Zimbabue: crisis internacional

BBC Mundo

30/06/2008



La crisis en Zimbabue está adquiriendo una internacionalización que quizá no estaba en los planes de Robert Mugabe.
Naciones Unidas, por boca de su secretaria general adjunta Asha-Rose Migiro, lanzó un desafío claro a los asistentes a la cumbre de la Unión Africana, UA, en el balneario egipcio de Sharm el-Sheik.
"Este es el momento de la verdad para los líderes regionales, el secretario general urge a sus excelencias que movilicen apoyo para una solución negociada" sostuvo Migiro, con una firmeza protocolar debió incomodar a Mugabe, que se encontraba en el auditorio.

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Observadores

A esto se suma una declaración de los observadores electorales de la Unión Africana, que han dicho que la reelección de Mugabe no es democrática.
Y la delegación de la UA no está sola en esta evaluación. Los observadores de la Comunidad para el Desarrollo del Sur de África (SADC siglas en inglés) y del Parlamento Panafricano, coinciden en que el clima de violencia reinante antes de los comicios, perpetrados por los seguidores de Mugabe, hizo imposible un proceso transparente.
Robert Mugabe en la cumbre de la UA, escuchando un discurso incómodo.
Como ha ocurrido en otras ocasiones, la Unión africana no es monolítica, ni mucho menos.
Ahora del comportamiento de sus colegas africanos dependerá, en gran medida, el futuro de Robert Mugabe.
Mientras que Zambia, miembro de la SADC, se ha mostrado abiertamente crítico al régimen, países como Tanzania, que ostenta la presidencia de la cumbre de Sharm el-Sheikh, prefieren mostrar cautela.
Preguntado por los periodistas si se dirigirá a Mugabe como "señor presidente", el canciller tanzano, Bernard Membe se mostró irritado.
"No es asunto de la cumbre escoger los títulos de los líderes, es asunto de la cumbre ver que hacemos por el sufrimiento de las masas en Africa" replicó.

"Colonialismo"

Los ataques del Reino Unido y el resto de Occidente le han permitido a Mugabe usar la retórica del anticolonialismo.
Ese discurso, cuyos efectos aún se sienten en un continente que aún recuerda su pasado colonial -que es relativamente reciente- actúa como un escudo protector ante la presión de Londres, París o Lisboa.
Ahora las críticas provienen de esa misma Africa que hasta el momento se ha mostrado reticente a cuestionar su gestión.
En el caso de las críticas de los observadores de SADC, por ejemplo, esta provinieron del jefe de la delegación, José Marcos Barrica.
Este dijo que "la fase pre-electoral se caracterizó por la violencia políticamente motivada, la intimidación y el desplazamiento de personas".
José Marcos Barrica no solo es Ministro de Deportes de Angola, sino que se trata de un país aliado del gobierno de Robert Mugabe, que hasta el momento ha evitado criticar a Mugabe.

Sudáfrica

Se trata de un lenguaje inusualmente duro para una delegación de SADC, a pesar de que el componente sudafricano del grupo quiso rebajar el tono de la declaración.
El presidente sudafricano pide un gobierno de unidad nacional.
Esto coincide con la posición del gobierno de Sudáfrica.
El presidente Thabo Mbeki, mediador oficial de SADC, se resiste a criticar al líder zimbabueano y ha pedido un gobierno de unidad nacional.
Pero Morgan Tsvangirai, el candidato opositor que se retiró de la contienda a raíz de la violencia contra sus seguidores, ya había advertido que no dialogará con Mugabe si este decidía seguir adelante con las segunda vuelta de las elecciones.
Tsvangirai ha ido más allá de la crítica. Ahora pide una fuerza militar de paz africana. Algo que Mugabe nunca aceptará.
La Unión Africana no suele aceptar a líderes que no han sido democráticamente elegidos, pero los observadores que asisten a la cumbre egipcia consideran que no se espera una descalificación tan apresurada.
Pero la presión es inmensa.
Asha-Rose Migiro dijo que la crisis en Zimbabue era el desafío más importante al que se enfrentaba el continente, en cuanto a la estabilidad en el sur de Africa.
Aún no se sabe como responderán sus líderes a ese reto.