"Unas pocas empresas se enriquecen, mientras que las comunidades locales se empobrecen y se ven obligadas a desplazarse”.
Salvador López Arnal
Rebelión
El próximo 21 de septiembre de 2008 se celebra una jornada de protesta mundial con el lema: “En contra de los monocultivos de árboles”. Para hablar de ello hemos conversado con Guadalupe Rodríguez, quien ha vivido los últimos nueve años en Latinoamérica (Argentina y Ecuador) y ha colaborado con la organización alemana “Salva la Selva” (www.salvalaselva.org), apoyando diferentes proyectos de organizaciones locales en resistencia contra proyectos que amenazaban las selvas tropicales y otros ecosistemas locales, y sus modos de vida. No tienen proyectos propios, señala Rodríguez, sino que intentan apoyar proyectos y actividades locales, surgidas del interior de los procesos de vida y resistencia de la misma gente. Por la temática central de su trabajo -los bosques tropicales y las poblaciones que viven y dependen de ellos (indígenas, pero también campesinos africanos)-, tienen una estrecha relación con el Movimiento Mundial por los Bosques (WRM) y muchas veces coordinan acciones conjuntas y responden a llamamientos que lanza esta organización, como el del próximo 21 de septiembre.
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Desde marzo de 2008 Guadalupe Rodríguez está trabajando en los mismos proyectos desde Berlín. En su opinión, “en Europa muchos de los impactos del modo de vida "desarrollado" sobre las poblaciones de los países del Sur global son todavía muy desconocidos”. Rebelión publicó un articulo suyo sobre agrocombustibles: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=72204.
En relación al Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles, se ha creado una sección especial en la página del Movimiento Mundial por los Bosques (WRM) con el objetivo de facilitar el acceso a las herramientas que han preparado y seleccionado como una las actividades que se llevarán a cabo en distintas partes del mundo el 21 de setiembre (al entrar a la portada de la página web del WRM, cuya dirección es www.wrm.org.uy/inicio.html un cartel anuncia el Día Internacional)
¿Qué es el Día Internacional contra los Monocultivos de árboles? ¿Cuándo se celebra?
El Día Internacional en contra de los Monocultivos de Árboles se celebra todos los 21 de septiembre desde el 2004, a partir de una iniciativa de la “Red contra el Desierto Verde” (Brasil), que es una amplia red de organizaciones de la sociedad civil brasileña. El nombre “desierto verde” ya lo dice todo: los monocultivos extensivos de árboles como el eucalipto, pino, la acacia o la teca no son bosques, sino vastas extensiones de árboles que no constituyen un ecosistema natural, sino una especie de fábrica de madera. Lo que se pretende es obtener la mayor cantidad de masa forestal en el mínimo tiempo posible y el máximo beneficio económico posible. La oposición al modelo social y ambientalmente nefasto que se articula en torno a este tipo de proyectos industriales está creciendo a nivel local, nacional, regional e internacional. Respondiendo al llamamiento del Movimiento Mundial por los Bosques, desde Salva la Selva queremos sumarnos a este día llamando la atención sobre este problema ambiental.
¿Podrías explicarnos qué es el Movimiento Mundial por los Bosques? ¿Cuál es la relación de Salva la Selva con el WRM?
E l Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM por su siglas en inglés) es una red internacional de grupos ciudadanos del Sur y del Norte comprometidos con la defensa de los bosques del mundo y los derechos y modos de supervivencia de los pueblos que los habitan. Está compuesto por numerosas organizaciones.
Salva la Selva simpatiza con el WRM, por los objetivos comunes que ambas organizaciones comparten. Intercambiamos información, coordinando diferentes acciones, y nos hemos encontrado en diferentes reuniones estratégicas en diferentes lugares del mundo.
¿Y qué pretendéis con este Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles?
