Sacerdotes disidentes fundan iglesia pro-chavista en Venezuela

MSNnoticias/AP
30/06/2008



Un incipiente grupo religioso que apoya abiertamente al presidente Hugo Chávez está avivando la ira de los jerarcas de la Iglesia católica venezolana al predicar el evangelio junto al socialismo.
Los fundadores de la recién creada Iglesia Católica Reformada de Venezuela, con sede en la occidental Ciudad Ojeda, sostienen que el apoyo a los ideales socialistas de Chávez va de la mano con el objetivo cristiano de ayudar a los pobres.


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"Nosotros no nos parcializamos con ninguna tolda política, pero no podemos dejar de reconocer y aprobar los logros sociales que ha tenido este gobierno del presidente Chávez," dijo a la AP Enrique Albornoz, un ex pastor luterano que ayudó a iniciar la iglesia, en una entrevista telefónica.
"Nosotros ratificamos que apoyamos los programas sociales de este gobierno revolucionario", acotó.
La iglesia esta formada por un grupo disidente de sacerdotes católicos, luteranos y anglicanos, indicó Albornoz, que juramentó su cargo durante el fin de semana como uno de sus primeros obispos.
La Iglesia Católica Reformada cuenta con cinco santuarios en Venezuela y alrededor de 2.000 feligreses, la mayoría de ellos en el rico estado petrolero de Zulia, a unos 550 kilómetros al oeste de Caracas. Una iglesia de concreto en una barriada pobre de Ciudad Ojeda sirve como cuartel del movimiento.
El cardenal venezolano Jorge Urosa Sabino acusó a los reformistas _algunos de ellos ex sacerdotes católicos excomulgados_ de tratar de dividir a la Iglesia católica, que ha sido un crítico consistente del socialismo impulsado por Chávez, manteniendo al mismo tiempo su estatus como una de las instituciones que más confianza genera entre los venezolanos.
"La aparente finalidad política de esta asociación la desvirtúa como expresión auténtica de la fe cristiana", dijo Urosa Sabino el domingo en una declaración. "La auténtica Iglesia de Jesucristo tiene como fin llevar el anuncio y los dones de Cristo al mundo entero, independientemente del asunto político y de la afiliación partidista de los fieles".
Monseñor Roberto Lückert _ uno de los críticos más abiertos del gobernante_ acusó al gobierno de financiar la nueva iglesia para tratar de frenar la influencia de líderes de la Iglesia católica.
"Esto está pagado por el gobierno", dijo Lückert a la cadena de noticias Unión Radio, sin dar detalles.
"Lo que quieren es acabar con la Iglesia católica y no han podido hacerlo", agregó.
Albornoz negó rotundamente las acusaciones de financiación del gobierno, desafiando a Lückert que "muestre las pruebas de sus acusaciones". También negó que la nueva iglesia tenga una línea política, y argumentó que los jerarcas católicos tomaron partido en la política al expresar abiertamente su oposición a Chávez.
La nueva comunidad religiosa tiene una ideología común con la versión socialista que el mandatario define como "Bolivariana", refiriéndose al prócer de la independencia sudamericana Simón Bolívar, a quien el mandatario venezolano ve como el padre espiritual de movimiento.
En contraste con el catolicismo, la nueva iglesia no rechaza la homosexualidad, permite el divorcio en los casos de adulterio o relaciones abusivas y los sacerdotes pueden optar por hacer votos de castidad o no.
Desde que asumió su cargo en 1999, Chávez ha estado constantemente en conflicto con la Iglesia católica, acusando a sus dirigentes de darle la espalda a los pobres y ponerse del lado de la "oligarquía", a la que considera empeñada en derrocarlo.

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