Egipto-Gaza: una hermandad incómoda

Prensa Latina
10/02/10

Basta repasar la diplomacia egipcia para constatar acciones favorables a los palestinos, pero la ausencia de consenso político, religioso y popular en la relación con Gaza corrobora que la aludida hermandad es sentimentalmente variable e incómoda.

...Siga leyendo, haciendo click en el título...


Movido por la comunión de intereses árabes y musulmanes, y forzado por su condición de único punto terrestre de contacto con el enclave, obviando a Israel, Egipto ha impulsado en Medio Oriente esfuerzos para concretar acuerdos de paz e iniciativas reconciliadoras palestinas.

Una paz entre israelíes y palestinos, que involuciona desde hace más de un año, y una reconciliación entre los segundos, reacia a cuajar por la ojeriza de El Cairo hacia los islamistas de la Franja de Gaza, lo que coloca al gobierno en un equilibrio aún más embarazoso.

Egipto reconoce a la Autoridad Nacional Palestina, que preside Mahmoud Abbas, como gobierno de todos los territorios palestinos y, por lo mismo, deslegitima el mandato del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) en Gaza, tras expulsar a Al-Fatah en junio de 2007.

La prueba más reciente -y fehaciente- de lo anterior tuvo por escenario la frontera egipcia con Gaza, una volátil línea de unos 12 kilómetros donde se entremezclan gestos humanitarios, túneles clandestinos, muro de acero, caravanas solidarias y férreo bloqueo.

Muchos egipcios de a pie y analistas independientes se preguntan si el presidente Hosni Mubarak se colocó del "lado equivocado" de la causa palestina, cuando presionó y puso trabas a la Marcha Libertad para Gaza (MLG) y la Caravana Viva Palestina (CVP) a finales de 2009.

Esas dos iniciativas promovidas por activistas de unos 50 países llevaron ayuda material a los 1,5 millones de residentes en la franja costera sitiada por Israel, pero su persistencia derivó en desórdenes y choques violentos con las fuerzas de seguridad egipcias.

La MLG fue autorizada y luego impedida de viajar por tierra hasta Gaza, donde -al igual que la CVP- pretendía conmemorar el primer año de la agresión militar israelí que causó más de mil 400 muertos y unos cinco mil 300 heridos en 22 días de bombardeos.

Los que lograron llegar a la ciudad de Al-Arish, a unos 40 kilómetros de Gaza, fueron literalmente rodeados por la policía y debieron negociar para salir de sus hoteles incluso para bañarse en la playa, sin que pudieran pasar más allá de esa urbe del Sinaí.

A su vez, la caravana de 210 vehículos y 528 pacifistas fue frenada en el puerto de Nuweiba, en el Mar Rojo, y obligada a rehacer su itinerario por el Mar Mediterráneo a través de Jordania y Siria para desembarcar en el de Al-Arish con la carga humanitaria.

Aunque Nuweiba era la vía más cercana a Rafah, el punto de acceso a Gaza, el vocero de la cancillería egipcia, Hossam Zaki, afirmó que "la entrada sólo podía ser a través de Al-Arish".

Una vez llegada a la mencionada rada, Egipto alegó razones de seguridad y logísticas para permitir el paso a un grupo y negárselo a otro, lo que desencadenó enfrentamientos, protestas, un policía egipcio muerto y decenas de activistas heridos.

Todo ello ocurrió a la par que se construye un muro subterráneo de acero en la frontera con Gaza, que tendrá de 10 a 11 kilómetros de extensión y entre 18 y 30 metros de profundidad, con el claro objetivo de eliminar los túneles que constituyen un respiro al bloqueo judío.

Los críticos del valladar recuerdan que parte de su financiamiento procede de Estados Unidos y que las obras son supervisadas por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército norteamericano y con equipos suyos, por lo que lo consideran "un muro estadounidense en suelo egipcio".

Para muchos está claro que Washington protege a Israel y que el muro es parte de un acuerdo alcanzado por George W. Bush con Tel Aviv antes de dejar la presidencia para cortar el contrabando de bienes y, supuestamente, de armas a través de los pasadizos desde Egipto.

Incluso, la hasta hace poco comisionada general de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) en Medio Oriente Karen Abu Zayd consideró que la estrategia es arreciar el bloqueo por el sur de Gaza mientras Israel hace lo mismo por el Norte, Este y Oeste.

A ello agregó la hipótesis de que sea parte de los preparativos para un nuevo ataque israelí a la franja costera que, si se consuma o no, de todos modos empeorará la vida de los palestinos impedidos de utilizar los restantes seis cruces fronterizos que controla Israel.

La ilegalizada Hermandad Musulmana, principal fuerza de la oposición, fue de las primeras en condenar la construcción y demandó se autorizara la entrega de ayuda humanitaria a Gaza, que tras los incidentes de Al-Arish el gobierno decidió manejar directamente.

Por su lado, el presidente Mubarak defendió en su discurso por el día de la policía, el 24 de enero, las obras de colocación de la barrera metálica como una medida para frenar el cruce de milicianos islamistas que, según dijo, amenazan la estabilidad de Egipto.