Gracias a la capacidad de coordinación y difusión del WRM, la campaña en contra de estos monocultivos forestales a gran escala que se extienden especialmente en los países el Sur está creciendo. El objetivo de la campaña es generar conciencia y organizar la oposición a este tipo de desarrollo forestal, y al mismo tiempo darle visibilidad a nivel de la opinión pública, de los consumidores, de quienes surge la demanda que a su vez genera esta producción masiva e irracional.
Hablaste de ello anteriormente, pero insisto de nuevo. ¿Por qué no son buenos lo monocultivos de árboles?
Como te comenté, estos monocultivos de árboles son como fábricas. En primer lugar, se destruyen los ecosistemas previos para establecer los monocultivos. En segundo lugar, su demanda de agua y de otros recursos como el suelo es mayor que la capacidad que estos recursos tienen para regenerarse. Esto es fatal: las pérdidas son enormes, tanto en ecosistemas naturales, como en biodiversidad. No hay que olvidar tampoco el uso de agrotóxicos contaminantes. Y en tercer lugar, la destrucción ambiental impacta por supuesto a nivel social, con las pérdidas que implican para las comunidades locales, sean indígenas, afrolatinoamericanas o campesinas, quienes dependen del medio para su subsistencia. Esto significa que las poblaciones locales se abastecen literalmente del medio del que obtienen su alimento, sea cultivándolo, recogiéndolo o cazando y pescando; obtienen su energía en forma de leña; obtienen el agua para todos sus usos vitales, etc.
¿Y cómo argumentan los que defienden la bondad de esos monocultivos? ¿Cómo defienden la validez de sus posiciones?
Un argumento que se escucha frecuentemente es que los monocultivos son “reforestaciones”. Esto no es verdad, porque un bosque es un sistema muy complejo que se forma naturalmente a lo largo de millones de años, y un monocultivo de eucalipto tiene un ciclo de corta vida que en casos extremos es de un mínimo de unos 8 años, para la producción de papel o de energía (el promedio es un poco más alto seguramente). Para la producción de madera para la construcción, tal vez se necesitan hasta unos treinta años. En todo caso, esto no tiene nada que ver con un bosque.
Otro argumento habitual es que “se aprovechan” superficies baldías, tierras improductivas. Este es uno de los argumentos que me parecen más peligrosos. Casi no existen superficies en el mundo que no sean de nadie o no sirvan a nadie. En casi todos los ecosistemas hay una biodiversidad especial y además viven o son aprovechados por comunidades.
Otro argumento que se maneja es que generan desarrollo y empleo. Pero en los países donde se extienden estos desiertos verdes las consecuencias son las mismas: unas pocas empresas nacionales y extranjeras se enriquecen, mientras que las comunidades locales empobrecen y se ven perjudicadas por los impactos ambientales sobre sus tierras, viéndose finalmente obligadas a desplazarse. Donde antes subsistían numerosas familias, solo queda empleo para unos pocos empleados que manejan las máquinas, pues en los monocultivos todo está altamente mecanizado.
Como consecuencia la oposición comunal está creciendo y se está extendiendo la lucha.
Pero déjame que insista. Decías: “pero esto no tiene nada que ver con un bosque”. ¿Y qué importa podría apuntarse? No es un bosque, de acuerdo, pero es mejor un espacio verde que un desierto sin vegetación
Para empezar, también un desierto también es un ecosistema de gran valor. Tal vez no es exuberante y verde, pero también tiene su razón de ser. Pero normalmente las plantaciones no se implementan sobre meros desiertos o zonas no verdes, sino sobre otros ecosistemas previos a los que sustituyen y que servían de base para el sustento de poblaciones locales. Está claro que la transformación del medio por parte de los seres humanos es inevitable y es una constante histórica. Pero no es lo mismo un aprovechamiento sostenible de un recurso por parte de una comunidad campesina, o incluso de cooperativas o pequeñas empresas locales, que el sometimiento de un recurso a una empresa transnacional, con las consecuencias conocidas de concentración de la propiedad de la tierra en unas pocas manos, concentración económica, despoblamiento del campo, desempleo y, finalmente, miseria.
