Haití: ¿una cifra o una realidad histórica?

19/04/10
La Haine

Un soldado que llega a Haití de cualquier parte del mundo recibe por mes el equivalente a 4 años de trabajo de un haitiano que vive con un sueldo mínimo

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Quienes ya recorrieron el territorio haitiano saben que el vudú (woudou) es una práctica religiosa presente en gran parte de la población. Sobre todo entre los campesinos, la cultura es muy fuerte. Como se trata de una cultura religiosa existen grandes misterios sobre lo que realmente pasa en las ceremonias y celebraciones. Sin embargo, tras año y medio por aquellas tierras logré verificar que, como religión, el vudú tiene sus ventajas y desventajas en lo que se refiere a la liberación y la formación de la conciencia de los haitianos. El vudú, o cualquier otra religión, no necesariamente utiliza la mentira como su práctica. Es la gente la que cree voluntariamente en lo que se dice o en lo que se hace.

Los números presentados en la reunión de Nueva York como base del Plan de Reconstrucción de Haití no son mentirosos. Se ha anunciado una cifra de 5.300 millones de dólares. Los Estados Unidos y la Unión Europea se presentan como los más importantes donantes. El presidente haitiano, René García Preval, oía los números algo desconfiado. Él sabe que los números no mienten, pero engañan.

Los números presentados por Ban Ki-Moon son verdaderos y reales. La mayoría de los presentes en la reunión se calló frente a las bonitas cifras y las perspectivas de reconstrucción de un país ya en ruinas muchos años antes del terremoto del 12 de enero. Se presentan el Banco Mundial y el FMI como grandes coordinadores del gran presupuesto que se llevará a cabo con la importante ayuda de Bill Clinton y de Jorge Bush.

La cifra de 5 mil 300 millones de dólares no miente sino que oculta una cifra tan importante respecto a ella. En efecto, la mayoría de los participantes en la reunión de Nueva York se olvidó que la ocupación militar que se estableció en Haití después del 2004 ha necesitado más de 3 mil 600 millones de dólares para sostenerse. Al mismo tiempo, los bonitos números presentados no revelan el cálculo completo. Los trece mil soldados norteamericanos enviados a Haití después del terremoto consumen un presupuesto superior a 468 millones de dólares por año solamente en sueldo personal, al mismo tiempo que el incremento de 3500 personas en el cuerpo de la MINUSTAH tras el terremoto sube su presupuesto en 126 millones de dólares anuales solamente en sueldo.

Por otra parte, los presentadores del plan de reconstrucción no comentaron que Haití tiene una deuda externa superior a 1 mil 300 millones de dólares contraída hace décadas y cobrada mensualmente por los mismos entes que van coordinar el plan de ayuda.

El costo de un soldado de rango inferior desplegado para servicios militares en Haití, según los mismos soldados, llega a 3 mil dólares mensuales de sueldo. Mientras que el sueldo mínimo haitiano es de 60 dólares mensuales. Un soldado que sale de cualquier parte del mundo recibe por mes el equivalente a 4 años de trabajo de un haitiano que vive con un sueldo mínimo. Eso significa que el sueldo pagado a un soldado durante un año, 36.000 dólares, es igual a 50 años de trabajo de un haitiano.

El pequeño cálculo realizado en el párrafo anterior comprueba que los números pueden engañar. La mayoría de los participantes en la reunión de Nueva York no comentó sobre la forma de pago de este nuevo préstamo del que Haití se va a beneficiar. Ni siquiera el propio René Preval. ¿Quién va a pagar a las muchas empresas norteamericanas articuladas por Jorge Bush que ya están contratadas y designadas para actuar en distintas zonas del país destruido? No hay una empresa que trabaje sin ser bien remunerada. Préstamo es préstamo y Haití tendrá que pagar, a pesar de estar pagando desde hace tiempo, una deuda que no es suya.

Los entes encargados de la reconstrucción de Haití son los mismos que impusieron los más grandes ajustes a la economía haitiana en los últimos años, golpeando duramente todos los servicios públicos como salud, construcción de rutas y escuelas. Los mismos que aplastaron a la economía agrícola, donde vive el 70% de la población, con los acuerdos de libre comercio están ahí. Los mismos entes que mensualmente cobran una deuda vergonzosa, ahora vuelven al escenario mundial como los héroes de una batalla contra la pobreza. Pero fueron ellos quienes llevaron la pobreza a Haití.

La reunión de Nueva York presentó unos números al mundo como si fuera un cálculo matemático exacto sin riesgo a errores. 5 mil 300 millones de dólares. Cuba y Venezuela han sido las voces contrarias a la arbitrariedad de la matemática de los números reales pero engañosos. Cinco mil trescientos millones de dólares es una mentira disfrazada de la obviedad de la ciencia exacta. Están golpeando a Haití con la cruel espada financiera. Están golpeando al mundo al decir que las cifras son exactas.

Que los espíritus de Capóis La Mort, Trussaint Louverture, Alexander Petion, Henri Kristophe y Jean Jacques Dessalines despierten la conciencia internacional y sobre todo del pueblo haitiano, para que nos levantemos contra tanta crueldad y mentira.

Los números no mienten, pero a veces engañan.

- José Luis Patrona es profesor de Historia, miembro del MST y coordinador de la brigada de cooperación entre La Via Campesina de Brasil y organizaciones campesinas de Haití

Alai

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