Medicina Ortomolecular y curación de enfermedades crónicas y hereditarias
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Salud
Rubén Dario
La Coctelera
27/03/10
Los estados carenciales son causa de muchas patologías porque por ejemplo, el ser humano, a diferencia de los animales, no produce vitamina C, importante en la producción del colágeno y otras cadenas metabólicas, por lo que tiene que ingerirla diariamente de fuentes biodisponibles confiables como los alimentos o suplementos nutricionales canónicamente producidos.
El Magnesio es un importante mineral que interviene en más de 300 reacciones metabólicas al interior de la célula, por lo cual es otro de los indispensables para mantener una buena salud. La biodisponibilidad del magnesio está disminuida por la industrialización de los alimentos, por lo cual también debe consumirse como suplemento nutricional biodisponible diariamente.
Joaquín Teherán Lora y En Buenas Manos, El Arte de Curar, luego de muchos ensayos, han encontrado la combinación correcta de Vitamina C y Magnesio para tratar los distintos estados carenciales que produce su ausencia en el ser humano, como Enfermedades Cardiovasculares, Enfermedades Inmunológicas, Enfermedades Metabólicas, Gingivitis, Periodontitis, Lengua Geográfica, cubriendo un amplio espectro de patologías carenciales que trata la Medicina Ortomolecular.
Joaquín Teherán Lora y En Buenas Manos, El Arte de Curar, luego de muchos ensayos, han encontrado la combinación correcta de Vitamina C y Magnesio para tratar los distintos estados carenciales que produce su ausencia en el ser humano, como Enfermedades Cardiovasculares, Enfermedades Inmunológicas, Enfermedades Metabólicas, Gingivitis, Periodontitis, Lengua Geográfica, cubriendo un amplio espectro de patologías carenciales que trata la Medicina Ortomolecular.
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Linus Pauling, quien fue 2 veces premio Nobel, (Química y Paz), acuñó el término "ortomolecular" en 1968 para esbozar una nueva visión de salud que busca restituirla apoyando los recursos propios del organismo y la sabiduría implícita de los ecosistemas bioquímicos naturales. "Orto" significa recto, ordenado. En otras palabras, apoyar y facilitar la recuperación del orden molecular fundamental de los organismos, en lugar de intervenir con fármacos que artificiosamente modifican un determinado factor de la trama bioquímica ignorando todo orden o status interno.
Para la Medicina Ortomolecular, el terapeuta debe integrar el conocimiento operativo de la bioquímica y la nutrición con la realidad clínica e individual del paciente, no generalizando las dosis.
La Medicina Ortomolecular da especial importancia a la nutrición y al uso de suplementos nutricionales no solo de forma preventiva, sino como medicamentos; porque considera muchas enfermedades como trastornos debidos a deficiencias nutricionales que la medicina oficial ignora o no contempla como causal de enfermedades.
Los investigadores de la Medicina Ortomolecular verificaron la validez de los requerimientos nutricionales diarios establecidos, (RDA), con pruebas terapéuticas controladas. Encontraron que la mayoría de estas cifras no soportaban la prueba del análisis y la observación cuidadosa. Los hechos mostraban que muchas enfermedades consideradas incurables respondían muy bien a Megadosis de vitaminas.
Siempre se ha pensado que las vitaminas son solo catalizadores de reacciones que se necesitan en dosis muy bajas, debido a que se reciclan continuamente. Pero algunos indicios llevaron a realizar pruebas terapéuticas con dosis altas de vitaminas en varios trastornos cuando ciertas observaciones lo sugerían. Se reveló que muchos esquizofrénicos deteriorados mejoraron cuando se les suministraron altas dosis de niacina. Esta misma sustancia mejoraba consistentemente los niveles sanguíneos de colesterol. La vitamina E dada durante suficiente tiempo, mostró una importante acción en la enfermedad coronaria. Los enfermos de cáncer mejoraban en gran medida sus condiciones cuando recibieron vitamina C biodisponible. Estos y otros hechos indicaban que las vitaminas han sido poco estudiadas, en contraposición a lo se piensa usualmente, y tiene muchas otras funciones que desconocíamos además de actuar como Coenzimas. Su acción se definió prematuramente por una sola de sus funciones bioquímicas.
