Los predicadores de la discordia en la campaña norteamericana
Mario Diament
La Nación
24-05-2008
"La idea de que la religión y la política no se mezclan fue inventada por el diablo para evitar que los cristianos gobernaran su propio país", proclamaba el reverendo Jerry Falwell, el poderoso pastor evangelista norteamericano muerto el año pasado.
Su punto de vista puede parecer un tanto estrambótico, pero de ninguna manera es aislado o ingenuo.
Las recientes dificultades que los precandidatos presidenciales de ambos partidos han tenido con una ristra de controvertidos pastores cristianos y los esfuerzos que han debido hacer para distanciarse de ellos demuestra hasta qué punto la religión sigue siendo el pivote oculto de la política norteamericana.
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El primero en quedar expuesto en su relación peligrosa con un clérigo fue Barack Obama.
Su pastor y mentor espiritual y el hombre que consagró su matrimonio, el reverendo Jeremiah Wright Jr., de la Trinity United Church of Christ , resultó ser una figura altamente divisiva.
Unos videos que comenzaron a aparecer en Youtube lo mostraban mientras fustigaba a la política norteamericana por "terrorista", acusaba a la Casa Blanca de fomentar la drogadicción entre los jóvenes negros, defendía al dirigente racista Louis Farrakhan y justificaba los ataques del 11 de Septiembre.
En un principio, Obama intentó rescatar al hombre de su discurso. Pero, cuando a fines del mes pasado, ante el Club de Prensa, en Washington, el reverendo Wright afirmó que la epidemia de sida había sido iniciada por el gobierno norteamericano para diezmar a las minorías raciales, Obama no tuvo más remedio que salir a denunciar a su ex mentor y cortar todo vínculo con él.
Reverendos en problemas
Los republicanos no habían terminado de regocijarse con el traspié de Obama, cuando otra serie de videos, esta vez relacionados con el reverendo John Hagee, un influyente televangelista que había comprometido su apoyo a la candidatura de John McCain, comenzaron a circular.
El reverendo Hagee, de la Cornerstone Church de San Antonio, Texas, afirmaba en sus prédicas que Dios había creado el huracán Katrina "para castigar a Nueva Orleáns por sus pecados homosexuales", se refería a la Iglesia Católica como "la Gran Prostituta del Libro de las Revelaciones" y sostenía que "aquellos que viven según el Corán tienen el mandato de matar a cristianos y judíos".
Preocupado por la resistencia que encontraba entre los evangelistas más conservadores, McCain procuró, mientras pudo, ignorar el contenido de las diatribas de Hagee y rescatar su influencia en los círculos de la llamada Derecha Cristiana.
Pero cuando trascendió que Hagee había declarado en uno de sus sermones, a comienzos de este año, que "Dios había permitido el Holocausto para forzar a los judíos a retornar a la Tierra Prometida", el candidato republicano tuvo que rescindir su asociación con el predicador antes de que el escándalo se volviese inmanejable.
También tuvo que desprenderse de otro de sus apoyos estratégicos, el reverendo Rod Parsley, un teleevangelista fundador de una megaiglesia en Ohio quien, según la revista Mother Jones, había hecho un llamado a los cristianos a la guerra contra el islam, a la que consideraba "una falsa religión" y había comparado al movimiento pro Planificación Familiar con los nazis.
Por si todo esto no fuera suficientemente extravagante, también Hillary Clinton apareció repentinamente envuelta en una de esas conjuras dignas de una película de Hollywood.
Una elite misteriosa
Una serie de artículos periodísticos y un libro a punto de aparecer vinculan a la ex primera dama y todavía contendiente a la candidatura demócrata con un grupo ultraconservador denominado The Fellowship Foundation o simplemente "La Familia".
Este grupo secreto, oficialmente un grupo de estudios bíblicos y un círculo de oración, fundado en 1935 por un predicador noruego llamado Abraham Vereide, reúne hoy en día a algunas de las figuras más conservadoras de la elite del poder en Washington.
Según el libro The Family: The Secret Fundamentalism at the Heart of American Power ( "La Familia: El Fundamentalismo Secreto en el Corazón del Poder Norteamericano" ), del periodista Jeff Sharlet, Hillary se unió a La Familia en 1993, cuando se integró a un grupo de estudios de la Biblia junto a las esposas de los políticos conservadores Jack Kemp y James Baker.
Sharlet afirma que La Familia considera que en las sociedades masificadas sólo importan las elites, los líderes políticos que pueden construir "el dominio de Dios sobre la Tierra".
La prensa suele hablar de "las dos Norteaméricas", lo roja conservadora y la azul liberal.
Pero bajo la superficie de esta aparente división, existe una amplia confluencia rojiazul azuzada por predicadores millonarios, convencidos, como lo estaba el reverendo Falwell, de que el diablo existe y conspira para impedir que los buenos cristianos hagan los Estados Unidos a su imagen y semejanza.
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