Para que me entiendas mejor: si te acercas a una de estas plantaciones, lo que observas es espeluznante. No se oye nada, es un silencio mortal. No hay vida. En cambio, si te adentras en un bosque tropical o en cualquier otro tipo de bosque, escuchas el fluir el agua, el cantar los pájaros y multitud de sonidos que indican vida.
También hay un punto llamativo para la vista y de importancia cultural: una plantación, por ejemplo de eucaliptos, parece un regimiento del ejército: todos derechitos, paralelos, a la misma distancia, todos igualitos. En cambio, una selva es una marea de formas, colores y tamaños, superior, entiéndeme, a cualquier obra de arte.
¿Y en España está extendida también esa práctica que denuncias?
Pues sí, claro Solo se necesita ir por ejemplo a Galicia para observar de qué estamos hablando. El paisaje natural ha quedado prácticamente sustituido por un monocultivo de eucaliptos interminable. Y la Ría de Vigo contaminada por la actividad de la planta que funciona en sus márgenes, y que se abastece en parte de estos monocultivos.
¿Por qué crees que los árboles transgénicos van a empeorar su situación ambiental?
Lo que nos transmiten las organizaciones que se están preocupando por la introducción de los árboles transgénicos en algunos países del mundo es que la modificación genética que se está ensayando genera una producción de árboles con poca lignina. “Árboles enclenques” para que nos entendamos. La lignina, tiene un importante papel en el sistema inmunológico natural del árbol. Con su supresión, se generan numerosos efectos secundarios. Además, como es sabido, cuando hablamos de transgénicos siempre existe el peligro de contaminación, es decir, que los organismos no genéticamente modificados como otros árboles –incluyendo, por ejemplo, los frutales- pero también otros cultivos, resulten también modificados genéticamente.
También he escuchado que los árboles se debilitan, su crecimiento se altera, las hojas se pueden alterar y son más vulnerables a infecciones virales. Una contaminación así sería fatal por ejemplo para árboles destinados a la industria del mueble. Su debilitamiento llevará probablemente a un mayor uso de plaguicidas.
Otros temores que cabría citar son la alta probabilidad de que los árboles con poca lignina se pudran con mayor rapidez, lo que afectaría la estructura del suelo, el uso de fertilizantes y que liberen más rápidamente el dióxido de carbono a la atmósfera, lo que contribuiría además al calentamiento global.
También hay riesgos para la apicultura.
¿En qué países hay más peligro y una extensión mayor de monocultivos?
Pues casi no sé por dónde empezar. En Uruguay, por ejemplo, los monocultivos han rodeado y aislado a numerosos campesinos, y escasea el agua en las áreas plantadas. En Argentina, los monocultivos propios han generado impacto, pero también la construcción de una planta de celulosa en el margen opuesta del río que sirve de frontera con Uruguay, que ha llegado incluso a provocar un conflicto diplomático. En Brasil, el eucalipto ha desplazado a indígenas y afros de las quilombolas. En Colombia también han generado impactos gravísimos. En Ecuador, por ejemplo, se dice que con los monocultivos se “aprovechan” los páramos, cuando el páramo es un ecosistema delicadísimo, que cumple una función vital por ser, por ejemplo, de donde procede el agua de uso para las comunidades. En Chile, los monocultivos de eucalipto son sinónimo de violación de los derechos del pueblo indígena mapuche.
¿Y por qué esa sinonimia? ¿ Por qué los monocultivos de eucaliptos son violación de los derechos del pueblo mapuche?
Son los propios mapuches los que denuncian ataques y agresiones sistemáticas sobre su pueblo y territorio. Para la extensión de los monocultivos en su país, se ha avanzado sobre tierras que ancestralmente pertenecen a este pueblo indígena. El conflicto en el territorio mapuche dura muchos años y tiene todas las connotaciones de las que hemos estado hablando.