Como reacción al uso de las Megadosis, algunos médicos ortodoxos difundieron ciertas ideas sobre intoxicaciones por vitaminas que nunca se han corroborado. Con excepción de la vitamina A y la Piridoxina, que producen alteraciones temporales reversibles; la realidad de estas advertencias no se ha demostrado. Hasta ahora nadie ha publicado casos de cálculos renales o daño hepático por vitamina C. A pesar de esto, estas toxicidades continúan apareciendo en los libros y se incluyen en las presentaciones comerciales de las vitaminas.
Para la Medicina Ortomolecular, el terapeuta debe integrar el conocimiento operativo de la bioquímica y la nutrición con la realidad clínica e individual del paciente, no generalizando las dosis.
La Medicina Ortomolecular da especial importancia a la nutrición y al uso de suplementos nutricionales no solo de forma preventiva, sino como medicamentos; porque considera muchas enfermedades como trastornos debidos a deficiencias nutricionales que la medicina oficial ignora o no contempla como causal de enfermedades.
Los investigadores de la Medicina Ortomolecular verificaron la validez de los requerimientos nutricionales diarios establecidos, (RDA), con pruebas terapéuticas controladas. Encontraron que la mayoría de estas cifras no soportaban la prueba del análisis y la observación cuidadosa. Los hechos mostraban que muchas enfermedades consideradas incurables respondían muy bien a Megadosis de vitaminas.
Siempre se ha pensado que las vitaminas son solo catalizadores de reacciones que se necesitan en dosis muy bajas, debido a que se reciclan continuamente. Pero algunos indicios llevaron a realizar pruebas terapéuticas con dosis altas de vitaminas en varios trastornos cuando ciertas observaciones lo sugerían. Se reveló que muchos esquizofrénicos deteriorados mejoraron cuando se les suministraron altas dosis de niacina. Esta misma sustancia mejoraba consistentemente los niveles sanguíneos de colesterol. La vitamina E dada durante suficiente tiempo, mostró una importante acción en la enfermedad coronaria. Los enfermos de cáncer mejoraban en gran medida sus condiciones cuando recibieron vitamina C biodisponible. Estos y otros hechos indicaban que las vitaminas han sido poco estudiadas, en contraposición a lo se piensa usualmente, y tiene muchas otras funciones que desconocíamos además de actuar como Coenzimas. Su acción se definió prematuramente por una sola de sus funciones bioquímicas.
Como reacción al uso de las Megadosis, algunos médicos ortodoxos difundieron ciertas ideas sobre intoxicaciones por vitaminas que nunca se han corroborado. Con excepción de la vitamina A y la Piridoxina, que producen alteraciones temporales reversibles; la realidad de estas advertencias no se ha demostrado. Hasta ahora nadie ha publicado casos de cálculos renales o daño hepático por vitamina C. A pesar de esto, estas toxicidades continúan apareciendo en los libros y se incluyen en las presentaciones comerciales de las vitaminas.
La Medicina Oficial ignorando esta avalancha de informes considera equivocadamente que:
Las vitaminas son sólo catalizadores y por lo tanto se necesitan en dosis muy pequeñas, ya que pueden reciclarse casi indefinidamente.
Las vitaminas sólo se requieren para prevenir ciertas deficiencias. Por ejemplo, la tiamina previene el beri-beri, la niacina la pelagra, el ácido ascórbico el escorbuto.
La Medicina Ortomolecular propone:
Las dosis de vitaminas se usan tanto para prevenir como para curar, y pueden variar en un rango muy largo. Por ejemplo, para prevenir la pelagra se necesitan 10 miligramos de niacina diariamente, pero para prevenir la recurrencia de los síntomas de pelagra crónica se requieren 1000 miligramos diariamente. No hay una dosis óptima para toda la población. Depende de la edad, el sexo, la enfermedad, el grado de stress a que se someta el individuo, nosotros en En Buenas Manos, EL Arte de Curar usamos la Prueba de Omura para determinar la dosis personal diaria en tres tomas. Deben determinarse los niveles individuales para esquizofrénicos, pacientes artríticos, de lupus, de cáncer, etc.
Las vitaminas tienen otras acciones que no están relacionadas con sus propiedades conocidas, porque hasta ahora, la comprensión que se tiene de ellas es incompleta.
