Gira sionista: La posición proisraelí de Bush enfureció al Medio Oriente
IAR Noticias
19/05/08
El encendido apoyo y los desmedidos elogios de Bush al Estado judío de Israel, durante la celebración de su 60 aniversario, su arremetida bélica contra Irán y Siria mientras el ejército israelí continuaba bombardeando Gaza, logró enfurecer a los propios cómplices árabes de la política sionista en la región, quienes terminaron convirtiendo en un fracaso estrepitoso su gira por Medio Oriente.
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Durante sus cinco días de gira por Medio Oriente, buena parte de los cuales los pasó en Israel, el discurso público de Bush estuvo destinado principalmente a elogiar desmedidamente la política de Israel y a ratificar la alianza de EEUU con el Estado sionista en la región.
"El discurso de Bush ante la Knesset (el jueves) nos puso furiosos", afirmó Abbas a la prensa, según la agencia oficial egipcia Mena, tras una entrevista con el presidente de Egipto, Hosni Mubarak.
El presidente palestino explicó que había comunicado su descontento a Bush.
"Quienes crean que se apoyará un acuerdo que no satisfaga (las reivindicaciones palestinas) se equivoca", declaró por su parte Mubarak.
No es que el presidente egipcio Hosni Mubarak, o el farsesco presidente palestino (que solo controla Cisjordania), Mahmud Abbas, sean antiimperialistas o "anti-Bush" (por el contrario, junto con Jordania, son los más sumisos aliados de EEUU e Israel en la región), sino que su reacción se debió a que el "excesivo" sionismo de Bush los dejó descolocados ante sus propios pueblos.
Como segundo punto, el discurso de Bush estuvo centrado en pedir a sus aliados de la región una condena más explicita al accionar "terrorista" de Irán y Siria para los que solicitó un mayor aislamiento por parte de los países árabes.
En su discurso en Egipto, este domingo, en el cierre de su gira de cinco días por Medio Oriente, Bush reclamó que el mundo árabe amplíe las libertades y aísle a los países que patrocinan el terrorismo, y sostuvo que en la región aún falta mucho "para que pueda brillar la luz de la libertad".
"Es del interés de todos los países pacíficos de la región actuar de forma que estos países dejen de apoyar el terrorismo", dijo ante los líderes reunidos el domingo en el Foro de Charm el Cheij, en Egipto.
Cada país "pacífico" debe "oponerse a los proyectos de Irán de tener armas nucleares", dijo Bush, quien insistió en que no hacerlo sería "traicionar de forma imperdonable" a las generaciones futuras.
"Ha llegado el momento para que las naciones en Oriente Medio abandonen esas prácticas y traten a su población con la dignidad y el respeto que merecen", agregó.
Luego presentó una lista de tareas que a su juicio deberían emprender los gobernantes en la región: hacer sus economías más competitivas y abiertas a los empresarios, aplicar reformas políticas que avancen hacia la democracia, permitir la libertad de información y el imperio de la ley, mejorar la educación, garantizar más participación de las mujeres en la sociedad y evitar la influencia negativa de Irán y Siria.
"Muy a menudo en Oriente Medio la política ha consistido en un líder en el poder y la oposición en la cárcel", afirmó Bush ante el Foro Económico Mundial, una reunión de casi 1.500 líderes políticos y empresarios en el balneario de Sharm El-Sheik.
Además, reclamó a los jefes de Estado árabes una postura clara con respecto al programa nuclear iraní. "Traicionaríamos a la próxima generación si permitimos que el mayor promotor del terrorismo en el mundo adquiera el arma más mortal", advirtió.
El presidente puso como ejemplo en los últimos años los "progresos" en Turquía, Irak y Afganistán, pero criticó a su aliado Egipto. Aunque mencionó su crecimiento económico, declaró: "Debe haber una reforma política. Y espero que Egipto pueda asumir el liderazgo de la región en lo que a esto se refiere."
Sus declaraciones despertaron indignación entre los jefes de Estado y de gobierno árabes, que llegaron a calificarlas como una "desfachatez".
Pero las palabras del presidente norteamericano en Egipto, el domingo, solo fue la gota que colmó el vaso, ya que el malestar y la furia árabe venían desde el jueves, cuando Bush habló ante la Knesset (Parlamento israelí), en el 60º aniversario del Estado judío, y reafirmó la alianza de EEUU con Israel y su fuerte apoyo al gobierno de Ehud Olmert.
Mahmud Abbas, uno de los cómplices que quedaron "descolocados", fue el más duro. "El discurso de Bush en la Knesset nos enfurece, no estamos felices", afirmó a la prensa.
