Nación psicópata

Vicente Balaguer
21/07/10

Vuestro humilde escritor es un ser aficionado a la criminología. Sin ir más lejos, hace no mucho, me leí un libro titulado "El psicópata" de Vicente Garrido. En él se enfocaba la psicopatía no como la anomalía psíquica a la que tan acostumbrados nos tiene nuestra amada televisión. La visión de un hombre balanceándose sobre la punta de sus pies y que sin mediar palabra saca una pistola y abre fuego contra todo aquel que le rodea. La realidad es muy distinta. El psicópata no siempre es propenso a la violencia física y no siempre está a la vista de todos. El campo más verde en el que puede pastar un enfermo de psicosis es en el ámbito mental. Debido a su alteración de la concepción social se ve empujado a menospreciar a sus semejantes, hundiéndolos para así encumbrarse. Paradojicamente, los psicópatas son excelentes seductores, haciéndolos irresistibles para el sexo opuesto. Usan una máscara de galantería y buenos modos que solo emplean hasta que la presa cae en la red. Por otro lado, la empatía se muestra ausente en la conducta de los afectados llegando incluso al extremo de disfrutar de la visión de la violencia a nivel sexual. El origen de la psicosis en el individuo es actualmente un misterio aunque no faltan los argumentos que se afanan por dilucidar esta cuestión. Algunos expertos aseguran que el origen es biológico. A tenor de una malformación en el lóbulo frontal el psicópata es incapaz de discernir entre el bien y el mal, creando así un perfil completamente amoral y carente de todo tipo de sentimiento. El otro argumento se inclina hacia una razón menos fisiológica. La familia, unido con una serie de traumas infantiles reprimidos en lo más hondo de la memoria hace del psicópata una olla a presión inestable. Estos seres se esconden en las sombras deslizándose sobre su arrogancia dentro de las vidas de miles de personas.

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Partiendo de estas bases podemos trazar la mentalidad a vuelapluma de un psicópata. Sus motivaciones y sus carencias. Su modus operandi y su manera de vivir. Ahora es cuando lanzo la pregunta mamporrera. ¿Dista acaso la definición de psicópata de la de cualquier persona que vive en este mundo actualmente? Día a día somos bombardeados con noticias construidas con sangre y dolor y continuamos con nuestra vida. Disfrutamos con el dolor del enemigo y más si se lo infligimos nosotros mismos. Tendemos a humillar al diferente para sentirnos superiores, haciendo de cada día de su vida un infierno solo para hacer reír a nuestros allegados. Mentimos, despedazamos la confianza de cada persona que osa tener fe en nosotros. Somos capaces de crearnos una identidad paralela solo para echar un polvo y continuar adelante sin dar explicaciones. No nos importa el sentimiento ajeno. Hemos llegado al borde del barranco, donde no existe calor o emoción. Solo existe la estrategia y el sálvese quien pueda. En este yermo moral, los emotivos perecen y los fríos prevalecen continuando con un mundo corrupto y envenenado que no les corresponde por derecho.

En estas condiciones, no es de extrañar que oigamos las cosas que escuchamos, que nos acostemos cada día preguntándonos a donde está yendo el mundo. Os diré a donde ha ido el mundo. Le clavamos las espuelas en el lomo y decidimos soltar las riendas. Ahora corre a sus anchas por las praderas dejando tras de sí un reguero de sangre y vísceras que nadie, llegado el momento, tendrá el arrojo de limpiar.

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