Una característica de la oficialidad médica es pensar que la ciencia esta suficientemente desarrollada y que ya se conoce todo lo que es relevante para sacar conclusiones. Hace 50 años ya se pensaba así y basados en ese limitado conocimiento bioquímico se fijaron los RDA (Requerimientos Diarios Mínimos) que están desactualizados. Todo lo que en ese momento se sabía de la vitamina C era su acción para evitar el escorbuto, se ignoraba su acción en la formación del colágeno, en la inmunidad, en la formación de prostaglandinas, no se sabía nada de radicales libres, ni de antioxidantes, ni los cientos de funciones en el metabolismo de los carbohidratos, de los aminoácidos esenciales, etc. Se estableció la dosis diaria de vitamina C en 60 mgs, una dosis irrisoria actualmente, cuando los requerimientos diarios superan los 1.000 miligramos.
Por otra parte, se sabe que los animales producen 100 veces mayor cantidad de vitamina C que los RDA establecidos. Linus Pauling y Ewan Cameron estudiaron en seres humanos, el papel de las altas dosis de esta vitamina, similares a las encontradas en animales. Comprobaron de manera consistente la disminución de enfermedades degenerativas, infartos de corazón, cáncer, infecciones respiratorias, urinarias, retraso del envejecimiento, y otras importantes acciones.
A pesar de todas estas pruebas, la medicina oficial ha insistido en mantener sus RDA (Requerimientos Diarios Mínimos), y las industrias de alimentos y farmacéutica incluyen unos niveles muy bajos de nutrientes en sus productos.
Cada vez es más evidente que el conocimiento bioquímico que fundamenta la aplicación de la farmacología oficial es un modelo incompleto en desarrollo, que tiene constante cambios por nuevas observaciones y que dista mucho de integrar y dar explicación de manera satisfactoria a muchos fenómenos de la clínica diaria. En consecuencia, la investigación de la Medicina Ortomolecular, al igual que varias otras disciplinas terapéuticas, considera que la realidad bioquímica de un organismo enfermo es demasiado compleja para que una intervención con fármacos pueda restituirle su orden básico. Los investigadores en Medicina Ortomolecular piensan que sólo la sabiduría implícita en la fisiología de un organismo, puede cumplir con la tarea de recuperar su propio equilibrio, y que el terapéuta debe actuar con más humildad, limitándose a apoyar esta actividad interna, proporcionándole un medio interno adecuado con una oferta real de los recursos y nutrientes necesarios para reconstituir el ecosistema metabólico y que se restablezca el orden desde adentro.
La intervención externa con fármacos, es incauta, e ignora la mayor parte de los factores bioquímicos implicados, por lo que no se produce un cambio real que se traduzca en la recuperación del enfermo crónico. Paradójicamente, la oficialidad parece actuar con el sentimiento de haber alcanzado el total esclarecimiento de la realidad metabólica.
El control de la hipertensión arterial es un buen ejemplo de la integridad de esta perspectiva.
Son muchos los agentes que tienen relación con el aumento de la presión arterial: colesterol, lípidos, sodio, calcio, potasio, magnesio, adrenalina, noradrenalina, serotonina, dopamina, renina, angiotensina, taurina, coenzima Q10, arginina, oxido nítrico, cerca de 20 prostaglandinas, unos 6 esteroides suprarrenales, cientos de enzimas y seguramente muchas otras sustancias que hoy ignoramos. Estos elementos condicionan el calibre de los vasos sanguíneos, la respuesta nerviosa autónoma, el volumen de sangre dentro de los vasos y en el líquido extracelular, la concentración de minerales dentro y fuera de las células, los ajustes de las células renales para adaptarse a estas modificaciones, etc.
Aunque se han desarrollado sustancias que actúan en varios puntos de la compleja trama metabólica de la enfermedad hipertensiva, se limitan a ejercer una acción muy corta y superficial. Estos fármacos no se crearon con el propósito que el organismo "aprenda" de ellos a responder de otra manera, o se reequilibre normalizando la tensión arterial. Solo subsidian los síntomas durante 8 a 12 horas imponiendo su acción fisiológica sobre el individuo de forma temporal, para bajar las cifras de presión alta.
Lo ideal sería usar estos fármacos en momentos de crisis para prevenir una complicación o superar un estado agudo. Pero fuera de estos trances, solo la reconstrucción de los ecosistemas moleculares desequilibrados puede operar un cambio que se traduzca en la recuperación del enfermo como hace la Medicina Ortomolecular.
