Hallazgo inesperado sobre como el cerebro procesa lo que vemos
Rutgers / EFN
25/07/09
Unos Investigadores en el Centro para la Neurociencia Molecular y Conductual de la Universidad Rutgers en Newark han demostrado la necesidad de desarrollar un nuevo marco de trabajo para entender la estabilidad de la percepción visual y el modo en que vemos el mundo, con su descubrimiento sobre que el cerebro procesa, pero no trasmite a la consciencia, las señales visuales que se obtienen durante los movimientos del ojo.
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El proceso de ver requiere que los ojos se muevan de forma que la luz pueda llegar a los fotorreceptores en el centro de cada retina, la cual transmite entonces la información al cerebro. Si fuésemos conscientes de los estímulos que pasan ante los ojos durante las dos o tres veces que estos se mueven por segundo, la visión consistiría en una serie de sensaciones de rápido movimiento en vez de una percepción estable del mundo. La teoría actual sobre cómo se alcanza la estabilidad de la percepción visual sostiene que la información visual obtenida durante un movimiento del ojo se elimina, como si fuese suprimida por el obturador de una cámara fotográfica, y no es incluida en el procesamiento de datos visuales.
Ahora, una nueva investigación conducida por Bart Krekelberg y Tamara L. Watson muestra que la teoría de la supresión sacádica es incorrecta, y que el cerebro procesa la información obtenida durante el movimiento del ojo aunque bloquea su transmisión.
En otras palabras, en vez de suprimir completamente la señal visual durante los movimientos del ojo, el cerebro la procesa como información que no necesita trasmitir a la consciencia.
Los resultados se obtuvieron utilizando una ilusión óptica en la que mostrando una línea horizontal se hace que un círculo subsiguiente parezca una elipse. En el estudio de Watson y Krekelberg, justo antes de un movimiento del ojo se presentaba la línea a los participantes en los experimentos.
De ser correcta la teoría convencional, la línea sería eliminada del procesamiento visual y cabria esperar que los sujetos de estudio declarasen ver con el aspecto de un círculo a éste. Sin embargo, a pesar de que los participantes no recordaron haber visto una línea, la imagen que afirmaron haber visto no era un círculo, sino una elipse. En otras palabras, los participantes experimentaron la ilusión, incluso a pesar de no ser conscientes de la línea que causaba esa ilusión.
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