Los mapuches denuncian que a nivel nacional se habla de su resistencia como si ellos fueran un problema, “un obstáculo para el desarrollo y el progreso”, y en nombre de esta idea son criminalizados y reprimidas sus acciones de resistencia.
¿Qué monocultivos arbóreos son los más peligrosos?
Los árboles en sí mismos no son peligrosos. Lo peligroso es la extensión interminable de estos monocultivos. Es tan peligroso un monocultivo extensivo de eucalipto, como uno de soja, de caña, de arroz o de piña. Lo que tenemos que entender es que lo peligroso es nuestro modo de vida, que requiere unos niveles de extracción de recursos naturales y de producción que son totalmente desmedidos. La sociedad está exigiendo la producción de un volumen ingente de cosas que no necesitamos. Es el alto grado de consumo de los países del Norte, el que provoca una demanda de materias primas y recursos naturales que no tenemos a nuestro alcance. Entonces las empresas, que están interesadas en vender, van a buscar estos recursos a donde pueden encontrarse o producirse, y donde las políticas locales están lo suficientemente abiertas a que esto pueda hacerse con un costo muy bajo, que es en los países del Sur. Pero no debemos olvidar que alguien está pagando un precio muy alto por nuestro modo de vida. Y creo que cuando nos demos cuenta, o nuestra sociedad esté madura para mirar hacia los impactos que produce, va a ser demasiado tarde.
Dices: la sociedad está exigiendo la producción de cosas que no necesitamos. ¿La sociedad o las grandes corporaciones? Todo lo que cuentas parece una arista destructiva más del sistema capitalista y su norma máxima: toma el dinero y corre.
No intentemos escurrir el bulto. Lo que producen las corporaciones es consumido por alguien. Ese alguien somos nosotros, nuestra sociedad como un conjunto. Para centrarnos en nuestro tema, en el mundo se consumen cada día un millón de toneladas de papel, consumo que se ha quintuplicado desde comienzos de los ‘60. Date cuenta que este papel que consumimos es el mismo que es producido por las transnacionales a partir de los monocultivos en los países del sur. Este papel es derrochado en unos países y escasea en otro. Es otro ejemplo del sistema de distribución injusta que impera en nuestro mundo. Casi la mitad del papel que se consume se utiliza para empaquetar, como embalaje, como envoltura, como envases de productos que son consumidos por alguien. Por nosotros. Hay que poner el acento en la responsabilidad individual de todos nosotros. Nuestra demanda como consumidores juega un rol muy importante. Pero, por supuesto, el nivel de responsabilidad de las corporaciones también es inmenso.
¿Podrías citarnos algunos autores y autoras que os sirvan de inspiración en su lucha?
Creo que contestando por mí contesto también por mis compañeros de muchas otras organizaciones de la sociedad civil u ONGs que realmente se preocupan por la situación actual en las áreas rurales de los países del Sur.
Para mi lucha personal, mi inspiración son los cientos de indígenas, campesinos y afrolatinoamericanas que he encontrado en el marco de mi trabajo. Yo he visto como han criminalizado y encarcelado a campesinos por defender su tierra y su vida, por oponerse a la entrada de una transnacional en su territorio. También he visto como paramilitares han disparado encima de miembros de comunidades para hacerse con sus tierras. He visto como indígenas han marchado kilómetros y kilómetros a pie, mujeres, niñas, niños, abuelas y abuelos, jóvenes, todos unidos para reivindicar sus derechos. Nuestra organización recibe a diario documentos de denuncia de los orígenes más diversos, de comunidades que se sienten agredidas a muchos niveles diferentes. Y desde nuestra situación privilegiada -en mi caso desde Berlín, Alemania-, vemos cómo nuestra sociedad no tiene oído para estas denuncias, y nuestros medios de comunicación de masas no guardan un espacio para estas voces.
¿Cuál es su opinión sobre los agrocombustibles? Hay gobiernos latinoamericanos progresistas, como el de Luiz Inácio Lula da Silva, que los defienden como mínimo en algunas de sus variantes.
