Ni’lin: la historia de un pueblo que lucha por sobrevivir

Mireia Gallardo Avellan
Revista Pueblos/Palestina Libre
06/08/08

La historia de Ni’lin es una historia de desposesión in crescendo. Los residentes de este pequeño pueblo agrícola perdieron gran parte de sus tierras en la guerra del 1948. Después de la Guerra de los Seis Días del 1967, Israel aprovechó la ubicación del pueblo, ya que se encuentra cerca de la Línea Verde, y empezó a confiscar las tierras a los palestinos para establecer colonias judías. Primero fueron setenta y cuatro dunums los que fueron expropiados con el objetivo de establecer la colonia judía de Shilat. Más tarde se confiscaron otros 661 dunums, estableciendo el asentamiento judío de Mattityahu. En el año 1985, 934 dunums fueron confiscados para construir la colonia de Hashmona’im y, seis años más tarde 274 dunums fueron confiscados para construir el asentamiento de Mod’in Illit. Finalmente, en el año 1998, más de 20 dunums fueron ocupados por parte de los colonos judíos, estableciendo la colonia de Menorah. Sumando la superficie de todas estas colonías judías juntas, vemos que más del 13 por ciento de la tierra de Ni’lin ha sido expropiada por parte del Estado de Israel para la expansión de sus asentamientos, ilegales, en Cisjordania.

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En el año 2002 Israel empezó a construir el Muro de Anexión o del Apartheid, declarado ilegal por parte del Tribunal Internacional de Justicia de la Haya. Recientemente, han empezado las obras de construcción del Muro cerca del pueblo de Ni’lin; si se llega a completar su construcción, 2.500 dunums, aproximadamente el 20 por ciento de la tierra que poseen los palestinos de Ni’lin, será confiscada.

Esta vez, sin embargo, los residentes de Ni’lin han dicho basta a las agresiones que sufren constantemente por parte del Estado de Israel, los colonos ilegales judíos y las Fuerzas de Ocupación. A principios del mes de mayo, los propios residentes del pueblo lanzaron una campaña popular para frenar la confiscación de sus tierras y, a pesar de las amenazas brutales por parte de las Fuerzas de Ocupación israelíes de parar la revuelta popular (que han incluido varios toques de queda, tiroteos que han dejado más de 200 heridos y hasta un menor de Ni’lin muerto) los palestinos no están dispuestos a rendirse y dejar la lucha por sus tierras. Este no es un hecho para nada insignificante ya que pocas veces se ha dado el caso de que un pueblo entero se haya unido para luchar, diariamente, por sus derechos con actos de desobediencia civil, particularmente cuando hay que enfrentarse a respuestas y agresiones violentas por parte de Israel.

Los acontecimientos que se suceden en Ni’lin también nos proporcionan los ingredientes perfectos para una buena historia. Durante los tres primeros días de toque de queda, no se permitió que las ambulancias entraran en el pueblo; el cuerpo de un residente fallecido fue guardado 4 horas en la entrada del pueblo, hasta que las Fuerzas de Ocupación permitieron que los familiares pudieran recogerlo y llevárselo para el entierro. Una mujer embarazada no pudo salir de Ni’lin y llegar al hospital para dar a luz, de manera que se vio forzada a tener el bebé en su propia casa. Un menor de tan sólo 12 años de edad fue secuestrado durante dos días por parte de los soldados israelíes. Los ancianos del pueblo han recibido golpes por parte de las Fuerzas de Ocupación y muchos residentes sufren heridas de gravedad debido a los continuos tiroteos.

Deberíamos preguntarnos por qué la mayoría de los medios de comunicación no están cubriendo debidamente la campaña de revuelta popular en Ni’lin. La razón es bien simple: si los medios de comunicación cubriesen la lucha popular de Ni’lin por parte de sus residentes, se rompería la percepción estereotipada del conflicto entre israelíes y palestinos, que tanto interesa mantener a las principales fuentes de información y a gran parte de la comunidad internacional. A diferencia de los ataques con excavadoras que se han vivido en Jerusalén, que refuerzan el entendimiento penetrante del conflicto, los acontecimientos en Ni’lin destapan una realidad mucho más compleja. La historia de Ni’lin no implica a palestinos que cometen “actos terroristas” contra la sociedad israelí, sino que implica actos populares y de resistencia civil pasiva contra la represión despiadada y agresiva por parte de Israel y sus Fuerzas de Ocupación.

Otro aspecto de Ni’lin que va en contra de los estereotipos existentes sobre el conflicto, es que no hay un confrontamiento directo entre israelíes y palestinos, más bien hay un número considerable de activistas israelíes e internacionales que apoyan los actos de resistencia de la población palestina para frenar las excavadoras militares que amenazan en destruir sus tierras. Parte de los heridos a lo largo de la campaña popular son activistas israelíes.

La historia de Ni’lin es, en otras palabras, la historia de una gente colonizada que se resiste a la colonización. Esta no es justamente la manera más frecuente de retratar, por parte de los medios de comunicación, el conflicto entre israelíes y palestinos y no parece ser que estén interesados en cambiar su punto de vista y la imagen que se quiere dar del conflicto. La campaña histórica en Ni’lin (así como muchas otras campañas de resistencia pasiva no violentas contra la ocupación, en lugares como Bi’lin o Al Ram) todavía necesitan un tiempo para que dejen huella.

Mireia Gallardo Avellan es delegada de Paz con Dignidad en Palestina

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