La credibilidad de Obama está en juego - Entre la retórica y la acción

Khalid Amayred
Islamonline
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
17/07/09

En su muy celebrado discurso al mundo musulmán pronunciado en El Cairo el 4 de junio el presidente Obama prometió solucionar las relaciones con el mundo musulmán.

Entre otras cosas, declaró lo siguiente: “Estados Unidos no acepta la legitimidad de los continuos asentamientos israelíes. Esta construcción viola los acuerdos previos y mina los esfuerzos para lograr la paz. Es el momento de que se detengan esos asentamientos”.

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También señaló que “Israel también debe estar a la altura de sus obligaciones para asegurar que los palestinos pueden vivir, trabajar y desarrollar su sociedad. Y del mismo modo que devasta a las familias palestinas, la crisis humanitaria en Gaza no debe servir a la seguridad de Israel, ni tampoco la falta de oportunidades en Cisjordania”.

Hoy, más de cinco semanas después del discurso de Obama en El Cairo, parece que no ha habido cambios sustanciales o muy pocos en la forma que tiene Estados Unidos de relacionarse con el mundo musulmán y sus principales agravios.

Animar a Israel desobedecer

En Palestina, principal punto de discusión entre el mundo musulmán y Estados Unidos, Israel continúa con su manifiestamente criminal bloqueo del millón y medio de habitantes de Gaza. Esto ocurre a pesar de que del lado palestino han cesado casi por completo los actos beligerantes contra Israel.

Además, Hamás, a quien a Israel le encanta demonizar y deshumanizar con fines de relaciones públicas, ha estado haciendo unos esfuerzos formidables para impedir que algunos grupos escindidos de resistencia disparen proyectiles contra los asentamientos israelíes desde las fronteras.

A pesar de todo, el régimen israelí sigue prohibiendo la entrada de gran variedad de productos en Gaza sin razones legítimas, excepto, quizá, satisfacer los instintos sádicos y caníbales de Israel.

Más concretamente, Israel está impidiendo de forma contundente que llegue a Gaza la ayuda humanitaria internacional y además está capturando barcos en ruta a Gaza. Israel maltrata, detiene y encarcela a los activistas pacifistas cuyo único crimen es su valentía moral de ofrecer a los niños de Gaza muertos de hambre algo de leche en polvo y medicinas que necesitan desesperadamente.

En un desafío total de los llamamientos de la administración Obama a congelar la expansión de los asentamientos judíos el gobierno israelí continúa construyendo miles de viviendas en Cisjordania. Y ello para los supremacistas judíos a los que se les ha inculcado la creencia de que los no judíos en la ocupada Palestina son menos que seres humanos completos cuyos derechos humanos no se pueden comparar con los de la raza superior, el “Pueblo Elegido”.

En realidad Israel no estaría matando de hambre a los gazatíes ni mutilando Cisjordania si pensara por lo más mínimo que Obama iba en serio cuando habló de actuar en su discurso al mundo musulmán.

De hecho, Israel puede estar muy justificado por no tomar en serio a Obama y su administración. Estados Unidos ha estado diciendo ad nauseam que Israel es un Estado soberano y que Washington no está en posición de dictar a Israel lo que tiene que hacer.

Además, se ha informado de que Estados Unidos tienen planes de vender a Israel varios escuadrones de super-avanzados aviones sigilosos F-35, que permitirán al Estado sionista consolidar aún más su ventaja militar en toda la región.

De ahí que uno esté inducido a preguntar si la ilimitada, sin restricciones e incondicional ayuda militar estadounidense a Israel servirá alguna vez al objetivo declarado del presidente Obama en Oriente Medio, a saber, hacer que Israel acabe con su ocupación de 42 años de Cisjordania, Gaza y Jerusalén este para preparar el camino para la creación de un Estado palestino viable.

De hecho, no hace falta ser un gran experto en las relaciones entre Estados Unidos e Israel para darse cuanta de que al suministrar a Israel la más puntera tecnología estadounidense de muerte Estados Unidos en realidad está autorizando y envalentonando a Israel para decir un gran “No” a cualquier propuesta de paz estadounidense.

Esto es tan cierto ahora como hace 37 años cuando Estados Unidos suministró a Israel cientos de modernos aviones Skyhawk y Phantom que animaron a Israel a rechazar de plano la iniciativa estadounidense de paz conocida como el plan Rogers (del nombre del secretario de Estado estadounidense William Rogers) en 1969. Hay otras muchas contradicciones flagrantes entre lo que Obama y lo que hace Estados Unidos.

Bombardear sistemáticamente a musulmanes

En Afganistán las fuerzas dirigidas por Estados Unidos masacran rutinariamente a civiles bajo el pretexto de luchar contra las guerrillas talibán que están combatiendo para liberar su país de la ocupación occidental de facto.

No se dispone de cifras exactas de las víctimas, pero se cree que miles de hombres, mujeres y niños inocentes, incluyendo muchas familias enteras, han muerto a causa de los bombardeos aéreos indiscriminados de las frágiles casas en las aldeas de estas personas inocentes.

No hay ni que decirlo, los bombardeos se efectúan deliberadamente y siempre que alguna voz solitaria critica los prolongados ataques oímos las mismas desvergonzadas excusas de los altos cargos estadounidenses y europeos.

Siguen afirmando que no hay guerras sin víctimas civiles y que las guerrillas talibán (y no los verdaderos asesinos) tienen la culpa ya que operan en medio de zonas civiles.

Es como si estos altos cargos y portavoces carentes de ética estuvieran leyendo el manual hasbara (relaciones públicas en hebreo) de un portavoz israelí.

Es verdad que rutinariamente oímos a los altos cargos occidentales expresar su “pesar” y “lamentar” estas atrocidades.

