Gaza bajo asedio
Stephen Lendman El 14 de junio de 2007, en colaboración con Israel y Estados Unidos, el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas, declaró un “estado de emergencia”, destituyó al primer ministro de Hamas Ismail Haniyeh y a su gobierno de unidad nacional, nombrando su propio primer ministro y un nuevo gabinete de “emergencia”. La Autoridad está ahora dividida. Abbas gobierno en Cisjordania. Hamas gobierna Gaza aunque Israel lo controla todo: la tierra, el mar, el aire, el movimiento en el interior y entre los Territorios, el registro de población, la unificación familiar y todos los bienes y servicios que entran y salen de la Palestina Ocupada. Especialmente Gaza, bajo asedio durante casi catorce meses, que depende únicamente de Israel para su fuel, electricidad y gas. Así como para otros productos esenciales. Hamas permanece aislada. Se le impone la denominación de “entidad hostil” y, después del pasado 19 de septiembre, se vio exprimida por sanciones más estrictas aún. Se redujeron y se cortaron intermitentemente la electricidad, el fuel y el gas. Igual ocurrió con los suministros de alimentos, medicinas, agua y otros artículos fundamentales. Su producción industrial descendió un 95%, y su producción agrícola representa ahora la mitad del nivel anterior a 2007. Se detuvieron casi todas las construcciones y, según un nuevo informe de la Agencia de Ayuda a los Palestinos Refugiados en Oriente Próximo de las Naciones Unidas (UNRWA), la pobreza supera el 50% y el desempleo alcanza casi la misma cifra. Otras estimaciones no oficiales dicen que en ambas cuestiones es mucho más exacta la cifra del 80%. Las cosas están mal y siguen empeorando. Las tiendas no tienen casi de nada porque Israel permite tan sólo la entrada de nueve productos básicos. Su disponibilidad es escasa y algunas cosas imprescindibles están prohibidas, como: Comparando con los 9.000 productos que se importaban antes de 2007, ahora sólo se cuenta con 20. La gente no tiene lo suficiente para comer y las condiciones siguen empeorando. Incluso se ha prohibido pescar, obligando a parar a miles de pescadores locales porque todos se arriesgan a ser acosados y detenidos en mar abierto. Apenas llega energía, afectando a hospitales, a la disponibilidad de agua potable, al saneamiento y al funcionamiento de la vida diaria, que discurre en condiciones de extrema dureza. Las familias (incluyendo las esposas) también están incomunicadas. Algunas viven en Gaza, otras en Cisjordania e Israel y todos soportan prolongadas separaciones después de que las autoridades israelíes prohibieran viajar de una zona a otra e impusieron dramáticas restricciones en los cruces egipcios y jordanos. Anteriormente se había denegado la reunificación familiar dede el momento en que la Knesset aprobó la Legislación sobre la Nacionalidad y Entrada en Israel (julio de 2003). Prohíbe que los palestinos de los Territorios que tengan una esposa israelí consigan la ciudadanía o el estatuto de residencia en Israel para que puedan vivir las familias unidas. Miles de parejas casadas y sus niños se han visto afectados, obligados a permanecer separados o a dejar Israel. La nueva ley solamente se dirige a los palestinos. Es discriminatoria, ilegal, racista, no tiene nada que ver con la seguridad y es uno de los muchos actos colectivos de castigo. Además de lo que señala la ley, los árabes israelíes casados con gazatíes tienen prohibido entrar en el Territorio para visitar a sus familias. Breve instantánea de Gaza: Mide 360 kilómetros cuadrados; en una zona que es equivalente a la mitad del tamaño de Chicago viven 1,5 millones de habitantes: la mayor y más congestionada prisión al aire libre en el mundo. Alrededor del 40% viven en ocho campos de refugiados densamente superpoblados y sus condiciones de vida eran inadecuadas, adversas y en ocasiones sombrías incluso en tiempos mejores. Bajo el asedio, son intolerables. El derecho internacional (incluida