La enfermedad hipertensiva ha consumido la atención y el esfuerzo de cientos de investigadores, se han gastado millones de dólares en recursos, pero cuando se miran las estadísticas se aprecia que las muertes como consecuencia de la hipertensión siguen ocupando los primeros lugares en las noticias lo cual nos hace pensar que en ese sentido, la medicina convencional fracasó.
Cuando se dividió la Unión Soviética en 1989, una parte de la población de la zona asiática que contaba con seguridad social estatal perdió este recurso. Se sabe que muchos pacientes hipertensos que enfrentaron este cambio, debieron abandonar la vida de la ciudad y regresar al campo a llevar la forma de vida de sus antepasados. En contra de lo esperado, estas personas se curaron de su hipertension, porque el cambio en su dieta y forma de vida tuvo un mayor impacto en su recuperación que el uso de fármacos anti-hipertensivos.
En el trabajo de recuperación bioquímica la Medicina Ortomolecular de En Buenas Manos, EL Arte de Curar aplica los siguientes recursos: Vitaminas biodisponibles como la C, minerales biodisponibles como el Magnesio, Aminoácidos Esenciales , Ácidos Grasos Esenciales (leche de sésamo o ajonjolí), Enzimas, Espagíria, Clorofila, Terapias de Desintoxicación, un poco de ejercicio y de meditación.
Alexis Carrel y otros investigadores posteriores, han mantenido vivos cultivos de células o tejidos por tiempo indefinido, sin que estos se debiliten o mueran. En algunos casos, estos organismos han mostrado ser virtualmente inmortales, en otros como las células germinales del erizo de mar, han permanecido vivos por períodos de tiempo mucho mayores que su ciclo de vida normal.
Para lograr que este resultado, los investigadores no usaron antibióticos ni medidas similares contra posibles gérmenes agresores, ni congelaron las células para detener su metabolismo. Conservaron totalmente limpio, y con la oferta suficiente de nutrientes, el medio extracelular que baña los organismos, con una renovación cuidadosa del líquido matriz y agregándole sustancias quelantes que lo mantuvieron limpio de minerales tóxicos. En otras palabras, aplicaron el criterio ortomolecular de Pauling.
De ahi la importancia de detoxicar previamente a las personas con HEPANDREA y terapias de detoxicación iónica, para preparar al organismo a recibir los nuevos y biológicos micronutrientes.
La individualidad bioquímica de los enfermos es un aspecto que ha salido a la luz a partir de este desarrollo. En contraposición a determinación homogénea de las dosis de fármacos en los protocolos, en miligramos por kilo, las pruebas terapéuticas de vitaminas y otros nutrientes han evidenciado una amplia variabilidad de respuestas en los pacientes porque cada ser humano es un microcosmos individual.
Esta diversidad ha dado lugar a que algunos investigadores determinen las dosis según titulación en los pacientes. Uno de las titulaciones más conocidas es la de la vitamina C creada por el Dr. Robert Cathcart; basada en la tolerancia intestinal a dosis crecientes de vitamina C. Los pacientes que toleran solo 4 a 15 gramos diarios de vitamina C cuando están bien; cuando están enfermos o sometidos a stress toleran mucho más, a veces hasta 200 gramos.
Con el cambio metodológico que incluye la Pruebas de Omura se pone en evidencia un panorama mucho más alentador para el enfermo crónico, aún para los casos considerados incurables, incluso algunas enfermedades genéticas han sido mejoradas con megadosis de nutrientes, como Diabetes Tipo 1, el cáncer, la hipertensión esencial.
Es común encontrar estudios científicos serios que destacan el valor de algunos nutrientes en enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, quistes, miomas, fibromialgia, trastornos degenerativos del sistema nervioso, del sistema inmune, alergias crónicas, enfermedades articulares y varios otros problemas de salud de difícil manejo. Esta información puede revisarse libremente en los portales de Medicina Ortomolecular, la recopilación de los trabajos de Linus Pauling y Hoffer, la Fundación Vitamina C, la página del doctor R. Cathcart, los estudios e investigaciones del Dr Mathias Rath, etc.