"Hemos comenzado la construcción a lo largo de nuestra frontera no para satisfacer a nadie, sino para proteger nuestra nación de ataques terroristas como los de Taba, Sharm el Sheikh, Dahab y El Cairo", justificó en alusión a los atentados de 2006 en centros turísticos.

Argumentó, además, que "vivimos en una región difícil y en un mundo cargado de tensiones, (somos) testigos de la inestabilidad que sufre el mundo desde Afganistán a Paquistán y en Irán e Iraq, además de Yemen, Somalia y Sudán".

Sin embargo, la cúpula sunnita del país no tuvo una percepción cohesionada del asunto y mientras el Centro de Investigaciones Islámicas de la Universidad Al-Azhar respaldó el controversial muro, otros eruditos entendieron que se violan preceptos musulmanes.

"La construcción del muro está prohibida por la Sharia, porque su intención es intensificar el sitio a los habitantes de Gaza para humillarlos, matarlos de hambre y presionarlos a arrodillarse y rendirse a Israel", opinó el jeque Youssef Al-Qaradawi.

El erudito sunnita refutó así la alabanza hecha por el jefe de Al-Azhar, jeque Mohamed Sayed Tantawi, a la política de Mubarak alegando que se ajusta a las "enseñanzas islámicas" y que "era un derecho de Egipto defender su territorio".

La institución más importante del Islam sunnita en este país apoya la misma tesis occidental de que los túneles son usados para contrabandear drogas y amenazan la seguridad nacional, pero Al-Qaradawi cree inaceptable tal apreciación.

"No es permisible desde una perspectiva árabe, debido al nacionalismo árabe, ni desde la perspectiva islámica, porque contraviene la hermandad islámica, ni desde la humanitaria, porque atenta contra la fraternidad humana", sostuvo.

Otros partidarios de la solidaridad con los palestinos, sin mirar la filiación política, calificaron de "chapucera y burda" la postura gubernamental, y analistas consultados por Prensa Latina deploraron la posición "colaboracionista" con Israel y su plan de asfixia económica.

En opinión de Emad Gad, experto del centro de estudios políticos y estratégicos del influyente diario Al-Ahram, Egipto optó por construir la muralla subterránea para "castigar" a Hamas por rechazar su plan para la reconciliación" de los islamistas con Al-Fatah.

Hamas, que defiende su fuerte afinidad ideológica y política con Irán -un país con el que Egipto no tiene relaciones diplomáticas-, se niega a tender la mano al grupo liderado por Abbas, que reconoce al Estado de Israel y favorece el dialogo, pese a la hostilidad judía.

Gad sostiene que los islamistas están en una "situación difícil, sometidos a un bloqueo total, pues los túneles por los que transitaban los fondos acordados por Irán quedarán cerrados, de ahí que no tendrán otra opción que tratar de cortejar a Egipto y mejorar sus relaciones".

La propia UNRWA reconoce la situación delicada de Egipto y sus legítimas preocupaciones de seguridad, que aumenta ante el temor a que una apertura total a los palestinos de Gaza avive la actividad interna de la proscripta Hermandad Musulmana, de línea fundamentalista.

Miembros de la oposición en la Asamblea de Pueblo (parlamento) también expresaron su rechazo a la construcción del muro, y lo valoraron como "el mayor crimen de Egipto del año (2009)", además de mantener clausurado el cruce de Rafah la mayor parte del tiempo.

El diputado Talaat Sadat, sobrino del asesinado presidente Anwar El-Sadat y miembro del Comité parlamentario de Defensa y Seguridad Nacional, renunció a su investidura en protesta por un acuerdo del Legislativo con el gobierno de Mubarak para construir el muro.

Según reportó el canal Al Jazeera, el político independiente tildó de ilegal la decisión de Mubarak y deploró que se obvió la autoridad de su comisión para parcializar al parlamento con el Ejecutivo.

Entretanto, medios estatales alegaron que Egipto ha pagado un alto precio por lo que calificaron de "ingratitud" de los palestinos de Gaza, quienes en enero de 2008 buscaron refugio en la península del Sinaí durante una oleada masiva para escapar del cerco israelí.

"Lo cierto es que Egipto teme ser sancionado (por Estados Unidos) si no ayuda a acordonar Gaza y a detener el contrabando de armas por vía de los túneles subterráneos", subrayó un comentarista del diario local Al Masry Al Youm.

Para la población, Mubarak podría eliminar la raíz del problema, es decir, la ocupación y el bloqueo, si trabaja con otros países para finalizar la crisis y permite el paso legal y libre de personas y mercancías a y desde la franja, como hace en otros cruces limítrofes.

Muchos creen que Egipto ha renunciado a su tradicional liderazgo para solucionar los problemas palestinos y está perdiendo importancia como mediador frente a éstos al parcializarse con Tel Aviv. Cierto o no, la falta de arreglo en torno a temas cardinales alimenta esa visión.

0 comentarios: