Biden e Israel

Susan Abulhawa
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Counterpunch/Rebelión
19/9/08

John McCain eclipsó el alboroto de la convención demócrata, ganó votos de mujeres, simultáneamente tranquilizó a conservadores de centro a extrema derecha y puede haber ubicado a una candidata presidencial para la papeleta republicana para futuras elecciones. Tiene sentido. Por otra parte, las mejores explicaciones para la elección por Barack Obama de Joseph Biden todavía no cuadran.

Es verdad que Biden aporta una cierta experiencia política a la candidatura de Obama, pero igual lo harían algunas de las otras alternativas de Obama. Mr. Biden también estrecha la brecha en la contienda, que por desgracia todavía existe en EE.UU. Pero, de nuevo, lo mismo haría cualquiera de las otras alternativas.

Así que, ¿qué pasa? Mr. Biden, el autoproclamado sionista, apacigua los temores israelíes y judeo-estadounidenses de que Mr. Obama podría no ser tan complaciente hacia Israel.

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Sé que al estadounidense promedio le cuesta creer que los intereses israelíes puedan tener tanta influencia en una elección presidencial. La propaganda israelí hace un trabajo extraordinariamente bueno al desactivar todo debate que tenga sentido sobre Oriente Próximo o sobre el papel de Israel en la conformación de nuestras políticas exteriores. Sea mediante la difamación de Jimmy Carter por atreverse a pronunciarse o por la censura o al pasar por alto libros eruditos como “El lobby de Israel” de los profesores Walt y Mearsheimer, se mantiene en la ignorancia a los estadounidenses sobre lo importante que es complacer a Israel para tener una verdadera posibilidad de ocupar un puesto elegido en Washington. Todo político, periodista, y experto sabe que no se puede ser elegido en Washington sin la bendición del Comité de Asuntos Políticos EE.UU.-Israel (AIPAC) conocido simplemente como “El Lobby” en Washington.

Bajo el gobierno de Clinton, el jefe de AIPAC tuvo que renunciar después de que alguien filtrara una cinta en la que discutía como AIPAC estaba negociando con el presidente sobre a quien seleccionar como Secretario de Estado. Es innegablemente el grupo de intereses extranjero más poderoso en Washington, y posiblemente el lobby más poderoso en general.

Henry Siegman, ex jefe del Congreso Judío Estadounidense y experto en Oriente Próximo en el Consejo de Relaciones Exteriores, admitió que “Cuando tiene que ver con el conflicto israelí-árabe, los términos del debate son tan influenciados por grupos judíos organizados, como AIPAC, que para criticar a Israel hay que negarse la posibilidad de tener éxito en la política estadounidense.” Un ejemplo notable de la gran influencia que Israel esgrime sobre la política exterior de EE.UU. sucedió en el verano de 2006 cuando Israel atacó a El Líbano. Mientras todo el mundo condenaba el ataque, EE.UU. se mantuvo solo apoyando a Israel. El 18 de julio, el Senado aprobó por unanimidad una resolución “condenando a Hamás y Hezbolá y sus patrocinadores estatales y apoyando el ejercicio por Israel de su derecho a la autodefensa.” Después de eliminar texto del proyecto de ley instando a “todas las partes a proteger vidas civiles inocentes e infraestructura,” la versión de la Cámara de Representantes fue aprobada por 410 contra 8 votos.

Por lo tanto, como reacción ante el secuestro de dos soldados israelíes (que sucedió después del asesinato de un libanés dentro de El Líbano), Israel mató y mutiló a miles de civiles, destruyó indiscriminadamente infraestructura civil, y sembró el Sur del Líbano con más de 100.000 bombas de racimo sin explotar, prohibidas en todo el mundo. El Congreso aprobó y apoyó inequívocamente las acciones de Israel con esa resolución, ¡realmente escrita por AIPAC! El apoyo bipartidario para Israel se mantuvo firme incluso cuando un análisis posterior a la guerra del Departamento de Estado fue entregado a Nancy Pelosi y a Mr. Biden, estableciendo que Israel puede haber violado la Ley de Control de la Exportación de Armas con su uso de munición de racimo hecha en EE.UU. en El Líbano.

Ese informe potencialmente explosivo que detalla como Israel puede haber utilizado armas suministradas por EE.UU. para cometer crímenes de guerra fue ignorado por Mr. Biden y la señora Pelosi, que han viajado repetidamente ambos repetidamente a Israel, junto con numerosos otros políticos, haciendo genuflexiones para ensalzar las virtudes del Estado Judío y profesar un apoyo eterno e inflexible para un país que actualmente viola por lo menos 200 Resoluciones de la ONU y que ha sido condenado en los términos más duros por organizaciones de derechos humanos en todo el mundo. Es un país que ha sido atrapado repetidamente espiando en EE.UU. (en el caso más reciente dos altos funcionarios de AIPAC fueron acusados sobre la base de evidencia de que aceptaron y transmitieron a Israel secretos confidenciales de seguridad nacional de un analista del Departamento de Defensa que trabajaba con AIPAC) y que sigue desafiando las exigencias de EE.UU. de que deje de anexar y colonizar propiedad privada palestina con asentamientos ilegales sólo para judíos. Se pensaría que una conducta semejante provocaría por lo menos una cierta crítica de los candidatos. Pero pocas veces hay un político que se atreva.

Mr. Biden ha demostrado que es un acólito de Israel. En una entrevista con Shalom TV, Mr. Biden proclamó: “Soy sionista.” Ira Forma, director ejecutivo del Consejo Nacional Demócrata Judío dijo que “Biden es un gran amigo... con sólidos antecedentes pro-Israel.” Señoras y señores, Mr. Biden lleva “El Lobby” a la esquina de Mr. Obama y por eso lo escogieron. Por lo menos abramos la discusión para que incluya la influencia de ese lobby de intereses extranjeros. Los estadounidenses merecen comprender las fuerzas detrás de las decisiones que nos afectan a todos individual y colectivamente como nación.

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Susan Abulhawa es fundadora de Playgrounds for Palestine. Para contactos, escriba a: sjabulhawa@gmail.com

http://www.counterpunch.org/abulhawa09182008.html

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