Vigilancia “orwelliana” irrita a residentes de Reino Unido
Bloomberg News/La Nación.com.py
10/10/08
Ocultas en el follaje junto a un camino en la ciudad costera de Hastings, en el sureste de Inglaterra, hay cámaras digitales. Su objetivo: quienes ensucian los espacios públicos y pasean a sus perros.
Los ojos electrónicos envían imágenes a una unidad de vigilancia, donde se las escanea y almacena como pruebas para procesar a personas que arrojan basura en lugares prohibidos o no limpian la suciedad que dejan sus perros, dijo una portavoz del concejo municipal.
“Se está volviendo algo parecido al Gran Hermano”, dijo Sandra Roberts, de 50 años, tendera de Hastings en referencia a “Mil novecientos ochenta y cuatro”, el libro que George Orwell publicó en 1949, sobre una Gran Bretaña en la que las autoridades espían todos los aspectos de la vida de los ciudadanos.
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Las autoridades locales están utilizando los registros de llamados telefónicos, la intervención de los correos electrónicos y la vigilancia con cámara para detectar infracciones como fraudes, descarte indebido de basura y hacerse el enfermo para no ir a trabajar. Las empresas de telecomunicaciones están por unirse a la lista de monitores de delitos.
Actualmente, 4,5 millones de cámaras de circuito cerrado vigilan los lugares públicos en Gran Bretaña, lo que equivale a alrededor de 1 cámara por cada 15 personas, la proporción más elevada del mundo.
“Hay demasiado de eso ahora, todo este espionaje”, dijo Ivor Quittention, de 80 años, jubilado dueño de tres ferreterías que vive en Hastings. La portavoz de la ciudad, que se negó a ser identificada, dijo que espiar es la manera más fácil de lidiar con algo de lo que los residentes más se quejan.
La Ley de Reglamentación de Poderes de Investigación, bautizada “la carta fundacional de los fisgones” por el grupo de derechos cívicos Liberty de Londres, fue aprobada por el Partido Laborista gobernante en 2000 para legislar los métodos de vigilancia y recopilación de información. El propósito de la ley, también conocida como Ripa (por su sigla en inglés), era ayudar a evitar los crímenes, entre ellos el terrorismo, según el Ministerio del Interior.
Demasiado poder
Inicialmente solo los servicios de seguridad e inteligencia podían invocar la ley. En 2003 el Parlamento extendió los poderes a 474 concejos locales en Inglaterra, Escocia y Gales, así como a 318 órganos estatales, entre ellos 11 parques reales, la oficina postal y el inspector jefe de escuelas.
Desde entonces, las autoridades locales han estado expandiendo el uso de las disposiciones a decenas de infracciones menores. “Ripa da demasiado poder a cualquier hijo de vecino relacionado con el Gobierno”, dijo.
La expansión de la ley propuesta más recientemente requiere que los proveedores de servicios de telecomunicación almacenen el texto de todos los correos electrónicos y detalles de todas las llamadas transmitidas por sus líneas.
El Gobierno recibirá las opiniones del público sobre la propuesta hasta el 31 de octubre. Después la ley será enviada al Parlamento para su consideración.
`Irónico´
De los 163 concejos de Reino Unido que respondieron a los llamados y peticiones de libertad de información de Bloomberg, 95 por ciento dijeron que utilizan Ripa.
East Hampshire, en el sur de Inglaterra, aplicó la ley para atrapar a vándalos que profanaban lápidas sepulcrales. Derby, en el norte de Inglaterra, la invocó para enviar a jóvenes con equipo de grabación a las tiendas a ver si les vendían ilegalmente cigarrillos y alcohol.
“Es irónico que un país que alguna vez fue un bastión de la privacidad, en el que `la casa de un inglés es su castillo´ y en el que eliminaron los documentos de identidad nacional en 1952, ahora sea uno de los más vigilados del mundo”, dijo Toby Stevens, fundador de Enterprise Privacy Group de Londres.
En agosto Paul Griffiths fue llevado a los tribunales y se le impuso una multa de 1.000 libras por permitir que su perro ensuciara el pasto frente a su casa en Bristol. Griffiths dijo que es inocente y que su mascota solo estaba orinando cuando fue grabada por la cámara.
Brian Clements, profesor jubilado de 79 años de Plancton- on-Sea, en el sur de Inglaterra, dijo que las medidas son como “usar un mazo para romper una nuez”. “¿No le habrían encantado a la Gestapo estas camaritas?”, se preguntó.
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