Crisis alimentaria: la ONU da la voz de alarma

Camille Bauer
L’Humanité/Rebelion.org
Traducido por Caty R.
28/04/08

«Si seguimos esperando a que lleguen las crisis para reaccionar, éstas no tendrán solución», avisó Jacques Diouf, director general de la Organización Mundial para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en una rueda de prensa que dio ayer en París. La subida de los precios de los productos alimentarios, que afecta desde hace algunos meses al mundo entero y que, combinada con un ambiente político propicio, ha provocado en algunos países arrebatos de cólera social, era previsible.

Desde el mes de octubre de 2007, la FAO alertó sobre las «existencias más bajas desde los años ochenta», el «aumento de la demanda debido al crecimiento de la población mundial», la mejora cualitativa de la alimentación en los países emergentes, el «desvío de la producción agrícola para satisfacer la demanda de biocombustibles», y todo esto «exacerbado por la especulación»: todas las señales de alerta ya estaban al rojo.

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Más allá de estos factores inmediatos, la situación actual «es el resultado de décadas de elecciones políticas», recordó el director de la agencia de la ONU. El sector agrícola se ha descuidado durante años. «Entre 1980 y 2000, la ayuda a la agricultura se redujo a la mitad». Resultados: no hay inversiones en los factores de producción, ni control del agua, ni infraestructuras de transportes que reducirían la dependencia de los campesinos, ni medios de almacenamiento, cuya ausencia ha conducido, en algunos países, a unas pérdidas de entre el 40 y el 60% de la producción».

Jacques Diouf señaló también una «liberalización desigual» que puso a los países pobres en competencia con «los poderosos que ayudan a sus agriculturas a golpes de miles de millones». Criticó «las políticas que llevaron a desmontar las instituciones reguladoras» que garantizaban a los campesinos el suministro de los productos necesarios para la explotación y aseguraban un precio mínimo para la comercialización de sus producciones. Diouf tampoco se olvidó de los gobiernos: «Las políticas agrícolas afectan a la soberanía de las naciones. Hay un problema de elección de las inversiones de los presupuestos nacionales», subrayó.

La renovación del interés por la agricultura es real. Simbólicamente, por primera vez desde 1982, el Banco Mundial consagró su informe de 2007 al desarrollo de las cuestiones agrícolas. Pero, más allá de los discursos de buenas intenciones y la ayuda de urgencia, las aplicaciones tardan en llegar. El director de la FAO constata que, hasta ahora, no se ha hecho nada para ayudar a los campesinos a hacer frente a la duplicación del precio de los abonos y semillas. Ya en el otoño advirtió de que, para garantizar una buena cosecha el año que viene, era imprescindible actuar sobre este punto antes de marzo.

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