California: el lío presupuestario
La Opinión
13/9/08
Crece el descontento en California por la falta de un presupuesto que amenaza el financiamiento de los servicios básicos y pone en riesgo la seguridad pública.
El contralor, John Chiang, advierte que sin un presupuesto este mes, las escuelas, hospitales, asilos y pequeños negocios perderán 12,000 millones de dólares en financiamiento.
Al no haber un plan de gastos en vigor, la Constitución no autoriza al contralor a pagarles.
California vive el estancamiento presupuestal más largo de su historia con más de 70 días de retraso.
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¿El motivo? Los legisladores y el gobernador Arnold Schwarzenegger no han podido ponerse de acuerdo en un presupuesto que cierre un déficit de 15,200 millones de dólares.
Mientras los republicanos rechazan tajantemente cualquier incremento a los impuestos, los demócratas quieren aumentos del gravamen a los ricos y grandes corporaciones.
El obstáculo mayor es que California es uno de los pocos estados de la nación que necesitan las dos terceras partes de los votos para aprobar el presupuesto, lo que produce el hecho que la mayoría tenga que depender de la minoría.
Los demócratas tienen mayoría absoluta en ambas cámaras legislativas estatales, sin embargo, carecen de los dos tercios requeridos para aprobar el presupuesto, por lo que necesitan apoyo de algunos legisladores republicanos.
De ahí que el gobernador esté contra la pared en su afán por una pronta aprobación del presupuesto estatal.
Pero no le molesta mucho. Ha visto en la crisis actual del presupuesto la oportunidad de montarse en ella, no para domarla, precisamente, sino para transformarla en oportunidades para el cambio conservador.
"He tratado varias veces de arreglar los problemas del sistema desde 2003, pero los legisladores rechazaron mis propuestas. En 2005 sometí el cambio a votación, pero la gente lo rechazó. La buena noticia es que en los tiempos difíciles vienen oportunidades históricas", comentó.
Dice Naomi Klein que en uno de sus ensayos más influyentes, el difunto economista Milton Friedman afirmó que "únicamente una crisis —real o supuesta— produce un cambio real. Cuando la crisis se produce, las acciones que se adoptan dependen de las ideas prevalecientes".
El gobernador tiene ya la suya: la propuesta de una enmienda constitucional para una reforma del sistema fiscal, llamada Acta de Estabilización del Presupuesto, que asegurará que nuestro gasto quede atado a los ingresos.
El gobernador expone que la crisis fiscal se debe al sistema de gastos de California. En pocas palabras, asevera que gastamos más de lo que generamos y no tenemos un fondo de reserva para la época de vacas flacas.
Pero eso es sólo la parte bonita del discurso. Detrás se esconde la espada para acabar con las iniciativas estatales aprobadas por la misma gente. Estas iniciativas atan constitucionalmente millones de dólares a ciertos programas que limitan la capacidad de gasto. Como la Proposición 98 que financia la educación, o ciertos ingresos del tabaco, que están destinados a ciertos programas para niños.
Schwarzenegger ha tratado de apurar a los legisladores a un compromiso de manera que las reformas puedan ser puestas en la boleta electoral de noviembre. Pero ahora que el tiempo ha hecho que esa posibilidad prácticamente se haya esfumado, los legisladores parecen tener un incentivo menos para actuar con urgencia.
Pero el gobernador no se rinde. Sus colaboradores cercanos aseguran que él todavía está insistiendo en las reformas. "Es algo a lo que el gobernador no ha renunciado", manifestaron.
El gobernador apela a las masas. Schwarzenegger apuesta a que los californianos ejerzan tal presión a los legisladores que los obliguen a llegar a un pronto acuerdo.
El gobernador se humilla. "Odio los impuestos, pero como necesitamos una reforma presupuestaria, estoy dispuesto a aumentar un centavo el impuesto a las ventas. Aun cuando vaya en contra de mis principios y tenga que pasar por encima de ellos".
El gobernador tiene esperanza. Derrotada la propuesta demócrata y republicana, "la única propuesta presupuestal que queda que no ha sido votada es la mía", dice el gobernador. "Mi presupuesto comprometido incluye elementos que ambos partidos quieren, pero también requiere que cada quien salga de sus esquinas partidistas y cedan en alguna cosa, incluyéndome a mí mismo".
Se preguntarán, ¿qué clase de reforma es para desearla tanto? Se los digo.
Con la reforma el gobernador ganaría "flexibilidad" para reducir el gasto a su conveniencia o cuando sea necesario, sin tener que declarar la emergencia fiscal o llamar a sesión especial. Lo que hace de la reforma fiscal, llamada Acta de Estabilización del Presupuesto, un arma poderosa.
Ahora, una de las formas más comunes de redistribución de ingresos hacia arriba, a favor de los ricos, es usando la política del presupuesto, que es un gran factor influyendo en la distribución de ingreso y las desigualdades, y más que nada con la política de gastos, pero también con los impuestos.
El grito de guerra del gobernador: "No firmaré ningún presupuesto sin una reforma presupuestaria", tiene sentido entonces.
Alberto Ampuero es periodista radicado en Riverside, California. ampueroalberto@yahoo.com.
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