Los «descamisados» de Palin
P. Rodriguez
ABC.es
08/10/08
Alaska no es Argentina. Y Sarah Palin no es Evita. Pero desde que saltó a primera fila de la política de Estados Unidos, la primera aspirante republicana a la vicepresidencia ha adoptado un tono populista tan llamativo como polémico. Sus «descamisados» favoritos son dos categorías no carentes de complicadas aristas sociológicas: los Joe «six-pack» y las mamás del hockey («hockey-mums» en inglés), que plantean el espinoso problema de identificar dónde está la América real y quiénes son sus habitantes.
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Esta insistencia electoral de Palin en presentarse como vecina del «Main Street» ha llegado hasta el punto de provocar un fascinante debate sobre tópicos sociológicos en Estados Unidos. Sobre todo, en lo referente al mítico Joe «six-pack». Una etiqueta asociada con hombres de clase de trabajadora, con pocos estudios y pocos ingresos, valores conservadores y cuyo tiempo libre se supone dedicado a ver acontecimientos deportivos por televisión acompañados por seis latas de cerveza doméstica («six-pack»).
Cerveza contra vino
Sarah Palin se ha definido como una especie de Pepa «six-pack» deseosa de volver a colocar al gobierno federal del lado de la gente de a pie, una estrategia que adereza con generosas dosis de retórica contra el «establishment» político de Washington y la sospechosa sofisticación cosmopolita de Obama. Un conflicto que, en términos etílicos, supone contraponer la popular cerveza con el sofisticado vino. O que en términos gastronómicos se podría caracterizar como la batalla entre la hamburguesa y la ensalada de rúcula.
Aunque en la política de Estados Unidos existe un tradicional afán de conectar con el votante medio, que fácilmente se puede trazar por lo menos hasta la cabaña de troncos donde nació Abraham Lincoln. Palin se está encontrando con fuertes críticas por haber utilizado un tópico como el del fulano «six-pack» tan poco presentable y conveniente elusivo. Como se quejaba la periodista Sharon Theimer, de la agencia Associated Press, «quizá la razón por la que Joe suena tan bien es porque realmente no existe».
Además, tampoco faltan reproches de clase. Las gafas de diseño japonés y unos ingresos superiores a los 200.000 dólares anuales, propios de clase media bastante acomodada, distancian a la gobernadora de la multitud del «six-pack». Según la documentación financiera divulgada por la campaña de McCain, la gobernadora y su marido disponen de un patrimonio superior al millón de dólares, sobre todo concentrado en planes de jubilación y propiedades inmobiliarias. Con toda seguridad, el tan comentado Joe «cervecero» no ha perdido los 20.000 dólares en el batacazo de Wall Street reconocidos por la gobernadora la semana pasada.
En el capítulo de las mamás del hockey, la campaña de Sarah Palin ha servido para sacar a la luz toda esa cultura de madres completamente entregadas en tiempo y dinero a las actividades deportivas de sus hijos. Y sin mucha diferencia con las madres que orientan a su prole hacia concursos de belleza o una carrera en el mundo del espectáculo. A juicio del antropólogo Orin Stara, de Duke University, esta etiqueta de agresividad femenina representaría toda «una declaración de principios post-feministas».
Comentario SDLT: Sospechamos que todos estos temas no son más que un intento por distraer al pueblo y evitar que se pregunte quién es realmente Sarah Palin. Véase: La despiadada Palin y ¡Atención! El fundamentalismo cristiano infiltra el Partido Republicano de EE.UU.
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