Las vitaminas son sólo catalizadores y por lo tanto se necesitan en dosis muy pequeñas, ya que pueden reciclarse casi indefinidamente.
Las vitaminas sólo se requieren para prevenir ciertas deficiencias. Por ejemplo, la tiamina previene el beri-beri, la niacina la pelagra, el ácido ascórbico el escorbuto.
La Medicina Ortomolecular propone:
Las dosis de vitaminas se usan tanto para prevenir como para curar, y pueden variar en un rango muy largo. Por ejemplo, para prevenir la pelagra se necesitan 10 miligramos de niacina diariamente, pero para prevenir la recurrencia de los síntomas de pelagra crónica se requieren 1000 miligramos diariamente. No hay una dosis óptima para toda la población. Depende de la edad, el sexo, la enfermedad, el grado de stress a que se someta el individuo, nosotros en En Buenas Manos, EL Arte de Curar usamos la Prueba de Omura para determinar la dosis personal diaria en tres tomas. Deben determinarse los niveles individuales para esquizofrénicos, pacientes artríticos, de lupus, de cáncer, etc.
Las vitaminas tienen otras acciones que no están relacionadas con sus propiedades conocidas, porque hasta ahora, la comprensión que se tiene de ellas es incompleta.
Una característica de la oficialidad médica es pensar que la ciencia esta suficientemente desarrollada y que ya se conoce todo lo que es relevante para sacar conclusiones. Hace 50 años ya se pensaba así y basados en ese limitado conocimiento bioquímico se fijaron los RDA (Requerimientos Diarios Mínimos) que están desactualizados. Todo lo que en ese momento se sabía de la vitamina C era su acción para evitar el escorbuto, se ignoraba su acción en la formación del colágeno, en la inmunidad, en la formación de prostaglandinas, no se sabía nada de radicales libres, ni de antioxidantes, ni los cientos de funciones en el metabolismo de los carbohidratos, de los aminoácidos esenciales, etc. Se estableció la dosis diaria de vitamina C en 60 mgs, una dosis irrisoria actualmente, cuando los requerimientos diarios superan los 1.000 miligramos.
Por otra parte, se sabe que los animales producen 100 veces mayor cantidad de vitamina C que los RDA establecidos. Linus Pauling y Ewan Cameron estudiaron en seres humanos, el papel de las altas dosis de esta vitamina, similares a las encontradas en animales. Comprobaron de manera consistente la disminución de enfermedades degenerativas, infartos de corazón, cáncer, infecciones respiratorias, urinarias, retraso del envejecimiento, y otras importantes acciones.
A pesar de todas estas pruebas, la medicina oficial ha insistido en mantener sus RDA (Requerimientos Diarios Mínimos), y las industrias de alimentos y farmacéutica incluyen unos niveles muy bajos de nutrientes en sus productos.
Cada vez es más evidente que el conocimiento bioquímico que fundamenta la aplicación de la farmacología oficial es un modelo incompleto en desarrollo, que tiene constante cambios por nuevas observaciones y que dista mucho de integrar y dar explicación de manera satisfactoria a muchos fenómenos de la clínica diaria. En consecuencia, la investigación de la Medicina Ortomolecular, al igual que varias otras disciplinas terapéuticas, considera que la realidad bioquímica de un organismo enfermo es demasiado compleja para que una intervención con fármacos pueda restituirle su orden básico. Los investigadores en Medicina Ortomolecular piensan que sólo la sabiduría implícita en la fisiología de un organismo, puede cumplir con la tarea de recuperar su propio equilibrio, y que el terapéuta debe actuar con más humildad, limitándose a apoyar esta actividad interna, proporcionándole un medio interno adecuado con una oferta real de los recursos y nutrientes necesarios para reconstituir el ecosistema metabólico y que se restablezca el orden desde adentro.
La intervención externa con fármacos, es incauta, e ignora la mayor parte de los factores bioquímicos implicados, por lo que no se produce un cambio real que se traduzca en la recuperación del enfermo crónico. Paradójicamente, la oficialidad parece actuar con el sentimiento de haber alcanzado el total esclarecimiento de la realidad metabólica.
El control de la hipertensión arterial es un buen ejemplo de la integridad de esta perspectiva.
