policía Metropolitana que acaba de salir a la calle tiene su pregonero. No es su hacedor, Mauricio Macri, ni tampoco su jefe, Eugenio Burzaco. Se trata de un especialista, Alejandro Mellincovsky, ex jefe de prensa del ejército israelí para los medios de habla hispana, un joven licenciado en Comunicación e Historia que parece el hombre hecho a medida para difundir desde su estreno el accionar de la nueva fuerza. Vivió, cursó estudios universitarios y se graduó en Tel Aviv, donde refinó sus conocimientos en seguridad, integró la juventud sionista –o Hanoar Hatzioni– y fundó un periódico. También ha escrito varios artículos sobre la libertad de prensa y el conflicto de Medio Oriente, con una visión crítica sobre gobiernos como los de Venezuela y hasta Bolivia. Su último trabajo conocido lo desempeñó como corresponsal del multimedio mexicano Televisa en la Argentina. Hoy, en cambio, informa sobre el empleo de autos no identificables que comenzarán a patrullar Buenos Aires con fines de Inteligencia. La principal herencia que dejó el comisario Jorge “El Fino” Palacios.

Mellincovsky se radicó en Israel en 1999 después de pasar una infancia y adolescencia bien porteñas. Es hincha de Atlanta y nostálgico de las calesitas (armó una página web con familiares sobre el tema). Esta parte de su vida puede rastrearse en la entrevista que le realizó la revista Piedra Libre en 2005, un medio de la comunidad latinoamericana en aquel país, donde se incorporó al ejército.

“Para mí, seguir sintiéndome cercano a Argentina es algo que atribuyo más que nada a las pequeñas cosas, a la vida de todos los días, las costumbres, la comida”, decía en aquella nota. En el mismo reportaje, su autora, Jana Beris, informa: “Ahora sirve en Tzáhal, el ejército israelí, como encargado de Análisis Estratégico de Comunicaciones, en contacto con la prensa internacional en la unidad del Portavoz del Ejército (Dover Tzáhal)...”

En ese rol, el flamante vocero de la Metropolitana fue el hombre de consulta para los medios hispanoparlantes sobre todo lo que ocurriera en Israel en materia de defensa. Hay artículos que lo citan, tanto en El País de España como en La Nación. Una crónica del 18 de agosto de 2005, escrita por el periodista Ferrán Sales en el primer diario, a propósito del desalojo de colonos israelíes en la Franja de Gaza, señala: “La contundencia y la sorpresa con que se está desarrollando la operación militar son las dos claves que permiten explicar este éxito, según aseguraba ayer Alejandro Mellincovsky, director del Departamento de Análisis y Estrategia del Ministerio de Defensa, quien en las últimas horas había seguido la operación sobre el terreno en el asentamiento de Neve Dekalim”.

El colaborador que designó Burzaco para tratar de superar la mala imagen con que se instaló la Policía porteña, no puede ser cuestionado por carecer de pensamiento propio. En un artículo de su autoría que publicó la agencia de noticias Impulso Baires, discurre sobre cómo los periodistas cubrieron la información durante la Operación Plomo Fundido, la ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza que provocó, entre muertos y heridos, miles de víctimas palestinas entre diciembre de 2008 y enero de 2009.

“No podemos remitirnos exclusivamente a números o impresionarnos con las estadísticas. Los hechos publicados son de notorio conocimiento, nosotros tenemos la obligación de ver, no sólo de dónde salió la bala, también tenemos que preguntarnos por qué. Mueren civiles. Es un hecho, no importa cuántos de cada lado, son muertos, seres humanos. Mientras Hamas apunta sus cohetes y misiles deliberadamente a centros urbanos para asesinar a la población civil, Israel intenta neutralizar la fuente de los lanzamientos donde lamentablemente, a veces, se producen daños colaterales.”

Más adelante, Mellincovsky profundiza su opinión con datos que sólo puede conocer un especialista que se desempeñó en el Tzáhal: “Antes de atacar, Israel le avisa a la población civil palestina, por panfletos y por vía telefónica. Entonces, ¿por qué no se van? Hay dos posibilidades, o no salen de la zona a ser atacada porque los terroristas de Hamas se escudan en ellos y los tienen como rehenes, o deciden quedarse motu proprio para colaborar con el Hamas; en ese caso, civil deja de ser sinónimo de inocente.”

Por último, sugiere: “Para esos periodistas, que su trabajo es también su vocación, anhelamos que el tema no baje del orden del día sin que tengan la oportunidad de ver y transmitir las distintas perspectivas de un caso, que por ser complejo, no tiene por qué transformarse, ni en simple, ni en complicado”.

Sus inquietudes por la libertad de prensa se trasladan desde Irán a Venezuela y también sobrevuelan Bolivia. En un extenso artículo de siete páginas que publicó El Argentino.com, le atribuye al presidente Hugo Chávez sufrir una influencia notable de su colega iraní Mahmud Ahmadinejad en la política interna de su país: “... no sólo se le dio por influir en las naciones de la región, sino que además se dio el lujo de importar una ideología, la del chiísmo iraní, que no se conforma con un proyecto hegemónico en el Cercano Oriente...”.

Mellincovsky recorre la conflictiva relación del líder venezolano con los grandes medios y hasta menciona un dato curioso sobre Bolivia, confirmado en agosto pasado: la creación en ese país de un canal de televisión iraní. De ahí que establece en tono paródico una comparación entre dos actitudes supuestamente contradictorias que le atribuye a Evo Morales: “¿Qué tienen que ver los movimientos sociales bolivianos con el chiísmo radical de un país en el que la libertad de prensa es utópica? Aparentemente, nada. Sin embargo, luego de haberse independizado de la colonización española, hay un medio Evo que afirma ser quien liberó al Estado Plurinacional de Bolivia del yugo de los Estados Unidos, pero hay otro medio Evo que no tiene inconvenientes en traicionar los principios de sus seguidores, eliminando la identidad de los grupos originarios en pos de la propagación de la versión chiíta del Islam, conduciendo a Bolivia al Medioevo, cuando religión y Estado eran una entidad inseparable”.

La Policía Metropolitana ya tiene quién le escriba y divulgue su razón de ser. Un civil que pasó por el ejército, pero de otro país. No deja de ser un hecho infrecuente en un gobierno que sumó un tropiezo tras otro desde que creó su propia fuerza. Esa que el vocero Mellincovsky, como periodista de oficio, sabe que recibió más críticas que elogios desde que se volcó al espionaje antes que a cumplir la función que le asignaron por la Ley 2.894 de Seguridad Pública.

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