Pues sí. El presidente brasilero tiene un afán imperialista muy notorio, y ha visto en el boom de la agroenergía su oportunidad de expandir su mercado del etanol, en el que tienen una experiencia de más de 30 años.
Nosotros tenemos una campaña muy intensiva, desde hace por lo menos tres años, de alerta hacia los agrocombustibles. Muchas de las respuestas a las preguntas anteriores sirven también en el caso de los agrocombustibles. Los agrocombustibles no son viables.
Para resumir lo máximo que me es posible: apostar por los agrocombustibles significa utilizar para producir “gasolina” para nuestros porches y nuestros mercedes las tierras imprescindibles para la producción de alimentos destinados a la población mundial. No olvidemos que más de 1.000 millones de personas pasan hambre en nuestro planeta. Hasta que esas cifras no bajen considerablemente, cualquier otra argumentación a favor de los agrocombustibles está de más. Desde que se comprometieron las metas del milenio, el hambre no ha dejado de incrementarse. Algo está mal.
Para empeorar la situación, los llamados agrocombustibles de “segunda generación” se producen, entre otros medios, a partir de árboles transgénicos, lo que nos abre a todo otro mundo de problemas ambientales, los provocados por los transgénicos.
Dejo sin discutir la frase: “El presidente brasilero tiene un afán imperialista muy notorio” que yo no podría suscribir dicha de este modo. ¿Está la ciudadanía suficientemente informada de estos temas tan cruciales para nuestra vida?
Yo no quiero criticar a la ciudadanía, así en general, pero creo que más bien no. Son problemas muy poco conocidos, sobre los que las instituciones no educan ni difunden informaciones objetivas, con lo que tienen también su parte de responsabilidad. Tampoco los medios de comunicación son de mucha ayuda.
Creo que al pasar en España frente a un monocultivo de eucaliptos, por ejemplo, más bien tendemos a pensar “que bonito, qué bosque más verde”, sin darnos cuenta realmente de que se trata de un “desierto verde”.
No quiero caer en generalizaciones o provocaciones. Cada uno tiene que hacer introspección, mirar a su alrededor, abrir un oído a las necesidades de los otros, aunque estos otros estén muy lejos. En la mano de casi todos nosotros está hacer algo para disminuir estos impactos: sea disminuyendo el consumo propio y el de su familia, sea llamando la atención de quienes le rodean para que hagan lo mismo, presionando a sus representantes locales y a nivel nacional a sus dirigentes, protestando ante ellos y ante las embajadas de turno por las responsabilidades que les corresponden, siendo solidario a través de alguna iniciativa de apoyo a las comunidades del Sur, colaborando para difundir información, organizando eventos. Nosotros hacemos esto como organización, pero lo hemos convertido también en un modo de vida, porque mientras pasan estas cosas en el mundo, yo no me quedo tranquila, no me puedo quedar tranquila. NI yo ni nadie en mi opinión.
¿Cuál es en tu opinión el futuro del mundo rural? ¿Es viable una agricultura tan intensiva, tan industrializada, con tan pocos campesinos?
Si continúa la misma tendencia expansiva de monocultivos, sea de árboles o sea de monocultivos para la producción de agrocombustibles, o para alimentar al ganado europeo, es decir, cualquier tipo de monocultivo extensivo destinado a la exportación masiva, el futuro del mundo rural en los países del sur es muy negro. Los campesinos que resisten se están viendo criminalizados, lo que significa que las empresas interesadas en sus territorios les ponen pleitos (generalmente inventados) con el fin de desarticular su resistencia, a través de la persecución judicial. Se ha incrementado alarmantemente el número de fuerzas paramilitares organizadas, tras las que se esconden intereses empresariales, que amenazan y agreden a quienes se interponen en sus proyectos.
