Extremistas judíos lanzan una bomba contra un prestigioso intelectual israelí contrario a la ocupación
Juan Miguel Muñoz
El País
25/9/08
En tiempos de inestabilidad en Israel, cercanos al vacío político -la ministra de Exteriores trata de formar Gobierno tras la dimisión de Ehud Olmert-, hay quien no pierde la ocasión. La extrema derecha, alentada por la impunidad, pisa el acelerador. Que ataquen a los campesinos palestinos no es novedad. Sucede casi a diario. Pero sí lo es lo ocurrido esta madrugada. Los fundamentalistas judíos han lanzado una bomba casera contra el profesor y escritor Zeev Sternhell, laureado este año con el Israel Prize en Ciencias Políticas y notorio opositor a los asentamientos y al asedio de Gaza. El prestigioso intelectual resultó herido por la metralla en una pierna. En los aledaños de su casa, la policía halló panfletos: se recompensará con 200.000 euros a quien mate a un miembro de Peace Now. Al jefe de esta organización pacifista, Yariv Oppenheimer, se le asignó inmediatamente protección policial. Como tiene que soportar escoltas el compositor y director de orquesta Daniel Barenboim.
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Los asaltos a pueblos palestinos, como el del pasado 13 de septiembre, apenas suscitan sorpresa. Tras el ataque de un palestino en un asentamiento -un chico resultó herido muy leve- los colonos de Yitzhar, cerca de Nablus, fanáticos entre los radicales, invadieron el pueblo árabe vecino. Dispararon en los pies a un par de lugareños; hirieron a una decena más; causaron destrozos de cristales y depósitos de agua en numerosas viviendas.
El vandalismo quedó registrado en las cámaras de televisión. Y, más grave aún, fue la pasividad absoluta de los soldados. Acompañaban a los colonos en sus asaltos de casa en casa. Sólo miraban. Los colonos regresaron tranquilamente a sus viviendas. Abundan episodios recientes de este cariz: el colono del sur de Hebrón que se acerca a un árabe atado a un poste y le propina una patada en los testículos. También está grabado cómo los uniformados observan la afrenta sin mover un dedo. A veces, los militares y policías son víctimas. Los colonos más fanáticos no se arredran ante nada. Han agredido a agentes, les han lanzado perros...
Crítico con el fascismo
Sternhell, nacido en Polonia en 1935, ha combatido en las guerras de 1967, Yom Kipur (1973) y en la primera guerra de Líbano (1982). Es uno de los expertos de mayor renombre a escala mundial en las investigaciones sobre el fascismo. Su madre y su hermana fueron asesinadas por el régimen nazi. Sionista convencido, pero en absoluto un propagandista, había recibido amenazas por teléfono. Sus posiciones políticas son anatema para los fundamentalistas judíos.
"De hecho, el sionismo fue un movimiento de conquista, y todos los medios se permitían para lograr el objetivo", escribió en un artículo publicado en el diario Haaretz en agosto de este año. Y añadía: "Sin embargo, lo que era esencial, y por tanto justificado en los días anteriores a la fundación del Estado, está convirtiéndose en una ocupación desagradable, violenta y colonial. El régimen autoritario en los territorios ocupados, la creación de dos sistemas legales, la dedicación del Ejército y la policía al servicio del movimiento de los colonos, el robo de tierras palestinas. Todo ello simboliza no el cumplimiento del sionismo sino su sepultura. Es entre Hebrón y Yitzhar donde los asentamientos están enterrando el Estado judío democrático".
Estas palabras suponen una afrenta para el movimiento de los colonos, que detesta y agrede a cualquiera que trata de mostrar la deprimente realidad de los territorios palestinos ocupados. En Hebrón, los líderes colonos boicotean las visitas de diplomáticos, políticos, legisladores israelíes o extranjeros. Llegan a llamar "Hitler" a los activistas, muchos de ellos judíos ortodoxos, que dirigen esas visitas. Lanzan té o agua hirviendo a los visitantes. La policía mira. Estos activistas son odiados, despreciados o ignorados por la mayor parte de la sociedad israelí. Los colonos religiosos, salvo rarísima excepción, son una casta intocable. Conviene no tomar a la ligera sus amenazas. Uno de ellos, Yigal Amir, asesinó al primer ministro Isaac Rabin en 1995.
Condenas al atentado
Diputados del centro-izquierda y la izquierda israelí salieron a la palestra para condenar el atentado perpetrado por ese grupo de ultranacionalistas mesiánicos. "El ataque al profesor Sternhell es un acto cobarde y terroristas de quienes carecen del sentido de la justicia", afirmó Ofir Pines-Paz, dirigente laborista. Curiosamente, el presidente de este partido y ministro de Defensa, Ehud Barak, ha sido diana de las críticas de Sternhell. "Ehud Barak", escribió el docente en el citado artículo, "es la persona que soporta la responsabilidad por la alianza entre los colonos y las fuerzas de seguridad. Debemos poner fin inmediatamente y de una vez por todas a esa cultura de la violencia que domina los territorios (ocupados), una cultura que nutre los crímenes de los judíos y el acoso diario a la población civil palestina".
"Mejor que no nos hablen de que son sólo unas malas hierbas... Estos actos secuaces y peligrosos son el resultado de una aproximación reacia a ver la maldad de quienes ejercen violencia contra soldados, policías y contra todos los que discrepan de la brutalidad de las posiciones de la extrema derecha", declaró el presidente del izquierdista Meretz, Haim Oron.
Sin embargo, las culpas, a juicio de Sternhell, no recaen únicamente en la derecha israelí. "La derecha al completo y la mayoría de la izquierda tienen la responsabilidad por la creación gradual del desastre en que la sociedad israelí está revolcándose", opinó el intelectual sobre la empresa colonizadora de Cisjordania. Una misión que nunca se ha detenido, y que el Gobierno de Ehud Olmert, lejos de frenarla, ha impulsado en los últimos meses, desde el comienzo de las negociaciones con los palestinos tras la conferencia de Annapolis, en noviembre de 2007.
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