Son muchos los agentes que tienen relación con el aumento de la presión arterial: colesterol, lípidos, sodio, calcio, potasio, magnesio, adrenalina, noradrenalina, serotonina, dopamina, renina, angiotensina, taurina, coenzima Q10, arginina, oxido nítrico, cerca de 20 prostaglandinas, unos 6 esteroides suprarrenales, cientos de enzimas y seguramente muchas otras sustancias que hoy ignoramos. Estos elementos condicionan el calibre de los vasos sanguíneos, la respuesta nerviosa autónoma, el volumen de sangre dentro de los vasos y en el líquido extracelular, la concentración de minerales dentro y fuera de las células, los ajustes de las células renales para adaptarse a estas modificaciones, etc.
Aunque se han desarrollado sustancias que actúan en varios puntos de la compleja trama metabólica de la enfermedad hipertensiva, se limitan a ejercer una acción muy corta y superficial. Estos fármacos no se crearon con el propósito que el organismo "aprenda" de ellos a responder de otra manera, o se reequilibre normalizando la tensión arterial. Solo subsidian los síntomas durante 8 a 12 horas imponiendo su acción fisiológica sobre el individuo de forma temporal, para bajar las cifras de presión alta.
Lo ideal sería usar estos fármacos en momentos de crisis para prevenir una complicación o superar un estado agudo. Pero fuera de estos trances, solo la reconstrucción de los ecosistemas moleculares desequilibrados puede operar un cambio que se traduzca en la recuperación del enfermo como hace la Medicina Ortomolecular.
La enfermedad hipertensiva ha consumido la atención y el esfuerzo de cientos de investigadores, se han gastado millones de dólares en recursos, pero cuando se miran las estadísticas se aprecia que las muertes como consecuencia de la hipertensión siguen ocupando los primeros lugares en las noticias lo cual nos hace pensar que en ese sentido, la medicina convencional fracasó.
Cuando se dividió la Unión Soviética en 1989, una parte de la población de la zona asiática que contaba con seguridad social estatal perdió este recurso. Se sabe que muchos pacientes hipertensos que enfrentaron este cambio, debieron abandonar la vida de la ciudad y regresar al campo a llevar la forma de vida de sus antepasados. En contra de lo esperado, estas personas se curaron de su hipertension, porque el cambio en su dieta y forma de vida tuvo un mayor impacto en su recuperación que el uso de fármacos anti-hipertensivos.
En el trabajo de recuperación bioquímica la Medicina Ortomolecular de En Buenas Manos, EL Arte de Curar aplica los siguientes recursos: Vitaminas biodisponibles como la C, minerales biodisponibles como el Magnesio, Aminoácidos Esenciales , Ácidos Grasos Esenciales (leche de sésamo o ajonjolí), Enzimas, Espagíria, Clorofila, Terapias de Desintoxicación, un poco de ejercicio y de meditación.
Alexis Carrel y otros investigadores posteriores, han mantenido vivos cultivos de células o tejidos por tiempo indefinido, sin que estos se debiliten o mueran. En algunos casos, estos organismos han mostrado ser virtualmente inmortales, en otros como las células germinales del erizo de mar, han permanecido vivos por períodos de tiempo mucho mayores que su ciclo de vida normal.
Para lograr que este resultado, los investigadores no usaron antibióticos ni medidas similares contra posibles gérmenes agresores, ni congelaron las células para detener su metabolismo. Conservaron totalmente limpio, y con la oferta suficiente de nutrientes, el medio extracelular que baña los organismos, con una renovación cuidadosa del líquido matriz y agregándole sustancias quelantes que lo mantuvieron limpio de minerales tóxicos. En otras palabras, aplicaron el criterio ortomolecular de Pauling.
De ahi la importancia de detoxicar previamente a las personas con HEPANDREA y terapias de detoxicación iónica, para preparar al organismo a recibir los nuevos y biológicos micronutrientes.
La individualidad bioquímica de los enfermos es un aspecto que ha salido a la luz a partir de este desarrollo. En contraposición a determinación homogénea de las dosis de fármacos en los protocolos, en miligramos por kilo, las pruebas terapéuticas de vitaminas y otros nutrientes han evidenciado una amplia variabilidad de respuestas en los pacientes porque cada ser humano es un microcosmos individual.
