Operación de bandera falsa: buscan a decenas de desaparecidos por el atentado contra un hotel en Pakistán

El Clarín
22/9/08

Desencajados, en una ciudad desierta y atemorizada, los paquistaníes de Islamabad sienten que los terroristas han derrumbado su "Torre Eiffel", el símbolo de identidad que el lujoso hotel Marriot representaba en la moderna capital. Son decenas los desaparecidos que los bomberos y socorristas siguen aún buscando entre las ruinas, cuando los muertos han ascendido oficialmente a 54 y los heridos a más de 250, algunos en gravísimo estado. El día del ataque ya se hablaba de 60 fallecidos.


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El camión de 1.000 kilos de explosivos, que primero se incendió y después detonó el sábado pasado en la barrera de seguridad del hotel Marriot, volatilizó literalmente a muchas de las víctimas, que jamás podrán ser encontradas. Hasta ahora, en su mayoría son paquistaníes. Pero han muerto al menos cuatro extranjeros, entre ellos el embajador checo, Ivo Zdarez, y su novia paquistaní, que estaban alojados en el hotel provisionalmente y habían pasado la tarde del sábado jugando al golf con el embajador argentino, Rodolfo Martín Saravia.

Entre los desaparecidos hay muchos estadounidenses, británicos, un diplomático danés, sauditas y libaneses que estaban en ese momento en el hotel y de los que no se tienen más noticias.

En la explosión se usó polvo de aluminio, morteros y granadas para generar todavía más daño, en lo que ha sido bautizado como "el 11 de septiembre" paquistaní, una alusión a los ataques terroristas contra Estados Unidos hace siete años.

Los servicios de seguridad y los mal pertrechados bomberos siguen buscando víctimas entre las ruinas, a medida que baja la temperatura del incendio, que se expandió cuando estalló una cañería de gas tras el atentado, que propagó las llamas en el hotel durante ocho horas en dantescas imágenes del horror.

El Marriot era un hotel cinco estrellas y los extranjeros y paquistaníes VIP usaban el lugar como un punto occidental de encuentro, donde las costumbres eran más relajadas que en la severa república islámica paquistaní. En la pileta de natación, las mujeres tomaban sol en bikini, los hombres hacían gimnasia en el club y los paquistaníes comían en la cafetería y fumaban sus enormes cigarros, en una capital que humorísticamente los extranjeros describen "como a 15 minutos de Pakistán". Un obvio objetivo para los talibanes y fundamentalistas, que ya lo habían intentado al menos dos veces antes pero sin conseguir destruirlo. Esta tercera vez, el camión no consiguió pasar la bien custodiada barrera de seguridad, pero la carga explosiva destrozó el hotel, hasta convertirlo en una bola de fuego junto a sus casi 300 habitaciones.

Imágenes de la paquistaní Dawn TV mostraron, en los momentos decisivos del atentado, una secuencia iniciada con un intercambio de disparos, seguida luego por el incendio del camión, la corrida de los guardias en busca de amparo y el posterior regreso de algunos para tratar de apagar el fuego. La transmisión se termina porque la cámara de seguridad que la registraba quedó destruida por los efectos devastadores de la explosión.

Hasta ahora, ningún grupo se atribuyó oficialmente el atentado, que las fuerzas de seguridad consideran que lleva el sello de Al Qaeda y sus aliados paquistaníes del Tehrik e Talibán Pakistán (TTP), una organización del área tribal dirigida por el mullah Baitullah Mahsud a la que el gobierno del ex general Pervez Musharraf acusó de asesinar a Benazir Bhutto, la esposa del actual presidente.

Baitullah Mahsud opera desde el sur de Waziristán, de donde la Policía sostiene que provenían el suicida y el camión utilizado en el atentado. Ésa es la región para la que el presidente George Bush autorizó la acción de las fuerzas especiales norteamericanas, en operaciones con severos daños colaterales de civiles que no cuentan con el permiso del gobierno o de los militares de Pakistán, y que ha puesto el vínculo bilateral en seria tensión.

El ministro del Interior declaró que los atacantes estaban ligados a los terroristas de la Northwest Province y que se sabía de la existencia de otros dos camiones cargados de explosivos, que amenazaban a Islamabad y Rawalpindi en estas horas, según la información que manejaban los servicios de inteligencia.

Otra fuente de seguridad confirmó que el ataque con el camión estaba proyectado para atacar el Parlamento, donde el presidente Zardari comía con senadores y diputados después de su primer discurso ante la Asamblea Legislativa. Pero los "check points" le impidieron el paso y el chofer suicida optó por el hotel Marriot, que pertenece a una cadena norteamericana.

"Esta es una epidemia, un cáncer en Pakistán que debemos extirpar" dijo el presidente Asif Ali Zardari.

El atentado ha sido condenado mundialmente. Las familias de los diplomáticos han comenzado a partir preventivamente y las embajadas analizan con sus cancillerías las medidas a adoptar ante la emergencia. British Airways, la línea aérea británica, canceló todos sus vuelos preventivamente y la sensación de aislamiento ha comenzado a sentirse en la capital paquistaní.

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