Un nuevo mapa muestra los 5.185 cráteres de la Luna
El Periódico
23/09/10
Los cráteres de la Luna reflejan que nuestro satélite ha resistido a un bombardeo de cometas y asteroides a lo largo de su historia. Ahora, investigadores de la Universidad Brown, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la NASA -todos en EEUU-, han creado un registro detallado de la historia de los impactos de la Luna con datos aportados por la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) de la NASA. Se trata de un nuevo catálogo global de los grandes cráteres lunares que podría arrojar luz sobre el bombardeo planetario a gran escala que hace más de 4.000 millones años ocurrió en el Sistema Solar y que aparece esta semana en la portada de la revista Science.
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Los cráteres de la Luna, según el nuevo recuento. NASA
El equipo ha utilizado los datos del instrumento Lunar Orbiter Laser Altimeter del LRO para identificar y mapear 5.185 cráteres de un diámetro de 20 kilómetros de diámetro o superior y ha utilizado mediciones topográficas de gran precisión, en vez de en imágenes, que es lo que se viene utilizando tradicionalmente para construir historiales de impacto de la Luna. El estudio revela nuevos detalles sobre la superficie lunar, así como sobre los proyectiles que le han ido dando forma con el tiempo. Los investigadores sugieren que, en el futuro, su análisis de la superficie de la Luna también podría desvelar secretos de la historia temprana de la Tierra.
Basándose en el nuevo catálogo, el estudio sugiere que las regiones con mayor densidad de cráteres de la Luna han alcanzado estados de “equilibrio por saturación”, lo que significa que cada cráter adicional destruye uno anterior de modo que el número de cráteres, de hecho, sigue siendo el mismo a lo largo del tiempo. Una vez que se alcanza este equilibrio por saturación, esa región de la superficie lunar ya no puede seguir siendo datada con técnicas de cómputo de cráteres.
Dos áreas diferenciadas
Los científicos identifican dos áreas de la Luna, la cercana cara sur y la lejana cara norte-central, como las regiones más antiguas y las que han sufrido menos modificaciones desde su formación. El equipo propone estas áreas como buenos objetivos para misiones futuras, ya que es probable que aporten las muestras lunares más antiguas.
Con el catálogo se puede estudiar la naturaleza de los cometas y asteroides u otros proyectiles que han bombardeado la superficie lunar durante miles de millones de años. Según los autores, las tierras altas lunares contienen más densidad de cráteres grandes que pequeños y los proyectiles que anteriormente habían impactado en la Luna solían ser más grandes que los más recientes. La transición de proyectiles de fragmentos más grandes a otros más pequeños parece que tuvo lugar hace unos 3.800 millones de años.
Jardines de minerales raros
En el mismo número de Science se publica otro trabajo doble, también con los datos de la misión LRO, en el que un grupo de científicos coordinados desde el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA y desde la Universidad Stony Brook (EEUU) han identificado regiones de la superficie lunar que contienen minerales ricos en sílice, diferentes de las muestras de áreas circundantes y de otras muestras lunares, pero similares en su composición a la de algunos materiales de la Tierra.
Los dos informes proporcionan una evidencia convincente de que la Luna es, realmente, un cuerpo complejo que ha experimentado diversos procesos ígneos a lo largo del tiempo. El equipo del JPL analizó los datos del “experimento radiómetro lunar Diviner” del LRO para revelar la firma termal de suelos lunares ricos en sílice y altamente evolucionados en grandes zonas expuestas de la superficie lunar.
Magma por encima y por debajo
Después, el grupo de la citada universidad se centró en cuatro de estas zonas en concreto, que los científicos habían etiquetado con anterioridad como “puntos rojos” y afirmaron que sus espectros del infrarrojo medio podían explicarse mejor por la presencia de cuarzo, vidrio rico en sílice, o de feldespatos alcalinos. Estas composiciones minerales no se han encontrado en ningún otro sitio en la Luna, pero podrían ser comparables a la riolita o al granito de la Tierra. Los resultados apuntan que la gran variedad de relieves asociados a estas regiones ricas en sílice sugieren que el magma fluyó en el pasado por encima y por debajo de la superficie lunar.
Estos nuevos descubrimientos demuestran la importancia de la misión LRO y proporcionan muchas pistas sobre los antiguos procesos ígneos y otras características del pasado del satélite que acompaña a la Tierra.
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