Esta diversidad ha dado lugar a que algunos investigadores determinen las dosis según titulación en los pacientes. Uno de las titulaciones más conocidas es la de la vitamina C creada por el Dr. Robert Cathcart; basada en la tolerancia intestinal a dosis crecientes de vitamina C. Los pacientes que toleran solo 4 a 15 gramos diarios de vitamina C cuando están bien; cuando están enfermos o sometidos a stress toleran mucho más, a veces hasta 200 gramos.
Con el cambio metodológico que incluye la Pruebas de Omura se pone en evidencia un panorama mucho más alentador para el enfermo crónico, aún para los casos considerados incurables, incluso algunas enfermedades genéticas han sido mejoradas con megadosis de nutrientes, como Diabetes Tipo 1, el cáncer, la hipertensión esencial.
Es común encontrar estudios científicos serios que destacan el valor de algunos nutrientes en enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, quistes, miomas, fibromialgia, trastornos degenerativos del sistema nervioso, del sistema inmune, alergias crónicas, enfermedades articulares y varios otros problemas de salud de difícil manejo. Esta información puede revisarse libremente en los portales de Medicina Ortomolecular, la recopilación de los trabajos de Linus Pauling y Hoffer, la Fundación Vitamina C, la página del doctor R. Cathcart, los estudios e investigaciones del Dr Mathias Rath, etc.
La Medicina Ortomolécular es una base fundamental del diagnóstico y tratamiento terapéutico. El conocimiento del uso seguro y efectivo de los nutrientes, enzimas, hormonas, antígenos, anticuerpos y otras moléculas presentes en la naturaleza son esenciales para asegurar un standard razonable de eficacia en la practica médica.
La Medicina Ortomolécular tiene un riesgo bajo de toxicidad. Los fármacos tienen un mayor riesgo y son por lo tanto la segunda escogencia si hay un tratamiento ortomolecular alternativo.
Los exámenes de laboratorio no son siempre precisos y las pruebas en sangre no reflejan necesariamente los niveles de nutrientes dentro de los órganos y tejidos; especialmente en el sistema nervioso. La prueba terapéutica y la titulación individual de las dosis mediante la Prueba de Omura a menudo son más prácticos y seguros aunque no sean "científicas".
La individualidad bioquímica es un precepto central en Medicina Ortomolecular, por lo tanto, encontrar las dosis óptimas de nutrientes es un asunto práctico. Las megadosis, o dosis mayores de lo normal, son a menudo efectivas pero solo pueden determinarse por pruebas terapéuticas individuales como la Prueba de Omura que practicamos en En Buenas Manos, El Arte de Curar.
Los Requerimientos diarios mínimos (RDA) del Consejo de Alimentos y Nutrición de los Estados Unidos tal vez puedan ser aplicables a sujetos sanos normales. Por definición, los pacientes enfermos no son sanos o normales y no se adecuan a estos requerimientos, las megadosis funcionan mejor en estos casos.
La contaminación ambiental de las bocas de las personas con amalgamas de mercurio, del aire, agua y alimentos es común. La búsqueda de contaminantes tóxicos está justificada y es necesario un alto índice de suspicacia en todos los casos, por lo que debe planificarse la detoxicación y quelación de estos mediante las diferentes terapias que existen y quwe tenemos disponibles en nuestra clínica.
La salud óptima es un reto de toda la vida. Las necesidades bioquímicas cambian y nuestras prescripciones ortomoleculares deben cambiar basadas en seguimientos, exámenes repetidos y pruebas terapéuticas para permitir un ajuste fino de cada prescripción y proveer un grado de salud que antes no era posible.
La mayoría de los trastornos relacionados con nutrientes son tratables y las deficiencias son siempre curables, ignorar su existencia es equivalente a una mal práxis o la demostración de una absoluta ignorancia alrededor del tema.
Ojo, no permita que el derrotismo médico convencional impida una prueba terapéutica; las enfermedades hereditarias a menudo responden a tratamientos con Medicina Ortomolecular.
Cuando se sabe que un tratamiento es seguro y posiblemente efectivo, como en casos de Terapias con Medicina Ortomolecular; es imperativa la instalación de esta terapéutica.
Los pacientes son usualmente confiables, deben escuchar a su cuerpo y el terapeuta debe escuchar a su paciente.
Negar al paciente información y acceso al tratamiento de Medicina Ortomolecular es negarle la posibilidad de escoger otros tratamientos alternativos con resultados igualmente confiables.