la IV Convención de Ginebra de 1949) obliga a las potencias ocupantes a proteger a las poblaciones civiles. Su Artículo 3 (1) afirma concretamente: “Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las personas puestas fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra causa, serán, en todas las circunstancias, tratadas con humanidad, sin distinción alguna de índole desfavorable, basada en la raza, el color, la religión o la creencia, el sexo, el nacimiento o la fortuna, o cualquier otro criterio análogo”. Israel desprecia el derecho y no está de acuerdo con sus normas. Después de su “desenganche” de 2005, se negó a reconocer cualquier “responsabilidad hacia los palestinos de la Franja de Gaza”, incluso aunque el argumento carece de base bajo las leyes humanitarias internacionales y de los derechos humanos. Su lenguaje e interpretación están claros y requieren de los ocupantes que garanticen la seguridad y bienestar del pueblo que ellos “controlan efectivamente”, incluso aunque sus fuerzas no tengan una presencia fija en su territorio. Las fuerzas de seguridad israelíes tienen el control total de Gaza y Cisjordania y actúan libremente en ambos Territorios. Los invaden y merodean por ellos a su antojo y controlan sus fronteras, pasos de entrada, espacio aéreo, y en el caso de Gaza, también la franja costera y el mar abierto. Bajo el derecho de la IV Convención de Ginebra, Israel está obligado a proteger a todos los palestinos, especialmente a los enfermos, heridos, niños menores de 15 años, mujeres embarazadas, ancianos y minusválidos. Debe también permitir el paso libre de alimentos, medicinas y otros artículos imprescindibles, permitir que los equipos médicos proporcionen asistencia, y abstenerse de imponer castigos colectivos y, de facto, la ley marcial. La Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) va más allá e Israel es uno de los signatarios. Reconoce el derecho de toda persona a la libertad de movimiento, a trabajar, a un nivel adecuado de vida, a la educación, a la adecuada atención sanitaria y a una vida familiar normal. Su artículo 1 afirma que: “Todos los seres humanos han nacido libres e iguales en dignidad y derechos”, incluidos los que se encuentran bajo ocupación o “controlados efectivamente” por otro estado. Violaciones israelíes de los Derechos Humanos En enero de 2008, John Dugard, el Relator Especial para Palestina del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, preparó un duro informe de las violaciones israelíes de los derechos humanos. Importantes organizaciones de derechos humanos y civiles han hecho lo propio, como la Asociación para los Derechos Civiles en Israel (ACRI, siglas en inglés), B’Tselem, el Centro Palestino para los Derechos Humanos (PCHR, siglas en inglés), y el Centro de Información Alternativa (AIC, siglas en inglés). Es una “organización activista conjunta palestino-israelí, progresista e internacionalmente orientada” que se encarga de difundir información, defensa política, activismo de base y análisis crítico de las sociedades israelí y palestina y del conflicto”. Su informe del 9 de marzo de 2008 se titulaba: “La Franja de Gaza: Una implosión humanitaria”. Se ofrece aquí lo más destacado: El Centro Al Mezan por los Derechos Humanos está también controlando el asedio a Gaza. Se define a sí mismo como “una ONG palestina independiente que tiene su sede en el campo de refugiados de Yabalia en Gaza y dispone de un mandato para promover, proteger e impedir las violaciones de los derechos humanos en general y de los derechos económicos, sociales y culturales en particular; proporcionar ayuda eficaz a las víctimas de tales violaciones; y mejorar la calidad de la vida comunitaria en los sectores más marginados de Gaza”. También proporciona ayuda legal y defensa y aumenta el nivel de conciencia sobre el continuado estado de violencia, represión y desesperadas condiciones en la Palestina Ocupada, especialmente en la asediada Gaza. El 