Mucho más que una crisis financiera
Luis de Velasco
estrella Digital
06/10/08
Lo que eran tres páginas dictadas por el secretario del Tesoro, Paulson, se han convertido en una ley, aprobada finalmente por el congreso de Estados Unidos y rápidamente firmada por Bush, de cuatrocientas cincuenta páginas. Paulson, anterior primer ejecutivo de Goldman Sachs, pensaba que se dirigía dando órdenes a sus subordinados en esa empresa. Pero resulta que los 435 representantes y un tercio de los 100 senadores se juegan su reelección el próximo 4 de noviembre.
Resultado: esas más de cuatrocientas páginas llenas de exenciones impositivas, ayudas de todo pelaje y muchos kilos de pork, que es como en la jerga del Capitolio se califica a las concesiones particulares a los congresistas para sus Estados o lobbies particulares. En total, cerca de ciento cincuenta mil millones de dólares adicionales a añadir a los setecientos mil. Todo sea, según se dice, para proteger a Main Street, es decir, al americano de a pie.
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Entramos en un territorio desconocido y nadie sabe a ciencia cierta si este bailout (o rescue, como se le llama ahora, más pudorosamente) servirá para algo. Algunos, como David Weidner en www.marketwatch.com, afirman que sí ha servido a Goldman Sachs (el más importante, hasta la crisis, banco de inversión y por tanto uno de los responsables del caos), uno de los grandes beneficiados. En otro artículo clave, Gretchen Morgenson habla en el New York Times del pasado 28 de septiembre de una reunión decisiva para salvar AIG, aseguradora con la que Goldman tenía un riesgo de veinte mil millones de dólares. A esa reunión, además del secretario del Tesoro y del presidente de la Fed, asistió el máximo ejecutivo de Goldman. Esta empresa y otras serán los principales beneficiarios, vía contratos, de la implementación del rescate, porque el Tesoro lo va a externalizar. Los que analizan estas crisis desde las alturas angelicales de la teoría económica deberían bajar a tierra de vez en cuando para ver lo que realmente pasa.
Tema fundamental es cómo se vaya a financiar el desembolso del rescate (aunque, según afirman, al final se ganará dinero, siendo el tema clave lo que se pague por esos activos tóxicos). Se hará con recursos externos y aumentará así el enorme endeudamiento. ¿Lo permitirán los acreedores de Estados Unidos y en qué condiciones será posible? Como afirma un alto funcionario del Tesoro en la Administración Reagan, Paul Craig Roberts, "para que los acreedores extranjeros financien este bailout debe ser creíble. Y el mejor sistema para obtener esa credibilidad es combinarlo con una reducción en las otras formas de endeudamiento norteamericano, concretamente el déficit presupuestario y el comercial". Pero, ¿eso es viable?, y ¿con qué efecto en la economía productiva?
Se pueden hace muchas más consideraciones sobre este caos financiero. Pero hay algunas claras. Una, Bush, el peor presidente de la historia del país (y alcanzar ese título no es nada fácil), termina su catastrófico mandato en el absoluto descrédito. Dos, ya no estamos sólo ante un crisis financiera y sólo en Estados Unidos. La crisis está también ya en Europa y en la economía productiva. Una depresión en forma de L, tipo Japón, no es descartable, con España en cabeza de la clasificación. Tres, cuando los historiadores estudien estos hechos y en el plano político y militar el desastre de Iraq, señalarán que se produjo un punto de inflexión en la evolución del Imperio Americano que inició entonces su fase de declive.
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