Obama envió un aviso a WikiLeaks con la petición de cárcel para Thomas A. Drake

STLToday/Nación Red
16/06/10

Thomas A. Drake trabaja en una tienda de ordenadores de Apple. Por las noches prepara su defensa. Se enfrenta al gobierno de su país que le pide 10 años de prisión. Se le acusa de filtrar información confidencial de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para la que trabajaba. De su defensa se encarga un abogado de oficio.

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Hace años, Thomas A. Drake, tuvo la evidencia de que algo olía a podrido en la NSA. Contactó con un periodista y le hizo llegar información, al parecer mediante correos cifrados, que hacían referencia a una sospechosa decisión interna relacionada con un ambicioso programa informático de control de las comunicaciones.

Para The New York Times la petición de la fiscalía es la prueba de que la administración Obama no está dispuesta a pasar por alto las filtraciones de información clasificada. En 18 meses en el cargo, el Presidente Barack Obama ya ha superado a todos los presidentes anteriores en la persecución de fugas de información confidencial. Su administración ha tomado acciones que hubiesen provocado duras críticas políticas a su predecesor, George W. Bush.

Drake fue acusado en abril. En mayo un traductor del FBI fue condenado a 20 meses de prisión por proporcionar documentos clasificados a un bloguero. Esta semana el Pentágono confirmó la detención de un analista de inteligencia de 22 años de edad del Ejército del que se sospecha que ha filtrado material (un nuevo video) y cables clasificados a Wikileaks.

Con Bush en la Casa Blanca, cinco fiscales y 25 agentes del FBI fueron asignados al caso Drake. Para entonces un artículo de Siobhan Gorman en The Baltimore Sun había desvelado el despilfarro de la NSA y la ineficacia de los programas sobre los que Drake había advertido, sin ningún éxito. Más de un billón de dólares invertidos en tecnología desfasada.

Aunque las investigaciones contra Thomas A. Drake comenzaron en la época en la que George Bush ocupaba la Casa Blanca ha sido con la llegada de Obama a la presidencia (y su procurador general, Eric H. Holder Jr.) cuando el acoso judicial a Thomas A. Drake se ha intensificado. Esto se interpreta como un claro mensaje dirigido a frenar las filtraciones dentro de la Adiministración. Más todavía desde que WikiLeaks publica episodios poco remendables sobre la “otra vida” de la Administración.

El “caso Drake” evidencia, como ha escrito Scott Shane en The New York Times, la tensión entre el secretismo y la democracia en una nación donde la prensa es una institución de vigilancia más antigua que la burocracia del espionaje.

Steven Aftergood, director de proyectos en la Federación de Científicos Americanos y especialista en la gestión de información confidencial, desde una perspectiva democrática, ha denunciado que Drake podía haber caído en desgracia al servir a ambos partidos para enviar un claro y contundente mensaje que disuada a WikiLeaks y a cualquier “topo” dispuesto a seguir los pasos de Drake. Además, Steven Aftergood, cree que Obama se siente ultrajado por algunas filtraciones. Los republicanos también exigen mano dura. “Todos contra Drake”, como explica el propio Steven Aftergood:

El Congreso quiere una cuantas cabelleras. Estos procesos se impulsan sobre una base bipartidista

Trailblazer: el “juguete” del General Hayden

Los problemas de Drake tienen su origen en un programa de selección de comunicaciones denominado Trailblazer que fue desarrollado en la época en la que el poderoso General Hayden era el máximo responsable de la NSA. Posteriormente sería designado por Bush director de la CIA.

Trailblazer fue desarrollado a partir de experiencias de compañías de “marketing electrónico”. El experimento, a pesar del multimillonario presupuesto destinado al mismo, fue un un fracaso. Cumpliéndose todas las advertencias de Thomas A. Drake. Tanto es así, que la NSA fue incapaz, horas antes del 11-S, de analizar dos mensajes telefónicos interceptados a Al Qaeda en Afganistán.: “El partido comienza mañana” y “Mañana es la hora cero”. De hecho, no fueron traducidos hasta el día 12.

En septiembre del 2004, el Departamento de Justicia comenzó a objetar legalmente las escuchas indiscriminadas en territorio de EE UU sin mandato judicial. Y abrió una investigación, con apoyo de senadores y congresistas, que tuvo que ser cancelada cuando el Departamento de Defensa no concedió a los funcionarios de Justicia las credenciales de seguridad necesarias para revisar sus expedientes.