8 de abril publicó un duro informe titulado “El peor año bajo la ocupación: Informe del primer trimestre de 2008 sobre las violaciones israelíes de los derechos humanos en la Franja de Gaza”. Aquí están algunos de sus datos más destacados: El Enviado Especial de EEUU para Oriente Medio critica la política de la administración El pasado noviembre, el anterior comandante de la OTAN, el General retirado James Jones, fue nombrado Enviado Especial para Oriente Medio de la administración estadounidense con este refrendo: Es la “persona que necesitamos para asumir esta misión vital… un dirigente experimentado que puede dedicarse globalmente y al más alto nivel a los desafíos de seguridad regionales…” Su tarea: trazar una plan estratégico de estabilización de la seguridad para complementar las negociaciones de paz israelo-palestinas. No se dice ni una sola palabra sobre un informe que Jones está preparando y que parece que a sus superiores no va a gustarles nada. Tampoco a los israelíes. Según Haaretz (22 de julio), es “extremadamente crítico… con las políticas de Israel en los territorios y su actitud hacia los servicios de seguridad de la Autoridad Palestina (AP) del Presidente Mahmoud Abbas, de los que dice que no son más que tropas represivas de choque haciendo el trabajo sucio de Israel y que están dedicados a perseguir a los seguidores de Hamas en Cisjordania. Los oficiales de la administración tienen ya un resumen del borrador y está “levantando roncha ya. Sus conclusiones sobre Israel son muy duras y los que lo han visto dicen que deja muy mal a Israel” en dos aspectos al menos: Eso no es todo. Jones critica también a Washington. Culpa a los responsables de la administración por su fracaso “a la hora de reformar los servicios de seguridad de la AP”, por no coordinarlos y por no prepararles para “reforzar la ley en Cisjordania”. Hamas controla Gaza. Los funcionarios de la Administración estadounidense y los israelíes quieren quemar el informe, pero Jones se dispone, al parecer, a publicarlo completo. Hasta ahora, su contenido no es público y sólo se insinúan algunos de los aspectos que se están discutiendo. Gaza bajo asedio: “Una atrocidad, un crimen, una abominación” (Jimmy Carter) Esas fueron las declaraciones de Carter en un discurso pronunciado el 17 de abril en la Universidad Americana de El Cairo. Se está “matando de hambre a los palestinos y los esfuerzos estadounidenses por socavar a Hamas son contraproducentes”. A finales de mayo realizó una visita a Gales, a la ciudad de Hay, donde hizo un llamamiento a las naciones de la UE para que se desligaran del asedio de Washington, “uno de los crímenes más grandes contra los derechos humanos sobre la tierra y ver a los europeos marchando unidos a esa acción es vergonzoso”. Pidió a los dirigentes de la UE que volvieran a considerar su postura si Hamas acuerda un alto el fuego, y eso es lo que probablemente estaba detrás de su viaje y comentarios, aunque Carter sabe que Hamas, unilateralmente, observó en el pasado durante meses un alto el fuego y que de nuevo declaró otro el 19 de julio. ¿Adónde quiere entonces llegar Carter? El pasado abril, se reunió con Jaled Meshaal (el dirigente exiliado de Hamas) en Damasco a instancias de Israel y de la administración Bush, no por iniciativa propia o como los medios dijeron que lo hizo a pesar de la feroz oposición a su viaje. Enviados de alto nivel jamás se distancian de la política estatal o actúan independientemente. Dónde van, a quién ven, y lo que dicen tiene un objetivo, que no siempre es transparente. Carter lo explicó en parte en un comentario al Guardian de Londres: “La encuesta más importante realizada en Ramallah decía que la opinión en Cisjordania está cambiando respecto a Hamas, porque la gente cree que Fatah se ha vendido a Israel y a Estados Unidos”. Para Washington e Israel, evitar esa posibilidad es fundamental, y lo que es más importante, evitar el escenario de pesadilla de un frente