Medios y analistas árabes de la región coincidieron en que el discurso de Bush en Jerusalén fue abiertamente proisraelí y apenas mencionaba las aspiraciones palestinas.
"El discurso de Bush inspirado por la Torah (el libro sagrado de los judíos) causa cuestionamientos sobre el papel de EE.UU. en Oriente Medio", dijo Mursi Atallah, director del diario oficial egipcio Al-Ahram. "Bush sólo quiere apaciguar a Israel", añadió.
El diario estatal sirio Syria Times, que se publica en inglés, acusó al líder de EE.UU. de celebrar el aniversario de Israel "bendiciendo a los ocupantes israelíes y prometiendo más apoyo".
El rey jordano Abdullah, otro de los aliados firmes de Israel y EEUU, dijo en el foro realizado en Egipto que las "celebraciones de independencia son falsas" si otra gente permanece sin Estado.
A su vez, la presencia de Bush en Israel y Medio Oriente coincidió con un incremento de la tensión en la franja de Gaza, donde Israel lanzó numerosos y mortíferos ataques aéreos y terrestres con nuevas matanzas de palestinos.
Este domingo, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, advirtió de que la respuesta de Israel sobre la franja de Gaza, controlada por Hamas, y sobre los disparos de cohetes está "muy cerca".
Olmert, en su primera intervención en el Consejo de Ministros del domingo, señaló: "Nos acercamos a una encrucijada para una decisión sobre cómo se afrontarán las cosas".
Israel "se acerca al momento crucial en relación a la cuestión de Gaza", dijo Olmert al comienzo de la reunión semanal del Consejo de Ministros celebrada en Jerusalén.
"No estaría bien entrar en detalles y mantener el debate en los titulares de los periódicos, pero basta con decir que estamos convencidos de que esta situación en el sur (de Israel) no puede continuar", aseveró el jefe del Ejecutivo israelí.
Por su parte, el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, se entrevistó con la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, del Partido Demócrata, y le pidió imaginar "qué ocurriría si durante siete años fueran disparados cohetes contra San Diego desde Tijuana".
Por otro lado, la propia Casa Blanca reconoció que,la nueva ronda de conversaciones con el primer ministro israelí Ehud Olmert la semana pasada en Jerusalén, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas el sábado, no logró nada significativo.
"Hemos dicho claramente que vemos progresos, pero que no hemos llegado al punto en el que el presidente pueda mantener una reunión con el presidente Abbas y el primer ministro Olmert", declaró un consejero presidencial estadounidense, Stephen Hadley.
Sin "solución final" en Gaza
Desde la invasión militar en gran escala de junio de 2006 (casi simultánea a la masacre aérea perpetrada en Libano) Israel, su socio principal, EEUU, y sus cómplices de la Unión Europea, no han podido concretar su "solución final" en Gaza, cuya resolución estratégica pasa por la destrucción del aparato militar de resistencia palestina de Hamás, y, en lo posible, el exterminio físico de todos sus dirigentes embanderados detrás del "no reconocimiento" del estado judío y de la lucha armada contra los invasores.
Las distintas metodologías instauradas para lograr ese propósito (bombardeos, "guerra civil", bloqueos económicos, genocidios sociales desembozados por medio del hambre provocada) no lograron doblegar a los combatientes palestinos que aterrorizan con sus cohetes artesanales a las ciudades fronterizas israelíes.
En junio pasado, Hamás expulsó a los cómplices locales de Israel en Gaza (Abbas y el aparato militar de Al Fatáh), y esa movida fue respondida con un bloqueo económico genocida contra su población por parte del eje Israel-USA-UE que, según la ONU y las organizaciones internacionales, ya ha llevado a un estado de emergencia alimentaria y sanitaria a un millón y medio de palestinos que habitan la Franja.
Mientras tanto, y entre constantes rumores de guerra en la región que surgen de la propia prensa judía, el Gobierno israelí puso nuevamente la semana pasada a sus fuerzas de seguridad en estado máxima alerta.
En abril pasado, el ministro de Defensa israelí, el ultra halcón Ehud Barak, dijo que "los incidentes nos recuerdan que parte de nuestros enemigos no aceptan el hecho de que estamos aquí para quedarnos. Aun en momentos de dolor no debemos perder el criterio. Estamos conscientes del sufrimiento de los pobladores de Gaza, pero nos es más importante el de los habitantes del sur israelí, que sufren incesantes misiles Kassam y terrorismo".
En Tel Aviv, las versiones de posibles "operaciones simultáneas" a gran escala de Israel contra Gaza, Líbano y Siria, son moneda diaria y corriente entre los analistas y comentaristas judíos.
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