El software de “la Agencia de Seguridad Nacional” fue, además de un fracaso, un despilfarro descomunal y un atentado contra las libertades civiles. El juguete del General Hayden descabalgó a un programa (Thin Thread) que había demostrado su eficacia antes del 9 / 11 de septiembre y que contenía medidas de seguridad para no atentar contra las libertades civiles. Thin Thread fue abandonado en favor de Trailblazer, porque este último programa tenía más apoyo político y era el favorito del entonces director de la NSA, el General Michael Hayden. Thomas A. Drake, ahora perseguido judicialmente por la Administración Obama, denunció el despilfarro del programa Trailblazer, pero también la supresión de las garantías para las libertades civiles, que las aplicaciones de este “programa” implicaban. Creía que ThinThread ofrecía una protección más eficaz de la privacidad de los estadounidenses que Trailblazer.

Fue una dura batalla dentro de la agencia entre los partidarios de uno y otro programa. “Los partidarios de ThinThread eran una minoría muy ruidosa”, ha explicado un ex asesor de la NSA y colega en la Agencia de Drake, que ha recordado desde el anonimato, algunas frases lapidarias que le escribía en mails y notas, Thomas A. Drake:

Este lugar está casi totalmente corrompido.

Drake, a quien sus amigos describen como un hombre tenaz, a veces obsesivo, denunció por los cauces reglamentarios las “fallos” de Trailblazer. En su intento de “frenar un despilfarro delirante y sospechoso” desarrolló una estrecha relación con algunos miembros de la “junta de personal”, que le escucharon con atención, sobre todo Diane S. Roark, que rastreó las denuncias de Drake e informó a la Comisión de Inteligencia de la Cámara. Meses después la casa de Diane S. Roark fue “allanada”.

Con la información suministrada por Thomas A. Drake, el periódico The Baltimore Sun, publicó varios artículos. Era el 26 de febrero de 2006 y la exclusiva publicada por The Baltimore Sun era recibida como una bomba en el desayuno del General Hayden. Un hombre duro y polémico que defiende el control de Internet y la tortura.

Aquel reportaje sacaba los colores al General Hayden y a la poderosa NSA por despilfarrar millones de dólares en dos programas informáticos totalmente ineficaces (Trailblazer y un “programita criptológico” que había costado 300 millones de dolares). Entre los dos, 1,2 billones de dólares. Lo que Drake no pudo hacer por los cauces internos, lo hizo saltándose, aparentemente, la ley. Creía que estaba obligado a hacerlo y lo hizo.

Matthew M. Aid, autor de un libro sobre la historia de la NSA, mantiene que aquellas revelaciones apenas dañaron la seguridad nacional y que si a algo contribuyeron es a presentar a la opinión pública un caso de despilfarro y de ineficacia en la gestión, que además, dañaba la seguridad nacional.

Jesselyn Radack del Proyecto de Responsabilidad Gubernamental (PRAO), un grupo sin fines de lucro que defiende a los denunciantes, dijo que la Ley de Espionaje, redactada en 1917, no debe utilizarse para castigar a los que denuncian errores del gobierno. Además desde su blog confirma la teoría del mensaje presidencial que envía Obama a WikiLeaks, a través de de la petición de cárcel, para Thomas A. Drake.

Sin embargo, la Administración Obama, quiere a Drake en la cárcel. Lo acusa de distribuir información clasificada que había jurado proteger y de llevarse a casa informes secretos de la NSA, la creación de una cuenta de correo electrónico cifrado para enviar mensajes al periodista del Baltimore Sun, obstrucción a la justicia y destruir documentos.

Aunque Obama comenzó su presidencia con la promesa de transparencia, sus asesores le han convencido para endurecer las acciones contra las filtraciones. En un discurso de noviembre, el principal “jurista” de las agencias de inteligencia, Robert S. Litt, denunció “las filtraciones de información clasificada que han provocado pérdidas específicas e identificables en las capacidades de inteligencia.” Prometió actuar “en los próximos meses” y ha cumpido.

Los amigos de Thomas A. Drake también creen que “Tom” ha cumplido. Chris Frappier, un amigo cercano desde la escuela secundaria en Vermont, describe a Drake como una persona fascinada por la tecnología y los asuntos internacionales, socialmente torpe y con “un increíble sentido del deber y del honor”

“Para Tom Drake, un hombre que ama a su país y ha dedicado la mayor parte de su vida a servir, esto es particularmente doloroso”, dice su abogado, James Wyda, que añade:

Los principios están en juego en este proceso.

Al ser despedido de la NSA, Thomas A. Drake, encontró un trabajo como profesor de Universidad. Perdió el trabajo el mismo día que fue acusado de filtrar secretos y poner en peligro la seguridad nacional. Drake, pasa las noches preparando su defensa y ponderando los problemas de la NSA, que aún le preocupan. Por el día trabaja en una tienda de Apple.

Un senador republicano celebró la acusación contra Thomas A. Drake:

El daño que a nuestra seguridad nacional han causado las fugas no se detendrá hasta que veamos un par de culpables con monos naranjas.

No se refería al General Hayden.

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