Economía de México: Negro futuro

Diego Cevallos
IPS
08/04/09

Las medidas de México para enfrentar la recesión mundial, como un programa de gran inversión estatal en infraestructura y la toma de créditos, atenuaron algunos problemas, pero no evitarán que este año sea el de peor desempeño económico de este país desde los años 90.

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La perspectiva no es mucho mejor para los años que vienen, pues aunque la crisis global lograra disiparse, las finanzas públicas mexicanas requerirán ajustes de envergadura ante un creciente déficit, del que por ahora no hablan ni el gobierno ni la oposición, cuyas miras apuntan a las elecciones legislativas de julio.

La economía mexicana tendrá este año el peor desempeño de América Latina, aunque es previsible que mantenga estabilidad cambiaria y una de las inflaciones más bajas en la región. "Lo que no se sabe es qué pasará después", dijo a IPS el consultor empresarial y maestro en economía, Ángel Vega.

"Se entiende que la coyuntura absorba a todos. Muchas empresas luchan para no cerrar, y las personas para evitar un despido, pero la mala noticia es que el futuro no ofrece buenas perspectivas y nadie se está ocupando de ello", advirtió Vega.

El gobierno del conservador Felipe Calderón elevó la semana pasada las reservas internacionales del país de 80.000 millones de dólares a 157.000 millones. México es ahora el segundo país de la región con mayor disponibilidad de dinero en sus arcas, después de Brasil, que tiene reservas estimadas en 202.000 millones de dólares.

El aumento de las reservas se logró gracias a un préstamo especial del Fondo Monetario Internacional de 47.000 millones de dólares y a una línea otorgada por la Reserva Federal (banco central) de Estados Unidos, de 30.000 millones.

Estos dineros se usarán sólo en caso de emergencia y no obligan al gobierno a realizar ajustes fiscales o de otro tipo, según afirmaron autoridades.

Según Calderón, esas sumas son un blindaje que no se llegará a utilizar. La noticia de los préstamos bajó la presión sobre la moneda local, el peso, que recuperó terreno frente al dólar. Este martes se cotizó en 13,1 unidades por dólar.

El gobierno ha tomado todas las acciones necesarias para enfrentar la crisis, sostuvo Calderón. Otra medida fue el plan de desarrollo de infraestructura, en operación desde enero, y que absorberá 15 por ciento del presupuesto estatal anual, el mayor en décadas. Su propósito es mantener el dinamismo de la economía.

Pero aun así los problemas son graves y en varios frentes. México será uno de los países más perjudicados por la depresión de la actividad económica mundial, pues concentra la mayor parte de su comercio con Estados Unidos, origen de la crisis, coinciden diferentes análisis.

En el primer bimestre del año las exportaciones mexicanas cayeron 30,5 por ciento en relación a igual período de 2008. En el primer mes del año la industria se contrajo 11 por ciento, y el desempleo subió a cinco por ciento, la proporción más alta en una década, lo que se tradujo en la pérdida de unos 500.000 empleos desde octubre.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó a inicios de abril que la economía nacional se contraerá este año dos por ciento para convertirse así en uno de los países de la región con el peor desempeño.

El Instituto de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México habla de una contracción de casi cinco por ciento.

Se trata de números no vistos desde 1995, cuando la economía mexicana sufrió su última crisis.

En esa ocasión, el producto interno bruto (PIB) se contrajo cerca de siete por ciento. Los problemas de la década de 1990 tuvieron origen interno, con corridas bancarias, elevado endeudamiento externo, finanzas públicas deficitarias y un sistema cambiario rígido, entre otros factores hoy no presentes en el país.

Pero los problemas del "futuro inmediato" sí pueden ser responsabilidad del gobierno, cuando el Estado no tenga dinero suficiente para cubrir sus obligaciones básicas, consideró el economista Vega.

Por ejemplo, para pagar a los empleados públicos y a los funcionarios elegidos, el gobierno, con aval del Poder Legislativo, destina en la actualidad 51 por ciento del presupuesto del Estado.

La reforma petrolera aprobada en 2008 determina que el Estado, que el año pasado financió 40 por ciento de su presupuesto con las ventas de crudo, recibirá de forma progresiva cada vez menos dinero de ese rubro. El objetivo es que la empresa petrolera estatal Pemex disponga de más recursos para su propia inversión.

La normativa precisa que este año el aporte de Pemex al Estado equivaldrá a 35 por ciento del presupuesto fiscal, en 2010 bajará a 34 por ciento y caerá más y más hasta 2016, cuando sus contribuciones serán mínimas.

Pero además, los precios de exportación del crudo están cayendo, igual que la cantidad de barriles que México vende al exterior, mientras aumentan las importaciones de combustibles y la necesidad de desembolsar más dinero en su compra.

Además, el seguro adquirido por el gobierno en 2008 para vender durante 2009 el barril de crudo a 70 dólares la unidad, ya no estará disponible en 2010. Hoy, el precio del barril de 159 litros, no cubierto por el seguro --y que representa 27 por ciento del total de ventas de este producto para este año-- es de menos de 47 dólares.

A la merma de los ingresos petroleros, que en el primer bimestre cayeron 21 por ciento a pesar del seguro, se suma la contracción de la recaudación por el Impuesto al Valor Agregado, que de enero a febrero fue de casi 30 por ciento por la caída del consumo.

El déficit de las finanzas públicas podría ser de dos por ciento este año, una proporción no vista desde la crisis en los años 90.

Para 2010 se prevé un déficit en las finanzas del Estado de unos 300.000 millones de pesos (23.000 millones de dólares) y nadie en el gobierno explica con qué se cubrirá, advirtió Macario Schettino, investigador del Instituto Tecnológico de Monterrey y columnista del diario El Universal.

El déficit en 2010 se elevaría a casi siete por ciento, si se cumple este pronóstico.

Se requerirá un aumento de impuestos de gran envergadura y fuertes restricciones al gasto público, "pero de eso nadie habla ahora seguramente por intereses políticos", opinó Vega.

Aun cuando el futuro de las finanzas del Estado no aparece en el escenario del debate público, varias encuestas han expuesto el pesimismo que reina entre la gente.

La empresa Consulta Mitofsky indicó en febrero que 66 por ciento de sus consultados estimaron que sus empleos estaban en peligro y 74 por ciento pusieron en duda la capacidad de consumo familiar. Además, 84 por ciento dijeron creer que este año la situación económica será peor que la de 2008.

En otro sondeo, realizado por el Banco Central entre analistas económicos, 72 por ciento de los encuestados opinaron que la situación del país empeorará en seis meses más.

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