Entere al paciente de su estado. Muéstrele información y estudios científicos como los de Linus Pauling alrededor de la Vitamina C. Respétele su derecho de libertad de escogencia en medicina.
Concientizar a las personas que la salud no es solamente la ausencia de enfermedad, sino el logro positivo de la optimización de sus funciones y su bienestar mediante la ingesta de suplementos nutricionales biodisponibles como nuestro LAURYDREN, Ascorbato de Magnesio biodisponible para enfermedades Cardiovasculares, Inmunológicas, Metabólicas y de todo tipo.
La esperanza es terapéutica y las terapias de Medicina Ortomolecular son una importante fuente de salud. Esto es ético en tanto no haya falsedad o deformación de los hechos y se observen resultados evidentes.
La Medicina Ortomolécular tiene un riesgo bajo de toxicidad. Los fármacos tienen un mayor riesgo y son por lo tanto la segunda escogencia si hay un tratamiento ortomolecular alternativo.
Los exámenes de laboratorio no son siempre precisos y las pruebas en sangre no reflejan necesariamente los niveles de nutrientes dentro de los órganos y tejidos; especialmente en el sistema nervioso. La prueba terapéutica y la titulación individual de las dosis mediante la Prueba de Omura a menudo son más prácticos y seguros aunque no sean "científicas".
La individualidad bioquímica es un precepto central en Medicina Ortomolecular, por lo tanto, encontrar las dosis óptimas de nutrientes es un asunto práctico. Las megadosis, o dosis mayores de lo normal, son a menudo efectivas pero solo pueden determinarse por pruebas terapéuticas individuales como la Prueba de Omura que practicamos en En Buenas Manos, El Arte de Curar.
Los Requerimientos diarios mínimos (RDA) del Consejo de Alimentos y Nutrición de los Estados Unidos tal vez puedan ser aplicables a sujetos sanos normales. Por definición, los pacientes enfermos no son sanos o normales y no se adecuan a estos requerimientos, las megadosis funcionan mejor en estos casos.
La contaminación ambiental de las bocas de las personas con amalgamas de mercurio, del aire, agua y alimentos es común. La búsqueda de contaminantes tóxicos está justificada y es necesario un alto índice de suspicacia en todos los casos, por lo que debe planificarse la detoxicación y quelación de estos mediante las diferentes terapias que existen y quwe tenemos disponibles en nuestra clínica.
La salud óptima es un reto de toda la vida. Las necesidades bioquímicas cambian y nuestras prescripciones ortomoleculares deben cambiar basadas en seguimientos, exámenes repetidos y pruebas terapéuticas para permitir un ajuste fino de cada prescripción y proveer un grado de salud que antes no era posible.
La mayoría de los trastornos relacionados con nutrientes son tratables y las deficiencias son siempre curables, ignorar su existencia es equivalente a una mal práxis o la demostración de una absoluta ignorancia alrededor del tema.
Ojo, no permita que el derrotismo médico convencional impida una prueba terapéutica; las enfermedades hereditarias a menudo responden a tratamientos con Medicina Ortomolecular.
Cuando se sabe que un tratamiento es seguro y posiblemente efectivo, como en casos de Terapias con Medicina Ortomolecular; es imperativa la instalación de esta terapéutica.
Los pacientes son usualmente confiables, deben escuchar a su cuerpo y el terapeuta debe escuchar a su paciente.
Negar al paciente información y acceso al tratamiento de Medicina Ortomolecular es negarle la posibilidad de escoger otros tratamientos alternativos con resultados igualmente confiables.
Entere al paciente de su estado. Muéstrele información y estudios científicos como los de Linus Pauling alrededor de la Vitamina C. Respétele su derecho de libertad de escogencia en medicina.
Concientizar a las personas que la salud no es solamente la ausencia de enfermedad, sino el logro positivo de la optimización de sus funciones y su bienestar mediante la ingesta de suplementos nutricionales biodisponibles como nuestro LAURYDREN, Ascorbato de Magnesio biodisponible para enfermedades Cardiovasculares, Inmunológicas, Metabólicas y de todo tipo.
La esperanza es terapéutica y las terapias de Medicina Ortomolecular son una importante fuente de salud. Esto es ético en tanto no haya falsedad o deformación de los hechos y se observen resultados evidentes.
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