Ante el foro sobre utilización estratégica de la propiedad intelectual para el desarrollo y la prosperidad en los países menos adelantados

Lillian Álvarez
Rebelión
24/07/09

La crisis global ha desatado un sinnúmero de debates sobre cómo enfrentarla y paliar sus efectos. Algunos analistas se acercan a la catástrofe desde la posición egoísta de los privilegiados, con la sola intención de salvar el sistema y sus prerrogativas, sin importarles que sean una vez más “los pobres de la tierra” los que paguen los platos rotos; otros, desde la posición contraria, tratan de construir con urgencia alternativas justas y solidarias.

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Según una noticia divulgada por la OMPI, los días 23 y 24 de julio se reunirán en Ginebra diversos ministros de los países menos adelantados (PMA), otros altos funcionarios del sector público y jefes de organizaciones regionales relacionadas con la propiedad intelectual (P.I.) para debatir sobre la aplicación de políticas en esta materia destinadas a la potenciación de la prosperidad y el desarrollo y a la creación de riqueza en dichos países.

En el Foro de alto nivel sobre la utilización estratégica de la propiedad intelectual en aras de la prosperidad y el desarrollo , los altos funcionarios encargados de la formulación de políticas podrán intercambiar puntos de vista y experiencias a fin de determinar las prácticas y las soluciones más adecuadas para afrontar las dificultades comunes a todos ellos. En el foro se darán cita altos representantes de los PMA, concretamente los ministros de Bangladesh, Benín, Camboya, Djibouti, Etiopía, Lesotho, Madagascar, Maldivas, Malí, Nepal, Ruanda, Senegal, República Unida de Tanzania y Uganda.

Aunque hablar, en medio de esta crisis global, de “prosperidad y desarrollo” parecería incongruente, hay que prestar atención a este foro. Una visión auténticamente nueva del tema de la propiedad intelectual, podría efectivamente ayudar a que los llamados PMA sean capaces de reducir los terribles costos sociales que les está acarreando la crisis en sectores tan sensibles como la salud y la educación.

La OMPI, como sabemos, ha sido criticada en diversos momentos por su parcialidad a favor de los titulares de derechos. Hace unos días, en la propia ciudad de Ginebra, médicos, académicos e industriales farmacéuticos de América Latina coincidieron que el acceso a las vacunas contra la gripe A estará condicionado “por las fuerzas del mercado y la protección de las patentes". "En un momento en que el mundo vive una pandemia de gripe porcina, es fascista admitir que por razones de mercado los países más pobres, los menos preparados para enfrentar la enfermedad, no podrán acceder en igualdad de condiciones a una vacuna que puede salvar miles de vidas", dijo el presidente del Sindicato de Médicos de Rio de Janeiro, Jorge Darze. No parecen haber cambiado mucho las cosas.

Después de tantas críticas, resultaría inadmisible que la OMPI -que ha trabajado sobre la base de los planteamientos hechos a través del Comité sobre Desarrollo y Propiedad Intelectual- continuara con la promoción de las mismas fórmulas que han favorecido la exclusión y acepte que la propiedad intelectual pueda impedir el acceso de los más pobres a los medicamentos, como prevén ocurrirá con la vacuna contra la gripe A (H1 N1). Los tiempos exigen proposiciones realmente nuevas.

El programa de la reunión, para aproximarse en alguna medida a sus objetivos, deberá concebir el análisis de nuevas propuestas como las sugeridas por los Países Amigos del Desarrollo en 2004[1] <#_ftn1>. En el documento detallado, presentado posteriormente[2] <#_ftn2>, este grupo de países planteó la necesidad de acabar con la idea de que el desarrollo es consecuencia directa del fortalecimiento de la protección de los derechos de propiedad intelectual —interés de los titulares— sin tener en cuenta la evaluación de sus consecuencias para la sociedad en general y la particular situación de los países del Sur.

En aquella propuesta se expresaba: “Si bien es posible que en determinadas circunstancias la protección de la propiedad intelectual fomente la creatividad y la innovación, no es la única manera ni necesariamente la más eficiente o adecuada para hacerlo en todas las oportunidades y en todos los sectores de la economía”. Asimismo, se defendía la necesidad de que la OMPI examinara y tuviera en cuenta todas las características de los derechos de propiedad intelectual vigentes, así como los costos económicos y sociales que la protección de la propiedad intelectual puede imponer a los países en desarrollo y países menos adelantados, y a los consumidores de conocimientos y tecnologías, tanto en el Norte como en el Sur.

También se señaló como importante para el logro de los objetivos del desarrollo que la OMPI examine “sistemas no relacionados con la propiedad intelectual y/o sistemas no exclusivos para promover la creatividad, la innovación y la transferencia de tecnología, por ejemplo, pautas de colaboración abierta en la investigación, creación de programas informáticos de código abierto y gratuitos, sistemas de responsabilidad pecuniaria y fomento de la creatividad tecnológica en aras del bien público, reconociendo a la vez los beneficios y costos que entraña cada sistema”.

Además de los temas propuestos, esperamos que en el foro se traten la promoción del el software libre (que es más económico y seguro y brinda la posibilidad de eliminar la dependencia tecnológica de las grandes corporaciones), el apoyo a nuevos modelos abiertos y auto-organizativos de publicación científica, el uso de políticas nacionales apropiadas relativas a criterios de protección, validez de los derechos, limitaciones y excepciones a los derechos exclusivos de los titulares por razones de interés de la educación y la salud, medidas para la protección y ampliación del dominio público, entre ellas las iniciativas para la creación de espacios comunes entre países a los que se puedan incorporar los resultados investigativos financiados con fondos públicos, la urgencia de prohibir la apropiación de estos resultados por parte de empresas privadas, entre otras muchas iniciativas posibles y necesarias.

Recordemos que la propiedad intelectual no es un fin en sí misma y por tanto el ejercicio de derechos exclusivos, solo debe ser reconocido y aceptado cuando no sea posible lograr los mismos resultados con la aplicación de sistemas no excluyentes.

Aún con las mejores intenciones, sin un pensamiento auténticamente nuevo sobre este tema, sería imposible que desde la propiedad intelectual pueda ayudarse a los países pobres a enfrentar una situación tan dramática. Se dice que de las grandes crisis nacen las grandes soluciones. Esperemos que en este foro tengan un espacio decisivo la creatividad y el sentido de la justicia y de la solidaridad que requieren estos tiempos.

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