Los campesinos se ven desplazados a otras zonas menos productivas, o a los márgenes de sus ciudades, donde pierden la soberanía alimentaria, es decir, la capacidad de producir sus propios alimentos, su cultura y en el caso de las poblaciones indígenas, su integridad y su identidad como pueblo originario.
No te estoy hablando de ninguna excepción, sino de casos reales, concretos, de los cuales hay ejemplos en todos los países que hemos citado anteriormente.
Hablas de fuerzas paramilitares organizadas que amenazan y agreden a quienes se interponen en sus proyectos. ¿Podrías darnos algún ejemplo?
Pues sin ir más lejos, sobre los monocultivos de árboles, en la misma lucha de los mapuches contra las plantaciones ha habido intervenciones de grupos paramilitares.
Hay casos muy sonados de paramilitarismo organizado por empresas, como en Colombia; detrás del negocio de la palma de aceite, en Ecuador; detrás de las empresas mineras canadienses o el caso de la Syngenta en Brasil, relacionado con el cultivo ilegal de transgénicos.
¿Qué proponen las organizaciones ambientales, sociales, y los grupos de población afectados?
La propuesta desde las comunidades son modelos de desarrollo que sean respetuosas con los modos de vida y las necesidades locales. Que respeten los derechos humanos, la integridad, la dignidad y la cultura de la gente, sin desplazar, sin destruir, sin arrasar, sin imponer.
La exigencia a los gobiernos que incentivan la expansión de este tipo de monocultivos destructivos es que den un giro de 180 grados y dirijan sus políticas a actividades agrícolas y forestales socialmente beneficiosas y respetuosas del medio ambiente. El suelo, la tierra que debe producir los alimentos que necesita la humanidad, es como un ser vivo y hay que cuidarlo. Y ese cuidado es una responsabilidad también política. Que a la hora de elaborar las políticas se considere la soberanía y la seguridad alimentaria como la máxima prioridad. Si se estuviera haciendo ya así, no habría, como es el caso, más de 1.000 millones de personas hambrientas en todo el mundo.
Gracias, Guadalupe. ¿Quieres añadir algo más?
Me gustaría informar, si te parece, de algunos recursos adicionales sobre el tema de nuestra conversación
De acuerdo, de acuerdo.
Estas referencias, por ejemplo, creo que son de interés:
Página web del Movimiento Mundial por los Bosques (WRM): www.wrm.org.uy
con muchos recursos y materiales para el 21 de Septiembre, día internacional en contra de los Monocultivos de Arboles (http://www.wrm.org.uy/inicio.html).
También proveen información sobre los árboles transgénicos.
Página web de la campaña para detener los árboles transgénicos la Global Justice Ecology Project (en inglés): http://www.globaljusticeecology.org/stopgetrees.php
Vídeo del WRM, “Montañas de Papel, Montañas de Injusticia”: http://www.wrm.org.uy/Videos_Esp/Consumo.html
Vídeo testimonial de Salva la Selva, con declaraciones de afectados por los monocultivos de eucalipto en Brasil, Colombia y Uruguay titulado “Voces de Latinoamérica en contra del Desierto Verde”: http://activistas.nireblog.com/post/2008/06/09/video-voces-de-latinoamerica-en-contra-del-desierto-verde
Llamamiento desde la literatura y el periodismo por un papel social y ambientalmente limpio
http://www.wrm.org.uy/plantaciones/escritores.html
Página web de Salva la Selva con informaciones acerca de amenazas a las selvas tropicales y acciones de protesta contra proyectos que amenazan a las selvas, a otros ecosistemas y a sus habitantes : www.salvalaselva.org
Información muy completa y materiales sobre agrocombustibles, elaborada desde una perspectiva del Sur: www.stop-agrocombustibles.nireblog.com
- ¿Qué puedes hacer tú? Participa en la acción de protesta por email por el 21 de septiembre de 2008: "Basta a las plantaciones de eucalipto en Galicia - Basta ás plantacións de eucalipto en Galicia" en: http://www.salvalaselva.org/protestaktion.php?id=318
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