Protestas en Toronto ante el G-8 y G-20 por el costo social de la crisis
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El gato yanqui en su patio trasero
Cubadebate/Rebelión
27/06/10
Miles de personas se manifiestan por las calles
Unas 10.000 personas marcharon el sábado en Toronto para exigir a los países ricos y emergentes del G8 y G20 medidas sociales contra el desempleo, con incidentes al final del recorrido.
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La gran parte de participantes desfiló pacíficamente, organizados por los sindicatos, pero grupos de jóvenes provocaron disturbios al terminar la marcha e incendiaron al menos dos coches patrulla.
Otros tres vehículos resultaron dañados en el centro financiero de Toronto, mientras que el aire se llenaba de olor a vinagre, con el que los manifestantes impregnaban sus pañuelos para contrarrestar el gas lacrimógeno de la Policía.
Los bomberos acudieron para extinguir las llamas, pero la situación en las calles impedía su paso.
Lara Garrido Herrero, de 33 años, que estaba comprando en un centro comercial del área, explicó a la AFP vía telefónica que se hallaba encerrada en una tienda junto a unas 200 personas por decisión de la dirección del local, que bajó la persiana metálica en previsión de incidentes.
Al igual que los manifestantes, la policía de Toronto utilizó nuevos métodos de comunicación para comunicar con el público.
“La valla no ha sido franqueada. Falsos rumores” indicaba un “twitter” (sistema de mensajería y de blog instantáneo).
Canadá se gastó más de 1.000 millones de dólares para garantizar la seguridad de las cumbres del G8 y el G20, con la esperanza de evitar graves disturbios.
Miles de policías, equipados en parte con equipo antidisturbios, se desplegaron, a pie o a caballo, para disuadir, de forma expeditiva muchas veces, cualquier concentración.
Los helicópteros sobrevolaron sobre la marcha de forma constante.
A pesar de ello, y de la lluvia que cayó con regularidad, los manifestantes más radicales, en grupos de decenas o centenares, consiguieron romper vitrinas y derribar papeleras a lo largo de su camino.
“No fueron los trabajadores del mundo los que causaron la crisis financiera”, criticó Sid Ryan, de la Federación de Trabajadores de Ontario, en un discurso.
“No queremos ver cómo se transfiere la riqueza del sector público al privado”, añadió.
Los manifestantes proclamaban el derecho de los líderes a reunirse y decidir sobre la economía mundial, y criticaban el impacto de la crisis financiera que estalló en 2008, y deja ya millones de desempleados.
“No queremos que los países del G20 corten el gasto hasta que vuelvan los empleos”, explicó Jeff Atkinson, portavoz del Congreso Laboral Canadiense.
Liana Salvador, otra manifestante, explicó a la AFP que debía 50.000 dólares a causa de los créditos que solicitó para cursar estudios superiores.
“Soy una estudiante común a quien sus padres le explicaron que el conocimiento es poder, pero mi Gobierno considera que educarse es caro”, criticó.
Desde el 18 de junio, un total de 32 personas fueron detenidas por incidentes relacionados con la cumbre, explicó el sargento Tim Burrows, portavoz de la unidad encargada de la seguridad del evento.
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La gran parte de participantes desfiló pacíficamente, organizados por los sindicatos, pero grupos de jóvenes provocaron disturbios al terminar la marcha e incendiaron al menos dos coches patrulla.
Otros tres vehículos resultaron dañados en el centro financiero de Toronto, mientras que el aire se llenaba de olor a vinagre, con el que los manifestantes impregnaban sus pañuelos para contrarrestar el gas lacrimógeno de la Policía.
Los bomberos acudieron para extinguir las llamas, pero la situación en las calles impedía su paso.
Lara Garrido Herrero, de 33 años, que estaba comprando en un centro comercial del área, explicó a la AFP vía telefónica que se hallaba encerrada en una tienda junto a unas 200 personas por decisión de la dirección del local, que bajó la persiana metálica en previsión de incidentes.
Al igual que los manifestantes, la policía de Toronto utilizó nuevos métodos de comunicación para comunicar con el público.
“La valla no ha sido franqueada. Falsos rumores” indicaba un “twitter” (sistema de mensajería y de blog instantáneo).
Canadá se gastó más de 1.000 millones de dólares para garantizar la seguridad de las cumbres del G8 y el G20, con la esperanza de evitar graves disturbios.
Miles de policías, equipados en parte con equipo antidisturbios, se desplegaron, a pie o a caballo, para disuadir, de forma expeditiva muchas veces, cualquier concentración.
Los helicópteros sobrevolaron sobre la marcha de forma constante.
A pesar de ello, y de la lluvia que cayó con regularidad, los manifestantes más radicales, en grupos de decenas o centenares, consiguieron romper vitrinas y derribar papeleras a lo largo de su camino.
“No fueron los trabajadores del mundo los que causaron la crisis financiera”, criticó Sid Ryan, de la Federación de Trabajadores de Ontario, en un discurso.
“No queremos ver cómo se transfiere la riqueza del sector público al privado”, añadió.
Los manifestantes proclamaban el derecho de los líderes a reunirse y decidir sobre la economía mundial, y criticaban el impacto de la crisis financiera que estalló en 2008, y deja ya millones de desempleados.
“No queremos que los países del G20 corten el gasto hasta que vuelvan los empleos”, explicó Jeff Atkinson, portavoz del Congreso Laboral Canadiense.
Liana Salvador, otra manifestante, explicó a la AFP que debía 50.000 dólares a causa de los créditos que solicitó para cursar estudios superiores.
“Soy una estudiante común a quien sus padres le explicaron que el conocimiento es poder, pero mi Gobierno considera que educarse es caro”, criticó.
Desde el 18 de junio, un total de 32 personas fueron detenidas por incidentes relacionados con la cumbre, explicó el sargento Tim Burrows, portavoz de la unidad encargada de la seguridad del evento.
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