Un holandés mata a cinco personas al lanzar presuntamente su coche contra la familia real

Isabel Ferrer
El País
30/04/09

El Día de la Reina, la fiesta nacional por antonomasia de Holanda, acabó convertida este jueves en una jornada de duelo nacional. Un hombre de 38 años causó la muerte a cinco personas, al embestirlas a toda velocidad con su automóvil al paso de la soberana, Beatriz, y del resto de la familia real. El conductor es un holandés autóctono, sin antecedentes penales ni enfermedades psíquicas, según la policía, que admitió haber actuado de forma deliberada. La fiscalía ha anunciado que lo acusará formalmente de intentar atentar contra el jefe del Estado.

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En su embestida, el atacante sufrió varios golpes y acabó estrellándose contra un monumento. Ahora se encuentra en coma. En su trayecto, además de los cinco muertos, dejó cuatro heridos graves y otros ocho leves, entre ellos una niña y dos policías.

Los hechos ocurrieron en la ciudad de Apeldoorn, a unos 80 kilómetros al este de Ámsterdam, elegida este año por la Casa de Orange para conmemorar el cumpleaños de la antigua reina Juliana, madre de Beatriz. Mientras los agentes buscaban pistas para aclarar lo ocurrido, el país entero se preguntó si podría volver a celebrar como hasta ahora, en la calle y en familia, el evento más lúdico del calendario nacional.

"Parece obra de un loco", dijo muy serio Fred de Graaf, alcalde de Apeldoorn. "El propio conductor ha dicho que lo hizo a propósito", añadió Ludo Goossens, fiscal adscrito al caso. Lo que ninguno aclaró al principio es si el sujeto pretendía lanzarse contra la familia real, que viajaba en un autobús descubierto en el momento del choque. Varios testigos apuntaron que se dirigía "claramente en dirección al bus real, pero debía de estar ya muy mal y perdió el control del volante".

Alc Roelofs, jefa de policía de la provincia de Gelderland, a la que pertenece Apeldoorn, tampoco explicó cómo pudo sortear los controles y a todos los agentes (hasta 700 han colaborado en la celebración), para ganar la calzada. Sin embargo, otros testigos explicaron que el coche, un Suzuki Swift, había sido interceptado ya por la policía a primera hora de la mañana en el centro de la ciudad. "Le cerraron el paso en uno de los cruces. Luego tomó una calle lateral y desapareció como una flecha. Algo más tarde, oí que había habido un accidente, y pensé que sólo podía tratarse del tipo ese", dijo un transeúnte.

Aunque el autobús donde viajaba la familia de Orange, entre ellos los príncipes herederos, Willem Alexander y Máxima, no resultó dañado, todos sus pasajeros vieron el accidente. Algunos se llevaron las manos a la boca ahogando un grito. A otros les paralizó la sorpresa. La propia reina, y su hermana, la princesa Margarita, tuvieron que sentarse al ver el choque y los cuerpos de los heridos esparcidos por la calzada.

Transmitido en directo por la televisión nacional, el desfile del Día de la Reina lleva a los Orange por las principales avenidas de las distintas ciudades escogidas cada año. El jueves, lo que apareció en la pantalla fue el último tramo de la frenética carrera del vehículo en cuestión, con la capota muy dañada por los choques previos contra el público. Fue todo tan rápido, que algunos policías que cubrían el trayecto, vestidos de gala, apenas lo percibieron.

Todavía sobrecogida, Beatriz de Holanda se dirigió al país para dar el pésame a los familiares de los muertos. Después de haber cambiado el vestido de color fresa que llevaba a primera hora por otro azul oscuro, lamentó "que un día tan bonito haya terminado en una tragedia". Con el rostro demudado añadió: "La gente que contemple lo ocurrido hoy no podrá creerlo. Estoy sin habla y sólo pienso en las víctimas y sus allegados". Los ayuntamientos han recortado o suspendido las festividades.

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