Volcán Pacaya amenaza una aldea y atrae a turistas en Guatemala
Yucatán
08/06/10
Los enormes ríos de lava que amenazan a la aldea Los Pocitos y provocaron el desalojo forzado de dos familias no espantan a los turistas, que llegan por miles a ver el espectáculo natural.
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“Hemos pedido que las autoridades del parque nacional Pacaya no dejen entrar a las personas. Esto es peligroso”, dijo el lunes a la AP el vocero de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, David de León.
El volcán de Pacaya hizo erupción del 27 de mayo y ya dejó un muerto, cientos de casas destruidas y lanzó toneladas de piedras y arena sobre la ciudad de Guatemala.
“Antes tenía preocupación, no miedo... pero ahora estoy tranquilo. No se ve que sea algo violento que pueda estallar”, dijo a la AP el turista canadiense Alexandre Cagné.
Cagné dice que hasta hace tres días lo único que sabía de Guatemala era que el volcán de 2.552 metros había hecho erupción el 27 de mayo y que al día siguiente la tormenta Tropical Agatha azotó el país. “Me vine siguiendo a una chica... a ésa”, dice, y señala a una rubia de unos 22 años que desciende por la ladera que conduce a un punto desde donde se puede ver el río de lava.
Los turistas extranjeros parecen confiar en sus guías que los llevan a la orilla del volcán.
“Ayer pensábamos que no íbamos a poder venir. No tengo temor, porque venimos con un guía de 18 años de experiencia”, dice la turista española Ana Villén.
Los guías de turismo Manolo Taj y Rolando Menchú se quejan de que desde el cierre del Parque Nacional Volcán de Pacaya el miércoles, antes de la erupción, sus ingresos habían cesado.
“Es una medida tonta restringir la medida al turismo”, dijo Taj, quien cobra 40 dólares por persona por llevar a los turistas desde la ciudad turística de Antigua Guatemala hasta las faldas del volcán, donde el río de lava amenaza con arrasar una aldea.
Francisco Valdez, técnico en geofísica del Instituto de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), explica que aunque no es recomendable acercarse a la lava, la posibilidad de una lluvia de lava sobre los visitantes es remota.
“El Pacaya no es el tipo de volcán que haga eso... además, cuando hay una erupción grande, no comienza de un solo sino que aumenta poco a poco”.
La presencia de cientos de guatemaltecos a pocos metros de los ríos de lava ayuda también a que los turistas se sientan más seguros.
En la entrada a la finca donde han llegado los ríos de lava, voluntarios piden diez quetzales (cerca de 1.25 dólares) a cada visitante como contribución para los sobrevivientes de la erupción, cuyas casas quedaron destruidas el mes pasado.
“Solo el fin de semana vinieron 2.000 personas, más o menos”, explica Lourdes Barillas, quien está a cargo de la recaudación.
Además de los lugareños, para quienes el flujo es una distracción de la monotonía de la vida en el pueblo, cientos de capitalinos han llegado al lugar a ver este paisaje que parece sacado de las escenas finales de la película “El señor de los Anillos”. La diferencia es que en lugar en lugar del Anillo del filme, los guatemaltecos arrojan palos y hojas de plátano para ver cómo arden inmediatamente al contacto con la lava.
“El peligro es que llegue a la aldea. Anoche había menos lava y cada momento es más grande el río... estos campos de lava ya existían y (el volcán) había hecho erupción antes, pero nunca tanto como ahor”, dice Amalia Colindres, habitante de Los Pocitos.
Cae la noche y el rojo incandescente de la lava se hace más intenso. A lo lejos, una procesión de 20 ó 30 aldeanos caminan y recitan cánticos mientras pasean una imagen de la Virgen de Guadalupe. “Son de acá de Los Pocitos, uno de ellos es el dueño de la finca. La lava le destruyó los pastizales para el ganado”, explica un lugareño.
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