Costa Rica: ¿Invasión pacífica?

Ricardo Izaguirre
Argenpress
09/07/10

Casi cien años lucharon los panameños por deshacerse de esa vergüenza que constituía el enclave yanqui dentro de su territorio; y si no hubiera sido por un momento de debilidad política de un buen hombre que fue presidente de USA, ahí seguiría flameando la bandera del Imperio en el corazón de Panamá. Veinte lustros de lucha, de protestas, de humillaciones (gold roll {los más blanquitos} y silver roll {los más negritos}), discriminación total (trabajos y salarios).

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Cien años de ver como un Pretor gringo desde la Zona, quitaba y ponía gobiernos panameños a su antojo. Un siglo lacerando el alma de una nación cuyos ciudadanos se sentían extranjeros en su propia patria. Diez décadas de crímenes en contra de los patriotas que protestaban por la presencia del invasor norteamericano en suelo panameño. Pero al fin, por un descuido del señor Jimmy Carter, el canal y sus tierras aledañas, volvieron a incorporarse a la nacionalidad panameña después de una prolongada usurpación llevada a cabo por la fuerza de las armas, la plata y los políticos corruptos. Muchas vidas se sacrificaron en esa larga batalla en contra de los usurpadores. Lucha largamente contenida pero victoriosa al fin, dio a los panameños la satisfacción de ser dueños de su tierra y no tener que soportar la pesadilla de militares extranjeros hollando su suelo, como si fueran sus conquistadores. Criminales dispuestos a asesinar a cualquier nativo que intentara algún gesto de protesta o descontento por la ominosa presencia imperialista en suelo panameño. Por cerca de cien años fuimos testigos de la lucha de ese país por desembarazarse de esa pesadilla militar y económica que constituye esa gente en cualquier sitio en donde logran meterse.

El ejemplo de Panamá debería ser suficiente razón para NO ENTRAR EN ESE TIPO de tratos con USA. Bien sabemos que estos solo hacen tratados mediante los cuales “se tiran” siempre a todos aquellos gobiernos idiotas (o vendidos) que suponen que se puede establecer algún negocio justo con esa gente. Donde los gringos clavan su bandera, solo muertos salen. Ahí están las bases que les impusieron a ingleses, alemanes, italianos, españoles, taiwaneses, japoneses, coreanos, cubanos, colombianos y todo el resto del mundo; una vez que sientan sus botas en algún territorio, se quedan para “siempre”; con la única excepción de Vietnam. Imposible sacarlos una vez que han establecido sus bases. Decenas de países muertos de hambre, han creído que podrían hacer un buen negocio con USA, y todos han sufrido una amarga decepción. Esa gente no sabe de justicia o equidad, y solo ven al resto del mundo como presas explotables, como tontos tercermundistas sin derecho a nada. Para ellos solo cuentan los “intereses norteamericanos”, y quien a estas alturas no lo sepa o quiera creer otra cosa, no es más que un imbécil o grupo de ellos.

Ese ha sido el decorado histórico de los últimos doscientos años en los que esta gente irrumpió en el patio trasero de su país. Jamás han tenido un gesto de bondad, consideración o respeto por nadie, por ningún vecino americano, por más serviles que estos sean; es más, cuanto más arrastrados se muestran estos, más los menosprecian los estadounidenses. El gringo solo respeta a los que les responden a balazos: como los vietnamitas o cubanos. Así, pues, que hay antecedentes para manejar con mucha cautela cualquier relación con los E.U. Para mantenerse a prudente distancia de la mirada codiciosa del yanqui, en lo que sea. Pero resulta que la Asamblea Legislativa (como un plan nacional general de la oligarquía) les pone en bandeja la soberanía del país. La Asamblea declara la anexión de Costa Rica a la Unión. Nos coloca en la condición de colonia ante los posibles desmanes militares de la soldadesca yanqui la que, de acuerdo con lo que publicó la prensa del tratado de rendición, podrá movilizarse armada dentro del territorio nacional. Podrán eliminar a quién les dé la gana, y toda persona molesta al régimen, podrá ser despachada en un dos por tres; solo será necesario “sembrarle” un kilo de coca en el carro o su casa. Ahí mismo podrán ejecutar a quién quieran, deportarlo a Guantánamo o Rumania, y un cuento acabado. “Es miembro de Al Qaeda y se le encontró propaganda terrorista”. “Se le descubrieron armas de destrucción masiva, y se le ajustició por resistirse”. Y nadie podrá hacer o decir nada. Conciudadanos, hemos sido entregados al capricho de lo que las fuerzas armadas de Estados Unidos quieran hacer con los ciudadanos de este país, sobre todo, con aquellos que protestan. Bastará una acusación de cualquier soldado de USA que diga que nos encontró una libra de coca, y podremos ser ejecutados en cualquier parte en cualquier momento. ¿Y reclamarle a quién?

Siete mil marinos con doscientos helicóptero de ataque, son suficiente fuerza militar para subyugar a toda Centroamérica desde Costa Rica. Talvez todo sea solo una “bola” para ver cuál es la reacción del pueblo; pero talvez podría ser cierto, ya que esta idea se viene fraguando desde hace mucho tiempo. Los miembros de la Oligarquía nacional sueñan con que seamos una colonia, pues eso les brindaría la seguridad militar de que nadie podría interferir en sus planes de explotación en contra del pueblo. Un portaaviones, 40 barcos de guerra y naves antisubmarinos, parece una fuerza desproporcionada para combatir una actividad de bandolerismo cuyos principales beneficiarios son los carteles de los Estado Unidos. Eso más bien parece una fuerza de ataque para invadir Venezuela y las Guyanas (ya lo hicieron con Colombia) para rodear a Brasil, el cual parece ser el objetivo mediato.

¿Tendrá consciencia este gobierno de lo que significa semejante temeridad? Lo que han hecho es abrir la puerta del corral de las ovejas a siete mil lobos hambrientos de todo. Abrirles un resquicio a los gringos significará un problema eterno. Como el que tienen en Palmerola, Puerto Rico y Guantánamo. Como el que tuvieron por casi cien años los panameños. ¿De qué sirvió el ejemplo de Mora y Cañas, cuando arrojaron a los antepasados filibusteros de los que ahora no van a invadir gratuitamente? No tienen ningún respeto histórico estos individuos que, en forma rastrera, han entregado el país a unas tropas cuya vocación imperialista no necesita la menor demostración. ¡Rindieron la soberanía y entregaron el país! Y sin disparar un solo tiro.

Tristemente.

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