Las multinacionales farmacéuticas utilizan a los niños africanos como cobayas

Insurgente/Aporrea.org
06/04/09

La mayor farmacéutica del mundo, Pfizer, pagará 55 millones de euros a un grupo de familias nigerianas para evitar un juicio por la muerte de 11 niños en el país africano que sirvieron como cobayas de un medicamento en pruebas, Trovan.

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En 1996, Nigeria sufrió una epidemia de meningitis que terminó con la vida de al menos 11.000 personas. En medio de la crisis humanitaria, Pfizer, famosa por haber inventado la Viagra, envió un grupo de médicos que colocó su centro de operaciones al lado de un centro médico gestionado por Médicos sin Fronteras, quienes intentaban detener la tragedia gracias a medicinas cuya fiabilidad estaba demostrada.

Los médicos enviados por la farmacéutica captaron 200 niños y prometieron a sus familias que los curarían.

Once de aquellos niños murieron y muchos más sufrieron efectos secundarios graves, incluidos daños cerebrales. Pese a que la alerta sanitaria persistía, el fracaso de la terapia experimental de Pfizer llevó a la empresa a desmantelar su dispositivo apenas dos semanas después de llegar al campo sin ofrecer información sobre los experimentos.

La historia es una de tantas que ocurren en África y que tantas veces han sido carne de novela o de película. No en vano, John Le Carré escribió El jardinero fiel, cuya adaptación a la gran pantalla consiguió cuatro Oscar, a partir de los hechos ocurridos aquel 1996 en Nigeria, según alega uno de los abogados.

En lugar de acabar en el baúl de los recuerdos, la conciencia de uno de los investigadores que participó en la misión de Pfizer le llevó a denunciar los hechos a su propia empresa mediante una carta dirigida al máximo directivo de la compañía, William Steere.

En ella, el médico advertía de lo ocurrido y aseguraba que las pruebas realizadas por Pfizer habían "violado normas éticas". Un día después de enviar la carta, el empleado fue despedido aunque la farmacéutica alegó que no tenía relación con la misiva.

Pfizer siempre ha mantenido que contaba con el permiso de las autoridades sanitarias del país para probar el nuevo medicamento y que recabó el permiso de los padres, algo que ellos niegan. Además, la farmacéutica afirma que sólo seis de los niños murieron tras administrárseles Trovan y que los otros cinco fallecieron tras recibir dosis de Rocephin, un producto certificado.

Nueve años después, la batalla legal iniciada por un grupo de familiares de los niños afectados y conducida por un abogado nigeriano y otro estadounidense ha dado sus frutos. Pfizer se ha comprometido a pagar a los afectados 55 millones de euros en concepto de indemnización tras llegar a un acuerdo extrajudicial, según informa el diario británico The Independent.

Sin embargo, el caso podría seguir vivo en Estados Unidos, donde un tribunal de apelación del estado de Nueva York ha admitido que el caso debe ser admitido a trámite en el país donde radica la compañía.

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