El extraño caso del Avistamiento de un OVNI en Arica
Patricio Borlone
ElMorrocotudo
24/05/08
Ésta es la prueba efectiva de una extraña luz que acompañó a un avión comercial en la noche durante enero de 1963. Lo curioso es que tres testigos confiables observaron el hecho a distancias diferentes, al mismo tiempo.
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Ésta es una situación que en Chile se ha mantenido en secreto por largo tiempo y es la prueba efectiva de una extraña luz que acompañó a un avión comercial en la noche. Lo curioso es que tres testigos confiables observaron el hecho a distancias diferentes, al mismo tiempo.
El suceso, casi desconocido por el mundo chileno relacionado con la investigación de objetos voladores no identificados, dio la vuelta al mundo por ser uno de los pocos casos llamados "trípode", en que existe, a lo menos, tres testigos confiables en el mismísimo instante en que ocurre el hecho. Uno, la tripulación y 75 pasajeros de un vuelo comercial acercándose al aeropuerto de Chacalluta, dos, un fotógrafo en el Alto de Chaca, al sur de Arica y tres, el controlador de tránsito aéreo de servicio.
Si se hace un análisis profundo del caso, en 1963 no había muchos personeros dedicados al tema ovnilógico en Chile y se podrá descubrir que el episodio es extraordinario, ya que para todos los involucrados en el hecho fue su primera vez frente a una situación de las características que se señalan. Por ello, algunos se aferran a que este caso es sencillamente verdadero y ocurrió en la fecha que se indica; lo prueba la edición del diario "Concordia" de Arica, con varias fotografías captadas aquel día y publicadas varias veces como portada, debido a lo impresionante de las imágenes.
Extracto de la nota en el Libro de Novedades de la Torre de Control del aeropuerto Chacalluta de Arica
"El día 30 de enero de 1963, alrededor de las 21:00 horas, se esperaba atender al vuelo 901, un cuadrimotor DC-6 B de Lan Chile que había despegado del aeródromo Cavancha, de Iquique. Su estimada de llegada al aeropuerto de Chacalluta, Arica, era a las 21:30 horas. Se recibe el llamado por la frecuencia de radio, VHF 118.1 megaciclos (hoy MHz) de dicho vuelo -que comúnmente llama solo a diez minutos antes de aterrizar- y solicita información de tránsito aéreo en la zona. Se le pide que se mantenga en escucha en la frecuencia mientras se realizan los contactos con el Centro de Control de Área de Antofagasta (ACC) y la torre de Iquique, por si existían vuelos militares dentro de la extensión correspondiente, sin información de plan de vuelo. Se incluyó así mismo a la torre de control de Tacna, Perú, que está muy cerca de la frontera con Chile, y su respuesta también fue negativa.
Se le señala al piloto del vuelo 901, que no hay tránsito conocido de aviones en su ruta hacia Arica, a lo que responde que a pocos minutos de encontrarse en vuelo después del despegue de Cavancha, se le forma una luz de regular tamaño y circular, a unos 200 metros de su ala derecha y que vuela a su misma altura. Como la situación era anormal y no está permitido por la legislación aeronáutica volar a aquella distancia, menos en horas nocturnas, excepto haya un acuerdo previo, se informa al ACC de Antofagasta lo que está sucediendo con el vuelo 901. El encargado del ACC tomó nota de la información, pero nada se pudo hacer. Al pasar de los minutos, LanChile 901 está volando sobre la capa de nubes que cubre el área y está entrando a la zona en que puede descender desde los 7.500 pies que vuela; se autoriza a descender a 3.000 pies (1.000 metros) para prepararse para la aproximación a la pista en uso.
Después de 6 minutos, el piloto informa que está volando bajo la capa de nubes, (stratus cúmulos), que tiene a la vista la ciudad de Arica y que aún permanece la luz a su costado derecho. Empleando la fraseología técnica se le solicita que encienda sus luces de aterrizaje que van ubicadas en el medio de cada ala en el DC-6B, para tener opción de ubicarlo con los prismáticos. Realiza la acción y se le identifica en una suerte de final largo a la pista en uso y también se observa la luz que lo acompaña. La visión del conjunto avión y luminiscencia acompañante se observa por unos siete segundos durante el descenso y luego la extraña luz, realiza un increíble giro de 90° hacia arriba y se pierde a través de la capa nubosa, desapareciendo de la vista del observador desde la torre de control, de la del piloto y los 75 pasajeros del vuelo".
Aquella misma noche y a la misma hora del 30 de enero de 1963, en el Alto de Chaca, el fotógrafo y comerciante ariqueño, señor Gino Rossi, captó dicho evento y la imagen que se presenta en este artículo, dio la vuelta al mundo por lo inusitado de la toma que se realizó con una cámara Nikon con un teleobjetivo de 200 mm. y una exposición de 5 segundos, lo que hace que la circular figura de la extraña luz captada, parezca un "gusano"; si Gino Rossi la hubiera tomado como una instantánea, se habría visto una circunferencia. Así lo señaló al diario La Concordia" el día que fue entrevistado.
Las personas que fueron testigos de la evolución de la luz que acompañó al vuelo 901, tanto desde la cabina del avión, de la elevación del Alto de Chaca o desde la torre de control de Chacalluta, fueron primerizos en observar algo extraño en el cielo nocturno, que desconocían cual era su procedencia. Cada uno sabía que se trataba de algo que no tenía una explicación valedera, pero que sí existía, "porque lo estábamos viendo", señaló uno de los pasajeros del vuelo 901 e insistió que no fue un espejismo o ilusión generalizada. El comandante del avión, señor Cid, apuntó encontrarse sorprendido de la actitud de la luz, aunque no era amenazante, le pareció que en cualquier momento explotaría y su nave junto a ella.
Mi impresión fue que algo inexplicable y que no podría corresponder a una nave hecha por el hombre o a algún experimento humano, puesto que se mantuvo cerca del ala del DC-6B por 24 minutos sin realizar ningún movimiento, excepto mantenerse cerca de la aeronave. El controlador de tránsito aéreo que fue también testigo, no pudo identificar el objeto o luz, pese a sus conocimientos sobre meteorología, aeronáutica, física y otras ramas del saber. Tal vez la experiencia fue impactante para muchos de los involucrados y varios hayan tenido para su futuro, una mirada distinta de las cosas y del desarrollo de la vida.
Desde ese 30 de enero de 1963, el que suscribe se propuso leer, estudiar e investigar todo lo que no tuviera una explicación racional, con estricto rigor científico.
Si bien es cierto que en la actualidad existen una serie de experimentos militares y científicos que podrían ser confundidos con las formas que podría tener un ovni, hace 45 años, el hombre no tenía los conocimientos suficientes para imaginar un dispositivo que volara a una velocidad determinada y repentinamente, realizara un giro brusco en ascenso y acelerara en diez veces su velocidad.
A los pocos días del suceso, llegó desde Antofagasta, una comisión de oficiales de la Fuerza Aérea de Chile y retiró el Libro de Novedades de la Torre de Control...
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