Sin embargo, en cuanto oímos estas declaraciones mojigatas nos encontramos con nuevos informes de otras atrocidades contra cientos de afganos inocentes, lo que verdaderamente pone de relieve la hipocresía, falsedad y criminalidad estadounidense.

Normalmente Estados Unidos y sus principales aliados occidentales tratan de mitigar estos crímenes señalando que con frecuencia los horribles crímenes se cometen en completa coordinación con el gobierno afgano.

Pues bien, resulta que el gobierno afgano es un Judenrat (“Consejo judío” en alemán) que trabaja en coordinación con las fuerzas de la OTAN para ocupar este mísero país musulmán.

¿Qué se puede decir de un gobierno que conspira con ocupantes extranjeros en contra de sus propios ciudadanos, un gobierno que coordina con invasores extranjeros los asesinatos de su pueblo?

Otra excusa que a menudo presentan las fuerzas de la OTAN para atenuar la brutalidad de estos crímenes casi diarios es que los asesinatos son “errores”.

Los errores ocurren unas pocas veces y no se suelen repetir, pero cuando los “errores” ocurren cientos de veces y se repiten regular y constantemente eso significa que constituyen una política.

El mismo modelo se está repitiendo en el vecino Pakistán donde los depredadores estadounidenses UAV atacan y asesinan rutinariamente a civiles pakistaníes inocentes.

Y como en Afganistán, se repiten las mismas excusas, las mismas justificaciones y las mismas mentiras como si el derramamiento de sangre musulmana fuera una condición sine qua non para alcanzar los objetivos políticos estadounidenses en esta parte del mundo.

Larga vida a las dictaduras

Otro punto más: está muy claro que una de las principales razones de la animadversión musulmana por Estados Unidos es el hecho de que éste apoye abiertamente regímenes tiránicos en Oriente Medio y el norte de África.

Hablamos de gobiernos virulentamente autoritarios que niegan a sus pueblos los derechos humanos y las libertades civiles más básicas, incluyendo el derecho a elegir libremente a sus gobernantes, así como el derecho a la libertad de expresión.

Huelga decir que estos feudos de tiranía y opresión no habrían sobrevivido tanto tiempo de no ser por el respaldo, el apoyo y el aliento efectivos de Estados Unidos.

En efecto, Estados Unidos emite con frecuencia comunicados insinceros reprendiendo a estos países por “ir demasiado lejos”. Sin embargo, estos comunicados no generan cambio alguno.

Es verdad que no se puede esperar que Washington actúe como el reformista político del mundo.

Con todo, cientos de millones de musulmanes, especialmente en Oriente Medio, tiene derecho a esperar que Estados Unidos reconsidere su apoyo crónico a regímenes indudablemente criminales que no sólo atormentan a sus ciudadanos, sino también ayudan a generar hostilidad hacia Estados Unidos por todo el mundo musulmán.

Cuando el presidente Obama habló en El Cairo el mes pasado muchos musulmanes le otorgaron el beneficio de la duda pensado que sus palabras podrían marcar el comienzo de una nueva era en las relaciones estadounidense-musulmanas.

Pensaron que la nueva administración era sincera respecto a acabar con décadas de hostilidad estadounidense hacia las causas musulmanas, como en Palestina.

Sin embargo, ahora parece que se confirma la visión pesimista.

Con seguridad todavía hay musulmanes que piensan que Obama es sincero y que actuará por las promesas que hizo en El Cairo.

No obstante, mientras Israel siga adelante con su campaña de limpieza étnica de Palestina, con el consentimiento estadounidense aunque sólo sea adoptando la política de no acción, no existe la posibilidad real de un verdadero acercamiento entre Estados Unidos y los 1.500 millones de musulmanes del mundo.

Lo mismo se puede decir respecto a la beligerante implicación estadounidense en otras partes del mundo, como Afganistán y Pakistán.

En pocas palabras, Estados Unidos simplemente no puede continuar derramando sangre musulmana inocente y animando a srael a liquidar la causa palestina por medio de la construcción de colonias sólo para judíos sobre tierra palestina robada mientras afirma ser sincero acerca de buscar unas buenas relaciones con los musulmanes.

Khalid Amayred es un periodista que vive en Palestina. En 1993 obtuvo su doctorado en periodismo en la Universidad de Illinois del sur. Desde los años noventa ha estado trabajando y escribiendo para varios medios como Aljazeera.net, Al-Ahram Weekly, Islamic Republic News Agency (IRNA), y Middle East International. Se le puede contactar en politics.indepth@iolteam.com

REFERENCIAS

(1) Le Monde, París, 4-2-09.

(2) A título de ejemplo: “Los extranjeros como chivos expiatorios”, anuncia La Repubblica (Roma), retomado en Courrier international, nº 953, París, 5-2-09; “Huelga contra el empleo de trabajadores extranjeros: los líderes sindicales desvían el descontento”, titula Lutte ouvrière (nº 2.114, París, 4-2-09), que denuncia “el hecho de que (…) los líderes de los sindicatos Unite y GMB han optado por colocarlo (al movimiento) en el terreno del chovinismo”. Según Marianne2.fr, “La preferencia nacional se invita a la crisis” (3-2-09) y “corren rumores según los cuales algunos extremistas irían a la caza de italianos en los bares de la ciudad”.

(3) Directiva 96/71/CE del Parlamento y del Consejo del 16-12-1996, Journal officiel de l’Union européenne, serie L, Luxemburgo, 21-1-1997.

(4) Anne-Cécile Robert, “Et la crise sociale a rattrapé le Parlement européen”, Le Monde diplomatique, París, marzo de 2009.
Seumas Milne es periodista de The Guardian, Londres.

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