Contra el régimen

Extremadura Progresista
20/04/10

Al Régimen Global, que es el que ha organizado esta artificial macro-crisis financiera y económica a la que tratamos de sobrevivir, le importa sobre todo provocar cuantiosas pérdidas a las personas y a las empresas, pues es la manera de imponer su presencia, de extorsionarnos respaldados por la ignorante ciudadanía controlada por los media. La economía social ha pasado a segundo plano, porque ahora de lo que se trata es de esclavizar a la humanidad no ya mediante el crédito, sino con un hambre física de perro de afilador.

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Para comprobar el desprecio de la élite financiero-económica y política por la ciudadanía, basta un ejemplo reciente: las consecuencias para los viajeros europeos —y las aerolíneas, cuyos accionistas también son ciudadanos—
de la nube de humo del volcán islandés Eyjafjalla, supuestamente perjudicial para los motores de los aviones, lo que constituye una hipótesis ridícula hasta la risotada que sólo encuentra parangón en la anterior crisis de la gripe A. El caso es asustar y mantener a la gente ocupada en solucionar problemas inexistentes y de menor cuantía para que no perciba la realidad: que les están robando la libertad, el dinero y la vida.

A estas alturas, los lectores de Ácratas ya deben tener claro que el Régimen Global se impone inyectando miedo a la ciudadanía: desde el 11 de septiembre de 2001, estrenando el siglo, en el que "el terrorismo internacional" derribó controladamente, en un alarde de ingeniería de demoliciones, tres rascacielos en Nueva York con Thermite (bien sabéis que no fue a causa del impacto de aquellos cinematográficos aunque impotentes aviones señuelo), y mató a más de tres mil personas, el modelo implementado sigue en vigor. El Régimen Global es el único terrorista mundial de importancia —el Régimen Global es el verdadero Al-Qaeda, es su inventor, es el titiritero que maneja sus hilos y agita sus hollywoodienses imágenes barbudas y aturbantadas— y, de hecho, financia y articula todos los atentados que suceden en el mundo a través de su brazo armado, que es una élite de asesinos sacados de las cloacas del sistema, ex-agentes casi todos de la CIA y del Mossad.

El Régimen Global (y en España es más que evidente, porque es tosco, provinciano y grosero) sólo tiene el objetivo de coartar las libertades públicas individuales y colectivas. Cada vez que el régimen legisla y prohíbe algo más, nos resta libertad a todos, y nos hace más irresponsables. Porque, queridos niños de teta que me leéis, convertirnos a todos en unos irresponsables es el único y verdadero objetivo sociopolítico del poder.

Pondré un ejemplo: Si el código de la circulación prohíbe todo lo que supone un riesgo —la lista de esas prohibiciones es más larga que la bragueta de una sotana, y las multas se cuentan por millones—, cuando alguien se mata en la carretera, debiera ser el Estado el responsable de esa muerte: Las exhaustivas prohibiciones convierten a los administrados en pollos descabezados, en insensatos descerebrados que acaban por creer que todo lo que no está prohibido puede hacerse y que todo peligro que no se advierte no existe. Hablando recto como un renglón, lo que quiere el poder es hacer de nosotros unos insensatos irreflexivos —que fungen sin embargo de culpables de los accidentes, aunque no tengan libertad ninguna para decidir casi nada, que mueren ahorcados por el cinturón de seguridad, o se lisian por falta de seguridad activa, por circular tan despacio que es imposible sortear los riesgos del tráfico (cualquier motorista sabe a qué me refiero)—. Lo que quiere el poder es vernos conducir a 80 kilómetros por hora a las dos de la madrugada, por una autopista vacía, "para evitar contaminación y accidentes". Si pudiera ponerle las manos en el cuello al funcionario que maneja el abyecto invento de la velocidad variable, creo que lo estrangularía sin contemplaciones ni remordimientos, por inútil y por cabrón.

Ante la ola de acogotamiento prohibicionista del Régimen Global, a un hombre sólo le caben tres actitudes personales:

1. La opción práctica y desvergonzada: Aprovecharse de los demás, apuntarse al sistema y andar más contento que un maricón montado en un carro de pepinos; hacerse funcionario y pasar la "jornada laboral" rascándose la ventosa (policía, militar, administrativo); o político, financiero, empresario del pelotazo; o apuntarse a la subvención, a la ceja, al PER o a la hostia consagrada; y medrar, ganar dinero con la opresión y la injusticia experimentada en cabeza ajena.

2. La opción permisiva e irresponsable: La actitud de esa parte de la sociedad que traga más que la aduana de Andorra, que asume tranquilamente toda nueva vuelta de tuerca; o peor: que aplaude al poder ante cada nueva ley que éste caga; chusma que dice eso de que: "Es que la gente confunde libertad con libertinaje, y necesita que la sancionen para evitar que se mate". Es la actitud propia de eunucos, de esa horda de padres sin cojones que no pueden manejar a sus hijos, de gentuza que no debiera ni existir, que no son hombres libres ni han deseado serlo jamás, que no pueden ni quieren responsabilizarse de nada, y menos de educar a hombres y mujeres libres; que convertirán a sus hijos en copias de sí mismos, en cabritos cornudos, en morralla, en gente con menos sangre que la compresa de una muñeca.