árabe unido (o uno musulmán unificado) contra Occidente harían que la administración Bush y/o Israel atacaran Irán, Siria y/o Hizbollah en el Líbano. Es muy posible una guerra más amplia, pero los planificadores conocen el riesgo: incendiar toda la región o lo que es peor, incitar la III Guerra Mundial. La estrategia de Washington e Israel puede estar cambiando, pero no por preocupaciones humanitarias. Mantener a Gaza bajo asedio y permitir que crezca el apoyo hacia Hamas no beneficia al proyecto imperial. Pero tampoco ayuda a los gazatíes, y nada da a entender que el cambio vaya a ser inmediato. Relato del asedio de un Centro Palestino por los Derechos Humanos (PCHR, siglas en inglés): “Nadando entre las aguas residuales” Es uno de los muchos relatos del PCHR que muestra cómo las vidas de los gazatíes se han deteriorado bajo el asedio. Empieza de la siguiente forma: “Pienso que el mar está probablemente contaminado. Algunas veces me extraño de ver manchas blancas en mi piel; pero seguimos yendo a la playa cada día porque no tenemos ningún otro sitio donde ir”. Esa es la voz de Salim, hablando en su nombre y en el de sus amigos. Van a la plaza de la Ciudad de Gaza, y uno de los muchachos tenía hoy una pequeña botella con pececillos y un cangrejo en su interior. Los peces están muertos, y sabemos por qué. Cerca hay una “alcantarilla vertiendo agua sucia en la corriente de oscuros residuos que fluyen hacia el mar” donde los chicos nadan. La gente acude en masa a las playas en verano porque hace mucho calor, pero algunos de ellos están “nadando entre la mierda”. Según la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, siglas en inglés), alrededor de 60 millones de litros al día de aguas residuales sin tratar o parcialmente tratadas van a para al mar alrededor de la Ciudad de Gaza, porque el fuel y los suministros eléctricos son escasos y ya hace meses que las condiciones eran desesperadas. Según un trabajador de la OCHA, “el mar está cada vez más sucio y más contaminado debido a la carencia crónica de fuel y repuestos. Necesitamos catorce días de suministros ininterrumpidos para poner en marcha un ciclo adecuado de tratamiento de aguas residuales en bien de la salud pública de Gaza”. La Empresa Pública de Aguas para los Municipios Costeros de Gaza (CMWU, siglas en inglés) suministra el agua al Territorio y administra sus tres plantas de tratamiento de aguas residuales. Debido a la escasez de energía y de repuestos, el agua del grifo sin filtrar es salina e imbebible, y las plantas de tratamiento de residuos no pueden funcionar con normalidad. Eso fuerza al CMWU a verter las aguas fecales en el mar para no inundar las zonas residenciales. La preocupación es grande y va en aumento. La Organización Mundial de la Salud tomó muestras en 30 lugares de la costa de Gaza para analizar si contenían contaminantes fecales animales y humanos. Encontró trece zonas contaminadas a lo largo de siete playas donde no se podía nadar, incluidas tres playas en el centro y sur de Gaza y otras cuatro alrededor de la Ciudad de Gaza. La playa donde Samer y sus amigos nadan es una de ellas. La OMS advirtió que “Hay que evitar el estallido de enfermedades de transmisión por el agua debido a su capacidad para provocar la infección simultánea de gran parte de la comunidad”, sobre todo de gastroenteritis, infecciones oculares y auditivas, dermatitis, disentería, infecciones del tracto urinario y respiratorio y cepas de e-coli. Estos patógenos causan esas enfermedades y la muerte, por eso es vital evitarlos. Gaza no puede hacerlo sin suficiente fuel y electricidad y sin que se mejore la situación de sus plantas y equipamiento. El director de la Unidad de Derechos Sociales y Económicos del PCHR, Jalil Shaheen, dice: “Las restricciones israelíes son una clara violación del derecho universal a la salud y a un medioambiente limpio. Bajo el derecho humanitario internacional, Israel, como potencia ocupante, está obligado a