“Israel deberá elegir un gobierno que sea socio real para la paz”

Clarin
04/07/10

De visita en Argentina, el jefe de Estado sirio dijo a Clarín que EE.UU. no está ayudando para lograr un acuerdo definitivo en Oriente Medio que incluya la devolución de los territorios palestinos ocupados. Y reclamó desnuclearizar la región.
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Bashar al Assad no puede presumir de haber logrado el sillón más cómodo que la vida puede deparar a un político. No es sencillo ser presidente de un país como Siria. Joven, educado en Europa, su discurso se ha endurecido ligeramente desde la última vez que lo entrevistó Clarín en Damasco, hace casi tres años aunque no pierde el gesto que arranca o termina con una sonrisa. De visita en Argentina como parte de una gira que lo llevó a Cuba, Venezuela y Brasil, expresa un muy cauto optimismo sobre el futuro de Oriente Medio. Califica de extremista al actual gobierno israelí y critica la debilidad del gobierno de Barack Obama para garantizar un plan de paz. Ayer, muy temprano, el presidente sirio recibió a un pequeño grupo de periodistas en su hotel de Buenos Aires y luego charló veinte minutos a solas en exclusiva con este cronista de Clarín . En esas charlas, Bashar buscó en todo momento desarmar las críticas contra Irán, socio estratégico de su país. Y sobre el Holocausto del pueblo judío a manos de los nazis que Teherán insiste en desconocer, afirmó que Siria no lo niega, pero que hay otros holocaustos que deben ser reconocidos: “Sin dudas, el del pueblo palestino”.

La imagen internacional de su país ha mejorado pero el mundo ha empeorado. ¿Cuál es hoy la contraparte en Occidente con la cual negociar una salida a la calamidad de la crisis de Oriente Medio? Cuando hablamos de otra parte que no es Israel, hablamos de un patrocinador o mediador. El país más importante en ese sentido es EE.UU., no importa si tiene una administración buena o mala. EE.UU. puede poner todo su peso para respaldar un proceso de paz cuando se firmen los acuerdos y se dén las garantías de que esos acuerdos serán cumplidos.

¿Tiene hoy EE.UU. ese poder? Hasta el momento no hemos visto nada práctico en este sentido en EE.UU. Dentro de la admistración norteamericana existen diferentes corrientes. Nosotros escuchamos de los responsables norteamericanos a veces diferentes opiniones acerca de un solo asunto. Uno de los puntos claves es el Congreso. No estamos viendo que este Congreso respalde a Barack Obama en ninguno de los asuntos que ha planteado.

¿Sugiere que hay más debilidad que indiferencia en Obama para llevar adelante lo que prometió en su famoso discurso de El Cairo para un acuerdo equitativo en la región con un verdadero Estado Palestino? Cuando no se obtienen resultados, se es débil. La fuerza radica en obtener los resultados, no en demostrar fuerza militar o en la economía. La relación con Siria, por ejemplo, incluía el regreso de un embajador norteamericano, pero eso no ha avanzado. Tampoco ha cambiado la situación en Irak. Afganistán está peor que antes. Nuestra experiencia con EE.UU. es que ellos no son capaces de administrar un proceso de paz desde el comienzo hasta el final.

¿Y quién puede hacerlo? Aquí radica el papel de los restantes países, ahí tuvo éxito Turquía en el año 2008. También Brasil. El acuerdo que ha firmado con Irán indica que tiene una habilidad política y puede contribuir. En Europa, quizá Francia puede jugar un papel si quiere.

Aparte de injusto, ¿no es un error subestimar una masacre fascista como fue el Holocausto perpetrada por la dictadura nazi como hace Irán o algunos países árabes? ¿No beneficia esta actitud a los enemigos de los países árabes? Nosotros no subestimamos esta masacre ni en la calle árabe se la subestima. Pero el sentimiento general en la calle árabe desde hace varias décadas es que lo que está ocurriendo con los palestinos, justamente, es un holocausto y lo que está haciendo Israel es una política fascista. Ellos pueden repudiar este sentimiento, pero es una realidad.

¿Coincide con que hay riesgo de una carrera armamentista nuclear en el mundo árabe? Si llega a desatarse no se la podrá controlar. Las cosas llegarán hasta el límite, ése es el peligro. Y si sigue Israel siendo un país nuclear en el sentido militar, esta carrera un día va a comenzar.

¿El proyecto nuclear iraní alimenta también esa carrera? No, no hay relación con una carrera nuclear militar. E incluso en términos prácticos, ¿cómo podría llegar a utilizarse semejantes armas destructivas contra Israel? Ahí hay palestinos y quizá se matarían más palestinos que israelíes. No tiene sentido. Nuestra postura en Siria, además, es transformar la zona de Oriente Medio en libre de armas nucleares. Esta es también la postura de Argentina que quiere ver libre al mundo entero de estas armas. Nosotros queremos comenzar por nuestra región.

Siria afirma que no plantea la desaparición del Estado de Israel y en Israel hay políticos críticos del aislamiento a que fue sometido su país. ¿Son pistas para una futura relación madura entre los dos países? El problema central es la ocupación de los territorios (las alturas del Golán, Jerusalén Este, partes de Cisjordania). Debemos preguntarnos si esos sectores dialoguistas pueden devolver los territorios. En primer lugar, ellos no son el gobierno y, por lo tanto, no tienen autoridad. Además, la mayor parte de la población israelí es la que ha elegido a este actual gobierno extremista. Esos sectores dialoguistas representan una minoría sin influencia y un diálogo con ellos no tendría resultado.

De nuevo, la estrategia agresiva de Irán, y no me refiero a la polémica nuclear sino a los mensajes apocalíticos, ¿no le hace un gran favor a los halcones israelíes cuyo poder usted cuestiona? Mire, en Israel los clérigos han dicho que los árabes son serpientes que deben ser exterminados. Hay funcionarios que han llamado a bombardear a Irán con bombas nucleares. ¿Por qué vemos la declaraciones de Irán y no las de Israel también? EE.UU. no lo ha conformado, ¿qué sucede con Europa? Usted desarrolló un vínculo visible con Nicolás Sarkozy que lo tuvo como invitado en la fiesta de la Indepedencia ¿Qué espera de ese vínculo? El presidente francés es el único que he visto con entusiasmo a favor del proceso de paz. Nosotros hemos estimulado ese entusiasmo pero Israel ha dicho que no quiere mediación de ningún país.

Los temores de guerra se renuevan constantemente en su región ¿Hasta qué punto se puede ser optimista sobre el futuro desde, por ejemplo, la posición que Usted ocupa? Yo soy optimista, pero también objetivo. Hay dos razones: la primera es que no tenemos otra opción que no sea la paz y la segunda porque, a pesar de todas las difíciles situaciones que hemos vivido, la opinión general de la gente en el país es la de respaldar el proceso de paz. Y eso me da un sentimiento de libertad como responsable para moverme en ese sentido.

El optimismo siempre requiere algúna meta concreta...

Bueno, no soy optimista respecto a que el actual gobierno israelí pueda ser un socio para la paz. Tampoco me pone optimista que la población israelí haya elegido a un gobierno extremista. Tengo esperanzas de que alguien en Occidente, Europa... logre generar conciencia para que el pueblo israelí comprenda que su interés y su protección solamente pueden venir mediante la paz y que, por eso, deben elegir a un gobierno que sea socio real para la paz, que trabaje de verdad para la paz.


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