3. La militante, la digna: Cada vez que una nueva ley prohíba algo, tener como objetivo vulnerar esa ley y hacer ese algo que está prohibido, sea lo que sea. Estamos no sólo en nuestro derecho, sino obligados como reacción ante la opresión política a la sociedad civil. Es nuestra obligación moral triturar toda ley injusta o desproporcionada hasta hacerla inoperante, dejarla obsoleta. Siguiendo con el ejemplo anterior, el carnet de conducir puede ser tan duro de obtener como el Gobierno quiera, pero una vez conseguido, debe el Estado reconocer que nos habilita para tomar decisiones, para responsabilizarnos de la seguridad propia y de la del resto de vehículos que circulan en lo que a nosotros concierne. ¡Y ningún repulsivo funcionario del Ministerio del Interior puede guiar nuestro automóvil por nosotros! ¡Ni queremos que lo haga! ¡Así que vamos a cagarnos en los muertos del hijo de la gran puta que lo intente!

Esta resolución, la opción 3, significa declararse enemigo del Régimen y obrar en consecuencia. Una vez localizada la raíz del mal, no hay más remedio que arrancarla de cuajo. Sí, pero ¿cómo? Sabed que el principal daño, el más grande perjuicio que se le puede causar al Régimen Global es retirarle el sustento económico. Aparte de no colaborar con él de ningún otro modo —La Boétie, 1560—, no debemos contribuir con nuestro dinero a un Régimen tiránico, opresor, para que viole nuestros derechos usándolo contra nosotros.

A nivel personal, debéis interiorizar —grabároslo en el pecho del revés, para que lo veáis todos los días al miraros al espejo— el siquiente discurso:

1. No queremos a ningún papá Estado controlándonos.

2. No necesitamos al Estado absolutamente para nada.

3. No queremos su seguridad ni su policía armada, que no son otra cosa que funcionarios que están ahi para reprimirnos a nosotros en lugar de a los delicuentes, porque es menos peligroso joder a las personas honradas, desarmadas e inocuas.

4. Cuando tengamos un problema, no nos lo resolverá el Estado. Más bien lo empeorará, si es que no es en realidad su verdadero causante.

5. Nos negamos a darle ni un euro a este Estado de manera voluntaria, porque:

—Sabemos que ese dinero servirá para sostener sine die el Estado de Partidos y su Administración enviciada.

—Sabemos que todo político o funcionario es incompetente, necio y corrupto. Sin excepción, cada uno de acuerdo con sus posibilidades y su nivel de inteligencia. No hay ni una sola excepción. Al menos, nunca la he conocido.

Así que, a partir de hoy:

—El Estado Cocotero sólo nos sacará el dinero por la fuerza. Pero cada euro que nos robe lo compensaremos con diez, cien, mil euros en perjuicios al sistema.

—Como no existe un trabajo honrado que incluya actuar como recaudador en la cadena del valor añadido, trabajaremos fuera del mismo siempre que podamos, aunque tengamos que irnos a vivir a Liechtenstein.

—No votaremos jamás en ninguna clase de elecciones ni referenda en este sistema político, porque es un repugnante circo para homúnculos castrados.

—Destruiremos en la medida de nuestras posibilidades todo orden impuesto por el Régimen Cocotero y haremos todo aquello que lo joda.

—No respetaremos más leyes que las avaladas por la moral natural y por el sentido común. El resto podrá sernos impuesta, pero, al ir contra nuestra voluntad, nunca será de manera permanente.

—Jamás nos consideraremos superiores en derechos a nadie, pero no admitiremos que nadie ostente más derechos que nosotros. Por lo tanto, arrojaremos siempre la primera piedra. Y decimos, y es sólo una piedra entre mil, que una SICAV es una estafa que permite que el gran capital tribute al 1%, y juzgamos que sus beneficiarios debieran pasar unos cuantos años en la cárcel, junto a los legisladores que inventaron las SICAV y las hicieron posibles. Pero mientras sigan existiendo, también tributaremos al 1%, sea como sea, porque estamos en nuestro derecho.

—Estaremos siempre a favor de la libertad política y de la jibarización del Estado, que ha de desaparecer tal y como lo conocemos: debe ser un sirviente, un lacayo de la ciudadanía, y no al contrario como ahora.

—Consideraremos que todo enemigo del Estado Cocotero es colaborador nuestro, aunque sea transitoria y circunstancialmente. Da igual si se trata del abertzalismo independentista vasco, el anarquismo radical, Hamas, la nación rusa, o las mismísimas Corea del Norte e Irán: en política, son nuestros aliados. Nos importa una polla que estén equivocados, porque si luchan contra el Estado de Partidos que nos oprime a nosotros, no lo están del todo. El Estado no nos va a engañar desde los medios haciéndonos creer, por ejemplo, que 260.000 vascos son terroristas y no tienen derechos políticos; o que unos cuantos afganos desgraciados, armados con espingardas en el Hindukush, son un peligro para la Humanidad.

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