facilitar el acceso a todos los servicios esenciales para la vida. El acceso al agua potable y a un mar de aguas limpias son derechos humanos básicos”. Israel sigue indiferente a todo. El asedio continúa. Las necesidades esenciales para la vida siguen sin cubrirse. Las condiciones sanitarias prosiguen su deterioro, y el agua de grifo imbebible de Gaza y el mar contaminado son dos de las razones de tal situación. Nada se hace para remediarlo y los habitantes de Gaza siguen viéndose obligados a aguantarlo todo. Plan de Activistas para “romper el asedio de Gaza” El 6 o 7 de agosto, alrededor de 40 activistas desarmados miembros del Movimiento de Solidaridad Internacional, la Comisión Israelí contra la Demolición de Casas y otros grupos saldrán de Chipre en dos barcos de madera para “llegar hasta el puerto de Gaza y romper el asedio”. A bordo irá una monja católica de 81 años, un superviviente del Holocausto de 83 años, un superviviente de la Nakba, un profesor israelí, varios palestinos de Gaza, 16 nacionalidades, cuatro religiones, la prensa internacional y, según se informa, tres miembros del Parlamento Europeo. Se ha invitado a los barcos privados que lo deseen a unirse al grupo. “Seguramente las fuerzas ocupantes de la defensa israelí (IDF, siglas en inglés) nos detendrán pero forma parte del asunto mostrar que Gaza está clausurada”, dijo la portavoz Angela Godfrey-Goldstein. El portavoz de la Oficina de las IDF no comentó qué acciones pensaban tomar. Sin embargo, buques israelíes patrullan regularmente las aguas costeras y niegan a todos los navíos el acceso a Gaza, en violación del derecho internacional. ONGs de todo el mundo hacen un llamamiento para poner fin al asedio a Gaza: Llamamiento Global para Actuar contra la Pobreza (GCAP, siglas en inglés) es una entre muchas. Hay una “creciente alianza entre sindicatos, grupos comunitarios, grupos religiosos, organizaciones de jóvenes y mujeres, ONGs y otras compañas trabajando juntos a través de más de cien plataformas nacionales… para poner fin a la pobreza y a la desigualdad, la injusticia y el sufrimiento humano”. Hay una profunda preocupación por el sufrimiento de 1,5 millones de personas de Gaza bajo el asedio israelí y se pide que se ponga fin al mismo. Quieren que los dirigentes mundiales y el Consejo de Seguridad exijan que Israel “acate inmediatamente el derecho humanitario internacional y las resoluciones de Naciones Unidas y ponga fin a su política de castigos colectivos”, terminando el asedio contra Gaza. Otras voces de ONGs con demandas similares son: Otras: Muchas otras organizaciones por todo el mundo están pidiendo también: El mundo entero no puedo esperar ya. Ni tampoco el pueblo de Gaza, ni el pueblo de Cisjordania, ni todos los que por todo el planeta les apoyamos. Stephan Lendman es investigador asociado del Centro para Investigaciones sobre la Globalización. Vive en Chicago y se puede contactar con él en: lendmastephen@sbcglobal.net
Global Research
Traducido para Rebelión por Sinfo Fernández
Tras la victoria electoral de Hamas del 25 de enero de 2006, Israel concentró sus esfuerzos en oprimir todo cuanto fuera posible a Gaza. Se cortó toda la ayuda exterior. Se impusieron sanciones y embargo económico, y con toda falsedad se llamó organización terrorista al gobierno democráticamente elegido, aislándole. Se reforzó la represión con repetidas incursiones de las fuerzas armadas israelíes, ataques, asesinatos, asesinatos selectivos, arrestos, destrucción de propiedades y todo lo que quepa imaginar, siguiendo una pauta demasiado familiar ya para los palestinos después de seis décadas. Los gazatíes están prisioneros en su propia tierra y durante meses se les ha traumatizado de forma inmisericorde. En junio de 2007, las cosas empeoraron cuando Israel puso en marcha el estado de sitio contra el Territorio, estado de sitio descrito por muchos como medieval debido a su extrema dureza.
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